Como un desastre
Utahime Iori es débil.
No tenía calificaciones altas en fuerza física, por lo que tampoco tenía aptitudes para maniobras con una herramienta maldita lo suficientemente fuerte como para contrarrestar las deficiencias de ataque que acarreaba su técnica maldita y su complexión. Ella aún no lo aceptaba, pero ya había llegado a su límite en el alcance combativo cuerpo a cuerpo.
Si tuviera una habilidad que le permitiera atacar a largo alcance, podría mejorar sus estadísticas, pero no la tenía. Por lo tanto, incluso si llegaba a ser grado 1 en algún momento, lo más probable era que moriría en un par de meses, a menos que su iniciativa de trabajo en equipo con los nuevos alumnos tuviera éxito. Y quizás, si afinaba un poco más su técnica, entonces podría combatir sola.
Pero su debilidad no yacía solo en su defensa y en su ataque —todo practicado y afilado desde muy corta edad para sobreponerse a las dificultades—. Utahime también era débil de corazón.
Demasiado blanda para cuidar a sus estudiantes. Demasiado llena de compasión para el frío mundo de la hechicería. Lo había sido desde que él la conoció, y él había esperado que, tras llenar sus manos de sangre de maldiciones y tras muchas despedidas, el calor de su alma se hubiera enfriado y se hubiera vuelto algo así como una cosita apática y silenciosa, como Shoko, envolviendo su corazón con vendas antisépticas gélidas, cubriéndolo y escondiéndolo del mundo que reiteradamente bombardeaba su mente con crudeza y violencia, mirando desde la segunda fila cómo las personas con las que había crecido y se había congraciado se desvanecían en un espiral de sangre y caos.
No sucedió. Las muertes y despedidas pesaban en su alma, pero no corrompían su espíritu. Utahime volvía a levantarse y trataba de luchar por la gracia de vivir un día más, y por las caras que no volvería a ver. Su motivación era frágil, al depender de su endeble existencia, que podía torcerse con tanta facilidad y darse por terminada.
Con todo eso presente, a Gojo le costó mucho darse cuenta del arma de doble filo que era la doncella de santuario.
Ella era peligrosa. No tenía el tipo de peligro convencional de su rango, pero para Gojo podía resultar aún más mortífera. Una amenaza para el hechicero más fuerte. Tan débil, y de una cuna simplemente antigua, pero no tan importante, que había sido olvidada tras años de devoción sin hechiceros hasta su generación. Utahime Iori tenía la extraña habilidad de poner nervioso a la encarnación más reciente de una técnica muy antigua y valiosa.
Ella no era importante. Tampoco estaba dotada de una fuerza excepcional. No venía de un linaje prominente de hechiceros destacados. Y aunque tenía una cara especialmente bonita, no era algo que debería sacudirlo lo suficiente; Satoru Gojo, en carne y hueso, era igualmente hermoso para la posteridad.
No había razones para detenerse en medio del pasillo y seguir con la mirada a Utahime, como sus coletas saltaban con pequeños brincos cuando trotaba hacia la oficina del ascendido a director de Tokio, Yaga Masamichi, para informar su nuevo plan de estudios para los de primer año, emocionada por su puesto de profesora asistente. Ni tampoco para guardar silencio cuando ella se reía con Mei Mei o Shoko, creyendo que él no estaba cerca para irritarla.
Gojo se quedaba congelado en las sombras, sintiendo cómo la sonrisa de ella lo golpeaba de forma física y visceral. Le costaba respirar, y eso a Gojo lo irritaba.
Emociones que no podía mantener a raya, peligros inminentes que podían acarrear la destrucción de cualquier cosa a su paso si no se quedaban rezagados en los lugares donde él los había puesto, y que Utahime sacaba sin esforzarse. Cosas como el anhelo y las mariposas en el estómago nunca habían sido necesarias para pelear, y ciertamente, no las había necesitado para sobrevivir cuando un asesino o una maldición acechaban.
En momentos de debilidad como esos, la voz tranquila de Suguru Getou —que no tenía que colarse en su mente porque ahora era un prófugo condenado a muerte— volvía a retumbar en su cabeza. Pero esta vez, en lugar de acusarlo y maldecirlo por nacer y desperdiciar su don, se revolvían recuerdos con pequeñas palmas fantasmales, retazos de una amistad que se desvanecía en sus hombros, y le decían que quizás estaba un poco azotado por la senpai Iori.
Como si eso siquiera fuera posible. La deserción de Getou sonaba más plausible, y era más real.
...
La gente no lo toca. No sin su permiso. Pero ahí estaba él, dejando que Utahime lo empujara hacia atrás cuando estaba demasiado encima de ella. Orejas y mejillas escarlatas, el ceño fruncido y palabras inconexas mientras ella lo regañaba por su excesiva familiaridad con ella, pero que no entraban completas por los oídos de Gojo, cuando todo lo que veía eran los labios rosados y recién humectados, brillando demasiado para sus preciosos ojos.
Utahime se había maquillado, pero su rubor por estar enojada con él era más oscuro. Estaba tan bonita que Gojo sentía que perdía el aliento. Se había arreglado para una reunión formal, y no se daba cuenta de las miradas que recibía por su elegante kimono y su maquillaje discreto, y ahí estaba él, tratando de que ella lo mirara.
No era justo: toda la gente lo miraba, lo esperaba, deseaba una segunda mirada de él, pero ella lo veía como un chicle pegado a su zapato, y eso lo frustraba. Él no debería estar pidiendo su atención, pero antes de que su cerebro se lo recordara, ya se encontraba siguiéndola y hablándole, a pesar de su renuencia.
Odiaba cómo se sentía su piel tocando la suya por encima de la ropa, como una mancha caliente y dolorosa que Gojo solo deseaba que se repitiera. Quería deshacerse de todos esos sentimientos, pero solo se intensificaban con el tiempo. Cada gesto de ella aceleraba su corazón hasta recordarle que, al final de todo, solo era un adolescente que sentía demasiado por una chica.
Pero quizás, el problema en sí mismo era que no odiaba en absoluto lo que ella lo hacía sentir, ni evitaba lo suficiente que aquellas emociones encadenadas se desbordaran por ella; y quizás, eso era lo más peligroso de todo.
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Cuando escribí esto estaba terminado por segunda vez la trilogía de Príncipe Cruel, así que vino inspiración ajaja. Como la obra está relatada desde el punto de vista de Jude, me gustaba reflexionar sobre cómo Cardan interpretaba también algunas cosas según lo que le confesada a Jude (Ya que él siempre decía cosas las cuales parecían de odio, cuando en realidad añoraba a Jude), de ahí me surgió la idea de que Utahime odiaba tanto sentirse atraída por Gojo debido a su personalidad, pero que podría ser algo similar para Gojo, puesto que aparentemente Utahime es con él todo lo contrario a lo que sería una amante atractiva que trata de encantarlo, porque ella en realidad no lo hace, pero de igual manera se siente atraído por ella.
Y para la cereza al pastel de negación de sentimientos, 💜GojoHime Teen 💜 porque ciertamente Gojo Teen es más idiota que el Gojo adulto ajajaja incluso si es más abierto para sus sentimientos. La adultez realmente viene para encapsular.
También vino a mi mente la confesión del Señor Darcy donde le dice de todo a Elizabeth para concluir con un profundo "pero sabe, la amo a pesar de toda la lista de insultos que le dije y que trataba de usar para convencerme que no lo hacía". Eso último sonaba demasiado a Gojo tras negar los sentimientos tanto tiempo 🤣
Algo que quería en este capítulo era iniciar con una frase condenatoria hacia Gojo como lector, algo que te haga decir de entrada "con un demonio, ya empezamos" y tú queriéndole pegar; y luego terminar como una especie de condena para Gojo, como si al final él es quien tiene la soga de sus sentimientos y está ahorcándose con ella cada vez que decide ceder a Utahime y pensar "oh, si, él está tan perdido en esto". ¡No se si se logrará el efecto, pero hice mi mejor esfuerzo 🤣✌🏻! Y la canción también estaba genial, escúchala y lee la letra si todavía no te has tomado el chance. Todas las canciones de la Gouta Week tiene un significado tan genial para aplicar al ship 💜
El próximo será el último capítulo y es el que más me emociona por compartir 💜, gracias por haberme acompañado en todas estás semanas para dar por terminado este conjunto de drabbles :"") Me ha hecho muy feliz finalmente haberlos compartido. ¡Nos leemos pronto!🌼
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