Cap 1. La chica de las flores


Frisk tenía tan sólo seis años cuando supo que sus hermanos mayores habían muerto. Una trágica noche invernal en la que su madre la había estado abrazando fuertemente a modo de autoconsuelo de lo que presentía que estaba por suceder, la aparición de su padre en la sala había sido suficiente respuesta para ella de que sus más grandes miedos se habían cumplido.

Había escuchado con claridad la noticia, pero no lo había digerido hasta que se sintió sola en la habitación que los tres compartían.

A partir de ahí, todo comenzó a volverse oscuro.

No sólo se había vuelto hija única, sino que contempló cómo poco a poco su pequeña familia se disolvía conforme pasaba el tiempo. Pese a que había un esfuerzo por ambos de seguir adelante, el dolor que llevaban consigo era un peso demasiado grande que ninguno de los dos pudo suportar; lo cual les generó los constantes pleitos entre ambos, que si bien evitaban hacerlo frente a su pequeña, sus gritos le eran suficiente para la humana para saber que las cosas no estaban marchando bien.

Su padre rara vez aparecía en la casa a causa de su trabajo, y su madre se cerraba a sí misma en la cocina. Finalmente, y sin entender cómo o qué había pasado realmente, su madre un día la había llevado con demasiada prisa al auto. Le había explicado en el transcurso lo suficiente para saber que se iban lejos de la ciudad para tener una nueva vida juntas.

Una nueva vida en la que ya no podían contar con su padre.

Se habían mudado a un pueblo bastante retirado de la ciudad. Su nueva casa era demasiado grande para una familia de dos, pero nunca se quejó por el bien de su madre. Nunca quiso causarle más angustias y pesares de los que por si parecía que seguía cargando pese a la distancia recorrida, por lo que poco a poco Frisk tomó el hábito de no expresar sus emociones negativas con el fin de ser fuerte para su madre.

Comprendía de cierta manera por qué su madre se había vuelto demasiado sobreprotectora con ella, pero sentía que exageraba en varios aspectos en el desarrollo de su vida. Uno de ellos, el que no pudiera ir a una escuela normal (la educaba en casa), por lo que había terminado dedicándose por completo a su hobbie favorito.

Le gustaba cultivar el inmenso jardín que tenían alrededor de su casa. Gracias a ella, mucha gente pasaba por el lugar por tan sólo contemplar el bello panorama que mostraba la gama florida de su hogar. Nunca lo había expresado abiertamente, pero por cada flor que cuidaba se acordaba de los tiempos cálidos que había pasado siendo una familia unida. Había aprendido bien después de todo el pasatiempo que le había enseñado su padre en sus tiempos libres.

Y así fue como pasó de ser una solitaria niña a una casi inexpresiva señorita que sólo hablaba con las flores.

-Hey, despierta idiota.

Literalmente.

Poco a poco comenzó a abrir sus alargados ojos y pudo contemplar a la flor dorada que tenía al frente mirándole con ligero reproche. Estaba más que acostumbrada a su presencia a todas horas, por lo que lo consideraba su mejor y único amigo. Pese al mal carácter que resaltaba en la planta, ella sabía que había bondad en él por la forma que la cuidaba aunque no lo admitiera. Un claro ejemplo de ello era la cobija que la arropaba en ese momento y que sabía de antemano quién se la había puesto.

-Buenos días, Flowey.

-Otra vez te quedaste dormida en el hibernadero, tonta –le regañó mientras la ayudaba con sus alargadas lianas a levantarse, casi forzándola a estar de pie pese al cansancio que mostraba la humana –Si no te apresuras vendrá la cabra que tienes por madre a buscarte y no quiero verla por aquí otra vez.

-Si... -se estiró suavemente –No quiero tener que volver a arreglar el desastre que hicieron la última vez.

-Ella se lo buscó –se excusó en lo que disminuían sus lianas poco a poco, al grado de quedar de él únicamente como una simple flor –Ahora vete antes de que sea tarde. No querrás perderte el espectáculo de hoy por atrasarte en tus cosas.

El soñoliento semblante de la humana cambió por completo ante la mención del día. Había esperado emocionada aquello y por fin su esfuerzo iba a verse reflejado exitosamente. Se acomodó su corto cabello con las manos en un vano intento de peinarlo adecuadamente y desarrugó su vestido quitándole las pequeñas ramas que pretendían colarse en sus ropas.

-Muchas gracias por recordármelo, Flowey –Una vez sintiéndose lista para salir se dirigió hacia la puerta –Nos vemos en unas horas.

-Si, si –La flor la miró con ligera exasperación –Feliz cumpleaños, y esas cosas raras...

...

Frisk se apresuró a entrar a su casa, procurando no hacer nada de ruido por si su madre aún estaba dormida. Pero una vez que puso un pie en el pasillo que conectaba hacia su cuarto, sintió una emblemática presencia detrás de ella que no tuvo que hacer esfuerzo alguno para percibir quién era.

-Buenos días, mamá.

-Buenos días, mi niña –Al escucharla tranquila se giró sin temor, pero en cuanto vio su semblante notó que había sido un error concluir tan pronto –Quería darte una linda sorpresa de cumpleaños, pero vaya que la que se dio una sorpresa fui yo al no verte una vez más dormir en tu habitación como niña decente.

-Lo siento, yo...

-Lo sé, lo sé –Toriel suspiró resignada, no quería regañarla en su día especial –Sé que te gusta cultivar tus plantas, mi niña, pero tampoco es sano que te pases todo el tiempo con ellas.

-Papá solía hacerlo... -comentó por lo bajo.

-Será mejor que te des un baño antes de desayunar –ignoró por completo sus palabras por el bien de su temperamento –Estás llena de barro, mi niña.

Obedeció sin protestar. Tomar un baño era una excelente idea para relajarse antes de disfrutar su día.

Frisk cumplía 21 años, lo que la hacía oficialmente un adulto. Había esperado por mucho tiempo ese día no sólo por el entusiasmo de ser responsable de sus actos, sino por el hecho de que, tras varios años de cumpleaños siendo únicamente ellas dos solas, por fin vería a su padre; celebrando juntos como la familia que solían ser.

Cada año, su padre le mandaba algo, por supuesto, pero no se comparaba con las ganas de querer verlo. Al menos de cierta manera sabía en dónde se encontraban ellas, pero no dejaba de preguntarse por qué su padre nunca había hecho el esfuerzo de unírseles en algún momento. Todo le había parecido tan extraño y tan rápido...

Sacudió su cabeza alejando todo pesar y angustia. Este día más que nunca quería pasarlo muy bien y más cuando le tenía una sorpresa a su padre de algo en particular que había aprendido por su cuenta a cultivar.

Al bajar a desayunar se topó con un espléndido y dulce desayuno. Se sentó inmediatamente ante el hambre que repentinamente hizo aparición con tal vista. Toriel apareció con una sonrisa en lo que le servía amablemente y le dejaba un paquete frente a ella.

-Feliz cumpleaños, Frisk.

Procurando no atragantarse abrió el pequeño obsequio con ligera prisa. Una pañoleta alargada y amarilla yacía en sus manos.

-Sé que no es mucho, pero...

-Es perfecta –se la colocó en su cuello al igual que su madre solía colocarse los suyos –Muchas gracias, mamá.

-Y... Sé que esto no será del todo tu agrado, pero... -Suspiró antes de proseguir –Te mandan esto.

Frisk tomó el sobre que su madre le estaba extendiendo un tanto extrañada, pero en cuanto vio la caligrafía del remitente no tuvo que hacer un esfuerzo para saber que, una vez más, su padre le mandaba una carta en el día de su cumpleaños. Ni siquiera la abrió, simplemente la contempló seriamente sin emplear palabra alguna.

En su última carta, hacía un año, le había dicho que estaría presente en su cumpleaños 21 al celebrar que su pequeña se habría vuelto toda una adulta. Sin embargo se encontraba ahí, teniendo una de sus cartas y estando como siempre ellas solas fingiendo que todo estaba bien. Había aguantado por mucho sus emociones por el bien de su madre sin cuestionar sus decisiones, sin embargo...

-¿Porqué?

Toriel apartó la mirada de su hija un tanto apenada sin saber qué responderle. Sabía de antemano que era realmente lo que le estaba interrogando y sabía que en algún momento llegaría aquel momento, pero nunca se había preparado lo suficiente como para querer darle las explicaciones que necesitaba tener.

-¿Por qué nos apartamos de papá en verdad? ¿Qué es tan importante que no lo pueda ver nunca?

-Mi niña...

-Ya no soy una niña –aclaró con seriedad –No pueden seguir tratándome como una.

-Apenas llevas un par de horas siendo mayor de edad, Frisk, no pretendas ser una cuando no has vivido lo suficiente –Le regañó sin pensar en sus palabras. –Si se ha hecho todo esto, es para protegerte...

-¿De qué? –Sin darse cuenta, se había levantado un tanto disgustada, ya no podía seguir aguantando sus emociones -¿De qué tienen que protegerme? Tú vives en tus miedos y mi padre vaya que hace bien cuidándome en su ausencia.

-Cuida tus modales, Frisk –La monstruo se paró molesta –Estás a salvo y eso es lo que importa.

-No porque se hayan ido mis hermanos, significa que también me pase a mí –lo dijo en casi un susurro, pero la expresión de su madre le dejaba en claro que la había oído.

Tomó sus cosas y se retiró sin decir nada más. No quería decir cosas que lamentaría luego.

Se dirigió de vuelta al hibernadero. Si se quedaba en su cuarto, tarde que temprano su madre la obligaría a salir de ahí y en verdad no quería reprochar con ella. Acarició uno de sus laureles para calmarse y se sentó en una silla desgastada que tenía ahí un tanto consternada consigo misma.

Se había prometido controlar sus emociones por el bien de su madre y había acabado expresando su disgusto. Por supuesto, tuvo la suficiente sutileza de no explotar ni gritarle, pero aun así se sentía culpable.

Reacomodó su pañoleta como un tic nervioso y se acordó del sobre de su padre. No quería leerlo ante el disgusto de una vez mas no poder verlo, pero al menos quería una explicación contundente que le aclarara el porqué de la distancia entre ellos.

En cuanto lo abrió le llegó el dulce aroma de flores con el que su padre siempre perfumaba sus cartas. Una ligera risa salió de su parte al recordar el comentario de su madre con ello al pensar que era un detalle demasiado femenino de su parte, pero para Frisk, era una especie de vínculo que tenía con él al ser ambos amantes de las flores.

Su caligrafía nunca había sido perfecta, pero era suficientemente legible. Pero en esa vez, la carta estaba redactada en máquina de escribir. Aquello la había desconcertado un poco, ya que siempre había procurado tener el detalle con ella de ser lo más casero posible. Pero lo más extraño era lo cortante que era.

"Estimada Frisk D. Sé que esperaba una carta de su padre, pero me temo que esta vez tengo que hacerme cargo personalmente de sus asuntos personales sin importar de quien se trate. Por lo que le envío de su parte su regalo que, como única heredera, le corresponde por derecho al ser oficialmente mayor de edad. Esperando que haya pasado un feliz cumpleaños, le envío un cordial saludo. Atte. G.

PD: Siga cuidándose la espalda.

Frisk se quedó estática por varios minutos, sin entender del todo a qué se refería. Al revisar el resto del contenido del sobre, no pudo creer lo que había en él.

-¿Pero qué...? –Revisó más de una vez los papeles que tenía en las manos sin poder creérselo, pero por más que los sacudía seguía teniendo el mismo contenido –No entiendo...

-¿Qué no entiendes?

Flowey había aparecido casi a lado de la humana, la cual ni se inmutó de su estadía en el lugar. Seguía viendo los documentos que tenía en sus manos. Un tanto curioso, mágicamente creó varias lianas y se elevó a suficiente altura para ver el contenido recargándose un poco en su hombro.

-¿Eres rica ahora?

-Eso... eso parece.

Los papeles que sostenía Frisk dictaban escrituras de una pequeña propiedad y una cuenta bancaria a su nombre con una cantidad exorbitante de dinero. ¿Su padre siempre había sido rico? No recordaba eso...

-No entiendo lo que está pasando, Flowey –Bajó un poco los papeles con un aire de tristeza -¿Qué me están ocultando? ¿Por qué tanto misterio? ¿De qué quieren protegerme? ¿Quién es G? ¿Por qué realmente estamos separadas de mi padre?

Flowey no dijo nada, pero evitó la mirada de la joven.

Frisk suspiró profundo, inhalando el dulce aroma de sus flores para relajarse por completo. Guardó los papeles en el bolsillo de su delantal.

-Tengo que ir a verlo. Está claro que mi madre no me dirá nada, así que si quiero respuestas las tendré que conseguir de él en persona.

La flor seguía sin verla directamente, parecía incluso estar perdido en sus propios pensamientos. Cosa que extrañó por completo a la joven.

-¿Flowey?

-¿Y qué planeas hacer entonces? ¿Escaparte? Porque no creo que la cabra te deje ir como si nada.

-En efecto –El semblante de la humana cambió extrañamente –Me escaparé a la ciudad.

Estaba más que determinada a buscar a su padre. No los odiaba a ninguno de los dos, pero estaba harta de tantas cosas que le ocultaban. Nunca le dijeron cómo fue que sus hermanos habían muerto, en qué trabajaba su padre, porque habían tenido que irse al pueblo más lejano y casi al borde de las ruinas, ¿y ahora resultaba que le daba una cantidad enorme de dinero sin ninguna explicación? Nada tenía sentido para ella.

Escuchó cómo la flor suspiraba un tanto resignada a lado suyo.

-Iré contigo.

La humana lo vio con sorpresa.

-No habrás pensado en dejarme con la loca de tu madre ¿cierto? –Le reprochó molesto –Además, tengo que asegurarme de que no cometas nada estúpido... cosa que sé que tarde que temprano harás con lo idiota que eres.

Frisk sonrió con dulzura. Para Flowey, decir aquello significaba "me preocupas" a su modo.

-Antes que nada... -con sus lianas le puso algo en su cuello, cosa que desconcertó un poco a la joven castaña –Ten.

Vio como le había colocado un guardapelo de oro con forma de corazón. Los recuerdos la invadieron por ese instante conmoviéndola por completo. Se parecía mucho a los que tenían sus hermanos.

-Se lo robé a tu madre –explicó su crimen con total indiferencia –Lo tenía demasiado guardado, pero no fue un problema para mí.

-No puede ser un regalo de cumpleaños si lo robaste, Flowey.

-Pues tómalo como quieras. –Reprochó con disgusto –Es tuyo ahora. No pienso devolverlo de donde lo tomé.

Con un ligero temblor en sus manos, abrió el guardapelo con cuidado y contempló la foto que tenía en su interior. Sus hermanos mayores sonreían plácidamente a la cámara: Asriel, (el que evidentemente era el hijo biológico) abrazaba con alegría a la niña que, al igual que Frisk, había sido adoptada por la familia de monstruos. Chara era muy parecida a ella, salvo que era mayor por cinco años, y sus mejillas eran hermosamente rosadas a comparación de ella que parecía ser completamente pálida. Claro que el color no podía verse en la fotografía, pero Frisk lo recordaba perfectamente.

Sin darse cuenta, una lágrima había estado recorriendo su rostro.

-Muchas gracias Flowey. –Se limpió sus lágrimas con una sonrisa –Es lo mejor que me han dado hoy.

-¿En verdad eso crees? ¿Tener mucho dinero y una propiedad no fue nada para ti? Eres más tonta de lo que creí.

Frisk simplemente rio, estaba más que acostumbrada a la forma de ser de la flor.

-Antes de irnos, quiero ir a ver lo que le tenía preparado a papá ¿Me acompañas?

-Si no hay de otra...

Se enredó en el brazo de la joven como regularmente lo hacía para acompañarla sin necesidad de arrastrar sus raíces en el suelo y salieron del lugar. 


...

He aquí un capítulo nuevo de este fic!! **aplausos grabados**

Antes que nada, una disculpa por la tardanza en actualizar esto, pero fue por dos cosas:

Una es porque trabajo mucho (tres trabajos para ser precisa) y hago lo posible por escribir poco a poco en mis tiempos libres (cosa que amo hacer porque me relaja de toda tensión, además claro de dibujar).

Y dos porque... estaba preparando la página de este fic! Sip, tuve la rara idea de hacerle su blog para subir con mayor creatividad la galería de lo que surja de este fic. Pueden verlo aquí: 

  https://flapperflorist.tumblr.com/  

Aun anda en construcción, pero es porque apenas ando terminando los comics y perfiles, sin contar el hecho de que ando considerando hacerle su propia página también a mi otro fic, pero aun no estoy segura, jeje (muchas cosas locas me vienen a la mente, aaaahhh). Ustedes que opinan? (no de lo que estoy loca, sino el que debería de hacerle su blog también al otro fic).

Michi fuera!

:)

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