Cap 103. Ring, Ring
Estar amarrada en una silla ya era una cosa, pero contemplar a Asgore Dreemurr ante ella, el monstruo y mafioso más peligroso de todo el país, ya era demasiado para su alma temerosa. Bonnie ni siquiera era capaz de verlo hacia sus ojos demoniacos sin entrar en pánico, pero estaba obligada a hacerlo por la postura en la que estaba. Donde un búho mayordomo se esmeraba en darle la comida en la boca al no poder ser capaz de hacerlo por su cuenta y siendo evidentemente esa intención. En otro tipo de circunstancias, tal vez aquella comida tan vistosa y con buen aroma le habría parecido deliciosa, pero ahora todo le sabía a cartón ante el temor de estar degustando lo que pudiera ser su última comida.
Y no ayudaba para nada escuchar cómo el alma retorcida del ser ante ella se divertía con la reacción que visiblemente le provocaba en ella.
-Vaya que fue un elemento escurridizo, señora. Mi gente no había podido dar con usted en todos estos años pese a que no debía de ser tan difícil. —Comentó la bestia con demasiada calma. Terminándose un bocado sin apartarle la vista desde el otro extremo de la larga mesa. Su voz era demasiado grave y varonil. —Dígame una cosa, ¿siquiera sabía que la estaba buscando?
Bonnie no respondió ante el temor en aumento que le producía saber que en efecto no había sido una coincidencia que se la llevaran a ella. ¿Acaso era lo que había querido advertirle Lyra? ¿En dónde se encontraría ella? Tenía muchas preguntas que su miedo no le permitiría formular ante el temor de que fuera por el resto de su familia también en cualquier momento. La imagen de su hermana sin una oreja por tratarse de la "equivocada" estaba demasiado presente en sus pensamientos ahora.
Pero mucho más, el hecho de recordar que Wingdings le había dicho sobre quién había resultado ser el verdadero asesino de Arial.
-¿Mmh? ¿No quiere hablar? Vaya, es una pena. —Claramente no era el caso, ya que el alma de la bestia hizo resonar mucho más una risa que coincidía a la perfección con su sonrisa repleta de colmillos blancos como el marfil. —Tenía mucho interés en conocerla al ser la pieza de la que menos conozco sus motivaciones, pero de la que jamás podré olvidar la potencia de su voz. Contra alto creo que se le dice, ¿no?
Aquello le llamó demasiado la atención. ¿Le había escuchado cantar? ¿En qué momento? Estaba segura de que habría podido ver a la enorme bestia en cualquier sitio por más grande que fuese. A simple vista, podía calcular que medía unos tres metros con todo y cuernos. ¿Cómo era que algo de semejante tamaño no fuese sencillo de encontrar a como lo habían descrito los medios durante un tiempo? Comenzaba a pensar que aquello había sido una mentira más para comunicar que todo estaba bajo control en una ciudad que claramente estaba patas arriba.
-Vamos, señora. Cuénteme algo. Estoy seguro de que usted es todo menos aburrida, así que entreténgame. —Puso sus enormes manos anilladas sobre la mesa de forma amenazante. —No me gusta que me hagan perder el tiempo.
-Y-yo... no sé qué decirle. —Terminó mencionando en voz baja y sin poder dejar de verlo ante la insistencia del búho a lado suyo, colocando su ala bajo su barbilla para que ni siquiera pudiera bajar su cabeza. —N-no entiendo qué es lo que quiere de mí.
-Conocer sobre usted, primero. —La bestia nuevamente le sonrió al ver que finalmente estaba accediendo. —Sé que su nombre artístico fue Bon-Bon, pero nunca supe su nombre. ¿Cuál es?
-Bonnie.... Bunny.
-¿Bonnie Bunny? Vaya, tiene sentido, jajajajaja. —Su fuerte risa le hizo querer encogerse mucho más en su asiento. —Bon-Bon. Li-Li y Ari-Ari. Un trío bastante peculiar.
-¿D-dónde está Lyra? —Finalmente se atrevió a preguntar tras ello.
-Eso me gustaría saberlo, señora. —La bestia respondió sin preocupación alguna, pero evidentemente siendo algo que no le había agradado del todo. —Pero descuide, muy pronto podrán estar las tres juntas una vez más y para siempre.
-¿Qué...?
-Usted es una coneja de linaje puro, ¿no es así? Conserva a la perfección la habilidad de escuchar aquello que no puede decirse siquiera con palabras para huir a tiempo de sus posibles depredadores. Pero mucho más, es una madre que tiene que ver por una múltiple familia digna de su propia especie. —Le interrumpió el monstruo con todo el afán de mantener aquel temor en ella. —Mi equipo me informó al respecto cuando finalmente dieron con usted. Supongo que fue un buen regalo de bodas de mi parte que le haya quitado la suegra a quien estaba casándose con su hijo, ¿eh? Jajajajaja.
-N-no... lo veo así... señor. El amor a la familia es algo que se multiplica y comparte.
Aunque estuviera con mucho miedo, no le gustaba que estuviera hablando mal de su querida familia. Pero teniendo eso en mente, dio con algo que tal vez no era bueno que estuviera escuchándolo de manera tan intrusiva con un ser que no merecía ni la más mínima pizca de consideración sobre su persona. Y por mucho que fuese algo fugaz, había resonado lo suficiente para ahora no poder apartarle la vista con toda la atención sobre su ser. Teniendo verdaderamente su curiosidad tras esa sonrisa afilada y mirada dorada demoniaca que aun la mantenía alerta de sus propios movimientos.
La palabra familia era importante para él. Pero no con un concepto de alegría y cariño como venía siendo para cualquier ser. Sino como algo que le producía la agonía suficiente para querer aquello lo más lejos posible de él. Algo a evitar por razones que no lograba comprender ante tanta falta de información que no estaba segura de querer saber en otro momento.
Pero por la forma en la que Asgore Dreemurr le observaba ahora, tenía claro que el sujeto había querido que lo hiciera. La había estado poniendo a prueba sobre qué tanto podía descubrir por más oculto que lo tuviera hasta para sí mismo.
-Interesante, está escuchando mi alma sin que se lo pidiera antes. —El monstruo de gran tamaño recargó ambos codos sobre la mesa, prestándole mucha más atención que habría matado de un infarto a cualquiera con aquella mirada tan fija. —¿Y bien? ¿Qué es lo que sabe de mí?
-L-lo suficiente. —Bonnie se limitó a responder.
-¿Y qué es "lo suficiente"?
-¿Me matará por saber demasiado?
-Jajajajajaja, por supuesto que no. Las mujeres son más valiosas vivas que muertas. —Aquello había sonado demasiado aterrador de su parte, pero no podía explicar siquiera cómo es que podía saberlo. —Sobre todo aquellas que comprenden a la perfección lo que es querer seguir adelante tras tanto dolor. Son las que tienen mi atención absoluta. Es por ello que usted tiene mi atención, señora Bunny. Aunque no sepa mucho sobre usted aun, comprendo desde antes su instinto de lucha ante adversidades porque pude escucharlo directamente desde usted. Justo en su potente voz junto a sus amigas.
Bonnie tuvo que hacer memoria tras eso. Si bien les había gustado cantar en todo momento en que se reunían, si las había escuchado a las tres, significaba que había sido aquella vez en la que se habían atrevido a cantar ante un público, queriendo luchar por sus sueños conjuntos. Y tras ese evento, había desencadenado que Lyra quisiera robarle a unos mafiosos que aparentemente habían estado presentes. Y poco después, había perdido a Arial tras un asalto bajo su propia casa, pero siendo algo desmentido a estas alturas. ¿Acaso por haberlas escuchado... las había estado cazando desde entonces?
-Si le gustó tanto nuestro canto, ¿por qué acabar con nosotras? ¡No tiene sentido! —Terminó alterándose un poco con eso.
-Oh, me encantará volver a escucharlas cantar, pero no es realmente por sus canciones que las he querido conmigo, señora. —El monstruo guiñó un ojo, cosa que solo hizo que se perturbara más de lo que ya estaba. —Verá, me interesa demasiado su potencial para escuchar. Y si bien hay muchas conejas en el mundo de donde pudiera enfocarme, la he elegido a usted precisamente por ser gran amiga de las otras dos cuyas habilidades también me interesan. Las tres juntas se comprenden demasiado, se cuidan sin dudar y cuidan a los suyos aunque pudiera costarles la vida. Sin contar que son de linajes puros y aquello implica que conservan intactas su habilidades mágicas. Eso me sirve demasiado.
-N-no entiendo... Lyra y...
-Vamos, estoy seguro de que ya se dio cuenta también de eso. —La retó con la mirada. —Sé que no es tonta, por eso se dejó atrapar pese a no tener oportunidad alguna. Solo que necesitaba comprobarlo por cuenta propia. Esa curiosidad me agrada.
Bonnie bajó sus orejas con horror al no querer siquiera escuchar algo de eso, lo que ocasionó que la bestia se levantara de su asiento mientras volvía a reírse una vez más. Si lo estaba insinuando, significaba que... No, no lo estaba insinuando, se lo estaba afirmando.
-¿Quieres reunirte con ella? Estoy seguro de que le encantará verte.
Evidentemente no fue una pregunta amistosa ni una sugerencia de su parte. Al no tener alternativa, fue obligada a seguirle una vez que la soltaron de su asiento, pero no de sus manos atadas con fuerza. El monstruo mafioso le hizo caminar a lado suyo pese a que era imposible seguir el ritmo de sus alargados pasos, estando con demasiada calma y confianza de que no podría escaparse ni aunque lo intentara con algo de ingenio. El pavor que le producía era demasiado para hacer caso a sus peticiones y el monstruo jefe lo sabía de antemano con la arrogancia que irradiaba en todo su ser. Sabía la ubicación de su familia y obviamente era más rápido y fuerte que cualquiera. Suficiente para no querer cometer una locura inmediata.
Bonnie no comprendía muchas cosas y no estaba segura de querer entenderlas, pero el simple hecho de dar con un mínimo grado de esperanza de que estuviera con vida... le era más que suficiente para seguir caminando entre lo que parecía ser una extraña bodega repleta de trofeos que solo pudieran tener sentido para alguien tan retorcido como su acompañante. Desde algunas cosas que pudieran estar en cualquier vitrina de tienda de antigüedades como máscaras viejas, relojes y demás, hasta partes humanas que solo hicieron que quisiera vomitar y tener que contenerse de inmediato. Tal vez aquel mito de que la Bestia comía carne humana no era tan descabellado, pero recordando justamente esa cuestión... ¿qué era de Frisk en todo eso? La cachorrita había hablado con total sinceridad de haber creído durante tantos años ser su hija, pero no había cabida para esa clase de cariño en todo lo que le estaba tocando observar y escuchar en el entorno que pisaba el monstruo jefe. No había manera que en aquella sensación retorcidamente auténtica hubiera esa clase de compasión para que le hubiera hecho sentir de esa manera que actualmente le producía total tristeza saber que no había sido verdad. Porque si bien se había tratado de una niña, Frisk era demasiado directa al preferir no andarse con rodeos. Algo en todo eso no tenía sentido definitivamente. Aunque claro, si se llevaba demasiado bien con los Gaster, tal vez su percepción de las cosas estaba demasiado distorsionada que no lo había podido ver a tiempo.
No, no. Definitivamente no podía dejarse llevar por esa clase de cosas ahora. Tenía que enfocarse en lo que parecían ser detalles importantes que pudieran ayudarle a salir de ahí a la brevedad. ¿Tal vez robando algún arma de ahí? Había varias en el entorno, pero dudaba que pudiera manejar alguna de ellas a su favor.
Y por estar prestando demasiada atención en el entorno que solo le producía miedo en cada paso que daba, pudo escuchar algo que la mantuvo demasiado alerta por lo inverosímil y algo aterrador que era aquello. Terminando deteniéndose por un segundo al observar más de la cuenta el punto donde había percibido aquel susurro que no cualquiera habría podido percibir por más experiencia que se tuviera en la magia oyente.
Había un alma en aquella dirección. Un alma diferente a lo que había escuchado en toda su vida.
-Interesante, lo escuchó, ¿no es así? —No era una pregunta retórica evidentemente. —Después le pediré algo con eso, pero por ahora, le permitiré un momento de calma en cuando se comprometa a portarse bien. La otra ya lo entendió.
Al momento de que el monstruo jefe abrió la puerta, en verdad no pudo creer lo que estaba viendo con sus ojos que entraron en llanto inmediatamente al recibir de vuelta la mirada de la esqueleto apresada de manos en un pilar de la habitación tan oscura en la que se encontraba. Una mirada de horror y ausencia de brillo que no coincidía para nada con la mujer que había convivido tanto, pero que definitivamente era ella.
Había llorado tanto aquella vez, le había tocado consolar a sus hijos ante la furia desatada del viudo que no pudo pensar en consecuencias. Le había tocado tener que seguir sola con tantas cargas, tomando decisiones que no hicieran en vano los esfuerzos que juntas habían tratado de construir... Pero ahí estaba en verdad.
No podía creerlo... Estaba viva... Arial estaba viva.
Si el monstruo jefe dijo algo tras eso, ni siquiera le importó ni mucho menos quiso prestar atención. Sin dudar, había corrido directamente hacia su amiga para abrazarla como pudiera, siendo algo complicado ante el amarre de manos de ambas, teniendo que limitarse a colocar su cabeza sobre el hombro de la esqueleto para que ella hiciera de alguna forma lo mismo mientras lloraba silenciosamente. Dejando que la Bestia se apartara y las encerrara juntas en lo que sin duda alguna era una prisión.
Si duró varios minutos así o incluso horas, no pudo saberlo hasta que una de sus mejores amigas finalmente habló. Sonando como si llevara varios días sin poder emitir palabra alguna, pero queriendo mostrar el humor que siempre le había caracterizado en sus recuerdos.
-Te ves tan vieja, Bon-Bon.
-Bueno... los años han pasado. —Hipó un poco por el llanto aún presente, pero finalmente pudo apartarse un poco de ella para contemplarla apropiadamente. —No puedo creerlo... Estás viva.
-Sí, lo estoy. Pero supongo que eso no es tan bueno como parece.
-¿Qué...? Ari, ¿cómo fue que terminaste aquí?
-La tierra que creímos soñada en realidad está llena de corrupción, Bon-Bon. Y lo que más precio tiene en esta ciudad, es la información que pueden obtener sobre ti mismo. —Aquello no le decía mucho, pero optó por no cuestionarle nada más ante el dolor presente. —¿Tú cómo terminaste aquí?
-Su maldita gente interrumpió la boda de mi hijo.
-¿Boda? ¿Cuál de todos...?
-Ronnie. Justo con Shyren, ¿puedes creerlo? —Por primera vez pudo esbozarle una sonrisa por contar algo que ambas comprenderían en sentimiento sin decaerse mucho más. —Creo que a Li-Li le hará muy feliz saber que seremos familia.
-¿La viste? —La esqueleto intuyó de inmediato.
-No, pero recibí su mensaje... a medias. —Aquello le confirmaba que en efecto habían estado juntas durante todo ese tiempo en el que las habían dado por muertas. Al menos no estuvieron solas tras tantos años, pensó. —No sé en dónde esté ni cómo se encuentre, pero definitivamente estuvo haciendo lo posible para mantenernos a salvo. Aunque me temo que no fue suficiente su actitud rejega contra mi entusiasmo.
-El cuento de nunca acabar, jeje... ¿Y cómo están tus niños? —Bonnie se limitó a asentir a modo de respuesta positiva, no estando para brindar detalles tan específicos con eso por ahora. —¿Y tu esposo?
-Muerto. Un asalto. —Se encogió de hombros. —Ya hace unos años de eso.
-Oh... lo lamento mucho. Siempre me encantaron sus fotografías.
-Lo sé...
-¿Y... cómo están?
Sabiendo por quiénes estaba preguntando tras algo que visiblemente no se había a atrevido a soltar por temor a la misma contestación, Bonnie apenas y pudo esbozar una sonrisa al no saber qué responder de inmediato. ¿Cómo decirle que su familia se había vuelto un grupo de delincuentes armados y peligrosos? No quería romperle el corazón ante la dura realidad que seguramente era para ella descubrir que llevaba ausente de ellos tantos años, perdiéndose su crecimiento y el cariño que sin duda alguna les habría hecho falta. Al menos como madre, comprendía a la perfección ese sentimiento, aun cuando llevaba aparentemente algunos días de haber sido apartada de sus gazapos.
-Son un desastre sin ti. –Terminó respondiendo con algo de gracia. –Les has hecho falta.
-Supongo que eso de ser asesino no le ha de ser sencillo.
-Así e-eeehhhh...Espera. ¡¿Ya lo sabías?! –Tuvo las orejas alzadas por inercia, pero su amiga simplemente se le quedó viendo con paciencia como respuesta suficiente. Suponiendo que aquella información la obtuvo directamente de la Bestia que aparentemente le divertía ser cruel y las reacciones que aquello provocaba en otros. –¿No estás molesta con tu esposo por eso?
-Conozco muy bien a Wingdings. Si terminó haciendo todo eso, significa que realmente consideró que no le quedaba nada más por hacer para defenderse. –Suspiró Arial con una sonrisa apagada, evadiendo la pregunta de alguna manera. –Supongo que el pasado siempre termina persiguiéndonos y alcanzándonos.
-No todo está perdido, Ari. ¡Así que ánimo! —No había querido ser invasiva al respecto, pero aún así mantuvo sus orejas alzadas en espera de no toparse con un lado de su amiga que sería preocupante. Y en efecto, su alma estaba llorando por más que estuviera dispuesta a sonreír en todo momento, pero también escuchó su agonía y temor ante una incertidumbre. —Idealicemos un plan para escapar de aquí.
-Siempre me encantó tu entusiasmo, Bon-Bon, pero esta vez no puedo coincidir con eso. Ya lo intenté y es cada vez más difícil. —La esqueleto suspiró un poco tras enfocarse ahora en ver hacia el techo que claramente no tenía nada. –Además, el monstruo jefe quiere que mi esposo quiera pelear contra él. Y si sabe que me ha tenido viva todo este tiempo... no quiero que cometa una locura que sé que haría.
-Te salvaría sin dudar, Ari.
-El monstruo jefe me quiere viva a mi, pero no es el mismo caso para mi familia. —Esta vez su sonrisa fue sincera, notando de cierta manera en aquello que resonó en su alma, que le alegraba escuchar que su esposo la priorizaría a pesar del tiempo. —Lo he estado pensando recientemente y... creo que es mejor que se queden así las cosas. Estarán a salvo si no saben nada.
-Oh Ari, el punto es que... Lo saben. —Su amiga le observó con sorpresa y cierto temor. Tal vez no había sido tan bueno darle esa noticia tan pronto. —Por lo menos saben que esta Bestia es culpable. Wingdings llegó a mi casa hace unos meses para indicármelo, que tu asesino había sido aquel que entre ellos llaman "el Gran Don". Tu familia quiere vengar tu muerte, así que sí o sí, se presentarán aquí en algún momento.
-Sans y Papyrus... —Arial no pudo terminar su oración ni Bonnie pudo ser capaz de completarla. —Ya veo. Al final sí tuvimos hijos de guerra pese a que lo quisimos evitar.
No pudo mentirle por mucho que habría preferido hacerlo antes que verla tan decaída. No tenía ni idea de lo que había terminado pasando en esas cuatro paredes tras tanto tiempo en su ausencia, pero si iba a escuchar esa historia, tendría que ser fuera de esa prisión tan oscura. ¿Cuánto tiempo llevaría sin poder ver la luz del sol? ¿Qué ideas se estaría haciendo sobre su familia con lo que aparentemente estaba al tanto? Como fuera, no parecía querer compartirlo ni siquiera con ella, justo como las veces en las que le había cuestionado sobre una posible infidelidad de su esposo con comportamiento extraño y ella apoyándolo aunque admitiera estar al tanto de sus rarezas. Siendo tal vez que ya se había hecho la idea en concreto sobre sus crímenes y aceptándolo a su manera. Quien sabe. Su amiga por más sonriente que fuese, era un enigma lo que pudiera pasarle por la mente para que pareciera estar un paso adelante de cualquier pronóstico que se esperara de ella. Ni siquiera escuchándola desde su alma podía comprenderla del todo.
-En fin, conozco muy bien a mi esposo para saber cómo reaccionará. —Continuó Arial pese a que no era necesario. —Lo que duele es que no puedo decir lo mismo sobre mis hijos.
-Entonces que sea tu motivo para seguir, Ari. Tus hijos tienen mucho por mostrarte y contarte. —La coneja se puso de pie como pudo, queriendo transmitirle la misma seguridad a su amiga. —Y sobre Wingdings, créeme que ni la muerte le fue suficiente para considerar estar separado de ti.
Con algo de dificultad por estar esposada desde los agujeros de sus manos, Arial se puso de pie de igual manera al estar finalmente esperanzada, tras lo que tal vez fueron varios días o años decaída y resignada a que no podría hacer nada más salvo aceptar el destino que le tuviera la Bestia. Aún no comprendía del todo a qué se había referido con querer sus ramas mágicas por especie, pero no había sonado nada amistoso de su parte, aun cuando tal parecía haber sido sincero sobre no tener intenciones de quererlas muertas. Estar contemplando a Arial y saber que Lyra estaría en alguna parte en ese preciso momento, eran prueba de eso.
No obstante, mantuvo su sonrisa hacia su amiga. Había olvidado lo bajita que era, aunque tal vez había encogido algunos centímetros más tras tantos años transcurridos. Necesitaba sacarla de ahí, reunirla con sus hijos, con su amargado esposo, con su familia que tanto la extrañaba aun tras tanto tiempo dándola por muerta. Necesitaba un plan para lograrlo, pero por ahora, tan solo se le ocurría ser lo suficientemente paciente a que los Gaster se presentaran tarde que temprano, aun cuando aquello era lo que precisamente quería evitar Arial.
No cabía duda de que necesitaría más que automotivación. Tal vez... ayuda de alguien más. Ayuda de aquel ser que había escuchado cerca de la habitación y que parecía ser de un interés ejemplar para Asgore Dremurr por lo que pudo notar momentáneamente. Aunque si era realista consigo misma, algo en ello no le había generado confianza.
Nunca había escuchado de un alma que pudiera ser capaz de "saludarle".
...
La forma en la que había dicho la humana que "indicaría a los seguidores que le dejaran pasar a Snowdin" le había intrigado demasiado a Mettaton durante el camino mientras sostenía un ramo de orquídeas rojas que pudo conseguir de inmediato, pero verlo con sus propios ojos desde su limusina fue realmente sorprendente para lo que pudiera admitir en sus adentros. En efecto, aquellos seres grises tan extraños que servían a la familia Gaster y de los que no se sabía nada sobre dónde habían salido a lo que se había puesto a investigar, se habían encontrado vigilando la entrada principal al barrio que más le valía agradecer que su presencia mejoraría la vista del lugar al menos por unos minutos. Haciéndose a un lado una vez que corroboraron que sólo venía él y su chofer, aun cuando era algo arriesgado de su parte no haber considerado tener a sus guardaespaldas también por esa zona ahora abandonada.
Pero nada de eso se comparaba al hecho de llegar al bar indicado y contemplar a una mujer encabezando lo que podría notarse sobre la mesa, como un plan en el que todos estaban dispuestos a escucharla mientras acomodaba saleros, monedas o lo que sea que pudiera utilizar al alcance de su mano, como si de un extraño ajedrez se tratase y que requería de total atención. Aun cuando la imagen pintoresca consistiera en un conejo con mucho músculo innecesario, un bartender con mala vista, una flor macabra y un reno cojo. Siendo algo patético de contemplar si no fuera precisamente por quien encabezaba aquello de una forma demasiado seria para lo que estaba acostumbrado en contemplar de una mujer siempre que estaba en escena. Una mujer a la que no podía dar crédito lo atractiva que le estaba pareciendo ahora pese a no ser del perfil que venía siendo sus gustos particulares.
Si bien Frisk seguía siendo una mujer baja y de pecho plano que le hacía ver con menos años, (sin contar que seguía vistiéndose bastante simple), el porte firme y seguro que ella irradiaba con su presencia le hizo no poder apartarle la vista aunque lo hubiera querido. Siendo una sensación a la que no estaba acostumbrado a experimentar y aterrándole un poco ese hecho. A su vez al estarla contemplando encabezando una conversación, recordándole a aquellos tiempos en los que él solía conversar con Don Dreemurr sobre los proyectos a futuro que les llevarían a la libertad y victoria sobre cualquiera que quisiera intervenir, teniendo la peculiaridad de contar con un personal muy extraño consigo. Notando con ello a simple vista que, después de todo, aquella humana que apenas y había notado su presencia, parecía llevar algo de ese sujeto por más inverosímil y tonto que sonara la situación.
-Que bueno que ya llegó, señor Mettaton. –Por la seriedad y frialdad en sus palabras, parecía más bien lo contrario. –No le haré perder el tiempo, así que conversemos de una vez.
-No hace falta tanta formalidad entre nosotros. –Pudo sonreírle con naturalidad, pero ciertamente que ese fuera el trato que recibiría de su parte tras varios meses queriendo volver a verla, le causaba molestia y decepción. –Solo llámame por mi nombre y ya.
-Bien. Entonces acompáñame a...
-Me gustaría que fuese en un punto mucho más aislado y cómodo que... esto. –Le interrumpió tras ver que en verdad tenía intención de solo indicarle en dónde sentarse junto con varios presentes. Notando a simple vista que el hombre de fuego se había ofendido con su comentario. –Soy un hombre que requiere ser muy precavido siempre. Espero que lo comprendas.
-¡Ni hablar! –Exclamó la flor desde su sitio.
-Comprendo. –Comentó la chica de inmediato, haciendo enojar mucho más a su planta que le observaba con irritación en aumento. Mettaton tenía que admitir que no había esperado que accediera a la primera. –Pero será donde yo indique.
-Me parece justo.
Y teniendo la mirada interrogativa de los presentes, les dio la espalda mientras encaminaba a la humana de rasgos asiáticos hacia su limusina tras indicarles que siguieran con lo suyo mientras la esperaban. Incluso pudo interpretar aquella mirada de odio de la flor al momento de ingresarla al vehículo, teniendo un mal recuerdo al respecto y siendo seguramente su intención. Pero no se comparaba con las miradas que lanzaba uno que otro transeúnte, detonando algo más que curiosidad hacia el elegante y lujoso vehículo, además de su deslumbrante presencia. Estaban atentos a ella, ya sea con buenas o malas percepciones, pero estaban enfocando su atención en lo que fuera a hacer la humana de rasgos orientales en el instante.
-Muy bien, Jaime. –Comentó a su chofer, tras tener que cerrar su propia puerta ante la ausencia de su personal. –Llévanos a...
-Al restaurante "Bone Appetit", por favor. –Frisk terminó la oración ante el espacio brindado.
Mettaton alzó una ceja ante lo repentino de ello, además de tratarse específicamente del restaurante con el que Don Gaster se manejaba como un ciudadano y empresario más para desvío de atenciones adecuadas. Pero con lo poco que le estaba tocando ver, tal parecía que la chica se estaba haciendo cargo de todo aquello que le pertenecía a los Gaster tras la ausencia de los mismos. ¿Acaso era una especie de sustituta de ellos y era la razón por la cual parecía querer rescatarlos? De lo contrario, no se especificaba cómo era que tantos seres parecían estar dispuestos a seguir sus indicaciones tan inexpertas y carentes de sentido común.
No obstante, no quiso apagar su propio ánimo con ello. Su razón de volver al sitio aburrido y frívolo estaba precisamente sentada a lado suyo. Portando un vestido simple y negro que le quedaba un poco grande para su figura, pero haciéndole bastante llamativa a su manera. ¿O era acaso que no estaba controlando su propia emoción de que se le estaba realizando finalmente poder conversar con ella tras haber tenido que poner en conjetura sus propios sentimientos? Aquella inquietud que le generaba eso era demasiado denigrante para él, pero aparentemente no lo suficiente para importarle demasiado ese hecho.
Frisk parecía querer hablar sus propios puntos de inmediato, pero Mettaton fue más rápido y le entregó el ramo de flores que había guardado en el asiento. Dejándola con la boca abierta en seco antes de que emitiera una palabra que pudiera acortar mucho más el momento.
-Una flor para otra flor. –Mencionó con galantería.
-¡Oh!... Gracias. –Si bien no era la reacción que había esperado de ella, el hecho de que tomara el ramo y lo contemplara con una mirada menos seria, ya era algo. –No necesitabas hacerlo.
-Después de tanto tiempo sin vernos, lo consideré apropiado. –Le dedicó una de sus mejores sonrisas, pero la humana ni siquiera se dignó en verlo tras contemplar ahora las flores con... ¿tristeza? –Creí que te gustaban.
-Sí, si me gustan, es solo... –No parecía ser capaz de formular sus palabras de inmediato, por lo que se dio su pausa para aparentemente organizar sus propios pensamientos. Aunque no la conociera tanto como quisiera, podía intuir en su mirada que estaba agobiada. –Ust.. Eh, tú sabías sobre las orquídeas por Asgore Dremurr, ¿cierto? Trabajaste para él.
-Si, así es. –Tuvo que resignarse a contestar tan pronto aquello.
La humana se mantuvo en silencio en todo el camino restante, pensativa en algo que parecía agotarle cada vez más y que tal vez no estaría del todo dispuesta a compartir del momento. No obstante, se comportó mucho menos insegura y tímida al momento de bajarse del vehículo y dirigirse hacia el restaurante que aparentemente solo estaba abierto para ella. Siendo bastante distinta a la temerosa de cámaras y de mucha atención que había experimentado aquella vez que se había vuelto su compañía en turno. Y si bien no había podido quitarse de la cabeza esa imagen que había tenido de ella desde aquella vez, la de ahora presente le era mucho más intrigante y llamativa. ¿Qué tanto había pasado desde entonces para que su andar fuera tan diferente ahora?
Una vez ambos dentro y el chofer esperándolos pacientemente en la limusina, la humana se dirigió primero hacia la cocina para colocar las flores en un recipiente. Lo cual le causó algo de gracia que por más apurada que estuviese en sus asuntos, no podía negar el gran aprecio que le tenía a las flores siempre. Incluso se aseguró de que estuvieran cómodas antes de separarse de ellas y tomar una botella de una vitrina cercana a las mesas, tras indicarle que le esperara en la mesa que le había señalado. Costándole algo de trabajo poder abrirla por su cuenta, mas nunca pidió ayuda para eso al querer verse como una anfitriona de un lugar que solo estaba usando a su manera.
-Creí que no te gustaba el alcohol. —No pudo evitar comentarlo.
-Y no me gusta, pero Don Gaster me indicó que es una majadería no tomar lo mismo frente a alguien con quien converso. –Le entregó su copa y acto seguido tomó de la suya al momento de sentarse ante él. ¿Acaso era su manera de comunicarle realmente que estaba en confianza de tomar algo tras lo ocurrido en la primera vez que se vieron? Como sea, ver que se estaba reprimiendo de hacer una mueca por ingerir algo que no le gustaba era bastante cómico en sus adentros. –¿Puedes responderme mi pregunta ahora que estamos en un lugar seguro para conversar?
-Pero qué impaciente. –Se acomodó en su propio asiento y meneó su copa antes para olerla y darle un ligero trago. Era un buen vino después de todo. –Tengo que ser cauteloso por seguridad. Primero respóndeme exactamente qué eres del Gran Don.
Nuevamente le escuchó un gruñido ante una exasperación en aumento. Y aquello solo le hizo sonreír mucho más. Ahí estaba la florista que había sido la compañía más peculiar e impactante que había tenido en su vida.
-Fui su hija. O por lo menos, eso me hizo creer durante años hasta que di con la verdad en esta ciudad. –Observó su copa con aire nostálgico. Evidentemente no teniendo ganas de darle ni un trago más. –Es una larga historia de la que no tengo el tiempo para contarte en este momento, pero que doy garantía de estar dispuesta a contar en cuanto cooperes conmigo.
-Pues es una pena, porque solo avivas mucho más mi curiosidad. —Aquella percepción ya la había tenido desde su conversación con el detective, por lo que no era del todo una sorpresa para él a esas alturas. —En mis tiempos trabajando con él, una vez mencionó haber tenido un hijo, el cual fue asesinado por humanos y solo una razón más para estar en contra de ellos. Nunca habló sobre tener a su custodia a una humana. Mucho menos que la consideraba una hija.
-Supongo que siempre fue así y ya. —La humana levantó su mirada para acortar cualquier mal pensamiento que pudiera surgirle con eso. —Recalco que no tengo tiempo, mucho menos para lamentos del pasado. Repararé en ellos en una oportunidad más adecuada. Ahora responde mi pregunta o consideraré que solo quieres jugar conmigo una vez más.
-Majadera como siempre. —Soltó con una sonrisa. Pese a todo, no le estaba desagradando tanto aquello como otras veces. —Supongo que la razón por la cual acudiste a mi es por la cercanía al alcalde que tengo en cuestión de negocios, ¿no es así? Pues si, no solo sé sobre cómo y cuándo se efectuará todo, sino que formaré parte del jurado como espectador. Todo lo cual será efectuado este mismo día. El alcalde no quiere dejar cabos sueltos ante la gran oportunidad que se le presentó con eso, aunque si quisiera mi asesoramiento, diría que le convenía más alargar el proceso hasta estar a poco tiempo de las elecciones. Sacarle jugo a la situación.
-¿Oportunidad? ¿Conveniencia? ¡¿Matar a otros es una oportunidad para él?! —Frisk ni siquiera ocultó el tono de molestia en su voz. Incluso parecía estar por ponerse de pie en cualquier instante. —¡Lo hace igual que cualquier asesino si lo cree así!
-Por supuesto que sí, ¿por qué crees que me dedico mejor al mundo inversionista, que en lugar de esas cosas tan absurdas? —Mettaton se mantuvo sereno mientras meneaba su copa. Frisk lo había llenado demasiado para lo que debía de ser, pero ese era un detalle que podía dejar pasar. —Yo le había ofrecido mi ayuda a Don Gaster en una alianza que sería más que conveniente para ambos y que le habría evitado esa clase de cosas, pero ahora no puede hacerse nada al estar a la vista y boca de todos.
-Entonces la opción que queda es darle algo más en qué enfocar su atención.
Aquello había sido tan repentino que Mettaton no supo qué responder inmediatamente. Su forma de ser tan directa no era para nada una sorpresa, pero el hecho de parecer tan atareada verbal y mentalmente al grado de que no era ni capaz de sostener su propia copa sin derramarla, le hizo comprender que todo lo que estaba haciendo, estando sola con algunas decisiones que sin duda alguna no tenía ni la experiencia ni capacidad, significaba que estaba al borde de la exasperación. Y por suerte para ella, él era un experto en resolución de crisis diplomáticas.
-¿Qué es lo que tienes en mente, lindura?
-En este momento, muchas cosas. –Pese a todo, la humana mantuvo su coraza intacta ante él. Impidiendo abrirse con él aunque quisiera comunicarle abiertamente que podría ayudarle. –¿Qué es lo que quieres conseguir en la alianza con Don Gaster?
-Seguridad. –Respondió con simpleza. –Como ya has de saber, tenemos en común que aquel que consideraste como un padre, nos quiere muertos. ¿Qué mejor que unirse para combatir aquello, no crees? Ellos teniendo la fuerza, yo la inteligencia... era más que perfecto. Pero ya no tiene caso.
-Aun hay algo que puede hacerse porque no estoy dispuesta a perderlos, aun cuando sepa de los riesgos y consecuencias que tendré que afrontar con eso. Así que quiero que me tomes enserio, Mettaton, porque yo tengo que hacerlo contigo.
El mencionado iba a hacer un comentario que habría hecho que se molestara más la humana para alargar más el momento, pero notar que en verdad le estaba hablando con suma seriedad le hizo mantenerse en silencio para aceptar aquella petición sin más rodeos de su parte. De cualquier manera, aunque sus intenciones habían sido pasar un buen rato con ella, era visible que no era lo mismo para ella. Sobre todo porque acababa de notar el anillo que traía en su mano que sostenía su copa por mera cortesía. Era de plata y claramente una pieza vieja y descuidada, pero su forma era indiscutible que se trataba de una argolla. Y si no fuera por el hecho de que la portaba en la mano derecha... No, no era posible. No estaba para hacerse ideas estúpidas.
-En este momento, eres la pieza que me hace falta para lograr mis metas apresuradas. —La humana continuó hablando sin prestar atención a la ligera inquietud del hombre ante ella. ¿Cómo podría hacerle la pregunta sin verse demasiado interesado en el tema? —No debería de estar en posición de arriesgarme con alguien cuya fama de traidor es un peligro, pero la verdad es que necesito del potencial que tienes.
-Al menos por fin me reconoces algo bueno dentro de eso. —Soltó con algo de amargura en su voz. ¡¿De dónde había sacado ese anillo?! ¿Siquiera sabía que se trataba de una pieza que comunicaba matrimonio? Tal vez era una tonta que no tenía idea de eso, pero no podría saberlo ante tan poca información. —¿Por qué tanto interés en salvar a los Gaster? Te tenían presa, ¿no? Acorralada, limitada y como un objeto más. Cosas que a mi me dejaste en claro que no te gusta. ¿Entonces por qué tantas ganas de sacarlos de algo que ellos mismos merecen, cuando finalmente eres libre?
-Porque quiero a la familia Gaster. —Frisk lo dijo con tanta seguridad y sin siquiera pensarlo, que no le gustó para nada. —Porque estoy enamorada de Sans Gaster.
Había escuchado más que claro, pero aun así Mettaton no pudo procesarlo de inmediato, teniendo que dejar su copa sobre la mesa antes de que terminara rompiéndola entre sus dedos. Finalmente comprendía la dimensión de sus sentimientos, finalmente había terminado aceptando la atención que le tenía a una florista pueblerina, finalmente había encontrado alguien digno de permanecer a su lado, alguien que realmente le causara emoción e intriga... ¡¿Y le salía con esto?! Ella misma había dicho que el esqueleto y ella no eran nada, que no podía confiar en un mafioso por mero sentido común. Pero ahora no solo se estaba haciendo cargo del barrio donde la familia lideraba sus fechorías, sino que estaba organizando a varios habitantes para mantener resguardado el lugar para posibles atentados ante la noticia matutina, actuando con tanta prisa, que su propio personal estaba acatando sus órdenes sin rechistar. Tal y como si la tomaran como un familiar más, alguien a quien podían depositar su confianza absoluta por el simple hecho de comunicar a través de su alargada mirada que no tenía intensiones de dejarse el brazo a torcer, mucho menos a perder.
La odiaba por estarle haciendo sentirse tan impotente una vez más. La odiaba por la humillación que le provocaba estar atento a ella cuando no era algo mutuo. La odiaba por la desilusión que le estaba provocando en ese preciso momento... Pero aun así, le gustaba mucho más ahora que la estaba apreciando más de cerca. ¡Maldita mujer que amenazaba con volverlo loco!
Tal parecía que había perdido el tiempo teniendo el temor de acercarse, pero se le presentaba una solución bastante inmediata ahora, siendo que los Gaster morirían sin ser culpa suya ni nada que lo atara a él y se presentara como el malo ante sus ojos una vez más. Si bien se había topado con un muro bastante desafortunado que había estado construyéndose con el tiempo, la vida misma le estaba recompensando con la oportunidad de poder romper ese muro y ser el salvador que hace tiempo había querido ser para ella para estar a mano. Ser el héroe que tal vez estaba buscando.
-Pues me temo que no puede hacerse nada a estas alturas. —Comentó al poder estar seguro de que no se le quebraría la voz o algo por el estilo ante la noticia tan amarga. —Se sale de mi jurisdicción todo esto.
-No entiendo por qué pretendes mentirme. Sé perfectamente que puedes hacer algo. —Sus palabras habían sido tan calmadas y directas, que Mettaton tuvo que tomar su copa de nuevo para disimular la emoción que le había producido escuchar eso. —No te estoy pidiendo que los saques de prisión, que de antemano reconozco que sus crímenes los hacen merecedores de un castigo. Quiero que hagas lo mismo que te vi hacer con los adinerados de esta ciudad. Que distraigas el proceso del juicio para darme algo de tiempo. Te escucharán a ti.
-Me escuchan por el dinero, lindura. Y aunque pueda tratar de sobornar a la mayoría, habrá demasiados cabos sueltos que solo empeorarían las cosas. Es un riesgo que no vale la pena.
-No quiero que sobornes a nadie. —Frisk soltó definitivamente su copa y apoyó ambos codos sobre la mesa para recargar su cabeza entre sus manos entrelazadas. —No voy a pedirle a nadie que cometa cosas de las que yo no estoy de acuerdo, porque no voy a cargar con algo ajeno a mi de esa forma tan burda. Así que si hay alguien que deberá cargar con las consecuencias de mi capricho, seré yo y solo yo.
-¿A qué te refieres?
-A que tengo cubierta la parte de protección sobre los habitantes de Snowdin, pero sobre el escape de los Gaster, requeriría de alguien más que cuente con el poder necesario para acercarme a los hechos y, de ser necesario, retrasar algunas cosas hasta que pueda interferir por cuenta mía. —Aquello no sonaba para nada bueno, y era evidente que tampoco lo era para la florista que finalmente se dignaba en compartirle algo de lo que estaba organizando. —No quiero ponerte en riesgo porque sé que esto no es asunto tuyo, ni tampoco quiero hacerte perder el tiempo. Pero como dije, hay cosas que están fuera de mi alcance por cuenta propia. Sé que la alianza la quieres con Don Gaster, pero te ofrezco tener una alianza conmigo primero. Y lograré mantenerte a salvo de Asgore Dremurr en recompensa.
Finalmente, la humana tendió su mano ante él. Siendo tal vez el movimiento más peligroso que alguien pudiera hacer ante una negociación con demasiadas lagunas y espacios en blanco, pero extrañamente, aquello le había sacado una sonrisa inmediata y no solo por lo cómico de que se tratase de una mujer de baja estatura pretendiendo tener las cosas bajo control. Hacía tiempo que no experimentaba tal emoción que era una inversión de riesgo por el simple hecho de querer averiguar resultados, sabiendo que se podía ganar y perder en ello, pero queriendo sentirse vivo por el simple hecho de atreverse a querer apreciar resultados. Lo había sentido una vez con el mismo Don Dreemurr, y ahora lo estaba sintiendo con ella. Dos seres que no tenían nada salvo su temple y carácter que hacía que cualquiera quisiera seguirlos por más que se trataran de locuras absolutas, pero haciendo que se deseara ver el mundo que aparentemente estaba ante sus ojos y que querían construir.
Pero tenía presente que ayudarle en lo que quería, sería reunirle precisamente con el maldito esqueleto que se había vuelto su competencia de forma tan indignante. Era lógico que el matrimonio era ilegal de ese modo, además de estar portando mal la pieza de joyería, pero si lo tenía consigo como un recordatorio o símbolo de lo que sentía, definitivamente era un problema para él. Algo que debía de erradicar sin duda alguna, pero no de un modo agresivo como los idiotas mafiosos solo sabían hacer. No, él era inteligente, y si quería su frío corazón... tendría que luchar por él con artillería pesada. Demostrándole el buen camino de la vida digna a comparación de lo que era un intento de existencia en la oscuridad como lo era la vida criminal. Usar a un mafioso en su propio juego para mostrar por qué él era su mejor opción indiscutiblemente. Y pese a que las posibilidades eran bajas para lograrlo...
Frisk era una peligrosa apuesta que sin duda alguna quería hacer.
-Dado que mi poder es alto, tendrás que entender que mi precio tiene que ser alto. —Le advirtió Mettaton sin tomar su mano todavía, sonriéndole por la cuestión presente. —Quedas advertida, lindura.
-Lo sé. Pero como te dije por teléfono, no estoy dispuesta a perder.
Mettaton finalmente estrechó su mano para aceptar la alianza entre ellos. No llevándole mucho para tener el impulso de terminar besando su mano como símbolo personal de que aquello era algo más que simples negocios para él. Después de todo, como le dijo alguna vez un hombre que en su momento admiró y respetó:
En la guerra y en el amor todo se vale.
...
-Es culpa suya.
Gerson se limitó a gesticular una mueca amistosa sin tener ánimo de ver a su inesperada y algo molesta visita. Aunque fuese de baja estatura, la señora Temmie siempre se las ingeniaba para irritarlo en gran medida de tal forma que le era imposible ocultarlo, y eso simplemente le inquietaba mucho más. Razón por la cual trataba de manejar los temas del sindicato lo más lejano posible, dado que de una u otra manera, era necesario para algunos de sus planes y los de Asgore, y la mujer lo sabía de antemano para tomarse ciertas libertades que no cualquiera podría. Tanto poder en un ser tan pequeño definitivamente no era natural ni sano para su edad.
-Teníamos un trato justo. Yo me encargaría de su asunto, si usted se encargaba del mío. —Le recordó la pequeña ser mientras se cruzaba de brazos en su asiento al otro lado del escritorio. —Pero en su incompetencia, ahora hay quienes saben de cierto desliz de mi esposo, hoi.
-¿Qué tanto le preocupa? Si de cualquier manera, los Gaster morirán esta noche. —Le recordó ahora Gerson, teniendo que dignarse a ver a su acompañante por mera cortesía. —Además, usted tiene la culpa por haber querido juntarse con esa familia con la que claramente hemos declarado como traicioneros. Así que más bien, ¿usted qué pretendía lograr con eso?
-Tanto usted como yo sabemos que esa familia puede que haya dejado cabos sueltos, hoi. No puedo fiarme ni de la muerte a estas alturas. —Respondió la señora, claramente evadiendo la última pregunta. —Tal vez debí ser más específica en referirme a cómo debía de hacerse cargo del aquel entonces cachorro. Ya que ni para pensar son buenos, hoi.
-Dejé que Toby se hiciera cargo con los métodos que quisiera, y él decidió acogerlo. No tengo la culpa de eso. —Gerson se encogió de hombros tras tener que prestarle más atención de lo que le gustaría a su visita. De lo contrario no le dejaría en paz precisamente en un día que requería su atención en mejores cosas que el capricho de una señora. —No se quejó de eso en un buen tiempo, hasta que notó que comprometer a su hija era más complejo de lo que parecía, ¿no es así? De lo contrario no me explico la desesperación de unirla con un Gaster.
-Eso es un tema aparte, señor Boom. —Ahora Gerson sonrió en verdad. Que le llamara por su apellido detonaba que realmente estaba irritada. —Pero comprenda que esta situación nos incumbe a ambos, hoi. Razón por la cual estoy aquí por algo más que un reclamo justificado.
-Yo no diría que esto está justificado...
-Que hayan atrapado a los Gaster aquí en Waterfall, lo hace más conveniente para el alcalde de lo que ya era el hecho de que muchas cosas estaban a su favor. —Era tan extraño contemplarla tan seria y fuera de su voz chillona fingida, que Gerson en verdad le prestó demasiada atención ahora. —Si nos quitan de la ecuación a ambos en resultado de esto, ningún monstruo tendrá una buena vida después de las elecciones. Ni siquiera nosotros.
Gerson lo sabía. Razón por la cual había estado a favor de matar en la inmediatez a Mettaton ante su cercanía y servicio a ese sector tan antagónico para las causas. Razón por la cual había recurrido a la señora Temmie para infiltrar a su gente para acabar de una buena vez con él. El propio Asgore había estado de acuerdo pese a que no le habría disgustado del todo tener que acabarlo presencialmente con tal de ver su rostro horrorizado entre sus garras. Sin embargo, era consciente de que la señora parecía saber algo más que todavía se le escapa personalmente a él de la situación, lo cual le hacía disgustarse más con el hecho de que la pequeña mujer estuviera a un paso que, por muy diminuto que fuese, era suficiente para que le tomara desprevenido en algo. Y eso lo odiaba.
Si el alcalde ganaba su reelección, tendría el poder y tiempo más que suficiente para limitar la magia de la ciudad con mano pesada. Y si perdía, el competidor haría lo mismo tarde que temprano en cuanto Mettaton fuese un maldito aliado del gobierno con un alcance maquilador. Por lo que la única opción para sus respectivos intereses, era frenar aquello que amenazaba sus estilos de vida que pudieron construir desde las sombras respectivamente y que necesitaban para mantenerse en sus posiciones de poder. La señora Temmie se mantenía cerca de esos sujetos después de todo, trabajando para sus propios intereses únicamente y siendo una alianza con ella requerida gracias a esa neutralidad no discreta. Por eso y más, era suficiente paz por ahora el hecho de mantenerla alejada de New Home y los negocios a nombre de Asgore.
La tortuga abrió la boca para argumentarle algo con el afán de que se retirara después, pero en el instante sonó su teléfono y contestó de inmediato al preferir tratar cualquier cosa que a ella.
-Buenos días, me comunico desde Wisement Bank en aviso de una solicitud de retiro de efectivo de una cuenta bancaria a nombre de Sageor Murderer, con el permiso a nombre de Frisk. —Gerson sonrió brevemente al escuchar eso. Ya había intuido que sin la familia Gaster y sin su local, necesitaría de dinero cuanto antes. —Un cheque con la cantidad de 10 mil dólares.
-Si, está autorizado. —Gerson rió en sus adentros con la cantidad. —Gracias por comunicarse.
Y al momento de colgar tras una que otra especificación más, se quedó por unos breves segundos pensando en la dirección que se encontraba ese banco. Algo lejos de lo que estaba Snowdin. ¿Qué haría su pequeño peón con una cantidad tan...?
RING, RING.
-Muy buenos días. Me comunico desde Waterfall bank, su banco donde fluye bien su economía. Hemos recibido un cheque de la cuenta bancaria de Sageor Murderer con el permiso a nombre de la señorita Frisk... ¿solo Frisk? Ehh... no puso apellido, sólo la cantidad de 9 mil dólares. Supongo que no será válido a menos que...
-Lo autorizo. —Mencionó sin más, pero alzando la ceja ante lo inusual.
RING, RING.
-Buenos días. Nos comunicamos desde Wise-capita, por un cheque que recién nos llegó con la cantidad de 8 mil dólares...
Olvidando por completo que la señora Temmie se encontraba todavía presente y esperándole por una respuesta, Gerson esbozó una sonrisa al colocar el teléfono en su lugar una vez que terminó la llamada autorizada. Sabiendo por cómo estaba prediciendo las cosas, que sonaría nuevamente en muy poco tiempo.
Diferentes direcciones en un mismo instante, cantidades distintas... Sin duda alguna, algo interesante estaba por ocurrir.
Finalmente su peón había avanzado una casilla más.
RING, RING.
...
-Señor Grillby...
-Solo Grillby.
-¿Crees que Sans se disguste demasiado conmigo por romper mi promesa de no involucrarme demasiado en el ambiente criminal?
El hombre de fuego contempló a la humana que se encontraba abrazando el saco de su novio tras asegurarse de que todos siguieran sus aparentes instrucciones antes de comenzar su retirada. Aun cuando en palabras suyas, no estaba mandando a nadie. Y aquello era más que suficiente para sacarle una sonrisa ante la pregunta, ante lo curiosa que había resultado pese a saber sobre ella con tanta antelación por las múltiples conversaciones de Sans respecto a su interés tan insistente de aquel entonces.
-Hace tiempo él me hizo una pregunta en mi bar sobre qué era lo que opinaba sobre las humanas. Mi respuesta fue que son un peligro andante. Y conociéndote, confirma mis palabras con creces. –Respondió Grillby mientras contemplaba cómo el robot le esperaba desde su limusina. No agradándole ese hecho. – Si eso no lo detuvo, no lo hará el hecho de que su pareja está dispuesta a arriesgarse demasiado por él.
-Pero todavía podemos parar esta locura. —Le insistió la flor parlante que no había querido separarse de ella en cuanto había vuelto de su junta con Mettaton. —Hacer una nueva vida lejos de todo esto.
Pero era evidente que no era una opción a tomar para Frisk. Observándola colocarse ahora el saco de Sans por cuenta propia y dejando que la flor refunfuñara por la decisión que claramente no estaba dispuesta a negociar.
-Adelante. —Mencionó Frisk antes de emprender su camino hacia un indiscutible peligro.
***
No quería que pasara más tiempo, así que a pesar de que aun no acabo algunos trabajos que están haciendo que me enferme (hasta se me subió la presión hace unos días), me apresuré a tener esta actualización el día de hoy para que puedan disfrutar del capítulo. Sé que no tengo la obligación ni responsabilidad de mantener una periodicidad en las actualizaciones, sin embargo, escribir es lo que me ha salvado de la locura en estos últimos años, junto con su apoyo y cariño. Así que no pienso parar por más que me lleve algo de tiempo extra.
El siguiente capítulo quiero que esté el 7 abril para retomar el ritmo, así que bríndenme suerte para lograrlo con tanto trabajo, jeje.
¡Muchas gracias por la paciencia!
**Inserte teorías locas aquí**
¡Michi fuera!
PD: Ser adulto no está chido :(

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