Cap 130. Querer y necesitar
Desde el incidente con Dreemurr en Waterfall, vigilar a la menor Saito estaba siendo una tarea más compleja de lo que ya había sido anteriormente, pero no por ello implicaba que Kris dejaría de hacerlo. No cuando ahora tenía más razones para cumplir con su deber de cuidar un legado que se rehusaba a morir de una u otra forma.
Si bien su gente se mantenía en las sombras dentro de los límites a los que se podían acercar a Snowdin sin ser detectados, él procuraba de vez en cuando dejarse ver en alguna parte con el fin de comunicar a cualquiera que lograra identificarlo. Todo con el fin de dejar en claro que la yakuza estaba en el juego, dispuestos a atacar en la primera oportunidad en caso de intentar siquiera dar un paso al frente para acercarse a aquella chica a la que los medios recientemente llamaban "Flapper Florista".
Aun cuando para su disgusto, le temían más por su cercanía a la familia esqueleto que a aquellos que formaban parte de su verdadero legado. Eso le molestaba mucho más que el hecho de que "la súcubo" fuese un gran fracaso de su elaborado plan de años, dado que todo ese tiempo invertido había sido suficiente para que se diese cuenta de que a quien necesitaba para el gran objetivo era aquella que siempre fue la aparente favorita de la bestia. Aquella a la que pudo contemplar con admiración cómo se había parado frente a él para decirle sus verdades, aun cuando no tenía modo de herirlo de gravedad o salir viva de la situación. Frisk era valiente, era leal a sus principios, era firme ante toda situación, era... igual de determinada que su padre.
Y haberla visto dar una cachetada a Dreemurr, aun estando herida y con evidente enojo, cuando solo había un ser que había logrado darle un golpe tan de cerca como ese y había sido más ni menos que su padre... le había acelerado el corazón de una manera que nunca había sentido antes, ni con toda la adrenalina de haber estado ante una oportunidad que había esperado en años. Solo ella había sido capaz de poner a la bestia donde quería y cuando quiso, solo ella le había dado al frente para exponerlo ante todos como el hipócrita que siempre había sido. Solo ella era capaz de hacer lo mismo que su padre: sacudir toda una ciudad con su presencia bajo un nombre simple, pero que generaba caos con su mención.
Por lo que era exasperante que ante todo eso, resaltara una figura acompañándole en todo eso: un esqueleto que había sido una verdadera molestia desde que Frisk había puesto un pie en la ciudad y volviéndose oficialmente su asunto a tratar dado el rompimiento de contrato de Toriel-san. Siendo un acontecimiento garrafal que todo ese talento en esa mujer, estuviese siendo utilizado para una familia que en cualquier momento la traicionaría de una u otra manera. Así que si Chara no comprendía la situación, tendría que tomar medidas él mismo al estilo de un wakaresaseya.
-Le advertimos que cobramos por adelantado. –Expresó la prostituta ante él.
El resto de las señoritas asintió en favor de ese argumento, estando todas en reunión con él y con ropa demasiado sugestiva que no le incomodó ni un poco ante el hecho de ser algo normal de contemplar para él dado su negocio anterior. Siendo así que había logrado recaudar a varias en poco tiempo al ser aquellas que habían tenido que rechazar ante la exigencia de su socio anterior de querer monstruos lo más jóvenes posibles. Aunque una que otra tal vez sí había logrado estar en el Pozo de los Deseos en su momento, pero al no cumplir con la edad suficiente, habían terminado trabajando de lo mismo en las calles con tal de sobrevivir por su cuenta. Así que ante una oportunidad de ese tipo, no había sido complicado de que accedieran varias al trabajo.
-Ese no es ningún problema. –Comentó Kris, poniendo una bolsa de dinero sin contar sobre la mesa que les dividía entre él y las señoritas de dudosa procedencia –Considérenlo un adelanto, ya que para quien logre realmente seducir a ese esqueleto y caiga en la tentación, recibirá lo doble que esto como recompensa.
-Sans Gaster, ¿uh? –Comentó la chica al frente, abriendo la bolsa con evidente avaricia. –He escuchado que le gustan las humanas. ¿Por qué reclutó algunas monstruos aquí también?
-¿Insinúas que no somos suficientes, simio evolucionado? –Protestó una cocodrilo demasiado maquillada.
-¿Te atreves a intentar insultarme, reptil arrastrado?
Kris resopló en sus adentros, no queriendo interferir con esa disputa absurda para él. La verdad era que por su entrenamiento que había llevado desde hace muchos años, era que el placer carnal o de cualquier entretenimiento era algo que no le interesaba con tal de que no fuese una debilidad como líder de un grupo dispuestos a renacer cual fénix. Una decisión que había tomado tras un desliz que había tenido en su momento y que le había expuesto que no estaba para cometer errores que llevarían a otros a su perdición. Asumiendo total responsabilidad poniendo en sacrificio su propio ser. Pero en aquel momento en que había caído en el hechizo de la sirena, le dejaba en evidencia que aquella debilidad sería algo que tendría que cargar por siempre, por más entrenamiento que tuviese.
Pero si él, con su fuerza de voluntad había caído, no le cabía duda de que un patético ser como lo era ese esqueleto debía de caer mucho más. Así que se había enfocado en recaudar una suficiente cantidad de señoritas que se asemejaran a ciertos gustos físicos, siendo en su mayoría humanas, pero una que otra monstruo con tal de no dejar cabos sueltos.
-Oí el rumor de que el esqueleto habló de estar enamorado de la Flapper Florista ante todos los presentes y que ella hizo lo mismo. –Comentó una prostituta cercana, desatendiendose del conflicto que se estaba armando entre ellas y sacándolo de sus pensamientos por ese breve momento. –Esa clase de amor es difícil de quebrar.
-Una relación entre una humana y un monstruo no es amor, es lujuria atendida. Ustedes que se dedican a eso deberían saberlo.
-Ninguna de nosotras meteríamos las manos al fuego por un cliente más. Esto es más que lujuria si esa chica golpeó a la bestia con su propia mano para defenderlo y sobrevivir en el intento.
-Les estoy pagando para que le den tentación a Sans Gaster, no para que me den su opinión.
-Si usted lo dice, tesoro... –La chica tomó su parte del dinero y se lo colocó dentro de su escote de manera muy vulgar. –Debe estar loco de amor por esta chica para que esté dispuesto a separarlos.
Kris tan solo se dedicó a observar cómo se retiraba, a su vez que estaba alerta de las demás que se encontraban todavía en disputa sobre cuál especie era mejor en su promiscuidad. ¿Amor? No era necesario cuando la lógica y el honor tenían un peso mucho más grande en la desenvoltura de la vida. Y estaba seguro de que Frisk era del mismo tren del pensamiento por lo que había observado en ella, pero que solo se encontraba en una deriva en la que le hacía falta un guía para mostrarle el verdadero camino.
No cometería el mismo error dos veces. Era tiempo de que una Saito aceptara su destino.
...
Si bien Frisk era consciente de que su situación ameritaba mejores cuidados y menos exposiciones, no dejaba de sentirse incómoda con ese hecho al grado de seguir prefiriendo hacer las cosas por su cuenta, por mucho que hubiese varios dispuestos a querer ayudarle incluso con las tareas más sencillas. Era así que terminaba adelantándose a algunos labores con tal de no requerir solicitar cosas en primer lugar, a su vez, no permitiendo que otros tuvieran que cargar con sus cosas cuando ella tenía que resolver y tratar ante situaciones que ella misma tenía que responsabilizarse.
Siendo una de ellas, el hecho de que las campañas políticas en la región habían quedado suspendidas ante lo sucedido, mas no las elecciones lo bastante cerca de efectuarse. Aquello había perjudicado mucho más de lo que hubiese imaginado, considerando que gran parte de la población votaría por aquello que ya conocen que por algo nuevo sin conocer de ninguna manera. Por lo que no paraba de sentirse agobiada con el hecho de no saber cómo resolverlo fuera de que Mettaton se ofrecía con más insistencia últimamente en poder brindar su apoyo. Cosa que no aceptaba porque no quería ponerlo en más riesgo del que ya estaba tras haber accedido a su petición de poner más reflectores, y eso solo haría que su parte del trato de poder tenerlo protegido de todo se rompiera. Y en verdad que no estaba para acumular más y más errores. Ya tenía demasiado.
-Sin campañas con las cuales difundir una buena imagen, o comunicar los objetivos de un cambio, solo quedaría esperar un milagro. –Comentó el señor Holiday tras entregarle su taza humeante de un té recién realizado por él. Al menos olía mucho mejor que los anteriores que preparaba. –Todo lo sucedido apunta a que el señor Pendragon tiene razón sobre los peligros de la magia.
-Pero el incidente que hubo no implicó magia... al menos en su mayoría. –Señaló Frisk sin mucho ánimo. Recordando que el golpe final que había dado el monstruo había sido demasiado catastrófico para que solo ello quedara presente en la mente de varios. –Solo por tratarse de monstruos es que se están agarrando de ese argumento.
-Los monstruos más temidos del momento en un solo punto. –Aunque el reno se mostrara sereno, Frisk era lo suficientemente consciente de que había algo de amargura en su voz. –Me catalogan en todo eso dado que algunos se dieron en la tarea de escarbar en mi pasado con él. Como si hubiese sido yo quien lo invocó para atemorizar a mi contrincante.
Frisk no tenía que pensar demasiado para comprender tal indirecta, y si no fuera por estar oliendo la canela muy directamente, aquello lo habría tomado con agresión y tal vez reaccionado mal nuevamente. Dándole así un trago con cuidado para impregnarse de ese aroma, y descubriendo así que no solo olía mejor, sino que realmente el reno se había esmerado en mejorar tras su última crítica sobre temperatura adecuada. Indicándole que pese a todo, en verdad el señor Holiday tomaba en cuenta todo lo que le decía, fuese pequeñeces o no.
Sabía que no era una buena idea que estuviese ahí de nuevo, en la casa del reno sin alguna otra compañía. Pero era una situación que no podía dejar más en espera, además de que no le parecía apropiado que el reno que estaba tomando la imagen de todo quedara a la deriva de una situación crítica. Razón por la cual estaba haciendo el esfuerzo de estar al frente para encontrar un modo de remediar la situación, a su vez de ofrecer disculpas en caso de requerirlas en demasía. Después de todo, se suponía que habían estado presentes para protegerlo a él y a su familia, pero con todo apenas y se estaba enterando de que habían logrado escapar de todo gracias a los numerale, mas no en buenos términos dado el pánico que ahora tenía su familia con todo.
-¿Cómo se encuentra Lyra?
-¿Quién? –Preguntó algo distraída.
-Olvídelo.
Tal nombre le parecía vagamente familiar, pero no se detuvo a pensar de dónde o cómo lo podría conocer dado en no poder despejar su mente en el objetivo. Cosa que aparentemente disgustó mucho más al reno tras sus siguientes comentarios.
-Supongo que también me equivoqué con usted. –Aquel comentario hizo que levantara la mirada de golpe tras el cambio. –Tan solo necesitó una mínima razón para volverse como ellos.
-¿Disculpa?
-Cualquiera que se atreva a verla a los ojos más de la cuenta, es capaz de detectar que usted tiene toda posibilidad de mover a toda una población al camino que se proponga. –No le sorprendió que la conversación se tornara a ese ritmo dado su incomodidad desde un inicio, pero aun así le disgustó su actitud. –Un poder que no debería de estar en manos de ambiciosos que son capaces de justificarse sin ver el daño que causan a su paso, aun cuando su fin sea ver por el bienestar de otros que no pidieron ser salvados en primer lugar.
-¿Y me lo dice usted, siendo que quiere dedicarse a la política, y que antes movía niños para cumplir sus objetivos? –Le interrumpió Frisk con total enfado. Estando por levantarse de golpe por inercia, pero recordándose a sí misma que tal actitud era demasiado contraproducente. Recordándose que el señor Gaster sería capaz de darle un coscorrón si supiera que habría reaccionado así. Aun cuando la observación del reno fuese incongruente y que incluso él habría reaccionado mal ante la situación. –¿Usted, que vino a mí con argumentos vagos de resistencia, lucha y justicia para todos los monstruos?
-Yo no llevé a la muerte en persona a gente inocente. –Frisk se mantuvo en silencio, sin apartar la mirada firme con tal de no mostrarse vulnerable ante la insinuación de ese sujeto, pero no cabía duda de que había sido en vano. Evidentemente algo en su expresión había detonado que el reno emitiera una sutil sonrisa apagada que no pasó desapercibida. –Bueno, al menos usted muestra pena por las víctimas. Ya es algo.
Frisk no lo describiría como una pena, sino como un tormento del que no era capaz todavía de siquiera procesar. Tanto queriendo mantener a salvo a los Gaster, evitando que se mancharan las manos lo más posible, para terminar siendo ella quien provocara algo mucho peor de golpe cuyo número exacto de muertes en el lugar no estaba siendo calculable de forma oficial, pero sí lo suficientemente alarmante para que fuese una noticia nacional. Era más que consciente de eso porque no dejaba de pensar en eso. Al final, por más aberrante que le hubiese sido la justificación de "matar o morir", había terminado siendo una más en aplicar semejante ideología por mera supervivencia y egoísmo. Justo lo que Sans le había advertido sobre cómo era su vida sin escapatoria.
Pudo sentir en el instante cómo sus manos comenzaban a temblar, por lo que las bajó para no seguir poniéndose en evidencia. Había muchos delincuentes circulando en Ebott City, pero no cabía duda de que Asgore Dreemurr era el peor que podría conocerse en mucho tiempo, el temor más grande de todos los habitantes al grado de querer evitar a toda costa. Y eso sería una espina clavada en su corazón que dudaba que pudiera quitarse alguna vez en su vida, pero no quería sentir lástima de sí misma por eso. No lo merecía y no estaba para lamentos. Tenía que actuar hacia adelante, pasara lo que pasara.
Tenía que detenerlo para que al menos no fuese peor de lo que sonaba en su mente la simple mención de su nombre.
-La razón por la cual la llamé, es porque tengo una propuesta de cómo salvar esta selección, pero hay posibilidad de que mi sugerencia no sea de agrado para cierta familia. –Supuso que el reno hablaba de los Gaster, lo cual solo hizo que tuviera más su atención. –Así que en caso de aceptar, requeriré garantía de mi seguridad y de mi familia.
-¿Qué viene siendo?
-Lo que mi competencia no pudo lograr: la detención de un delincuente temido como garantía de que se verá por la seguridad de todos. –Frisk iba a protestar al respecto, molesta de su sugerencia que implicaba a la familia Gaster y todo el riesgo que quería evitar desde un inicio, pero el reno se le adelantó mostrando la primera plana del periódico en mano. –La detención de la Flapper Florista.
Frisk arqueó la ceja sin emitir algún sonido inmediato, siendo demasiado extraño para ella misma verse en blanco y negro rodeada de letras hablando sobre ella sin conocerla. Comprendiendo de primera que su solicitud era más que clara por el hecho de que Sans lo mataría con tal solo escuchar semejante sugerencia. Y sin duda alguna también se le uniría Flowey en un caso así, por lo que había sido una buena elección no haberse presentado con él.
Por lo que había visto en más periódicos como ese, comenzaban a mencionarla con ese seudónimo que desconocía de dónde o cómo había surgido realmente, pero que al igual que muchos apodos o derivados que le habían dado desde que había puesto un pie en la ciudad, comenzaba a acostumbrarse al grado de no darle importancia. En cuanto ella misma supiera cómo se llamaba y los seres que le rodeaban la nombraran como tal, le daba igual lo que dijera el resto.
Leyendo de forma fugaz, la mencionaban una vez más como parte de todo el conflicto, y no era una mentira como para querer protestar. Sobre todo cuando la foto del día era ella dándole una cachetada a La Bestia pese a ser herida por él. Pero lo que le estaba mostrando ahora el reno era el hecho de que su búsqueda estaba siendo de un modo más "formal" debido a que estaban poniéndole un precio a quien diera con su paradero. Un precio que además de desconocer si eso era mucho dinero o no para una persona, aclaraba buscarla con vida para su interrogación, a su vez que mencionaban cosas sobre su vinculación con los Gaster, la yakuza y con el monstruo en cuestión, Asgore Dreemurr, con el fin de aclarar que se tuviera cuidado con el entorno de ella. Ciertamente, no sabía qué sentir al respecto, pero algo le decía que tenía que ver el detective que había frecuentado en un par de ocasiones dado que la foto que estaban usando de ella poco más abajo de la nota, era justamente la que le tomaron en la fiscalía aquella ocasión en que le conoció.
Pero vaya que su vida había tomado un giro inesperado, considerando que todo había iniciado con el hecho de haber puesto un pie sobre la ciudad en busca de un padre con el cual seguir compartiendo el gusto a las flores y vida tranquila. Y ahora, siendo una delincuente igual que él. Igual que su padre biológico al que muchos insistían en relacionarla con él.
-Tiene demasiadas agallas para pedirme tal cosa. –Optó por poner a un lado el periódico y no darle importancia a ese hecho. –Pero no las suficientes para requerir esa clase de favor. Le recuerdo que soy yo quien le está financiando. Nadie más.
-Solo quiero saber si estamos en el lado correcto.
-¿En el que ambos trabajamos para mafiosos? –Recalcó con algo de indiferencia, lo cual aparentemente no le gustó al reno. Tal vez creyendo que le estaba sugiriendo que su foto también debía de estar en el impreso. –Le recuerdo que tiene un trato conmigo, y dado que yo trabajo para la familia Gaster, quiera o no, está vinculado. Y tal y como me lo dijo una vez "ser cómplice de un mafioso, te hace delincuente".
-Así que pretende arrastrarme a su misma reputación para tenerme atado a usted porque me necesita, ¿eh?
-Querer y necesitar son cosas muy diferentes, señor Holiday. Por ejemplo, usted me buscó en su momento porque me necesitaba para sus intereses revoltosos. Y usted está en su posición actual por el hecho de que yo QUIERO que siga en esto. –Pese a que había enfatizado demasiado la palabra para dejar en claro su punto, lo cierto era que su tono de voz en conjunto con su mirada, eran más que suficientes para tener en claro su enojo dada su expresión inmediata. –Yo no lo necesito, señor Holiday. Así que esta será la única oportunidad que le daré para que se retracte de su comentario.
Tuvo que frenarse a sí misma con ello, dado que pudo notar que se estaba alterando conforme el ritmo de la conversación se tornaba más tenso. Y al ver que el reno se limitaba a murmurar un simple "lo siento", con ello supo que cuanto menos, era capaz de mantener la delantera en la ya discusión que habría sido mejor que no se hubiese convertido en eso. Lo que menos necesitaba justamente era causar un alboroto donde no habría nada que la detuviese de dañar al reno ante ella. Cuestionando ahora si había sido una buena idea o no haberse presentado sola, siendo que tal vez otros querían evitar justamente que lastimara a otros sin que se percatara de cómo o cuándo lo hacía.
-Tenemos el mismo objetivo, señor Holiday. Eso no ha cambiado. –Se enfocó ahora en el aroma de la tinta del periódico con el fin de calmarse. –Tal vez los métodos no han sido como hubiese querido, pero podemos lograr que menos tengan que mancharse las manos para que el futuro pueda ser más prometedor para todos.
-"El fin justifica los medios", ¿eh?
Su tono de resignación no se comparó con el malestar que Frisk ya estaba teniendo con la conversación. No había diferencia con eso de "Matar o morir", ¿cierto? ¿Y si todavía estaba a tiempo de retroceder? ¿Sería bueno hacerlo? ¿Sería malo hacerlo? No, no estaba para retrocesos ahora, no cuando la familia Gaster necesitaba que reparara su error de haber invocado a La Bestia. No cuando era la razón por la cual el señor Gaster estuviese tan debilitado ahora, no cuando era la razón por la cual varios habían muerto pese a que ella no tenía capacidad de alejar gente de una zona por más controlada que hubiese querido. No cuando la razón de que Sans terminara aceptando su destino en desagrado de ser jefe era causa suya, poniéndolo en riesgo y en la mira de todos. Solo por haber sido el tonto que se había enamorado de ella, desencadenando que la bestia lo clasificara como su enemigo número uno solo por diversión.
Detestaba que las cosas hubiesen resultado así, pero por más que quería aceptar los hechos para mantenerse firme en las consecuencias, el miedo y el dolor eran cosas que comenzaban a paralizarla en varios sentidos. Ella solo quería vivir en paz, atendiendo las flores que tanto le gustan. ¿Por qué la vida era tan complicada ahora? ¿Por qué había tenido que llegar a este punto de tener que moverse con cuidado cada vez?
Al final, seguía siendo una niña queriendo correr hacia una familia después de todo. Persiguiendo algo que nunca había tenido... pero que aún era capaz de rehusarse a que no fuera su futuro en cuanto no estuviese escrito. Y por más insignificante que pareciera, le era situación suficiente para no dejarse caer.
-No puedo garantizar que el nuevo Don Gaster se mantenga con las manos quietas en caso de poner en acción su sugerencia. –Terminó aclarando, no queriendo pensar más en semejante comparación. –Así que rechazaré por completo esa sugerencia por su propio bien y mejor enfoquémonos en mejorar su reputación con acciones que comuniquen más. ¿Qué hay con lo que había inspirado a los más jóvenes?
-Dado lo acontecido, dudo que sus padres les permitan siquiera mirarme. –El reno levantó su taza humeante, dejándose llevar por el olor que había mejorado que la última vez. –Por como terminaron las cosas diría que mejor lo intentemos otro año, pero la verdad, es que si no hacemos cuanto menos algo por luchar en esta elección, puede que las cosas se vuelvan más imposibles ante lo desatado.
-¿A qué se refiere?
-Hace tiempo me había llegado el rumor sobre algo desarrollándose en Waterfall, sobre que la construcción del parque de diversiones estaba siendo una fachada para ocultar algo grande. –Dio un trago a su bebida y prosiguió. –Por supuesto, en su momento no le presté atención por tratarse de un simple rumor. Pero ahora que estuve en el puerto, me di cuenta de que no es tan descabellado pensar en que aquello podría tener algo que ver con aquellos reflectores de magia.
-Los reflectores instalados estaban para garantizar cierta seguridad. –Recordó Frisk con un mal sabor de boca.
-¿Seguridad para quienes? Solo para los humanos que le temen a la magia, a algo que son incapaces de tener. Pero para nosotros, que limiten esa parte nuestra a esa magnitud, a esa exposición constante... no solo me hizo sentir débil a mi, estoy seguro. –Frisk recordaba perfectamente que Flowey le había expuesto que hasta él se sentía débil con la situación también, razón por la cual tuvieron que separarse y resultando todo mal. –Eso no es normal. Llegar al límite de enfermarnos para sentirse seguros no es normal ni está bien.
-Pero, ¿qué tiene que ver Waterfall o el parque de diversiones con eso?
-El rumor es que el alcalde quiere implementar una ruda medida para mantener la ciudad más segura. Una aparente barrera invisible que nos tendría al punto de obligarnos a desplazarnos de nuestros hogares a la fuerza. Y que el supuesto parque de atracciones es una fachada para ocultar la construcción de esa realidad.
Aquello le hizo eco en su mente, recordando vagamente que Papyrus ya había hecho mención de esa situación a palabra de la líder sindical de trabajadores monstruo. Y si era cierto todo lo que le mencionaba, ¿acaso Mettaton estaba al tanto de eso? ¿Formaría parte? ¿Por eso no aceptaba monstruos en la construcción? ¿Esos reflectores serían capaces de enfermar a los monstruos? ¿Que eso no era peligroso? Pero si Mettaton decía que los probaba consigo mismo, ¿cómo era que él estaba bien? ¿O acaso era algo más que le ocultaba de sí mismo?
-¿Lo entiende? Si perdemos la elección, no solo no podrá casarse con su novio. Sino que ni siquiera será capaz de estar cerca de él si aquello que esté planeando se implementa. –El reno finalmente se levantó de su asiento como impacto de lo dicho, aunque con algo de dificultad dado el ligero temblor que tuvo en su agarre del bastón que rompió un poco con el dramatismo que tal vez pudo haber logrado. –Y si aquello funciona, no tardará todo el país en querer replicar semejante tecnología.
-¿Hay algún modo de corroborar ese rumor?
-Además de forma directa con el mismo Uther Pendragon... con el hijo, quien forma parte del proyecto. –El señor se limitó en observarle desde su posición, notando con cierta decepción reflejada en sus ojos que su dramatismo no había sido tomado en cuenta por la humana que observaba todo con la suficiente atención para estar intacta. –Su nombre es Arthur, pero es difícil llegar a él si apenas y se deja ver.
Supuso que eso significaba que aquella información no servía para nada, por lo que lo fue olvidando en ese instante conforme las interrogaciones invadían más su mente al grado de estar sujetando con más fuerza innecesaria su taza que comenzaba a enfriarse.
Humanos, monstruos. Hombres, mujeres. Nacionales, extranjeros. Bien, mal. ¿Por qué todo terminaba en dualidad cuando en comparación con la naturaleza, había distintos tipos de flores y todas maravillosas a su manera? A veces pensaba que todos se complicaban demasiado en su perspectiva, pero también por lo vivido, se cuestionaba qué tanto desconocía para que se estuviese perdiendo de algo importante y que fuese la razón de semejante singularidad entre todos los habitantes de la ciudad. Aunque por su misma experiencia, la discriminación ciega que muchos tenían formaba parte de todo conflicto que temrinaría perjudicado a la mayoría.
Así que estaba de acuerdo con el señor Holiday. Tenían más razones para actuar ahora, que esperar una oportunidad que probablemente no se presentaría más dada la cuenta regresiva. Pero mejorar la imagen de alguien no era para nada su fuerte, considerando que ella misma acababa de empeorar la suya propia para que le estén buscando como alguien peligrosa. Si tan solo supieran todos que no era capaz de sujetar un arma apropiadamente o de patear una pelota... Sólo sabía de flores, y era conocimiento suficiente para ella, para mantenerse tranquila y con los pies en la tierra. Aunque con solo ese conocimiento pudo idear un plan para liberar a los Gaster de su condena, ¿cierto?
¿Entonces era peligrosa sin importar qué supiera hacer o no? ¿Las advertencias de otros estarían en lo cierto sobre que condenaba a otros? ¿Cómo podría evitarlo si ni siquiera sabía cómo era que lo hacía en primer lugar? ¿O sería bueno para sus futuros planes? ¿Eso la hacía buena o mala? ¿Importaba demasiado a estas alturas? ¿Habría algo que...?
-¿Se encuentra bien?
-¿Ah? –La pregunta la desconcertó de lo que parecía un torpe intento de sostener una taza, de la cual habría terminado tirando su contenido sobre sus piernas si no le hubiera llamado la atención. –Ya es momento de que me retire, pero retomemos esta conversación en un día cercano para pensar en una alternativa más agradable.
No le gustaba la sensación de estar huyendo de algo, pero podía notar que se estaba conteniendo de agredir al monstruo ante ella. Y no era capaz de comprender el por qué si solo estaban conversando con algo de discusión sobre la mesa. ¿Acaso sentirse atacada era suficiente para alterarse? ¿Estaba tan débil que algo como eso podría complicarle las cosas? Tal vez el señor Gaster estaba en lo cierto sobre su situación, pero el modo de poder ayudarla no parecía algo sencillo de obtener por mucho que quisieran indicarle que descansara.
-¿Me permites decirte algo antes? –Que el señor Holiday ya no se dirigiera a ella con la formalidad de antes le pareció una mala señal. –Hay algo que nunca pude decirle a Asgore en su momento, y forma parte de las cosas que me arrepiento hoy en día, por lo que no quiero hacerlo contigo.
Escuchar su nombre le hizo gruñir por lo bajo, pero accedió con un simple cabeceo.
-Deja de jugar al delincuente. No hallarás un camino feliz si sigues los pasos de aquellos que solo asumieron un papel que al final los terminó consumiendo.
-Yo no me encuentro jugando, señor Holiday. –Comentó de inmediato. Estando por dejar la taza sobre la mesa antes de que terminara destrozándola sin querer. –Solo asumo las consecuencias de mis propias decisiones.
-¿Incluso cuando lo correcto sería aplicarte la ley a ti también? –Frisk levantó la mirada de nuevo. Soltando por completo la taza y, en efecto, haciendo el destrozo de derramar su contenido. Al menos no había terminado rompiéndola. –Hace un momento hablaste sobre la diferencia en querer y necesitar. Tú quieres una ciudad más justa y equitativa, pero para ello la ciudad necesitará confiar en que dicha justicia se aplique para todos sin excepciones. ¿Estarías dispuesta a recibir un juicio por tus acciones?
-Esa es una pregunta que tendrá que hacerme cuando logremos que en verdad exista la equidad en esta ciudad. –Tomó varias servilletas para limpiar su torpeza antes de que el líquido cayera de la mesa. –Porque por ahora, no habría verdadera justicia si en ese lugar solo se me reprenderá con incongruencias.
-No, es una respuesta que NECESITO ahora de tu parte. –Que recalcara del mismo modo que ella había hecho hace unos momentos, captó su atención al grado de dejar de limpiar. –Gorey solía decir que "en la guerra y en el amor, todo se vale", y aquello lo llevó al límite de volverse quien es ahora. Y para "El jugador" toda la ciudad fue su tablero de juego favorito sin importarle lo que dejó aun en su ausencia.
-Y le preocupa que "La Flapper Florista" se justifique con argumentos de equidad para todos mientras deja un caos a su manera. –Concluyó de inmediato al momento de entender a lo que quería llegar. Siendo que terminó acomodando la taza sobre su platito antes de seguir comentando. –Yo no soy como "La bestia" o "El jugador", señor.
-De hecho, creo que te les pareces demasiado, si me permites ser franco.
Frisk finalmente se puso de pie, retomando total control de su cuerpo ahora que había dejado de temblar. Tal vez el señor Holiday tenía sus razones para pensar que era así considerando que tuvo la oportunidad de conocer a ambos en un momento menos catastrófico, pero aun así, le disgustaba que intentara apelar a la culpa para frenarla de algo que había iniciado y que, tal y como estaba firme en sus palabras, asumiría las consecuencias acorde a como estaba dispuesta a hacerlo. Y le irritaba mucho más que tratara de manipularla para su propio beneficio con tal de verse bien a toda costa. Entregarse por cuenta propia para mejorar la imagen de un sujeto que no era capaz de resolver los objetivos por cuenta propia solo lo hacía un tipo igual al alcalde regordete que le tocó conocer, queriendo mejorar su imagen estando por matar a los Gaster sin acabar con un verdadero problema desde raíz.
Matar o morir, como odiaba esa percepción, pero el señor estaba en lo cierto de que no había diferencia con los demás. Ya no podía seguir pensando en que los citadinos eran extraños cuando ella ya formaba parte de muchas de sus costumbres. Cuanto menos, debía de poder ver el modo de usar a su favor cualquier situación, sin fragmentarse cada vez más en el proceso.
-Yo sí doy la cara a toda situación, a lo que quiero y puedo involucrarme. Y eso es porque no me tomo la vida como un juego. Razón más que suficiente para que no se me compare con ellos. –Atajó al verlo de frente, el cual estaba a su altura por lo encorvado que estaba por su mala postura con el bastón. –Soy la descendencia de El jugador y el secreto de La bestia, cosas que no pude controlar por mi cuenta, pero sí el hecho de ser la aprendiz del señor Gaster y la novia de Sans Gaster. Por ahí intente atacarme, pero puedo garantizarle que no le saldrá sencillo librar de la muerte en el primer intento.
-Amenazas ya como una mafiosa, supongo que esa debe ser suficiente respuesta, ¿eh? –Cualquiera que fuese su conclusión en eso, no lo compartió en el momento. Y por la forma que la miraba, le indicaba que muy probablemente nunca lo haría. –Supongo que deberé pensar en algo más por ahora.
-Nos mantendremos en contacto pronto.
-Si, eso me temo de ahora en adelante.
Sin nada más por hacer ahí, se retiró sin decir una palabra más. Ni siquiera esperó a que le acompañara hacia la salida al preferir irse antes de que volviera a irritarse y ahora sí no se pudiera controlar. Después de todo, parecía que si era peligroso que anduviera sin acompañamiento, pero solo le disgustaba mucho más ese hecho. ¿Cómo podría mejorar su situación si tenía tanto por atender? ¿Cómo podía atender todo si no era capaz de concentrarse adecuadamente? Sin entrar en una alteración que aun no comprendía cómo funcionaba. Queriendo evitar dañar a terceros y terminando haciéndolo por mucho que quisiera ver otras opciones.
Esas muertes habían sido causadas por el Gran Don, pero su presencia había sido por ella. Por ella que había querido verlo de frente, por una respuesta que claramente no se la daría con palabras, pero que sus acciones debían de hablar suficiente para que dejase de buscarlo nunca más. Para que su corazón dejara de doler por su simple recuerdo, por su simple mención que le vinculaba a perspectiva de toda una ciudad temerosa. Condenando incidentalmente al hombre que amaba, y a ella misma, a sentirse atrapada en múltiples categorías o sobrenombres que le disgustaban en mayor o menor medida, pero que no se sentía con el ánimo de defenderse de ellas ante el hecho de no saber reconocerse a sí misma ahora. Con los suficientes errores que dolían con el peso de su impacto sobre todos que le rodeaban.
Daba pasos firmes hacia el frente, pero sin un rumbo o meta en específico. Solo caminaba sin darse opción de retroceder o detenerse, pero sin saber hacia dónde se dirigía y si estaba en un camino apropiado. ¿Qué estaba pasando con ella que ya ni era capaz de reconocer su propio cuerpo? ¿Sus propias sensaciones? ¿Sus propios pensamientos? ¿Quién... o qué era ella ahora?
-Soy Frisk. –Se murmuró a sí misma mientras seguía caminando, tal vez con algo más de apuro pese a no ser necesario. –Soy Frisk, soy Frisk, soy Frisk...
Frisk...
Flapper Florista, ¿quién era ella? ¿Qué representaba? ¿Daba tanto miedo como la mencionaban los medios? ¿Ameritaba en verdad que la cazaran tal cual como una criminal? ¿Por qué le importaba tanto ahora? ¿Por qué no podía dejar de prestar atención a algo tan absurdo? Una florista no debía de dar miedo, ¿cierto? Pero Dreemurr también lo era y estaban en lo mismo.
-Soy Frisk, soy Frisk... Solo Frisk.
Frisk...
-Solo Frisk.
Frisk...
-Vete, –Murmuró sin ver a nada en específico, tal vez hasta caminando con los ojos cerrados con tal de no volver a tener esa visión que aclaraba lo loca que se estaba volviendo. –Por favor, solo déjame en paz.
-No. ¿Finalmente entendiste que juntarte con monstruos solo trae problemas?
Escuchar esa voz reconocible la sobresaltó inmediatamente, pero también le hizo querer apartarse lo más pronto posible al ser algo que solo le irritaba su presencia que no aportaba nada a su vida ya de por sí complicada. Cuanto menos, la distracción había hecho que se enfocara en su respiración y abriera los ojos para darse cuenta lo tanto que había caminado. Dándose cuenta que se había salido de los límites de Snowdin, ¿tal vez guiándose por su olfato sin darse cuenta?
Aunque supiera que el tipo esperaba una respuesta suya, quiso apartarse con tal de no tener que lidiar con eso por ahora. Aun cuando tal vez debía de estar agradecida por el apoyo no pedido que claramente le estaba brindando para que la policía no se acercara al barrio tras todo lo ocurrido. Era consciente de eso, mas no lo consideraba una alianza formal al no haber algo de interés dentro de alguna negociación previa. Si la yakuza quería trabajar sin ningún beneficio, era cosa de ellos, no suya.
Optó por caminar hacia el lado contrario con tal de alejarse sin necesidad de explicación alguna, pero pudo notar de reojo que el humano comenzó a seguirla hasta el punto de dar un salto con aterrizaje bastante silencioso ante ella. ¿En qué parte del lugar había estado escondido en primer lugar? No parecía que hubiese algo con lo cual haber estado suspendido en un espacio tan cerrado. ¿Acaso era capaz de caminar por las paredes? ¿O había algo que no era capaz de visualizar en los ladrillos de alrededor? ¿Cómo lograría tanta agilidad teniendo tanto cabello encima? ¿Siquiera era capaz de ver algo hacia el frente?
-Estar sola no es una opción para ti. –El yakuza comenzó a caminar a lado de ella, lo cual le incomodó lo suficiente para estar separada de él cuanto menos. –Deberías de saber que la policía te busca.
-Lo sé, pero no me importa. –Oprimió los puños con fuerza ante la frustración de la situación, lo cual hizo que sintiera el anillo con algo de incomodidad que le generó querer calmarse de inmediato. –O por lo menos, me importa lo suficiente para ser cuidadosa, pero no amerita que tenga compañía constante.
Siguió caminando con el fin de alejarse particularmente de él, pero fue evidente a los pocos segundos de que no sería el caso al estarle siguiendo con calma. Aun así, se rehusó a mantener conversación alguna con el afán de hacer que se aburriera y se retirara de una buena vez a donde sea que se ocultaba ahora, pero a los pocos segundos pudo concluir que no sería el caso. Siendo que se apegaba mucho más a ella como si pretendiera ser una sombra a la que nadie desearía reposar en un caluroso día de verano por más que la necesitaran.
Y si bien eso le irritaba en sus adentros de que se tomara semejante confianza, no parecía ser lo suficiente molesto para reaccionar con agresión como lo estaba haciendo regularmente en algunos casos sin que tuviera intención de hacerlo. ¿Acaso había algo en particular que fuese capaz de activar su modo primitivo? ¿Por qué solo parecía reaccionar en algunos casos y en otros no?
No, la verdadera razón por la cual se estaba manteniendo serena, muy seguramente era por el hecho de ser capaz de detectar flores cercanas. Proviniendo de un sujeto que tenía varios ramos improvisados consigo, vendiendo en la esquina a la que se dirigían sin haber tenido intención de hacerlo antes, aunque tal vez había sido su instinto de querer verlas con una tenue sonrisa formada sin que se percatara a tiempo por su cuenta, pero sí por parte del florista que le devolvía la sonrisa con mayor amplitud.
-¿Flores para la bella dama?
No se lo había preguntado a ella, sino al tipo que no paraba de seguirla con incómoda cercanía. De lo cual quedó algo sorprendida de que Kris no hubiese dudado ni un momento en elegir un pequeño ramo y pagar por ella sin que se lo pidiese o dejara en claro cuál o cuáles le gustaban. Aunque para ser sincera, todas le gustaban demasiado y ya le habría parecido suficiente poder contemplarlas en un entorno citadino tras un día estresante. Aun así, se sintió extraña de estar recibiendo algo por parte de alguien que todavía consideraba un completo extraño que apenas y era capaz de verle a los ojos con semejante cabello encima.
Sobre todo porque dentro de todas las gypsophila que componían gran parte del ramo, la flor que resaltaba que había elegido el yakuza para regalarle, era precisamente un lirio blanco.
-La sociedad ve a un hombre y una mujer humanos caminando juntos y lo relacionan inmediatamente como una pareja. –Comentó Kris sin que pidiera su opinión. –Eso es porque es lo natural, es lo correcto.
-No me interesa tu opinión sobre lo que consideres adecuado o no. –Bufó Frisk con algo de molestia, pero agradeciendo en silencio por las flores. Aun cuando se tratase de una que no le daba un buen recuerdo por ahora. –Para que defiendas tal argumento, ¿alguna vez te has enamorado?
-No, es algo que no me interesa.
-A mí tampoco me interesaba, de hecho, nunca creí que en mi vida pasaría por esto. –Observó detenidamente la flor sin detenerse. –Pero aquí estoy.
-¿Confundida y atontada? –Frisk optó por no responder fuera de un leve gruñido por lo bajo, recordándose que lo mejor era alejarse de él lo más pronto posible. –¿Qué es lo que te gusta de ese esqueleto?
-Muchas cosas, pero, ¿para qué quieres saberlo?
No tuvo respuesta. En un movimiento que pudo visualizar con algo de tardanza, pero que aun así terminó gruñendo a la par de dar un paso hacia atrás de forma instintiva, el sujeto de cabello mal peinado se puso en frente de su camino, deteniéndola por completo y teniendo solo una flor con la cual defenderse de lo que sea que pudiera hacerle en ese instante. Los lirios tenían mucho polen, ¿tendría la suerte cuanto menos de hacerle estornudar como única alternativa? Levantó la flor para prepararse de hacer algo, pero con ese hecho terminó enfocándose demasiado en su aroma que terminó tranquilizandose ella misma en el instante. ¿Acaso Kris le había comprado la flor justamente para que se calmara con el aroma? ¿Que solo se enfocara en ello? No, no era posible, ¿o si? ¿Cómo podría saber qué hacer?
-Desde hace tiempo te he observado, Frisk. –Comentó el tipo al instante que le hizo cuestionarse si acaso le estaba leyendo la mente. –Desde mucho antes de que conversáramos por primera vez.
-¿Eres un acosador?
-Un vigilante. Un guardián, o como quieras verlo. –En silencio, Frisk se mantuvo firme con el término que ya le había dado. Sintiendo un extraño y vago recuerdo con la situación. –Sé de tu alteración producida por experimentos de los Dreemurr, pero reconozco que me ha sorprendido el hecho de que pareciera que eras capaz de controlarlo muy bien hasta ahora.
-¿A qué te refieres?
-Tienes instintos primitivos, por ende, debías de mostrar acciones primitivas que deberían de llevarte a querer cubrir necesidades básicas sin cuestionamientos. Cosas como cazar tu alimento, defender tu territorio, apetito sexual...
-Nada de eso debería de importarte. –Se incomodó que dentro del término "vigilante" incluyera que estuviese atento a todas esas partes de su vida sin que se hubiese percatado en algún momento. Pero de alguna manera le explicaba que su percepción de que le regalase una flor de la nada no era tan descabellada. –¿Y cómo es que sabes todo esto?
-Como dije, he estado atento a ti desde hace tiempo. Aunque reconozco que te he descuidado. –En un movimiento rápido que le hizo instintivamente gruñir, Kris la había tomado de la muñeca izquierda para levantarla y contemplar su mano que portaba la cuerda metálica rodeando su dedo anular. –¿Qué es esto?
-Un anillo.
Explicó de inmediato por si su forma inusual fuera la causa de la interrogación, pero por el silencio incómodo que se había producido por eso supo que no era el caso y arrebató su mano.
Se giró abruptamente con intenciones de apartarse de inmediato de él, aunque tuviera que desviarse de cualquier camino con tal de que la dejara en paz. Pero aquello no ocurrió, siendo que aparentemente ahora estaba más que dispuesto a acompañarle tal cual a su costado sin importarle que se estuviese exhibiendo. Tal vez para aparentemente vigilarla de muy cerca, o solo tal vez para desviar atenciones, aunque dudaba que fuese el caso a ser demasiado llamativo que dos humanos con facciones asiáticas estuviesen caminando casualmente. Tal vez como lo había dicho, nadie los tomaba en cuenta en presencia por el simple hecho de ser un hombre y una mujer caminando, siendo que él le había regalado recientemente una flor y con ello aparentado mucho más. De solo pensarlo, le molestaba mucho más la situación.
-Es una tontería. –Soltó con amargura el tipo que no paraba de seguirla a su ritmo. –No tiene sentido, no es natural. Además los matrimonios interespecie están prohibidos.
-Yo haré que no sea así.
-No son capaces de procrear juntos. Y aunque lo intentaras, no eres fértil. No puedes formar una familia.
-Lo sé. –Contestó Frisk por inercia, pero sin dejarse de preguntar sobre cómo era que sabía eso. –Y no nos importa.
-Como mujer no eres capaz de heredar un apellido.
-No tengo apellido al cual identificarme ya. –Conforme caminaba mirando hacia el frente, mantuvo los puños cerrados con el fin de que el temblor de sus manos desapareciera de alguna manera. Y a su vez, sentir que el anillo le hiciera presión al grado de poder cortarle circulación y no importándole ese hecho. Era eso o soltar una cachetada en el instante con la mano que sujetaba la flor, lo cual tal vez llamaría demasiado la atención. –Pero ya que es lo único que te importa en todo esto, quédatelo.
-Si fuera solo por el apellido, ya me lo hubiese cambiado hace tiempo. –El greñudo resopló, aparentemente disgustándole lo que había dicho. –Tal y como lo hizo tu padre.
-¿Qué? –Se detuvo abruptamente, teniendo su total atención ahora. –¿Saito no fue su verdadero apellido?
-Ni tampoco Masao su verdadero nombre. Su pasada identidad es algo que se llevó a la tumba, porque prefirió ser un símbolo que liderara el juego perfecto que hoy en día sigue circulando. –Kris se vio más calmado con contar con su interés, pero para ella, tal respuesta le disgustó, teniendo la vaga memoria de visualizar a ese sujeto con un ajedrez o con cartas específicamente. –Un símbolo de poder y rebelión bajo un seudónimo, al igual que tú.
Escuchar aquello solo empeoró su malestar, teniendo presentes las palabras del señor Holiday respecto a estarse pareciendo a aquellos dos delincuentes que estaban en presencia memorial de todos los habitantes de Ebott City con temor y rencor. No, lo que menos quería era parecerse a ellos, ser como ellos. De uno desconocía demasiadas cosas y ciertamente no le interesaba saberlas por ahora, pero del otro, ya había tenido demasiado por mucho que había sido su anhelo volver a verlo.
Había sido un error que muchos le advirtieron, pero era una equivocación que de una u otra forma, estaba dispuesta a afrontar por cuenta propia.
-Ya me han dado demasiados sobrenombres.
-Supongo que tu favorito ha de ser el de amante del...
No lo soportó más, levantando la mano en el instante para darle una cachetada y que le dejase en paz de una buena vez. Pero nuevamente Kris fue mucho más rápido que ella, aparentemente leyendo su movimiento con una precisión que le era imposible averiguar cómo era que lo hacía. Tomando su mano alzada para simplemente entrelazarla con la suya de forma que ningún transeúnte notara algo raro. Ocultándose a simple vista y, de paso, arropando su presencia con él. Algo en todo eso le estaba haciendo sentirse mal, mas no era capaz de identificar qué era precisamente.
-Por el bien de ambos, no hagamos un escándalo en público. –Murmuró Kris.
-Por tu propio bien, déjame tranquila. –Frisk lo miró fijamente, o por lo menos lo intentó tras toda esa mata encima. Queriendo que le soltara la mano de una buena vez para brindarle la cachetada que tenía más que merecida. –Última advertencia.
-¿O qué? ¿Tu falso novio intentará matarme? –Pudo ver en cercanía como formulaba una sonrisa nada agradable con ello, lo cual solo le enojó mucho más. –Si tanto te urge casarte, deberías de...
No soportando más su presencia, terminó lanzando un golpe a puño con todo y ramo de flores sujetado, siéndole extraña la sensación de querer realmente golpear a alguien de ese modo y directo a la cara, pero realmente estaba lo bastante harta de que ese tipo no le respetara su espacio personal y que además se atreviera a opinar lo que nadie le había pedido. Sin embargo, por la diferencia de estaturas y fuerza, nuevamente el chico detuvo su intento de golpe ahora sujetándola de ambas manos, casi pareciendo que estaban por bailar en cualquier momento. Incluso, parecía que por inercia había dado los pasos hacia atrás como si una extraña dirección en ello le indicara que pudiera hacerlo a tal ritmo. Nunca había bailado realmente en su vida, pero suponía que algo así debía de implicar lo que era bailar con alguien.
-Interesante. Tus ojos son cada vez más rojos.
-¡Suéltame! –Rugió.
-¿Cuánto has estado soportando? ¿Cuánto eres capaz de aguantar así?
-¡Te digo que me sueltes, AHORA!
Después de ello, comenzó a sentirse cansada, como si hubiese abierto los ojos tras un largo periodo de haber hecho un sobreesfuerzo que no tenía ni idea de en qué momento lo había hecho fuera de tratar de zafarse del tipo cada vez más irritante. Pero al momento que comenzó a querer retroceder, notó que tenía más libertad para hacerlo, como si... ¿la hubiese soltado hace tiempo? ¿En qué momento...? ¿Dónde estaban ahora? ¡¿Qué había pasado?! Sentía como si la hubiesen teletransportado sin percatarse, pero al momento de girar a todas partes para saber si Sans o Papyrus hubiesen hecho algo, simplemente no dio con alguno de ellos. En su lugar, estaba todavía el líder de la yakuza frente a ella, pero ahora recargando en la pared del callejón donde ambos se encontraban ahora y sin saber en qué momento terminaron ahí en primer lugar. Notando a simple vista que Kris tenía algunas heridas en su brazo, mas no les prestaba atención tras enfocarse únicamente en ver a ella.
Fue así como pudo percatarse una vez más que había perdido la conciencia sin darse cuenta de en qué momento había pasado. Comprendiendo que había perdido los estribos al grado de agredir a aquel de quien necesitaba defenderse. Y tal vez sí lo había hecho, pero no lo suficiente para que el humano le estuviese sonriendo con calma.
-¿Te... lastimé yo?
-Si, pero no te preocupes por ello.
-No me preocupaba. No tengo intenciones de aguantarte. –Comentó tajantemente, queriendo ahora sí perderlo de vista, pero notando a simple vista que sería una tarea complicada al aparentemente agradarle al sujeto que pusiera resistencia cada vez más. ¿Era una especie de masoquista o algo así? –Solo quiero que me dejes en paz.
-Te reprimes demasiado al mismo tiempo que te exiges demasiado. Me doy cuenta de que eso forma parte del cómo habías controlado tu situación en todo este tiempo. –Comentó Kris sin que le pidiese una opinión al respecto, pero por el modo en que parecía estarla evaluando, a su vez de que finalmente estaba poniendo distancia con ella, supo de alguna manera que le había estado poniendo a prueba. Y su sonrisa, entonces, debía de indicar que algo había visto como bueno. –Sabes controlar tus emociones al grado de lograr ocultarlas. Tenemos eso en común.
-Piensa lo que quieras. No quiero tener nada que ver contigo, ni con la yakuza ni con todo lo que englobe a todos ustedes. –Volteó a ambos lados en busca de una salida, pero definitivamente se encontraban en un callejón cerrado y que además, olía el mar con cierta cercanía. Se habían alejado mucho más del primer punto. –¿Intentas tenerme secuestrada?
-No, solo quiero tener una conversación calmada contigo.
-Nada de lo que has hecho ha sido calmado.
-Te di flores. ¿Qué no es lo que más te gusta? –Frisk se mantuvo en silencio al estar incomodada con el hecho de que el lirio solo le daba malos recuerdos por ahora, la cual, ¿dónde estaba? ¿La había tirado en alguna parte sin darse cuenta? No recordaba nada de ese lapso entre querer darle una cachetada y terminar en un extraño callejón. –Como sea, ya que estamos en un lugar más seguro, necesito advertirte de algunas cosas.
-No confío en ti. Ya me has molestado demasiado en poco tiempo y solo quiero volver a casa.
-Tú no tienes casa, solo constantes refugios en los cuales buscas sentirte a salvo por un breve momento. Pero la realidad, es que te sientes responsable de cada vida que te rodea en ese lugar. Queriendo compensar tus errores que cada vez tienen un peso más grande conforme te haces de un nombre. –Frisk oprimió los labios de inmediato. Aquello había sonado tan preciso que le dolió. –Te entiendo, Frisk, es lo que yo siento todo el tiempo.
Aunque le disgustara el tipo que tenía enfrente, aquello acaparó un poco su atención. La realidad era que no conocía a Kris Yamaguchi por el simple hecho de que no le interesaba hacerlo en primer lugar. Los encuentros que habían tenido siempre habían resultado hostiles al grado de necesitar alguna intervención suya o externa para deshacerse de él, pero ahora, se percataba de que Kris siempre había tratado de hablar con ella sobre su padre biológico ante un extraño cariño casi obsesión que tenía con él y... tal vez, no tenía a nadie más con quien poder conversarlo para que quisiera crear tal vínculo con la hija que le quedó. Lo que tenía en su lugar era a mucha gente dispuesta a morir por un nombre que posiblemente no conocieron lo suficiente para querer lanzarse al vacío sin cuestionamientos.
Bueno o no en su "trabajo", él era líder de un grupo obsesivo con el pasado, justo lo que habían sido los Gaster desde que les conocía. Pero aquella descripción sobre cómo se sentía con su situación actual había sido tan precisa que ni ella habría dado con esas palabras de inmediato por estar concentrada en lo que tenía por hacer. ¿Qué tanto estaría aguantando en todo este tiempo? esa pregunta debería de hacérsela a él mismo antes de querer cuestionarlo a ella.
¿Acaso Kris estaría obsesionado por resguardar todo el legado de "El jugador", tal y como ella lo había estado de poder encontrar una vez más a Dreemurr? Eso sí sería algo que tuviesen en común.
-Es necesario que sepas de esto. –Kris dio un paso al frente. –La bestia tiene en su poder el alma de tu padre.
-Estoy al tanto de eso. –Respondió de inmediato, recordando que el señor Gaster y Flowey le habían hablado de eso, aunque aquello le hizo meditar la situación. ¿Acaso el poder escucharlo cual alucinación formaría parte de eso? Después de todo, algo dentro del extraño sueño había dicho sobre no estar precisamente muerto ni vivo. ¿Se referiría a eso? ¿Tenía sentido darle "sentido" a algo como eso? –No sé porqué o cómo, pero no es algo que me incumba realmente.
-Cuanto menos deberías de querer darle el descanso que merece. –Aparentemente le había disgustado a Kris que hubiese reaccionado de esa forma con la noticia. –Tuviste una historia antes de ser secuestrada por esos monstruos, antes de que te arrebataran tu humanidad. ¿No tienes ni un mínimo interés en saber cómo había sido?
-No me sirve de nada ver por un pasado de algo que no viví realmente. –Con dolo y algo de culpa, tocó su collar. Como si buscara algún consuelo en ello que claramente no le llegaría nunca más. –Mi historia es que fui acogida por monstruos, con el fin de experimentar conmigo mientras me hacían creer que era una hija para ellos. Cometí algunas estupideces por ese hecho, pero estoy de pie para corregirlas antes de que se vuelvan peores. Y lamento si esto te genera una decepción, aunque no sea asunto mío cómo te sientas o no, pero tengo cosas más importantes en la que fijar mi mente en mi presente.
-Quien no conoce de historia, está condenado a repetirla. –Comentó Kris con seriedad, aparentemente observándole más de la cuenta, aunque era algo complicado de corroborar. –Y tú estás repitiendo el mismo error que cometimos tu hermana y yo.
-¿Chara? –Abrió totalmente los ojos con sorpresa. –¿La conociste?
-Permíteme mostrarte y entenderás por qué estoy tan dispuesto a proteger el legado de tu padre. –El greñudo continuó con su argumento, ignorando sus preguntas. –Protegerte a ti.
Contempló cómo alzaba la mano ante ella para que la tomase, pero Frisk se rehusó incluso a verla, incomodándole tal intento de su parte. Nada de lo que hacía Kris era protegerla si su argumento era que la había estado observando desde hace tiempo. En su lugar, quien le había cuidado desde hace mucho tiempo había sido Flowey, asegurándose de no estar sola ante una tristeza persistente en su cuidadora incapaz de brindarle alimento en varias ocasiones. Acompañándole en su proceso de crecer a su manera que solo como flor era capaz de comprender. Quien evidentemente no estaba con ella ahora ante su molestia con él de que su modo ahora lo percibiera como una sobreprotección algo agobiante, pero siendo un error de su parte si con ello hubiese evitado que semejante tipo estuviese incomodándole justo ahora.
No obstante, la mención de su hermana era suficiente para que tuviese la atención o interés para no retirarse nuevamente. Notando en ese lapso de que ahora su mano alzada señalaba su collar con forma de corazón que todavía tocaba suavemente. Comprendiendo con algo de tardía que aquellas palabras suyas provenían específicamente de haber observado acariciar con nostalgia su pertenencia. Y antes de que le preguntara o reclamara por estarle señalando, Kris se adelantó:
-¿Quieres conocer la historia de ese collar que tanto portas?
...
-Tonta.
Murmuró Muffet mientras observaba desde su escondite cómo la humana ahora parecía seguir al tipo que minutos antes visiblemente le molestaba. Tras todo lo ocurrido a estas alturas, ¿Frisk seguía sin entender algo tan simple como mantenerse segura? No podía seguir esperando a que alguien la cuidara todo el tiempo. Aquello ameritaba que le diese un buen golpe de nuevo de inmediato, sino fuera por su curiosidad y cautela de saber hasta dónde llegaba eso.
Desde que su querido W.D. había terminado en estado grave de salud, todos tenían la tarea de aumentar la seguridad en Snowdin ante cualquier imprevisto que otros tuvieran la osadía de aprovechar, pero en su situación no había necesitado ninguna clase de indicación para querer hacerlo en su totalidad. Teniendo mayor cantidad de arañas en los alrededores, usando incluso a toda garrapata o alacrán que estuviese a su alcance para vigilar mucho más allá de donde debían. Ya que a su perspectiva, no estaban en una situación diplomática con el entorno para querer cortesías a esas alturas. Razón por la cual incluso se daba en la tarea de mantener en vigilancia a varios sujetos que consideraba que podrían ser una amenaza prevenible. Y desde aquella vez que le había capturado, el líder de la yakuza era uno de esos a los que no se les debía de quitar el ojo de encima bajo ninguna circunstancia. Sobre todo cuando estaba con bastante insistencia el querer permanecer cerca de Snowdin.
Ese maldito humano... Sabía que había estado husmeando en los alrededores desde hace días, midiendo las reacciones de terreno ajeno para saber dónde poner un pie y dónde no. Y debía de reconocerlo, era bastante silencioso en su andar, lo suficiente para que fuese complicado detectarlo de inmediato. Pero en lugar de detenerlo en cada instante, dejó que su confianza aumentara para atacarlo en cuanto tuviera totalmente la guardia baja. Y tal espera había dado en resultado ser Frisk su objetivo de acercamiento.
Era evidente lo que parecía estar intentando ese tipo, pero Frisk era tan torpe que sin duda alguna no se estaba percatando de que la estaban tratando de cortejar. Aquello le causaba más gracia que preocupación, sabiendo que molestaría mucho más a Sans y podría ser algo con lo cual entretenerse un rato tras varios días de tensión en casa, pero en su lugar optó por seguirlos con suma cautela, queriendo averiguar exactamente qué era lo que ese tipo quería con Frisk. Ordenando a algunas de sus arañas que comunicaran que ella estaba cuidando de su tonta amiga sin entrar en detalles y que se mantuvieran alerta en caso de alarmar la situación en caso de que se requiriera. Pero por lo pronto, mantuvo distancia para no ser detectada por aquellos que no era capaz de ver todavía. Estando en un juego donde el que perdía se convertía en presa. Y eso sería imperdonable para ella.
Maldita yakuza, aunque hubieran ayudado en el combate contra el Gran Don, aun no les perdonaba que hubiesen permitido que Frisk pasara un mal rato que pudo volverse peor si no se hubiese impedido a tiempo. Tal vez era lo mejor comunicarle eso a ella pronto, con tal de impedir que ese tipo intentara una aparente nueva maniobra para manipularle. Aunque fuese una chica muy fría y directa con sus cosas, lo cierto era que permanecía en ella una ingenuidad que a estas alturas era más un peligro para ella y quienes le rodeaban que algo que pudiese causar ternura. Y estaba segura de que W.D. le agradecería por hacerlo dado el nivel de reconocimiento que depositaba en ella, aun cuando se tratase de una humana que llevaba poco en sus vidas en comparación de ella misma.
Muffet sacudió su mente mientras se mantenía andando, lo que menos necesitaba era esa clase de rencores por ahora, por mucho que tuviese razones para tenerlos. Pero vaya que sus emociones no estaban siendo aliadas de momento. Y en cuanto se percató de que Frisk parecía incluso querer golpearlo, tuvo más razones para mantenerse alerta por si el tipo se atrevía a devolver el intento. Aunque antes de que tuviese alguna iniciativa de terminar interviniendo antes de que empeorara alguna situación, una liana rodeó su mano con la que estuvo por tomar su arma oculta.
-Espera.
El murmuro de la flor indicaba que él también estaba tratando de mantenerse cauteloso de lo que sea que estuviese queriendo observarlos a ellos, pero le llamaba más la atención que el mismo amigo sobreprotector fuese precisamente quien detuviera todo intento, que el hecho de que estuviese ahí igual que ella. Haciéndole que se cuestione en sus adentros qué tanto había estado observando de la situación o si acababa de llegar justo a tiempo para impedirle hacer su trabajo.
-Es el líder de la yakuza. –Insistió Muffet.
-Lo sé, pero no le hará daño.
-¿Cómo puedes estar seguro de eso? –No obtener una respuesta inmediata de su parte, a su vez del simple hecho de notar su seriedad, le hizo cuestionarse qué tanto sabía Flowey realmente para que tuviera confianza en sus propia afirmación. –Por si no estás al tanto, él fue quien mandó a ese tipo asqueroso a intentar propasarse con ella en aquella ocasión. Ni ella ni Sans lo saben, pero...
-Algo quiere específicamente. –Que le interrumpiera con esa seriedad solo hizo que incrementara sus sospechas. En otras circunstancias, saber eso lo habría alterado de inmediato. –Y sabes que el mejor modo de saberlo es no interviniendo hasta que sea necesario. Es tu modo de operar, ¿no es así?
No tuvo el ánimo de negar eso, por lo que dejó que se estuviesen acompañando mutuamente mientras observaban y seguían a ritmo tranquilo sus pasos que comenzaban a alejarse cada vez más de lo que podría ser un punto seguro. Al poco tiempo pudo darse cuenta de que la yakuza en verdad no parecía estar siguiéndoles el paso, lo cual podría implicar que estaban acatando otras órdenes o que eran tan pocos ahora que requerían dividirse las actividades para abarcar lo más posible. Como fuese, era una ventaja para ellos ahora, pudiendo seguir al par de humanos con más confianza y prisa conforme se habían alejado tras lo que había parecido un intento de Frisk de morder el brazo del otro.
Los siguió hasta las orillas de Waterfall, creyendo que la llevaría a una edificación oculta o algo por el estilo, pero en su lugar parecía que estaban encaminándose hacia un rincón poco visible por las rocas que rodeaban el lugar y que impedían gran parte de la oleada que podría llegar a hacer de las suyas. No parecía ser un lugar seguro, además de bastante oculto para que pudiese pasar cualquier cosa en ese lugar y nadie se enteraría dado que lo más cercano a algo que tuviese flujo de gente estaba mirando hacia arriba, en un muy alto risco que no tenía idea de cómo se llegaba a él desde otro punto, pero muy seguramente siendo razón por la cual el humano tomaba ese camino. Sin contar que el mar se llevaba todo ruido posible que pudiese llamar la atención.
-Vámonos. –Murmuró Flowey con prisa.
-¿Qué? Pero si apenas...
-No hay nada qué hacer aquí.
Muffet no quiso observarlo directamente al estar más enfocada en no perder de vista al par de humanos, pero se mantuvo alerta a su compañero que por alguna extraña razón se estaba mostrando preocupado pero no por él o por Frisk. De lo contrario, ni siquiera habría avisado o advertido algo y se habría lanzado sin dudar por ella.
Estaba optando por ignorar cualquier palabra suya, hasta que sintió cómo apretaba mucho más su agarre como insistencia inusual de su parte. Finalmente, tuvo que prestarle atención con tal de saber qué estaba pasándole ahora, notando que en efecto se mostraba preocupado, pero más por avanzar que por alguna seguridad que quisiera tomar.
-Flowey, ¿qué es lo que no quieres que se sepa? –Intuyó de inmediato.
-No sé qué es lo que estás pensando, pero sea lo que sea, no es algo que nos incumba.
-Entonces deja cambio la pregunta. ¿Qué de esto te involucra?
-Nada, vámonos antes de que...
-Estás mintiendo.
Teniendo un reflejo más rápido que la flor, le arrojó una telaraña con la cual aprisionarlo sobre la roca lo más pronto posible. Iluminando sus ojos de inmediato para impedirle cualquier intento de escapar o defenderse ahora que realmente estaba confirmando que estaba actuando muy extraño con todo eso. No le gustaba tener que tomar esa medida con él, y por la forma en que le devolvía la mirada, era evidente que a él no le estaba agradando de ningún modo que estuviera siendo así con él. Casi podría jurar que había algo de ruego de su parte en ese brillo de sus pequeños ojos.
-Sabías que la yakuza estaba al tanto de Frisk desde hace tiempo, sabías que no intervendrían en nada por alguna razón, pero ahora que tienen intenciones de acercarse a ella, no parece inquietarte a diferencia de todo lo demás que haces cuando se trata de algo amenazante hacia ella. –Le interrogó, observándole con todos sus ojos. –Conoces más de lo que dices, sabes más de lo que aparentas.
No obtuvo respuesta, aunque gran parte se debía al hecho de tenerlo gran parte cubierto de la telaraña. Si había algo que tenían en común sus dos amigos, era que no medían el hecho de cuánto podrían preocupar a otros, como si no comprendieran el sentimiento genuino que alguien podría tener con ellos. Estaba segura de que Frisk lo había aprendido de Flowey, pero este último, debía de tratarse de una naturaleza ausente de ciertas emociones. Aunque comenzaba a dudarlo cada vez más.
En verdad había algo extraño con él. Estaba cambiando y parecía que ni Frisk se había percatado de eso pese a supuestamente tantos años conviviendo juntos. Aunque podría ser más por el despiste de ella y por si situación no neutralizada que por algo más, claro. Pero definitivamente no podía hacer de vista ciega.
-Volveré por ti en un momento. Primero traeré a Frisk a salvo.
Teniendo que mantener cuanto menos dos ojos abiertos todo el tiempo para continuar con su magia, se retiró con cuidado hasta dar con un punto ciego en la cual podría estar lo más cerca posible de esos dos. Notando que lo que parecía ser el final de tan extraño recorrido, venía siendo una forma cóncava que apenas y era capaz de recibir luz donde se podían apreciar una gran cantidad de flores amarillas, creciendo a sus anchas en un entorno completamente inusual.
...
-Flores Gorse. –Señaló la chica de inmediato, acercándose con más confianza sin requerir algún permiso de su parte. –Hace tiempo que no veía demasiadas.
-Son flores muy persistentes. Sabía que te gustarían.
-¿Solo me trajiste a verlas? –Preguntó Frisk sin apartar la vista de las flores, siquiera esperando una respuesta inmediata de su parte. –Es muy inusual que flores de este tipo crezcan en un entorno como este de la nada. ¿Tú fuiste quien las plantó aquí?
Kris no le respondió de inmediato, dejando que contemplara primero las flores al igual que se impregnara del olor de ellas para calmarse mucho más. Siendo que incluso estaba recolectando algunas semillas con cuidado y guardando en sus bolsillos.
A decir verdad, era un lugar que había evitado regresar después de mucho tiempo de malos recuerdos, pero al ver en ese instante cómo Frisk sujetaba semejante collar que pudo reconocer de inmediato, fue que tomó la decisión de que supiera toda la verdad antes de que siguiera aferrándose a una ideología vana que la condenaba día con día. Siendo tal vez el detonante adecuado para que finalmente estuviesen en sintonía con un objetivo en mente: acabar con semejante familia manipuladora y maldita.
-Aquí fue donde inició todo. –Soltó Kris sin más.
-Creí que había sido en el terreno de New Home en el que estuvimos la otra vez.
-No hablo sobre tu padre, hablo de mi historia como oyabun. Aquí fue donde conocí a quien creí que era mi amigo, a pesar de las diferencias y vidas de cada uno. –Observó hacia arriba, donde apenas y podía contemplar la punta del risco. –Aquí conocí a Asriel Dreemurr.
***
¡Por fin pude actualizar!
Si, esta vez me tardé mucho, pero agradezco de antemano la paciencia. He estado con demasiado estrés que me consumía en muchas cosas, por lo que tuve que darme mis ratos de pausa más prolongados y reducir por ello mis tiempos en algún dispositivo móvil por salud mental. Aun así, lograba darme mis ratitos para poder escribir cuanto sea un poco para que la espera no fuese tan larga (aunque siento que me pasé más de la mano, jeje).
El capítulo especial estoy por terminarlo, por lo que estará listo para el siguiente viernes. Espero que les guste tanto como a mi
¡Michi fuera!
n.n
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