Cap 18. Conocidos
Pese a que sólo había estado una sola vez y contemplado por una fracción de segundo el lugar, Undyne recordaba perfectamente la gran casa de la tortuga anciana que le había brindado ayuda tras el fatídico día en su trabajo. Tras haber corrido por bastante tiempo, finalmente se detuvo frente a la puerta para respirar un poco y tocó el timbre esperando que no fuera tan imprudente de su parte aparecer tan temprano.
Pasaron unos largos minutos en espera hasta que la puerta comenzó a entreabrirse. La anfibia esperaba que apareciera la tortuga en el acto, pero en su lugar, una reptil amarillenta se encontraba contemplándola con una mirada bastante fría y sin vida. En un principio le había dado la impresión de realmente haberse equivocado de casa, pero tras estar lo que le parecieron minutos eternos parada ahí en completo silencio, observando la casa no le cabía duda de que había llegado al lugar correcto.
-Eh... disculpe, ¿Se encuentra...? –Trató de recordar el nombre un tanto incómoda de ver que quien había atendido el llamado de la puerta se encontraba en pijama. Seguramente estaban dormidos todos en la casa y los había despertado –Gerson, si, ese era su nombre.
La reptil sin decir nada en absoluto, abrió aún más la puerta indicándole de esa manera de que pasara. Undyne entró un tanto extrañada de lo sombría que era la reptil, mas no dijo nada y la siguió en cuanto recorrieron parte de la casa hasta llegar al punto que logró reconocer de donde había estado. Antes de que dijera algo, la reptil le señaló uno de los sillones elegantes que había para que se sentara y esperó a que hiciera caso a su indicación silenciosa.
Undyne se sentía extraña de estar con alguien que no parecía hablar para nada, pero por lo que notaba a simple vista, la había dejado pasar tras haber pronunciado el nombre de la tortuga. Vio cómo se retiró sin decir nada y esperó tranquilamente hasta que le dijeran algo. Se entretuvo un rato observando las decoraciones que tenía por toda la sala, que si bien ya las había visto la primera vez, no se había dado el lujo de contemplar su verdadero valor.
Le daba la impresión de ver piezas de todo el mundo. Máscaras africanas colgadas en un lado, largas espadas orientales en otra... era como estar en un museo compacto. Estaba más que segura que varias de las pertenencias de tan sólo la sala valdrían billones para un buen coleccionista. Se quedó un buen rato contemplando el mango de las largas espadas que estaba más que segura que no eran simple decoración por sus hojas tan talladas.
-Veo que te interesan mis katanas del periodo Heian –La voz senil la sobresaltó tras haber estado concentrada por demasiado tiempo en las piezas. Al girarse contempló a la tortuga sonriéndole amablemente mientras era acompañado de la reptil de ojos grises y fríos ya portando ropa presentable –Te comprendo, son realmente magníficas. Me costó algo de trabajo obtenerlas.
La tortuga se sentó frente a ella como si ya hubiera contemplado una reunión con ella a tan temprana hora. La reptil amarillente se había desaparecido por un fugaz momento para regresar con una tetera de porcelana y varias tazas, las cuales colocó en la mesa del centro junto a las piezas de ajedrez de mármol y le sirvió primero a la tortuga.
-Me alegra mucho que me visites. De haber sabido que vendrías, te habría preparado algo especial para la ocasión –Sonrió Gerson mientras tomaba su taza con cuidado. –Y creo que ya conociste a mi esposa, Alphys.
Undyne tomó la taza que le estaba brindando la reptil mencionada, con lo cual se sorprendió de lo que le decía la tortuga en el proceso. ¿Esposa? Ella se veía bastante joven a comparación de él, incluso podría pasar por hija realmente... pero supuso que no era para nada asunto suyo y no debía de cuestionar al respecto.
-Lamento haber venido así sin más, pero me temo que me encuentro en una situación complicada y no tengo ningún otro lugar al cual acudir –Optó por ir a la directa para evitar andar en las largas –Aquella noche en la que me encontró herida, estuve así por haberme defendido de un humano del trabajo, quien intentó violarme y luego matarme.
-Eso suena terrible –Se mostró sorprendido con lo que le decía, mientras que su esposa que estaba sentada a lado suyo no mostraba emoción alguna pese a estar atenta escuchando –Lamento mucho que hayas pasado por eso.
-Si, también yo. Ya que me dan por muerta en el trabajo, perdí mi casa y... mi ojo.
Instintivamente se tocó lo que le quedaba de su ojo que cubría con su larga melena roja. Le era desagradable contar que estaba en un verdadero problema, pero estaba harta de las situaciones y de ser una víctima de ellas. Estaba ahí para tratar de solucionar algo de su vida y emprender en su nuevo camino. Y para ello necesitaba la mínima ayuda posible.
-Mi esposa hizo lo que pudo, pero me temo que te encontré muy tarde para ello –Gerson tomó de la mano a su mujer –Aunque debo reconocer su talento para que estuvieras bien por lo demás en poco tiempo, no se pudo salvar.
-¿Fue usted quien me curó? –Se giró hacia la reptil amarilllenta –Muchas gracias entonces.
La mencionada simplemente cabeceó un poco a modo de respuesta sin mostrar alguna emoción en particular. No le cabía duda de que era una monstruo muy extraña para la anfibia. Ambos reptiles eran completamente diferentes, pero el silencio total y la falta de expresiones por parte de ella le era de lo más incómodo. Como si en aquellos ojos grises que se asomaban en los cristales de sus lentes no hubiera nada de vida en ellos.
-Ya veo, entonces vienes a pedirme asilo ¿no es así? –Preguntó la tortuga sin preocupación alguna. –No te preocupes por eso, puedes quedarte el tiempo que necesites. Después de todo, estamos para ayudar a los nuestros.
-Aunque admito que esa era mi intención en un principio... me parece extraño que me quiera brindar su apoyo sin saber siquiera mi nombre.
La tortuga simplemente rio con su comentario, como si fuera una plática de lo más armoniosa lo que estaban teniendo pese al tema tratado en el lugar.
-No hace falta para entender que eres una joven asombrosa que requiere de apoyo –rio levemente la tortuga y le dio un leve trago a su té antes de que se enfriara más –Además, no fue difícil saber tu nombre cuando has sido la única monstruo que ha trabajado en la comisaría. El sindicato de inclusión de monstruos dio el leve informe sobre el aparente fallecimiento de Undyne Fisher, la primera secretaria monstruo de la comisaría. Los medios de comunicación no le dieron importancia, pero fue más que suficiente para saber que se trataba de ti y lo que posiblemente estarías pasando.
A Undyne le sorprendió que se hubiera reportado el caso en el sindicato. Sabía que éste tenía el programa de inclusión en variados lugares para que trabajaran humanos y monstruos a la par, pero aquella lucha quedaba muy por debajo de los intereses que mostraban algunas tutorías haciéndolo todo más complicado. Pero aun así, agradecía internamente que al menos a ellos si les había dado importancia su desaparición en vez de su trabajo, cuyos encargados eran quienes debían de al menos buscar su paradero en vez de haber concluido algo a beneficio propio.
-En verdad agradezco su hospitalidad –Agachó la cabeza en total respeto y gratitud. –Pero antes de que en verdad quiera que me quede aquí... quiero decirle algo antes.
-Te escucho –Le sonrió para animarla dada su seriedad.
Quería entrar sin rodeos en explicarle que se había vuelto una asesina a tan sólo unas horas para probar si podía confiar en él como trataba de aparentar, pero a su vez, era consciente de lo imprudente y nada factible para ella tocar un tema tan terrible como ese. Pensó por demasiado tiempo su situación que se percató de que su silencio se estaba volviendo incómodo ante la espera de su declaración.
Undyne simplemente aspiró profundo tras alinear sus pensamientos. Entendió que no era buen momento.
-No quiero quedarme con ustedes sin hacer nada, por lo que estoy dispuesta a hacer algo para merecer estar aquí mientras veo cómo solucionar mi situación –Comentó finalmente mientras mantenía su postura seria.
-No es necesario eso, amablemente te acogemos aquí.
-Pero aun así quiero hacerlo –Insistió.
Ambos reptiles dieron un trago a su té, lo pusieron en su platito y colocaron en la mesa central al unísono con perfecta sincronía. Aunque no se miraran fijamente, a Undyne le daba la impresión de que podían descifrar lo que pensaba el otro por el simple hecho de estar cerca. Aunque le pareciera raro, concluyó que simplemente se trataba de su unión matrimonial que por consiguiente se entendían en una sintonía peculiar.
Alphys se levantó y comenzó a recoger las cosas para llevárselas en la charola de plata con la que había traído todo. La anfibia había hecho el afán de levantarse para ayudarle, pero con un simple gesto de su mano le indicó que podría sola. Con la misma pasividad con la que había entrado a la sala, salió para regresar las cosas a su sitio.
-Si quieres hacer algo, está bien –Comentó la tortuga tras unos segundos silenciosos desde que se había ido su esposa –Pero insisto en que no es necesario. Es un placer para nosotros acoger a un monstruo tan resistente como tú.
Undyne simplemente sonrió tras no saber qué más decir. En cuanto había regresado la reptil amarillenta y quedarse parada cerca de ellos, la tortuga se paró igualmente.
-Alphys te llevará a tu habitación, espero que la encuentres acogedora. –Le sonrió con amabilidad –Yo tengo que revisar algunas exportaciones de mis baratijas mientras tanto, ¡Wah ha ha!
-Muchas gracias –Se levantó de su asiento más calmada y animada –Entonces ¿usted vende estas antigüedades?
-Soy un amante de la historia, y por consiguiente de estas piezas tan valiosas –Contestó animado y se dirigió hacia las katanas que antes la anfibia había estado observando –Algunas las vendo directamente en mi tienda de antigüedades, pero otras como las que estás viendo aquí mismo, son de mi colección personal. La historia tan magnífica que tienen consigo... sólo poseerlas y admirarlas es el precio digno para ellas.
A Undyne le pareció una percepción interesante la que estaba teniendo. Supuso que realmente era apasionado a lo que se dedicaba y que debía de tener bastante dinero para darse tales lujos y dedicarse a su comercio. Tras ver que la esposa le estaba esperando pacientemente, se dirigió con ella y la siguió en cuanto notó que comenzó a caminar hacia un pasillo. Fue así como notó que la casa era más grande de lo que aparentaba.
En cuanto ambas desaparecieron de la sala, la tortuga se encaminó hacia su estudio personal donde había dejado en espera a los seres que había estado atendiendo antes de la llegada de la anfibia. Tras entrar al elegante e imponente cuarto lleno de marfil en su entorno, cerró la puerta con seguro para no ser interrumpido sin previo aviso.
-Lamento la demora, pero ya ven lo que son los negocios, siempre dan sorpresas ¡wah ha ha! –Comentó con simpleza y singular tono de autoconfianza en lo que se sentaba tras el gran escritorio –Ahora... ¿En qué nos quedamos?
La pareja de conejos al otro lado del escritorio le observaron un tanto incómodos en lo que se reacomodaban en sus asientos. La naturalidad con la que les hablaba el reptil no les causaba precisamente alegría.
-En la paga que nos prometió... -Finalmente comentó el esposo mientras tenía un leve tic notorio en su oreja –Hicimos lo que nos pidió al pie de la letra con respecto a la anfibia. Hasta lo que usted predijo que pasaría.
-Dejamos a la niña en el auto dormida, así que agradeceríamos no demorarnos más –Comentó la madre estresada por estar en el lugar tan elegante –Fue agotador para ella desvelarse tanto.
-Oh si, ya veo –Rio levemente la tortuga en lo que sacaba algunos fajos de dinero de su cajón y los contaba tranquilamente para asegurarse de que todo estaba bien –También habrá que recompensar a tan espléndida actriz. No me cabe duda de que tiene talento la pequeña, por lo que les daré más dinero con tal de que la metan a una academia. En un futuro podría ser una gran estrella.
-Muchas gracias, en verdad le agradecemos –Tomó el dinero el conejo completamente sorprendido por tan exagerada cantidad de dinero que les estaba dando.
-No hay palabras para su generosidad, señor Gerson –Agradeció con gran felicidad la coneja. La incomodidad que antes habían mostrado se había desvanecido por completo tras estar observando ellos tanta cantidad.
-Harán que me sonroje –La tortuga rio de nuevo con sus reacciones –No soy yo quien debe tener crédito en todo esto. Además, gracias a ustedes obtuvimos lo que queríamos.
...
La dueña de la florería estaba atónita tras la inesperada visita matutina que estaba teniendo. El carro lujoso que estaba estacionado frente al local supuso que se trataba del mismo esqueleto alto que estaba postrado en la entrada en espera de su respuesta sobre si podría ingresar al establecimiento. Por lo que tras notar lo descortés que estaba siendo dejándolo así, y sin saber qué decir realmente, optó por abrir más la puerta y hacerse a un lado para permitirle entrar.
El esqueleto sólo había hecho un gesto con la cabeza a modo de agradecimiento e ingresó con tal firmeza y educación que le extrañó por completo. Para ser alguien que aparentemente no le agradaba por la sencillez de ser una humana, se estaba mostrando muy educado con ella. ¿Qué acaso no tenía la intención de matarla? ¿O era así el protocolo para asesinar? ¿Había llegado a eso? Frisk se hacía miles de preguntas en la mente, pero esperó a que el mismo esqueleto dijera algo tras no saber ella ni por dónde empezar.
-LE PIDO UNA DISCULPA SI LA HE DESPERTADO, HUMANA –Comentó tras observar fugazmente el atuendo que tenía consigo –PERO ME HE QUEDADO SIN OPCIONES Y... NO QUISE DESCARTAR NINGÚN LUGAR.
-No... ¡achú!... Entiendo –Se giró la humana al estornudar abruptamente tras tanta contención de su parte.
-SALUD –Ladeó levemente la cabeza tras lo extraño que había sido verla estornudar. Le había sonado como un cachorro enfermo –VERÁ, SE TRATA...
La atención del esqueleto había cambiado de rumbo tras algo que se encontraba detrás de la humana. La seriedad que mostraba el mafioso era tan desconcertante para ella que terminó por girarse para ver qué estaba ocurriendo, pero únicamente encontró a Flowey en su maceta completamente paralizado ante la mirada atónita que le lanzaba el esqueleto.
Frisk no comprendía nada de lo que estaba ocurriendo, pero más que nada le preocupaba las reacciones de cada uno ¿Desde cuándo Flowey se paralizaba de esa magnitud hasta... mostrar miedo? ¿Qué no se suponía que no tenía sentimiento alguno? Si la mera presencia del hermano de Sans le provocaba tal cosa, Frisk podía considera de antemano lo realmente peligroso que pudiera ser para llegar a ese punto de su existencia.
Se giró para ver al esqueleto si le estaba haciendo algo para que tuviera tal parálisis, pero para su sorpresa, notó que en las cuencas del esqueleto resaltaba una tenue luz anaranjada que presentía que no podía ser algo precisamente bueno. Queriendo tomar rienda de la situación, y para hacerlo sentir a salvo a su mejor amigo, tomó la maceta y la abrazó con cariño con tal de calmarlo. La flor simplemente tembló ante su tacto.
-PERO SI TU ERES...
-Le presento a Flowey –Frisk se acercó un poco al esqueleto portando la maceta temblorina –Mi mejor amigo.
Las últimas palabras de la humana fueron suficiente detonante para que el esqueleto dejara de observarlo de esa manera. La tenue luz que salía de sus cuencas había desaparecido para enfocarse con asombro hacia la humana portando con cariño y consuelo la maceta con la planta.
-¿Me decía? –Frisk retomó el tema con cierta intriga de su visita.
-¡OH, SI! VERÁ, HUMANA, MI HERMANO NO LLEGÓ A DORMIR... Y NO LO ENCUENTRO EN LOS LUGARES QUE FRECUENTA –Comenzó a explicar un tanto incómodo de dar explicación alguna –EL ÚNICO LUGAR QUE ME QUEDARÍA ES AQUÍ, PERO...
Papyrus no terminó su oración, pero Frisk no le insistió tras notar lo raro que seguramente se sentía tratar de estarle hablando por tanto tiempo. Aunque en el caso del esqueleto posiblemente se trataba por ser ella una humana, era un sentimiento que comprendía a la perfección ante el hecho de no saber manejar a cabo una conversación ni convivencias sociales. Tener un negocio propio y una clientela decente le habían ayudado de cierto grado el entablar una plática, y a su vez, el que cierto esqueleto le incitara a hablar con total libertad.
Frisk no tuvo que pensarle demasiado para ver lo mucho que el mafioso frente a ella estaba preocupado por su hermano. Aquello le dio un recuerdo de lo más cálido que por ese fugaz momento olvidó que estaba en presencia de un peligro aparentemente potencial.
-Sí, aquí está–Finalmente le dijo tras ver que el esqueleto no terminaría su oración –No se encontraba bien en la noche, así que dejé que durmiera aquí.
-¿EN... EN VERDAD?
-Si...
Se quedaron parados mirándose el uno al otro en espera de que alguno rompiera el hielo de la incomodidad que presentaban. Con gran tardía, Frisk comprendió que el tipo alto estaba en espera de que fuera por él o algo, pero dado que sabía que Sans se encontraba bañándose, dio por hecho de que no podría hacer algo así salvo esperar a que saliera. Y a su vez, le parecía maleducado de su parte si lo dejaba ahí parado esperando tras un incalculable lapso.
-Ehh... Yo... -Balbuceó un poco la humana sin saber qué palabras correctas decirle –Si gusta puede pasar a mi casa y...
-Frisk ¡no! –Susurró Flowey saliendo de su parálisis para enfocarse en ella sumamente frustrado.
-OH... BUENO, YA QUE INSISTE, HUMANA... PASARÉ –Se adelantó en decir el mafioso antes de que la flor dijera algo más.
La florista simplemente cabeceó a modo asertivo y se dirigió a la puerta trasera que conectaba con las escaleras con su departamento. En el leve trayecto en el que le seguía el esqueleto un tanto abochornado, Frisk acariciaba los pétalos de su amigo, quien se había golpeado fuertemente en la barrera de su maceta por mera desesperación por sus actos simultáneos.
Entrando al departamento, se asomó por su pasillo principal y tuvo la leve esperanza de que el mafioso bajo estuviera en la sala o comedor listo para que partieran y la dejaran en paz, pero en vez de eso, tuvo frente a ella a su invitado nocturno portando únicamente sus pantalones, mientras se secaba tranquilamente su cráneo nublándole un poco la vista. Frisk se detuvo en seco tras no saber cómo reaccionar ante un hombre con poca ropa acercándose a ella.
-Hey, Frisk, ¿Podrías pasarme uno de los sacos que dejé? –Le sonrió mientras la veía con la poca visibilidad que le permitía la toalla sobre su cara –El que tengo ahorita no...
-¡¿PERO QUÉ...?!
La particular voz alzada fue lo que desconcertó por completo al mayor, quitándose la toalla que tenía en su cabeza para ver mejor a su hermano menor estando detrás de la humana, quien su rostro inexpresivo observándole le generaba más de una incógnita. La flor que tenía consigo parecía estar por arrancar de un mordisco el borde de su maceta mientras le lanzaba de sus peores gestos macabros, sin embargo no le dio importancia a nada de lo que estaba pasando frente a él.
-Hey ¿Qué hay, Paps? –Sonrió con naturalidad como si se encontraran casualmente cruzando una calle. –Mañana fresca ¿no crees?
El menor no respondió tras su gesto de completo enfado con él. Dando una revisada exprés al entorno de la pequeña pero acogedora casa, tras ver a su hermano semidesnudo, a la humana portando únicamente pijama un tanto ligera, y la botella vacía sobre la mesa... no tardó en llegar a una conclusión remota.
Olvidando que estaba en casa ajena, apartó a la humana ahora paralizada que tenía al frente y salió disparado hacia el esqueleto bajo cuya sonrisa tan casual estaba llegando a ser irritable para los presentes.
-SANS ¡¿ESTÁN TENIENDO UN ROMANCE?! –Exclamó tras ponerse frente suyo. Lo tomó de los hombros y lo zarandeó inmensurables veces, como si con ello lograra hacerlo reaccionar de lo que consideraba que estaba mal. -¿ES AQUÍ DONDE TERMINAS ALGUNAS NOCHES? ¿EN UNA AVENTURA?
-Más fuerte, hermanito, que no te escucharon en New Home –Comentó sarcásticamente con el poco esfuerzo que le quedaba entre las sacudidas de su hermano y la risa que le estaba provocando su reacción.
-SANS ¡ESTO NO ES UN JUEGO!
-Tranquilo Paps, no es lo que te estás imaginando.
-¿ENTONCES CÓMO EXPLICAS TODO ESTO?
-Si me dejaras de sacudir, con gusto te...
-PERO ME VOLVERÁS A MENTIR SI TE SUELTO.
Frisk contemplaba todo aun abrazando la maceta de su amigo sin saber qué realmente hacer. Esperaba que Flowey le dijera algo sobre cómo solucionar tal alboroto, pero le daba la impresión de que se estaba manteniendo cauteloso ahora que se encontraban dos esqueletos mafiosos en su hogar.
No había necesidad de que le dijera la planta que había sido muy ingenua en meter ahora a mas integrantes delincuentes, pero por más que trataba de hacerse la idea de que eran extremadamente peligrosos al grado de ser unos asesinos en serie, lo que tenía frente a ella era una particular y casi cómica pelea entre hermanos. No quería admitirlo, pero verlos de ese modo le causó algo de nostalgia y leve envidia de lo que implicaba una relación así.
No conocía mucho de ellos, pero entre las conversaciones que estaban teniendo entre las zarandeadas y risas dentro de ello, le daba la impresión de que el alto únicamente estaba preocupado por él y que lo había estado buscando por demasiado tiempo hasta toparse con el disgusto de encontrarse con una humana. Aunque le causara ruido que la juzgara únicamente por su especie y del incómodo malentendido que la estaba metiendo, se sintió enternecida hasta cierto punto de sentirse en calma tras extraña reunión.
Puso a Flowey en la mesa y se dirigió con delicadeza hacia los hermanos. Tras poner su mano en el brazo del alto con algo de timidez, éste se detuvo un tanto incómodo de tal imprevisto. Sans observó a la humana con curiosidad con esa cercanía.
-Disculpa si interrumpo, pero ¿No prefiere aclarar todo esto con una taza de té, en vez de sacudirlo hasta el cansancio? –Se atrevió a preguntarle tras percatarse de la suma atención que le tenían –En verdad no es lo que está pensando.
-¿PORQUÉ HABRÍA DE CONFIAR EN SU PALABRA? –Preguntó secamente sin soltar a su hermano –ES UNA HUMANA, MENTIR ESTÁ EN SU NATURALEZA.
-Juzgar sin conocerme es ofensivo, señor. No lo diferencia de lo que aparentemente aborrece de los humanos.
-¿PERO QUE...? –Soltó a su hermano para posicionarse firme ante la humana de frente –USTED... ¿CÓMO SE ATREVE A DIRIGIRSE ASÍ AL GRAN PAPYRUS?
-Ehh, Paps, ¿Qué tal si...? –Sans le quiso jalar de su brazo para calmarlo, pero en vez de ello éste se zafó de su agarre con un tirón.
-Lo he pasado a mi hogar como un invitado, lo menos que puede hacer es aceptar mi oferta –Se mantuvo serena sin temor alguno ante el gran esqueleto. Realmente quería aclarar las cosas pacíficamente y que se retiraran pronto. Debía de arreglarse para luego abrir su negocio –No quiero que agreda a Sans sin conocer los hechos antes. Al menos escuche primero y ya luego lo juzga.
-No sé si sentirme apoyado o abandonado con eso –Comentó Sans por lo bajo.
-ME PARECE ALGO RAZONABLE TAL CUESTIONAMIENTO... BIEN, LE ESCUCHARÉ HUMANA –Accedió Papyrus tras meditarlo un poco analizando el rostro de la anfitriona. –PERO SI TRATA DE MENTIR, PAGARÁ POR LAS CONSECUENCIAS.
La humana asintió con la cabeza y se dirigió hacia su cuarto primero para cambiarse y no andar más tiempo en ropa de dormir. Le era un tanto bochornoso que ambos la hubieran visto de tal forma por bastante tiempo, pero no se comparaba con el hecho de haber tenido a un hombre en la noche, dejarle bañarse y que ahora andaba con poca ropa para su gusto a sus anchas en su departamento. Entendía que había sido muy ingenua de su parte permitirle tal libertad al esqueleto tras irrumpir a altas horas de la noche sin permiso, pero tampoco se sentía mal de haberle permitido permanecer tras el estado deplorable con en el que se había manifestado,
Tras haber estornudado varias veces en lo que se cambiaba, se cubrió con un suéter que había tenido guardado y salió con algo de prisa para no hacerlos esperar más. En lo que se dirigía hacia la cocina, notó de reojo que ambos esqueletos estaban sentados en el comedor tranquilamente, mientras que la flor situada encima de la mesa se encontraba sumamente incómoda con tales seres consigo. Papyrus miraba de reojo a Flowey un tanto serio, mientras que Sans (estando todavía sin su camisa y con la toalla en sus hombros) se reía levemente del asunto como si le recordara un viejo chiste.
Llegó con ellos con una pequeña tetera humeante con la que les sirvió con cuidado en sus tazas, y acto seguido se sentó estando frente del esqueleto alto y a un lado de Sans. Miró a Flowey con tal de calmarlo, pero éste se reusaba a dirigirle la mirada, como si estuviera realmente molesto de la situación en la que los estaba metiendo.
-Bien... ¿Por dónde le gustaría empezar? –Preguntó Frisk tras no saber cómo iniciar correctamente la plática. La sutileza no era precisamente lo suyo si debía de admitir.
-ACLARÁNDO SOBRE QUÉ HAY ENTRE USTEDES DOS. –Comentó en el acto estando un tanto serio tras apartar la vista de la planta y enfocarse en la humana. –¿SANS QUÉ ES PARA USTED?
-Es... un conocido, supongo –Respondió casi en el acto estando un tanto pensativa tras su respuesta. No sabía si era correcto llamarlo conocido si no sabía sobre él realmente que fuera más allá de la superficie que le mostraba.
-DUDO QUE SEA SÓLO UN CONOCIDO SI HASTA LE PERMITE DORMIR EN SU CASA ESTANDO... ASÍ –Señaló a su hermano mayor un tanto molesto –SANS, VE A VESTIRTE POR COMPLETO. NO ANDES ASÍ EN CASA AJENA.
El mencionado simplemente se encogió de hombros ignorándolo mientras tomaba su taza de té. Su sonrisa pacífica y desinteresada estaba una vez más en su rostro, pero Frisk se percató que se sentía diferente. Por lo general siempre le sonreía como si le divirtiera lo que fuera que hiciera o dijera ella, pero en el momento la sentía algo forzada, como si tan solo pretendiera aparentar estar bien ante todo. ¿Acaso le preocupaba lo que le dijera a su hermano?
-Apareció en mi casa casi de madrugada estando en un estado de ebriedad alto, no iba a correrlo así. Podría haberse puesto en peligro de esa forma –Aclaró manteniéndose tranquila –Y esta mañana le ofrecí que se bañara para que estuviera mejor. No... creí que saliera así.
Trató de contener su bochorno, pero por la expresión burlona del esqueleto bajo supuso que no había sido suficiente su esfuerzo. Dejó de mirarlo un tanto avergonzada y se enfocó nuevamente en el alto, el cual para su sorpresa, había disminuido su expresión seria y de leve enfado.
-ESO EXPLICARÍA ESTA BOTELLA –Tomó el utensilio ya vacío que le había quitado Frisk a Sans la noche anterior. Había olvidado que lo había dejado en la mesa –ESTA BEBIDA ES DIFERENTE A LA QUE FRECUENTAS, SANS... Y ESTÁ EN OTRO IDIOMA ¡TU IDIOMA, HUMANA! ¿NO ES ASÍ?
-¿Qué? –El argumento insensato la desconcertó por completo.
-DE SEGURO ES TUYA ESTA BOTELLA, ASÍ QUE BRINDARON AQUÍ Y... Y...
-¿Está diciendo que esa botella es mía sólo porque está en otro idioma? –Aventuró un poco tratando de interpretar de lo que la estaba acosando ahora. Una leve idea se asomó en su mente de lo que trataba de decirle, pero optó por esperar a que fuera más claro con ella.
-NO SE APRECIA BIEN, PERO ES CLARO QUE ES UNA BEBIDA ASIÁTICA –Señaló nuevamente molesto la etiqueta, en el cual se apreciaban unas escrituras distintas a las occidentales -¿QUÉ DICE AQUÍ? ¿QUÉ LE HA DADO A MI HERMANO? ¡CONFIESE, HUMANA ASIÁTICA!
-Lo dice por mis ojos ¿cierto? –Dejó por completo su taza y se concentró más en el esqueleto –No porque tenga ojos alargados dé por hecho de que pertenezco al oriente. Eso es racista.
-¿No eres japonesa? –Preguntó Sans de inmediato.
-No, no lo soy –El tema comenzaba a serle un poco molesto.
Sans meditó un poco aquella información bastante provechosa. Tras bastante tiempo tratando de conocer algo sobre ella, y con las barreras cuidadosas que había tenido sobre su persona, por fin había dado con un punto nuevo declarado por ella misma. Por primera vez en el día estaba agradecido con la presencia de su hermano, al menos había salido algo bueno de todo.
Pero ahora se encontraba con una encrucijada más grande. Su hermano estaba cada vez más encolerizado con la humana y la flor que se situaba un tanto tenso desde su sitio ahora lo veía a él directamente, como si estuviera analizando más allá de su simple pregunta. No le cabía duda de que no había pasado por alto que su pregunta trataba de buscar algo más.
Sabía que estaría cometiendo un riesgo mucho más grande con su atrevimiento, pero no quería desaprovechar la oportunidad que se le estaba presentando.
-No me lo tomes a mal, pero por tus rasgos también lo creí –Le sonrió con algo de gracia en el asunto –Supongo entonces que tus padres si son japoneses, al menos.
-No... no lo sé... –Meditó aquello olvidándose de la conversación inicial.
-¿CÓMO NO PUEDES SABER SIQUIERA TU ORIGEN?
-No es algo que me haya preguntado antes.
Se encogió de hombros un tanto abochornada con eso ¿Había estado mal no haber tenido curiosidad sobre su verdadero origen? Ella era más que consciente de que tanto Chara como ella habían sido adoptadas tras el fallecimiento de sus verdaderos padres, más nunca había querido saber sobre quienes habían sido sus parientes biológicos al considerar que Asgore y Toriel siempre habían sido sus padres desde que era una bebé. Estaba feliz con ellos y los amaba al mismo grado con el que estaba agradecida de pertenecer a su familia.
Tampoco se había cuestionado sobre sus rasgos como humana. Nunca había sido de salir a recorrer el pueblo ni mucho menos la ciudad como para percatarse de cómo era la percepción de un humano o monstruo, pero por lo que le estaban cuestionando los esqueletos, tal parecía que su fisionomía si era distinta a lo que se acostumbraba en la ciudad. ¿Eso significaba que realmente tenía ascendencia asiática después de todo? No estaba del todo segura de si quería descubrirlo. Había llegado a la ciudad con el único objetivo de encontrar a su padre y tratar de que las cosas volvieran lo mejor posible a lo que eran antes, pero ahora estaba considerando interrogarlo aún más en cuanto diera con él.
Ahora tenía una razón más para seguir determinada en encontrarlo.
-No sé lo que dice esa botella, ¡Achú!... pero es claro que se trataba de una bebida alcohólica –Retomó la conversación tratando de desviar el tema sobre su origen. Flowey le agradeció en silencio desde su sitio –Eso explicaría cómo fue que terminó en ese estado. Mas no supe el por qué lo hizo.
-PORQUE ES UN ALCOHÓLICO DE LO PEOR –Suspiró molesto dirigiéndose a su hermano, el cual se encogió de hombros sonriente sin pena alguna –NO ES LA PRIMERA VEZ QUE HA TERMINADO ASÍ.
-Hey, no me quemes con ella, bro –Se rio tras terminarse su té –Harás que siga sin agradarle.
-LLEGASTE A SU CASA BORRACHO Y AHORA ESTÁS SIN CAMISA ¿CÓMO QUIERES...? ESPERA –Le extrañó lo último – ¿CÓMO ES ESO QUE NO LE AGRADAS?
-Ella misma lo dijo... soy solo un conocido –Aunque tuviera su sonrisa particular intacta, sus cuencas oscuras reflejaban lo opuesto.
-Yo... ¡achú!... sólo dije que no me desagradabas... -Comentó por lo bajo. Se extrañó del comportamiento sutil del mafioso ¿Realmente le disgustaba saber cómo lo consideraba?
-UMMM... ENTONCES... ¿EN VERDAD NO HAY NADA ENTRE USTEDES? –Preguntó un tanto dudoso. La situación era sumamente extraña, pero la humana tampoco le estaba generando total desconfianza si hasta le había invitado a su casa a tomar un té para hablar las cosas ¿Acaso no era algo similar a lo que él hacía cuando trataba de unificar siempre a su pequeña familia? –PERO HUMANA... SI HAS TENIDO TANTA CONSIDERACIÓN DEL FLOJO DE MI HERMANO ¿PORQUÉ LO HACES SI NO TE AGRADA?
-No soy malagradecida –Contestó en el acto –Sans ha hecho mucho por mí, incluso sin que yo hubiera sabido. Pero por lo que hace... por lo que a ustedes se dedican... simplemente no puedo confiar ni aprobarlo.
Flowey se giró hacia la humana un tanto temeroso por sus palabras, y por lo que notaba Frisk, Sans estaba en la misma sintonía que él. Parecía que lo que había dicho no había sido algo bueno.
-¿QUÉ INSINÚAS? –Volvió a su expresión seria hacia ella.
-Frisk... -Advirtió casi susurrando la flor.
-Brindan seguridad a varios locatarios a cambio de dinero siendo ustedes mismos unos delincuentes, eso es un modo de estafa. –Se adelantó antes de que le detuviera su amigo –Y además son asesinos por simples intereses personales. No importa por dónde se mire, eso no está bien. Incluso usted me discrimina y quiere matarme por el simple hecho de ser una humana.
-Eso no fue nada prudente –susurró Sans preocupado con sus cuencas vacías.
-Bienvenido a mi mundo –Contestó Flowey susurrando igualmente.
Papyrus ignoró a los dos y se puso de pie completamente serio ante la humana. Por un momento Frisk creyó que la mataría en ese preciso momento, en la comodidad de su silla y bajo su propio techo, pero en vez de eso, se quedó simplemente contemplándola con una expresión sombría. Nadie decía nada pese a estar alerta de cualquier cosa, pero la florista permaneció un tanto firme en su sitio.
-SE EQUIVOCA –Comentó tras lo que parecieron minutos de incomodidad sobre la mesa –YO NO QUIERO MATARLA... NO SIN UN MOTIVO QUE LO AMERITE. YO NUNCA MATO A INOCENTES.
A Frisk le sorprendió esa declaración, pero admitía que había respirado tranquila tras descubrir que no tenía intenciones de aniquilarla, al menos no por ahora. Pero que le confirmara de primera mano que era un caso muy similar a Sans no le tranquilizaba por completo.
-SON LOS HUMANOS QUIENES SÍ MATAN A INOCENTES. ELLOS SON LOS MALOS –Continuó hablando con un tono de voz más alzado que el que acostumbraba. Frisk detectó algo distinto dentro de sus palabras –ELLOS NO TIENEN PIEDAD SIN IMPORTAR QUÉ... ELLOS MATARON A NUESTRA MADRE... ASÍ QUE NO SE ATREVA A JUZGARNOS POR LO QUE HACEMOS ¡LOS HUMANOS FUERON QUIENES NO NOS DIERON OTRA OPCIÓN! ¡ELLOS SON LOS MALOS, NO NOSOTROS!
La florista se quedó contemplando al esqueleto alto un tanto sorprendida, lo cierto era que nunca se hubiera imaginado algo así. Vio de reojo a Sans para corroborar sus palabras, pero éste se encontraba igual de sorprendido de que revelara tal cosa, como si fuera completamente inusual que lo hiciera.
No esperaba una declaración tan directa sobre el porqué la discriminaba, pero estaba agradecida de que fuera así el caso en vez de estar divagando una que otra posibilidad sobre el tema. Aunque se tratase de un asesino y criminal, seguía siendo un ser vivo dolido por su pasado y al que no había encontrado otro camino más que el delictivo junto con su familia. Seguía sin ser justificable a su percepción, pero al menos ahora podía comprender algo más allá que sólo ejecutar las cosas porque sí.
Ella entendía el dolor que daba el perder a un ser querido, pero al menos los esqueletos se tenían el uno al otro contra toda adversidad del mundo. En cambio ella... si no fuera por Flowey, se habría encontrado en una soledad tan grande que la habría acabado convirtiendo en un ser deprimente sin ninguna aspiración en la vida. Tocó su collar inconscientemente tras ese pensamiento.
Se sorprendió a si misma tomando la iniciativa de pararse y de ponerse a lado del esqueleto alto, el cual la contemplaba un tanto a la defensiva, pero que en cuanto la humana tomó su brazo un tanto cohibida, cambió su expresión a una de confusión y duda.
-Lamento mucho lo que le pasó a la madre de ambos –Habló con total empatía, tanto así que Papyrus sintió real su dolor –Entiendo que deben de extrañarla mucho... y que se sienten mal de que se la hayan arrebatado de tal forma, pero no porque hayan conocido a humanos malos significa que todos seamos iguales. No todos los monstruos son buenos tampoco.
Papyrus apartó la vista un tanto acongojado por sus palabras, rehusándose a dejarse llevar por el sentimiento que le provocaba. En cambio Sans había borrado su sonrisa habitual para sustituirla por una expresión de asombro y desconcierto.
-No sé si yo sea un buen ejemplo de un humano bueno, pero... me gustaría demostrarle que hay de todo y que se puede convivir bien entre ambas especies –Habló cada vez más confiada en sí misma. Después de todo, su familia misma era la prueba de que se podía vivir perfectamente bien entre monstruos y humanos. –No hace falta que siga viviendo en rencor por algo que ya pasó.
El esqueleto volvió a verla completamente boquiabierto. Entre el silencio que reinó tras sus palabras, Frisk miró sorprendida de que se habían aparecido ojos un tanto lagrimeados. No estaba del todo segura de si era algo bueno o no y de si le agradaba verlo así.
-YO...
Papyrus se detuvo a sí mismo tratando de volver a la normalidad de su rostro, pero en vez de los ojos inusuales, un tenue color anaranjado se asomó en su rostro. No le cabía duda a la humana de que los esqueletos eran muy raros si podían hacer esas cosas.
-¿YO...ENTONCES... PUEDO SER UN CONOCIDO TAMBIÉN? –Preguntó finalmente tratando de apartar la mirada, más no su brazo que aun sostenía la humana
-¿Cómo? –La pregunta le fue de lo más extraña a la florista.
-SI A SANS LO TRATA BIEN POR SER UN CONOCIDO... ¿PUEDO YO SERLO TAMBIÉN? –Parecía querer esconderse en su propio saco ante el color anaranjado cada vez más notorio en su cara.
-Realmente a usted no lo conozco como para denominarlo así –Se sinceró sin pensarlo adecuadamente, pero en cuanto notó a qué se estaba refiriendo sacudió su mente un tanto avergonzada por lo que había dicho, mas no supo qué decir para corregirlo.
-¡ENTONCES VENDRÉ MÁS SEGUIDO PARA QUE ME CONOZCA! –comentó eufóricamente decidido. Algo en su expresión parecía haber resurgido positivamente –PROMETO SER MÁS AGRADABLE QUE MI HERMANO. YO NO TOMO NI ANDO SEMIDESNUDO.
-¡Oye!
-Aaaahh... ¡achú!
-¿ESO FUE UN SÍ?
Frisk se sintió extremadamente incómoda de cómo estaba terminando todo. Si bien quería demostrarle desde un principio que no había caso para juzgar por especies, se topaba con el inconveniente de tener que lidiar ahora con dos esqueletos. Como si no fuera suficiente teniendo ya un acosador.
Vio de reojo al reloj situado más cercano a ella y le alarmó tras notar que se le hacía tarde. Sin preguntar siquiera levantó las tazas y las llevó a su cocina sin cuidado alguno
-Disculpen, pero... si me dejan trabajar hoy... -Comenzó a decir.
-¡HECHO!
No dejándole continuar su oración en donde pretendía declinar la oferta, el esqueleto tomó sus cosas y salió con prisa sin agradecer la bebida ni avisar que se retiraba. Tras escuchar el portazo de la entrada del local, Frisk supuso que había salido por completo. Suspiró relajada de estar bien, al menos por ahora. Ya no corría peligro con ese sujeto tan extraño.
-Eres maravillosa ¿Lo sabías?
La humana se giró un tanto sorprendida. Había olvidado por un breve momento que aún se encontraba Sans en su casa, cosa que le hizo ruborizarse un poco tras ver cómo se quitaba la toalla de sus hombros y la ponía con cuidado en una de sus sillas. Ver tan de cerca su torso le era muy incómodo.
-Hace mucho que no lo veía contento con algo. Debo agradecerte por eso.
-¿Estaba contento? –Seguía sin verlo directamente, pretendiendo que el reloj era más interesante pese a que le daba más ansiedad eso. –Yo... solo hice lo que creí que debía de hacer.
-Fue peligroso sin duda –Se rió un poco en lo que comenzaba a buscar sus zapatos –Pero supongo que tú no mides el peligro, sólo haces lo que crees que es correcto. Eso lo admiro.
Terminó de ponerse sus zapatos que estaban a lado del sofá y se puso su camisa arraigada sin abotonar. Frisk supuso que esa era la razón por la cual no se la quería poner ante el terrible aspecto que tenía, pero tras los sonidos insistentes del claxon no había tenido de otra.
-He ¿te gusta lo que ves? –Le guiñó un ojo al percatarse lo mucho que lo veía.
-N-no... Es solo que... es la primera vez que veo sin camisa a alguien –Admitió un tanto avergonzada de su declaración.
La sonrisa de Sans se ensanchó aún más con esa declaración.
-Bueno, podemos considerarnos a mano con esto al menos. –Tomó su saco igualmente desgastado y roto colgándoselo en el hombro –Quien diría la bonita imagen que sería contemplarte en pijama.
Nuevamente la florista se sonrojó e inconscientemente se abrazó a sí misma como si fuera suficiente para desviar la atención. Aunque ya se encontrara bien vestida, el recordar que la había visto en tales prendas le era bochornoso. El claxon cada vez más notorio irrumpió nuevamente el ambiente extraño que se estaba sintiendo en el lugar, cosa que la humana agradeció por primera vez.
-Bueno, debo de irme antes de que Paps avise a todo Snowdin que nos encontramos aquí –Volvió a reírse y se dirigió hacia la puerta –Gracias nuevamente por todo, nos vemos pronto.
-Temí que dijeras eso –Suspiró resignada.
El esqueleto simplemente lanzó una carcajada y desapareció en el acto. Frisk esperó a que se escuchara el auto partir del lugar para dirigirse hacia las escaleras que conectaban al local, pero rápidamente fue detenida por varias lianas cuyo origen la miraba fúricamente.
-De todas las cosas estúpidas que has hecho ¡Esta fue la peor! –Exclamó Flowey acercándola a su maceta –Ahora no sólo tendremos que lidiar con uno, sino con dos. Tendremos que mudarnos lo más pronto posible.
-No hace falta hacer eso, Flowey. Las cosas no fueron tan mal –Se excusó un tanto tranquila pese a estar inmovilizada –Además no podemos irnos hasta que pueda encontrar a papá. Apenas estamos comenzando a posicionarnos bien aquí, tarde que temprano él sabrá de este lugar y vendrá. Estoy segura de eso.
La planta respingó irritado con la terquedad de la humana. Por más que quisiera explicarle todo lo mal que estaba haciendo, sabía que sería inútil ante su ceguera e ignorancia de las cosas. Le preocupaba que se pusiera torpemente en peligro, pero aún más, que las cosas pudieran empeorar todavía más tras la amenaza de ver más seguido al menor de la familia esqueleto. La idea de que tendrían que mudarse le parecía la única opción viable por ahora, aunque supiera que tarde que temprano los buscarían ahora que los hermanos estaban interesados en la humana para su puro entretenimiento. Cómo aborrecía eso.
De todos los seres que habitaban en la ciudad ¿Por qué tendría que haberse topado justamente con ellos? Sin lugar a dudas tenía la peor de las suertes consigo.
Aun sin soltarla, la encaminó hacia su cuarto apresuradamente y la tumbó en su cama. Sabiendo que protestaría al respecto, le arrojó encima la cobija que había recogido de la sala mientras había estado desprevenida atendiendo al mafioso.
-Hoy te quedarás en tu cuarto –Ordenó mostrándose aun molesto –Por culpa de esos malditos esqueletos ahora te encuentras enferma.
-Estoy bien, Flowey, en verdad. Ni siquiera tengo fiebre. –Se sentó cómodamente en su cama estando enternecida por la preocupación de su amigo –Debo de trabajar, ya se me hizo tarde.
-Yo me encargaré de la florería si tanto te preocupa. Pero tú te quedas aquí descansando. Podrías empeorar si te sobre esfuerzas y no quiero tener que lidiar con eso.
Frisk sonrió enternecida por eso, y tras percibir que todavía estaba disgustado con ella, terminó acostándose para relajar de algún modo a su amigo. Flowey simplemente se quedó mirándola tratando de percibir algo más, pero tras unos minutos de silencio total, la planta se giró y comenzó a usar sus lianas para moverse con libertad y rapidez.
-Vendré más tarde a ver cómo estás. No se te ocurra hacer algo más. Ya has hecho muchas idioteces para un solo día y la mañana todavía está iniciando.
-Gracias Flowey –Le sonrió agradecida con ternura.
...
El lujoso carro conducido por los esqueletos era lo suficientemente llamativo para las calles descuidadas de Snowdin, pero era algo que a los dueños no les preocupaba. El barrio se encontraba bastante tranquilo tras ser todavía temprano para varios habitantes.
Papyrus había permanecido en silencio mientras conducía y pensaba sobre lo que había pasado en casa de la humana. No sabía si estaba haciendo bien las cosas acorde a las reglas familiares, pero a su perspectiva no estaba haciendo nada malo si sólo se trataría de ser conocidos y nada más. Nada de amistad con humanos ni negociaciones. Supuso que era por eso que su hermano mayor había estado tranquilo con eso tras tanto tiempo ocultándolo. Estaba contento ahora de descubrir eso.
Sin embargo, ahora había algo más que no había contemplado y que se había callado tras considerar inoportuno tocar el tema. Pero tras un largo recorrido pensándolo seriamente, finalmente optó por dirigirse hacia su hermano que una vez más estaba haciéndole del peor copiloto que pudiera existir tras dormirse en su asiento.
-SANS... LA FLOR PARLANTE QUE TENÍA LA HUMANA ES DT-00X ¿CIERTO?
-Si –El mayor entreabrió un poco sus cuencas borrando un poco su sonrisa. –A mí también me sorprendió al principio verlo de nuevo y en tan buen estado. Pero supongo que lo último es gracias a los cuidados de Frisk.
-¿PORQUÉ LA HUMANA LO TIENE? ¿Y PORQUÉ LO LLAMÓ SU MEJOR AMIGO? –Preguntó bajando la voz lo más que pudo, aunque su tono sonaba con un volumen de lo más normal.
-No sé cómo fue que terminó en sus manos, pero lamentablemente es el único ser que ella considera como amigo –Despertó por completo al sentirse confiado de hablar sobre el tema. –Y tal parece que el "sentimiento" es mutuo. La hierbamala la ha estado sobreprotegiendo en todo este tiempo.
-SI SE ENCUENTRA CON LA HUMANA, ENTONCES ESO SIGNIFICA QUE VOLVIÓ A ESCAPARSE ¿NO LO ESTARÁN BUSCANDO?
-Odio admitirlo, pero es justa esa la razón por la cual no hice nada –Apartó la vista hacia el frente, y se giró para ver el paisaje andar que brindaba el ritmo matutino del friolento Snowdin por medio de su ventana –Podemos considerar como tregua si todos nos mantenemos en silencio al respecto. Pero si la planta trata de hacer algo... bueno, tal parece que no te ha olvidado, así que dudo que se atreva a mover un pétalo de nuevo.
El esqueleto alto se mantuvo en silencio el resto del camino conduciendo hacia su casa, pensando en lo raro que se había vuelto su habitual vida rutinaria. Pero si su hermano mayor estaba bien con eso, entonces él también lo estaría.
***
Las cosas van desarrollándose cada vez más. Algo turbio comienza a asomarse...
Prendan veladoras para que tenga tiempo libre para actualizar ambos fanfics, ya que se me acumularon muchas cosas de trabajo una vez más y puede que vuelva a tardarme.
Y así como les doy retos en Osado Corazón para desbloquear capítulos especiales, les daré retos para Flapper Florist para desbloquear fotos sensuales de los personajes, ya que en este fanfic si puedo permitírmelo dado que tendrá contenido de esa índole. Aquí va una foto de cortesía ;)

(Ahora ya ven porqué Undyne despierta tanta lujuria). Para desbloquear la siguiente, el reto será que este fanfic llegue a los 2 mil votos.
**inserten sus teorías aquí y sírvanse una michigalleta para cada uno**
Michi fuera!
:)
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