Cap 52. Sin espacio a las coincidencias



La nevada comenzó a hacer acto de presencia sobre ellos. Siendo así la manera en la que Snowdin le daba una vez más la razón en cuanto a lo que debía hacer desde hace tiempo.

Ni siquiera lo había pensado un segundo más pese a que eso no había sido su objetivo inicial. No importaba cuánto tratara de ver qué era lo que tenía en especial para tanta atención y consideración. Ante su presencia siempre se trataba de alguien tan detestable que calmaba su poca paciencia en cuanto a humanos. No había dudado en desaparecerla de una buena maldita vez del mundo, de su vida, de su familia. Ante su ira del momento, le había disparado en el acto sin esperar nada más, pero su mala vista ante la noche presente y su ausencia de lentes, bajó bastante rápido su mano apuntando mal y le había terminado disparando en el estómago, siendo un resultado más lento de lo que había contemplado.

La humana había abierto demasiado sus ojos ante el impacto, dejando en visto una vez más el extraño color que venía siendo su iris ante tanta larga pestaña. Pero aun así, no se vio aterrorizada con eso o al menos nunca lo hizo notorio. En definitiva Sans tenía razón en cuanto a que esa humana formaba parte del linaje de los yakuza, realmente no se había mostrado temerosa a la muerte ni en el último momento. No había rogado por su vida ni tratado de huir, tan sólo se le había quedado firme ante él con su misma majadería con la que la había conocido. Siendo alguien detestable hasta el final.

No obstante, contempló con paciencia el cómo se desplomaba sobre la nieve, tiñéndola de rojo rápidamente mientras se tapaba la herida con sus manos ante un dolor inminente que ni se dignó en mostrar abiertamente ante su atacante. No lloró ni comentó nada al respecto después de eso, tan solo se quedó así hasta que sus manos comenzaron a temblar. Acostada sobre la nieve en posición fetal que le daba un aspecto de lo más extraño ante la nieve roja en la que estaba acostada.

Don Gaster bajó el arma al ver que su deber había terminado bastante rápido. No había necesitado hacer más disparos ni mucho menos apuntar en mejores zonas pese a su leve torpeza del momento, moriría en poco tiempo en ese estado. Mientras le daba la espalda al futuro cadáver de la joven, se apuntó mentalmente en controlar mejor sus emociones de ahora en adelante. Tantos corajes presentes le habían hecho cometer constantes errores y ya no podía permitirse más eso, no ahora cuando en definitiva estaba solo para cuidarse su propia columna. De momento, tenía que hablar con la coneja de que se había llevado a la humana consigo sin necesidad de entrar en detalles, o de lo contrario se la pasaría buscándola y generándole un inconveniente más. También tenía que pensar en cómo regular a sus seguidores para que vigilaran con más cautela toda el área de Snowdin, y a su vez, ver qué hará con lo que le quedaba por ahora.

Sabiendo que la nieve poco a poco cubriría el cuerpo hasta no ser más su problema, caminó lentamente para alejarse de ahí mientras pensaba en qué hacer de ahora en adelante. Sus hijos ya le habían abandonado a causa de esa humana, pero fenómeno o no, ya no sería un problema que les llevaría a su condena pese a su evidente ceguedad al respecto. Aunque le odiaran en definitiva en cuanto se enteraran (si era que llegaban a enterarse), los mantendría a salvo de lo que fuera que tuviera que ver con su cazador de momento. Y en cuanto a eso... no tenía otra opción salvo a presentarse directamente ante él por última vez.

No saldría vivo de esa definitivamente, y estaba más que seguro de que la bestia lo sabía desde un principio. No se molestaría en buscarle siquiera, contaba con que tarde que temprano se entregaría y aceptaría su destino. Pero si ese era el caso, al menos vería la forma de llevárselo al infierno con él. Sólo así podría vengar a su amada, sólo así podría mantener a sus hijos a salvo sin importarle qué tanto lo odiarían hasta en el más allá.

Seguramente Papyrus estaría buscando a Sans para hablar sobre lo que había descubierto sobre la humana y el posible contacto con el verdugo de su madre. Con más razón no contaba con mucho tiempo, tenía que presentarse a la brevedad antes de que toda minúscula esperanza se fuera por la borda. Papyrus podría quedarse con la familia Temmie si quisiera o no, Sans podría quedarse con Snowdin o no, Muffet podría quedarse con el departamento que le había comprado... y que el resto se las ingeniara como pudieran. Su parte como padre de familia la cumpliría sin importar las consecuencias.

-Ñnnnhhh...

El extraño sonido le había hecho detenerse por mera cautela. El invierno siempre parecía hacer malas jugadas con el viento, pero eso sin lugar a dudas había sonado como un extraño gruñido. No se encontraba tan lejos del bosque cercano a las vías del tren después de todo, así que la posibilidad de toparse con una criatura salvaje en busca de alimento nocturno era más que inminente. Por lo mismo era que la había llevado en ese punto en primer lugar, sólo la naturaleza misma podría impedir si quisiera con su cometido, pero sabía de antemano que no sería el caso. Si no era por la nieve, serían los animales quienes se ocuparían de la humana.

Al no escuchar nada más, siguió caminando mientras la nieve borraba sus huellas rápidamente. Debía de desaparecerse de inmediato para no alargar su presencia en la escena del crimen, pero lo cierto era que le relajaba de algún modo el entorno en el que estaba. Sin tanto ruido de la ciudad, sin tantas miradas atemorizadas ante su presencia, sin...

-¡¡Grrrraaaaaahhhh!!

El extraño ruido ahora parecía ser un rugido de lo más extraño, por lo que nuevamente se detuvo y por esa vez, se dispuso a voltear hacia lo que había dejado detrás de él. Y para sorpresa suya, el cuerpo ensangrentado que había dejado tendido sobre la nieve, ahora estaba de pie con algo de dificultad, estando curveada y cabizbaja mientras contemplaba sus manos completamente ensangrentadas tras haber tratado de detener su propia hemorragia... que de algún modo ya no parecía seguir andando.

¿Pero qué demonios...?

-Grrrrrrr...

Don Gaster no tenía ni idea de lo que estaba pasando. ¿Cómo era que estaba recuperando fuerzas en lugar de morir? Pero en definitiva no le estaba jugando una mala pasada el lugar, la humana estaba de nuevo de pie sin importarle lo herida que estaba ni que las ropas que llevaba le generaran el frio más que suficiente para tenerla retenida en ese lugar. Lamiéndose sus manos por alguna extraña razón, casi como si quisiera comérselas en ese instante como si de un salvaje se tratase. Con la poca luz que otorgaba la noche, era tan extraño como aterrador contemplarla de esa forma.

El esqueleto no estaba seguro de qué hacer ahora. No parecía ser consciente de sí misma ante ese extraño comportamiento, y el que el viento soplase fuertemente hacia su dirección en definitiva no fue nada bueno a favor suyo. Aquello había hecho que el cabello de la humana se levantase y con ello su mirada hacia él. Esa mirada que ahora le lanzaba... se sentía como si un lobo hubiese dado con su presa...

Y la presa estaba siendo él en ese momento.

Poniendo sus manos ensangrentadas sobre la nieve, comenzó a correr hacia él como si de un animal de cuatro patas se tratase, mientras le mostraba demasiado sus dientes ante varios gruñidos que soltaba. Don Gaster no se la pensó más e invocó su magia para detenerla directamente desde su alma, pero tal y como le había pasado la otra vez que lo había intentado, había sido inútil al romper su propia retención sin siquiera darle oportunidad alguna. En definitiva no era nada normal esa humana. Estaba ante un fenómeno que no sabía explicar. ¡Sabía que esa humana sería un peligro para sus hijos!

Se estaba comportando como una total primitiva... pero aún más interesante (y aterrador), era el mismo modo agresivo que la flor parlante se mostraba al atacar por defensa propia. Misma regeneración, mismo modo defensivo... Una vez más, no había espacio para considerarla una mera coincidencia.

Nuevamente sacó su arma con prisa y no dudó en dispararle, pero ahora parecía que la humana tenía reflejos de lo más vivos al estar esquivando con saltos y destreza sus impactos mientras seguía corriendo de esa forma hacia él. Sólo una bala parecía hacer dado en su hombro, pero no le había hecho nada en absoluto para detenerla, casi como si no hubiera sentido la bala y solo tuviera un objetivo en mente. Atacarle a él con sus propias manos y dientes.

-¡¡Grrrraaaaaahhhh!!

Antes de que terminara sobre él, rápidamente se transportó hacia otro punto sin apartarse demasiado. No parecía poder matarla, por lo que no le parecía nada prudente hacer que le siguiera en ese estado tan salvaje. Tenía que hacer algo rápidamente, pero si los disparos ni su magia ayudaban... tendría que recurrir a su conocimiento que más orgullo le daba tras tantos años estudiando clandestinamente. Por lo que esperó pacientemente a que la humana le viese en su nueva posición y tratara de alcanzarle con esa rudeza nada apropiada para una señorita.

Invocó varios huesos para ralentizarla en su carrera, pero parecía saltarlos con gran agilidad los que surgían del suelo, a su vez que lograba esquivar los que tenía suspendidos en el aire. Parecía ser imparable, pero estaba más que seguro de que era el mismo caso que la flor. Tenían un punto débil, pero así como la flor lo eran sus raíces por lógica biológica, la de la humana tendría que ser su cerebro, y la necesitaba lo más quieta posible para eso.

Nuevamente se desapareció de su punto para terminar en otro, tal vez podría cansarla así hasta que pudiera lograr su cometido. Por prudencia y seguridad propia pensaba que lo mejor sería tratar de dispararle en la cabeza para ver qué tan acertado estaba en su sospecha, pero debía de admitir que ahora tenía curiosidad en lo que estaba pasando realmente. Comprobar qué tan parecido era a la flor que ahora estaba en espera de poder acabar con sus creadores por cuenta propia. ¿Sería el mismo caso de la humana? ¿Una extraña "aliada" que podría manejar a su conveniencia? Al fin y al cabo, Mettaton había tenido razón en una de sus observaciones molestas. Si quería tener ventajas en su estrategia, más le valía aliarse con seres que tuvieran el mismo enemigo en común. Aunque no tenía ni idea de qué podría hacer con alguien tan extraña y ahora salvaje si se detenía a pensarlo detalladamente. La urgencia del momento no le dejaba pensar con claridad.

Aprovechando el salto que había dado la humana para lanzarse sobre él, invocó un hueso largo para detener su mordida como si de un perro rabioso se tratase, pero le había hecho retroceder de tal forma que le terminó tumbando sobre la nieve mientras insistía en alcanzarle para morderle de algún modo. Teniéndola tan de cerca, pudo contemplar su mirada fuera de sí, con las pupilas casi a desaparecer con la exaltación que mostraba en todo su ser. No parecía ser consciente de nada de lo que estaba haciendo, como si sólo se dejase llevar por un estado sumamente primitivo.

Interesante, muy interesante...

Rápidamente invocó sus manos flotantes para que sujetaran el hueso en su lugar y se quitó sus guantes con la velocidad que podía sin romper contacto con la mirada de ella. Si se estaba comportando como un animal salvaje, tendría que tratarla del mismo modo que se trataba a uno. Pero con la diferencia de que trataba con un cerebro más interesante al menos. Así que mientras la humana mordía el hueso con cierta desesperación y torpeza de poder alcanzarle, la sujetó de la cabeza con sus propias manos al desnudo. Detestaba tener que tocar lo que fuera sin sus guantes, pero estaba ante un caso sumamente especial que requería de dejar a un lado todo disgusto.

Le había costado algo de trabajo, pero finalmente pudo dar con su objetivo. Había logrado conectar con su sistema nervioso al tener su cerebro en su alcance y sin necesidad de tocarlo directamente. Había practicado tanto hacer eso, pero era la primera vez que lo hacía con alguien vivo, por lo que fue una verdadera sorpresa poder lograrlo con tanto éxito. Pero a diferencia de los cuerpos con los que había experimentado conectar de tal forma para sus estudios, se había topado con algo tan distinto... que no supo explicar ni para sí mismo.

Había intentado dar con su origen agresivo cual salvaje, pero en su lugar había dado con algo más que pudo sentir y escucharlo como si estuviera ahí mismo. Aterrándole de cierta manera la lucidez con la que estaba experimentando tal cosa.

Fuego... mucho fuego... y un llanto de un bebé que sonaba tan distante.

-¿Qué...?

La voz de la humana fue una sorpresa que no esperaba de momento, pero aquello le había cortado en el instante lo que estaba percibiendo de su cerebro. No comprendía del todo lo que había ocasionado, pero tal parecía que el shock de aquella sensación le había devuelto a sus cabales. Dejando de morder el hueso que aun sostenía sus manos flotantes y viéndole desconcertada sin comprender de inmediato lo que estaba pasando. Definitivamente había vuelto... o eso parecía al menos.

Sin desaprovechar la oportunidad, le golpeó en la cabeza con el hueso que tenía consigo y la dejó inconsciente en el acto. Se la quitó de encima levitándola con su magia y se paró en el acto mientras trataba de calmarse a sí mismo tras lo que acababa de pasar. Ahora parecía poder sostener sin problema alguno a la humana. ¿Sería acaso por no tener voluntad estando inconsciente? Tenía muchas preguntas ahora con lo que acababa de experimentar.

Sacudiendo su ropa por mero instinto de recuperarse del momento impactante, revisó inmediatamente que contaba con algunas gotas de sangre que seguramente habían caído sobre él cuando le había disparado a la humana ¿Sería eso lo que le había hecho querer atacarle? ¿El olor a sangre le había hecho reaccionar de tal forma? Recordaba que la humana había mostrado una sensibilidad impresionante en cuanto al olfato, pero lo de ahora... sí que no tenía palabras precisas para describir lo que había pasado.

Queriendo confirmar una de sus sospechas, revisó la herida que él le había hecho antes de que todo lo extraño surgiera. Y tal y como había pensado, la herida de bala en el estómago ya no estaba más ahí, al igual que el del hombro que le había hecho tras su persecución. Se había sanado con una velocidad impresionante, pero dejando las balas dentro de su cuerpo seguramente. Por lo que no tardaría seguramente en recuperarse del golpe que le había dado en la cabeza.

En definitiva tenía consigo un caso muy extraño... y para ser sincero, tenía mucha curiosidad de lo que estaba pasando realmente. Tanto que no podía dejarla a la ligera ahora, tenía que estudiarla y ver si en ello daba con una nueva debilidad del Gran Don y con mayor alcance que cualquier oportunidad que pudiese buscar.

Olfato ultra desarrollado, comportamiento primitivo y agresivo a modo defensivo, regeneración acelerada al extremo... y siendo financiada por el mafioso más temido. Sin contar que tenía consigo desde su llegada al experimento prófugo más peligroso del Gran Don... o al menos eso le parecía hasta ahora. Tales cosas no eran una coincidencia, la flor no estaba protegiéndola por ser una florista a su servicio. La estaba protegiendo por ser lo mismo que él.

Un arma biológica imparable.


...

No tenía ni idea de cuánto había permanecido en el techo abandonado ni cuántas cajas de puros llevaba consumidas. Sans tan sólo se había limitado en observar el cielo hasta que el día hiciera su acto de presencia sin brindarle a Snowdin el calor que tanto se ansiaba en un clima tan invernal. Pero no, ni un mísero rayo de sol podía recibir por parte suya.

Había abandonado a la planta parlante en la oficina del viejo en cuanto había tenido en sus manos el collar. Aunque tuviera muchas preguntas de por medio en espera de poder ser contestadas, no tenía el ánimo suficiente para afrontar las cosas de momento. Tenía demasiado en mente que no le dejaba concentrarse siendo un mal momento para eso. Ya lo había intuido desde hace tiempo, pero ver que en efecto era un hombre en la vida de Frisk lo que la tenía habitando en la ciudad era algo exasperante. Tanto que había maldecido al susodicho por dejarla en espera, tanto que había pensado en golpearlo por abandonarla... cuando la realidad era que estaba muerto. Si bien eso pudiera ser relajante en un sentido nada ético, pensar en que la florista estuviese buscando a alguien sin poder encontrarlo jamás le era... incómodo. Tantos riesgos que estaba afrontando por persistir en quedarse en Ebott City y para nada.

Y lo peor era que se trataba de un monstruo ¡Un monstruo! Y no cualquier especie ni mucho menos cualquier sujeto, sino uno que era un peligro para ella misma. Por un lado comprendía ahora porqué Frisk no le incomodaba en absoluto convivir con otras especies, pero ya pensar en un ámbito romántico, como un amor de infancia...

-¡Agghh!

Se asqueó a sí mismo por permitirse pensar de nuevo en todo eso. Se suponía que el tema lo iba a dejar de lado, incluso olvidarlo. Pero maldita sea, le estaba siendo muy complicado.

-CON QUE AQUÍ ESTÁS. –La voz de Papyrus le regresó a su terrible realidad, girándose para verlo completamente abrigado ante tanta nieve en el entorno. –TE HE ESTADO BUSCANDO POR TODAS PARTES. ¿PORQUÉ ESTÁS EN EL TECHO Y NO DENTRO?

-Me dijeron que un "Gaster siempre en Snowdin", pero no especificaron en qué parte. –Le contestó sin ganas de discutir ni mucho menos lidiar con su irritación hacia su persona. –¿Qué tal te fue en tu fiesta? ¿Qué tal tu prometida?

El esqueleto alto no le respondió, observándole con cierto disgusto en su expresión. Sans no le dio importancia a eso, se limitó a tomar un nuevo puro de la caja que estaba por terminarse junto con las otras y a seguir meditando observando el cielo nublado. Fumaba como si quisiera evaporar todos sus pensamientos de por medio, pero era más que evidente que nada mejoraba en ese estado. Aunque claro, al menos le ayudaba a mantenerse en calor y cuerdo para estar atento a cualquier cosa. Después de todo, tenía que estar vigilando a su manera.

Estaba dispuesto en ignorar a su hermano si no estaba para discutirle o contestarle. Aunque hubiera descubierto que no eran tan diferentes como pensaba, nada cambiaba el hecho de que su situación entre ellos seguía siendo incómoda. Le había dejado más que claro que entre ellos todo cambiaría en cuanto terminaran su venganza, siendo lo único que realmente los tenía atados entre ellos.

-DEJÉ AL JEFE EN LA FIESTA. NO SÉ DÓNDE ESTÉ AHORA.

-¡¿Qué?!

La firmeza de sus palabras sin entrar a rodeos le hizo bajar su puro antes de siquiera prenderlo. Por más que le miraba fijamente, el esqueleto seguía sin emitir emoción alguna fuera de ese disgusto presente en él. No se veía arrepentido por haber desobedecido de tal manera que fácilmente se hubiera ganado una reprimenda mayor a las que él mismo estaba acostumbrado. ¿Qué le había pasado a su hermanito obediente apegado a las reglas? Pero aún más importante, ¿dónde estaba el viejo si Papyrus le había estado buscado a él en todo ese momento?

Sin esperar invitación de por medio, el esqueleto se sentó a lado suyo sin importarle la nieve. Se quedó mirando el mismo cielo nublado, como si tratara de encontrar palabras adecuadas en ello.

-SIMPLEMENTE NO PUEDO ENTENDERTE. –Comenzó a hablarle sin dirigirle la mirada.

-Papyrus...

-COMPRENDO QUE ODIES EN LO QUE ESTAMOS, YO TAMPOCO QUERÍA NADA DE ESTO ¿SABES? –Continuó sin darle importancia de su desconcierto al respecto. Tal parecía que no quería ser interrumpido. –PERO QUERÍA SER TAN HABILIDOSO COMO TÚ. TÚ FUISTE EL PRIMERO EN ACCEDER, EL PRIMERO EN QUERER FORMAR PARTE DEL NEGOCIO DEL JEFE. ¿QUÉ MAS ME QUEDABA DESPUÉS DE ESO? LO CORRECTO ERA ESTAR CON USTEDES, SEGUIRLOS... PERO EL QUE ME QUIERAN PONER A UN LADO O SER DESECHABLE PARA USTEDES DESPUÉS DE QUE LOS PREFERÍ ANTES QUE CUALQUIER COSA...

-Sé lo de la rana... o más bien, apenas me di cuenta de eso. –Le interrumpió sabiendo a lo que quería llegar con todo su extraño discurso sacado de la nada. –Si ella era importante para ti ¿por qué no me lo dijiste?

-SER SELECTIVOS CON QUIENES MATAR Y QUIENES NO, NO HABRÍA HECHO DIFERENCIA EN ESE INSTANTE. –Suspiró con cierto pesar con su respuesta, como si aquello ya lo hubiera pensado con mucha anticipación y no le fuese consolador para nada llegar a eso. –DE CUALQUIER MANERA QUISE DARLE UNA VENTAJA Y LA DESAPROVECHÓ, ASÍ QUE ELLA TAMBIÉN TOMO UNA DECISIÓN QUE SIMPLEMENTE NO LOGRO COMPRENDER TAMPOCO.

-Lo lamento. En verdad que no me di cuenta de nada. –Se rascó la nuca un tanto avergonzado con eso. Hablar de cosas de ese tipo no era algo que acostumbraran, por lo que el momento se estaba tornando cada vez más incómodo sin saber qué hacer. Incluso guardó su puro al no tener ganas de seguir fumando ante la situación. –Si vienes a reclamarme por todo el pasado, lo entiendo, pero... ¿qué tiene que ver con el hecho de haber abandonado al jefe con la misión? ¿Qué fue lo que pasó?

Aunque se le quedara mirando insistentemente y con total paciencia, su hermano no se giraba para verle directamente. Tan solo se quedaba contemplando el paisaje que no daba para nada un buen panorama para contemplar de esa forma. ¿Por qué parecía querer darle tantos rodeos?

-ANTES DE QUE TODO ESTO SE VAYA A LA MIERDA, POR UNA VEZ QUIERO QUE SEAS SINCERO CONMIGO. –Atajó con una rudeza nada característica en él. –DIME ¿LA HUMANA ES IMPORTANTE PARA TI?

Sans pensó en que era un terrible momento para preguntarle tal cosa, pero era algo que su hermano no sabía. Al fin y al cabo, tenía razón en algo, no le comprendía... pero era porque él no había querido ser entendido en ningún momento. Por lo que no podía culparle por lo sucedido con Frisk, de hecho, había actuado mucho mejor de lo que había hecho él mismo si se hubiera enterado de la rana azul en aquel entonces. Cosa que le confirmaba una vez más algo que ya sabía de antemano: Papyrus era mucho mejor que él en todo aspecto.

Se sentía tan idiota estando sentado ahí con su miseria, pero aun con todo eso, aun con todo el conflicto interno y externo que era su propia persona, Papyrus había terminado ahí sentado con él. Podría haber elegido estar en cualquier lado siendo el caso de que había decidido huir del jefe y sus presiones y reglas arbitrarias. Pero no, estaba ahí, apostando una vez más por él. Soltó una sonrisa cansada tras comprender la situación en la que estaba. Era el peor hermano mayor que pudiera existir, pero aun así la vida le había dado algo bueno pese a no apreciarlo en su momento. Tenía un hermano que no le importaba verse fastidioso con él con tal de verle bien.

No comprendía del todo qué tan importante era o no el ser sincero con esa pregunta. Si de cualquier manera era un caso perdido desde el inicio ¿para qué contestar a esas alturas? Pero al ver que su hermano finalmente le miraba fijamente esperando su respuesta, supo que era momento de dejar a un lado todo rodeo que él mismo se había puesto para su propio bien y el de los demás. Ya no tenía caso a esas alturas si, tal y como Papyrus lo había dicho, todo se iría a la mierda de cualquier manera.

Y si tenía que contestar eso abiertamente, agradecía que al menos fuera con él.

-Sí, Paps. Es importante para mí. –Dejó de verle directamente para volver a contemplar el cielo nublado. –Me... enamoré de ella.

Lo hecho, hecho estaba. Tras tantos cuestionamientos que varios entrometidos le hacían al respecto, tras tantos rumores de él circulando en toda la ciudad y tras la misma pregunta que la humana le había hecho sin rodeo alguno... finalmente había hecho sólido lo que era más que evidente para todos hasta para sí mismo. Quería actuar indiferente con su declaración, pero lo cierto era que estaba un remolino de emociones en su mente que no le dejaban concentrarse en qué debía de hacer. Y el que Papyrus no mostrara ninguna emoción con eso no le aligeraba el bochornoso momento.

-¿SÓLO POR ESO?

-¿No te parece suficiente? –Soltó un gruñido de incomodidad. No se había atrevido a soltar tan abiertamente ¿y le estaba reclamando? –No te ando preguntando a ti sobre por qué te interesó una rana.

-NO ES UNA RANA. –Le gruñó de vuelta, pero aquello aligeró un poco su expresión. –PERO SI QUIERES SABERLO... LO PRIMERO QUE ME ATRAJO DE ELLA FUE SU CABELLO.

-¿Cabello?

-SI.

-¿O sea... cabello?

-ERES TÚ EL QUE ESTÁ ENAMORADO DE UNA HUMANA ¿Y ME VAS A TOMAR DE RARO POR ESO? –Pese a su reproche, no pudo ocultar una leve risa tras decir lo último. –CUANDO IBAMOS AL MAR DE NIÑOS, TODO ERA TAN AZUL MENOS SU LARGO CABELLO, EL CUAL LO DECORABA CON UN ENORME MOÑO VERDE. ME GUSTABA VERLO ONDEAR CON EL VIENTO Y EL MAR, PERO AUN MÁS EL AROMA QUE EMITÍA CUANDO ESTABA CERCA DE ELLA. NO TARDÉ EN DARME CUENTA DE QUE SU CABELLO ERA TAL Y COMO ERA ELLA. TRANSMITÍA TANTA VIDA Y ENERGÍA... QUE NO PODÍA EVITAR QUE ME GUSTARA.

-Bueno, comprendo eso. El cabello de Frisk huele a flores, como un campo en el que se puede descansar tranquilamente. –Rió pese a su incomodidad de estar hablando al respecto, pero supuso que ya no había marcha atrás con la conversación. ¿Quién diría que llegaría el día que estarían hablando de mujeres? –De hecho, ella me transmite paz con tan sólo estar con ella.

-ME SUENA A UNA EXCUSA TUYA PARA SER UN FLOJO.

-Tal vez. –Sonrió con su respuesta sabiendo que le molestaría ese comportamiento suyo. –Pero me gusta esa sensación.

-DE ACUERDO, PERO EN VERDAD CREÍA QUE TE GUSTABAN VOLUPTUOSAS.

-Sólo dije eso una vez... –Volvió a refunfuñar con el tema. ¿Qué todos le mencionarían eso?

-ADEMÁS ELLA ES TAN FRÍA, GROSERA...

-¿En verdad estás aquí cuestionándome mis gustos, fetichista del cabello?

-¡HEY!

Pese a los reclamos entre ambos, el ambiente se sentía más cálido al grado de olvidar el frío invernal en el que estaban. No se había dado cuenta hasta en ese momento, pero Sans había extrañado estar momentos así con su hermano. Molestarlo hasta el grado de terminar riendo por cualquier tontería y que no hubiera roces de por medio que los separara. Hermanos antes que compañeros.

No comprendía porqué le había dado a Papyrus de querer arreglar las cosas sin tocar a fondo el tema, pero realmente lo agradecía. Una vez más, su hermano se había adelantado en dar con soluciones en lugar de enterrarse aún más en su tumba. Era por eso que tanto el viejo como él sabían que, si había un Gaster con la posibilidad de sobrevivir y que mereciera hacerlo, era justamente Papyrus. Si tan sólo su hermano se diera cuenta de eso... pero claro, no era algo de lo que hablaran ni tampoco estaban dispuestos a verse sentimentales al respecto. Por lo que hablar de mujeres sin más preámbulos era la forma en la que de alguna forma ambos sentían que todos sus conflictos recientes estaban superados, al menos por ahora.

Se sentía terrible todavía por Frisk, sujetando el collar en forma de corazón dentro de su bolsillo, pero saber que Papyrus ya había pasado por eso y superado a esas alturas le daba calma suficiente.

-ESTA BIEN, SI ES RAZÓN MÁS QUE SUFICIENTE PARA TI, HARÉ LO POSIBLE POR ENTENDERLO. AUNQUE ME LO PONES DIFÍCIL COMO SIEMPRE. –Le sonrió tras varios minutos en silencio cuando pararon las risas. –SIENDO EL CASO, LAMENTO LA VEZ QUE LE DI UN DISPARO DE ADVERTENCIA.

-Casi disparo en la cabeza de tu prometida la vez que la conocí. Estamos a mano.

-¿IBAS A MATAR A TAMMY?

-¿Así se llama? –Soltó una risa pese a estar fuera de lugar. –No me has contado como te fue en esa fiesta. ¿Qué te pareció la hija de la líder sindical?

-ES ATRACTIVA, PERO MÁS NERVIOSA QUE UN CHIHUAHUA. –Sans soltó la carcajada con esa descripción. –PERO HABLANDO DE ELLO, HAY ALGO POR LO QUE DEJÉ AL JEFE AHÍ. TAMMY ME DIO VENTAJA AL DARME EL SEUDÓNIMO DEL GRAN DON ANTES QUE AL JEFE.

Sans no se movió de su sitio al esperar pacientemente a que le dijera cuál era. Pero aún más importante, saber por qué parecía ser tan grave al grado de que finalmente Papyrus le diera la espalda a su superior que tanto trataba de asombrar antes.

-Y LA RAZÓN POR LA CUAL TE PREGUNTÉ POR LA HUMANA... ES PORQUE QUERÍA SABER SI CONTABA CONTIGO PARA LO QUE SEGUIRÁ CON ESTO, PERO NO CREO QUE TENGAMOS TIEMPO A NUESTRO FAVOR A COMO CREÍAMOS QUE LO TENÍAMOS.

-¿Qué tiene que ver Frisk en esto?

-TODO. EL SEUDÓNIMO DEL GRAN DON ES SAGEOR MURDERER.

Las cuencas de Sans oscurecieron en el acto sin saber cómo reaccionar inmediatamente. Tanto que habían tratado de hacer sus movimientos, ¿y la respuesta ya la habían tenido desde antes? Y no era cualquier nombre, sino uno que empeoraba todos sus pensamientos recientes.

Tal parecía que se estaba equivocando en algo ¿pero en qué? Aunque quisiera pensar en la mínima posibilidad de que el Gran Don estuviera ablandado por la florista al grado de querer apoyarla económicamente, no tenía ningún sentido. Era la bestia que además de ser conocido por su odio profundo a los humanos, tenía el rumor de que se comía a sus mismas presas por muy sádico que sonara. El haberlo conocido directamente le había hecho cuestionar esa posibilidad incluso. Y además había sido el monstruo que había acabado con Masao Saito, líder de la yakuza y padre de la florista. ¡No tenía sentido que tuviera tal apoyo económico de su parte!

Teniendo sus manos aun metidas en los bolsillos de su saco, oprimió con más fuerza el collar que le había arrebatado a la arácnida entrometida. En ello contenía la foto de Frisk siendo niña junto al hijo muerto del Gran Don. Tal vez había concluido muy rápido la situación que estaba en esa fotografía, aunque eso no le tranquilizaba para nada.

En definitiva necesitaba respuestas de la flor, pero ahora corría el riesgo de que si se aparecía en la casa, pudiera estar el jefe. De momento, lo mejor era no presentarse ahí.

-ANTES DE LLEGAR CONTIGO, FUI CON GRILLBY Y ME DIJO QUE YA SABÍAS DE ESTE NOMBRE. –Continuó Papyrus sin darle lugar a su evidente desconcierto. –ESTUVIMOS PENSANDO QUÉ HACER AL RESPECTO SI RASTREARLO O NO CON LA CUENTA BANCARIA QUE TIENE GUARDADA EL JEFE.

-Pero si lo dejaste solo en todo ese tiempo, lo más probable es que ya se te haya adelantado con eso. –Contestó Sans de inmediato mientras sacaba las manos de sus bolsillos y trataba de acomodar todos sus pensamientos de por medio. –No dudará en matarla sin importar lo que le digamos.

-ES POR ESO QUE ME FUI.

-Gracias, Paps. –Pese a todo, le sonrió con total sinceridad. Ahora comprendía porqué le había hecho tal plática previa, aunque de algún modo habían perdido tiempo valioso con eso. –Supongo que está a favor nuestro que nadie de nosotros sepa en dónde está Frisk, aunque eso tampoco es algo tranquilizador. Si antes éramos pocos en busca de acabar con el Gran Don, ahora estamos divididos entre nosotros. Cosa que limita aún más las posibilidades de que todo salga bien.

-GRILLBY ESTÁ EN ESTE MOMENTO VIENDO LA MANERA DE PODER AYUDAR, PERO CONSIDERA QUE ADENTRARNOS A LA CUENTA BANCARIA PUDIERA SER "PICAR EL ANZUELO".

Sans no comprendía mucho del porqué, pero tuvo más urgencia en dar con algo más importante. Contemplando nuevamente el paisaje que le daba la altura, instintivamente se puso a observar el camino que llevaba hacia la estación del tren. No sabía si Frisk se había ido realmente como había sido su plan, o si se había quedado como la flor había sugerido, pero si había algo que pudiera tener seguro en todo eso, era justamente ese camino. Tal vez se había estado complicando demasiado y las cosas eran más fáciles de escarbar ahora, pero no estaba del todo seguro ahora de qué tan bueno o no sería dar con una respuesta a todas sus incógnitas presentes.

La flor había dicho que investigar más y más sobre ella sería llevarle el infierno a su vida. Creía que se trataba de un posible amorío prohibido que la tachaba de algo de lo que el Gran Don querría deshacerse, pero...

-La carta.

-¿QUÉ CARTA?

-La primera vez que encontré a Frisk, le robé una carta con intención de saber por qué una pasajera no registrada había llegado en el tren y con la flor parlante. –Sintiéndose algo ansioso, se paró y comenzó a caminar, cosa de la que se lamentó segundos después al haber estado tanto tiempo sentado en la nieve. –El papel indicaba que era alguien que se encargaba de los asuntos personales de su padre.

-¿PERO QUÉ NO ESTÁ MUERTO?

-Sabemos que el padre biológico lo está, pero no tenemos idea de quién pudiera ser el padre adoptivo. –Atajó Sans mientras caminaba de un lado para otro, tratando de recordar más detalles de lo que había leído en ese papel. –Frisk dejó en claro la otra vez que no le interesa saber quiénes fueron sus padres biológicos, pero podríamos suponer que los adoptivos son ricos si Frisk no tuvo sospecha con el regalo. Aunque... eso lo hace aún más extraño, ya que Frisk no actúa como si conociera de lujos. Ni mucho menos de cosas básicas, es muy inocente en muchos aspectos.

-GRILLBY PREDIJO QUE LA CONSIDERARÍAS INOCENTE. –Pese a lo tenso de la conversación, Papyrus soltó una leve risa con su comportamiento. –PERO ¿QUÉ TAL SI LA HUMANA ESTÁ ACTUANDO?

-No empieces...

-PIENSA, ¿QUÉ TAL SI ESTÁ FINGIENDO EN EL HECHO DE NO INTERESARLE QUIÉN ES SU PADRE BIOLÓGICO? ¿QUÉ TAL SI EN VERDAD SABE QUIÉN ES Y BUSCA VENGARLO?

-No lo creo una posibilidad. –Metió su mano en el bolsillo de su saco para sacar el collar y abrirlo. –Frisk conoció al hijo del Gran Don y, por lo que se ve aquí, se llevaban bastante bien.

Le arrojó el collar para que lo cachara y viera por cuenta propia. Papyrus parecía sorprendido sin poder dar crédito a lo que estaba viendo, al grado de levantarse y querer caminar también haciendo una nueva zanca en sus pasos sobre la nieve.

-ESTO ME CONFUNDE MÁS. –Finalmente admitió al no saber qué más decir con ello. Le arrojó de nueva cuenta el collar al no considerar quedárselo más tiempo consigo. –¿ENTONCES PORQUÉ LA HUMANA VINO A LA CIUDAD?

-Frisk me dijo hace tiempo que su razón de estar en la ciudad era porque estaba buscando a alguien. –Guardó el relicario al no querer seguir viéndolo. Ya hasta se había aprendido las facciones del monstruo jefe pese a que era inútil si ya estaba muerto. –Y pues ese alguien... todo indica que es el de la foto.

-OH... YA VEO. –No parecía del todo que lo lamentaba ni que tuviera interés en aparentar lo contrario. –ESA HUMANA ES IGUAL DE RARA QUE TÚ INTERESÁNDOSE ROMÁNTICAMENTE EN LA ESPECIE ENEMIGA.

-Papyrus, en verdad no quiero tu juicio ahora.

-YA TE DIJE QUE HARÉ EL INTENTO DE ENTENDERLO, NO ME PRESIONES. –Reprochó de que le llamaran la atención con su comentario, pero su encogimiento de hombros indicaba que prefería acabar con eso. –DE CUALQUIER FORMA, NO TENEMOS IDEA DE DÓNDE INICIAR O QUÉ HACER.

-No del todo. –Se detuvo de su caminada sin sentido y volvió a ver hacia el paisaje. En definitiva no se veía nada en la lejanía, pero sabía muy bien hacia dónde estaba su interés. –Frisk viene del pueblo lejano al otro lado de las vías del tren. Si está siendo apoyada económicamente por él, puede que lo haya hecho desde antes.

-¿CREES QUE PUEDAS DAR CON ALGO CONOCIENDO EN DÓNDE VIVÍA?

-Si está la posibilidad de que Frisk fue financiada por el Gran Don estando allá, debió de llegarle tal dinero de algún modo. –Se giró para verle directamente. No estaba del todo seguro de si estaba haciendo una buena conjetura, pero ahora no pensaba en algo más coherente. –Tengo el presentimiento de que pudiera ser por medio de la esposa del Gran Don... pensando en que esa fuera la ubicación en la que la tenga oculta.

Por muy extraño que pudiera sonar, Sans sentía que estaba acertando ante tantas piezas sobre la mesa queriendo acomodarlas de una vez. Si Frisk tenía algo que ver en todo, necesitaba poder adelantarse aún más de lo que pudiera hacer el viejo. No sabía qué pistas pudiera tener él o qué conclusiones a las que podría llegar, pero conociéndolo lo suficiente, no se prestaría de nuevo a una negociación sobre su vida.

Aunque Papyrus no quisiera pensar al respecto, no le quedaba duda de la inocencia de Frisk en todo eso. La flor le había dejado en claro que era ignorante de todo y que tenía toda intención de que permaneciera de ese modo. Esa sobreprotección sin emoción era extraña, pero comprensible tras cada cosa que lograba descubrir al respecto. Ella estaba metida entre dos grupos delictivos sin siquiera saberlo, no querría que estuviera en una más dejando que el viejo le cazara sin piedad alguna. Ya había sido más que suficiente de que perdiera su hogar y trabajo a causa suya.

Además, si estaba en lo cierto y si Frisk estaba de vuelta en el pueblo...

-¿Y QUÉ HARÁS? –La voz alzada de su hermano le devolvió a la realidad.

-Seguiré con el plan de buscar a la esposa del Gran Don para vengar a mamá. Pero me aseguraré de que Frisk no corra peligro en todo esto. –Contestó con tal seguridad que ni el mismo se reconoció en sus palabras. –No puedo teletransportarme tan lejos, así que tomaré el primer tren para ir al pueblo.

-BIEN, MIENTRAS TE CUBRO AQUÍ ENTONCES.

-Paps...

-NO LO HAGO DEL TODO POR TI ¿DE ACUERDO? –Su expresión de leve enfado no era del todo sincera. Razón por la cual Sans se sintió enternecido con ese lado suyo. –AUN ESTOY MOLESTO CONTIGO. ADEMÁS, ESA HUMANA AUN ME DEBE UNA COMIDA.

Sans simplemente sonrió a modo de agradecimiento antes de desaparecer en menos de un segundo.


...

Un grito desesperado a lo lejos le hizo reaccionar poco a poco.

El calor era insoportable, pero lo era aún más no poder moverse. Quería deshacerse de esa temperatura tan alta, apartarse de lo que fuera que estuviera conteniéndole, pero con tantas llamaradas en los alrededores era más que imposible siquiera intentar algo más.

Fuego... había mucho fuego...

"...Frisk...".

-¿Qué...?

Frisk poco a poco abrió los ojos con algo de dificultad. No había nada de fuego como lo había sentido, pero la luz le era incómoda de momento. Trató de acostumbrarse a ella con tal de ubicarse donde estaba e intentó mover sus brazos, pero rápidamente se percató de que los tenía amarrados a una silla junto con todo su cuerpo. ¿Qué estaba pasando? Se sentía mareada, muy aturdida y con hambre, como si no hubiera ingerido nada durante horas. ¿Dónde estaban Ronnie, la señora Bonnie... o cualquiera de los conejos? ¿Por qué estaba amarrada de esa forma?

Tenía demasiadas preguntas en mente mientras forcejeaba para zafarse de sus ataduras, pero sin tener éxito alguno al estar sumamente sujeta. Observando con mayor detenimiento el entorno, se encontraba en lo que parecía ser un elegante departamento con un estilo más acogedor de lo que era el hogar de la familia conejo o la familia esqueleto. ¿Dónde estaba ahora? ¿Cómo había terminado en ese lugar y de esa forma?

No tuvo que pensarlo demasiado para dar con una respuesta precisa. El olor a tabaco y sangre le fue más que suficiente para brindarle una pista. No estaba segura de sí era por sus nervios o por la forma en la que estaba atada, pero no pudo evitar sentirse en peligro ante lo que fuera a pasarle.

-Ya despertaste, humana. –La voz del Don le hizo girar rápidamente hacia su dirección, el cual estaba recargado en una esquina con los brazos cruzados. –Podemos proseguir entonces.

Frisk tardó en reaccionar a qué se refería realmente. Le parecía todo tan extraño y lejano como si se hubiese tratado de un sueño... pero sus ojos furiosos sobre ella brillando en la noche le devolvieron a una realidad nada agradable.

-Usted me disparó.

-Si.

-Y... ¿Me salvó?

-Nunca tuve intenciones de eso, pero supongo que sacarte esto es una manera de verlo así. –Mostró un par de balas que tenía sujetas entre sus dedos. –Tuve que sedarte por si despertabas mientras te hacía cirugía.

-¿Cirugía? ¿Qué...? –Se sentía tan mareada todavía que no lograba ordenar todas sus preguntas de por medio. –¿Dónde estoy y porqué me está haciendo todo esto?

-Quien hará las preguntas soy yo, humana. –Lentamente se encaminó a sentarse en el sillón frente a ella, dejando las balas sobre la mesita central. –Aunque aparentemente no me convenga matarte, eso no significa que no pueda torturarte hasta que quieras estarlo. Así que no pienses en negarte a responderme.

Frisk se le quedó mirando conforme su vista se acostumbraba a la luz. Con lo que alcanzaba a observar, las cortinas estaban puestas de tal forma de no permitir que ningún rayo de sol se asomase dentro del lugar, pero en su lugar tenía todas las luces posibles apuntándole a ella, como si de alguna manera le causara cierta presión ello. Y si, no le gustaba tanta luz hacia ella, pero le causaba más disgusto que el señor le hubiera disparado y ahora la tuviera amarrada sin explicación alguna. Además le había hablado de haberla sedado de nuevo y hecho cirugía sin su consentimiento. ¿Qué ese señor no conocía el respeto? ¿Y todavía le haría preguntas como si le debiera algo? ¿Por qué no la dejaba en paz? ¿Qué le había hecho?

-¿Qué relación tienes con Asgore Dreemurr?

-Tenga una vida y deje vivir la mía.

- No pienso estarlo repitiendo, humana.

-Pues tendrá que conformarse con eso. –Contestó de mala gana. En verdad que ese señor le era despreciable. –Ya me ha torturado antes, no hará diferencia cualquier cosa que me haga.

-¿Es un reto, humana? –Sin moverse, varias manos flotantes aparecieron alrededor de él. –Tu estupidez supera tu rareza.

-Y su intromisión supera su impulsividad. –Soltó sin importarle el estar amarrada en un lugar desconocido. Estaba harta de sus amenazas y de que le lastimara por estupideces. –Yo tenía una vida tranquila, pero ustedes me arrebataron todo. ¡Solo deme a mi amigo y déjenos en paz!

Se sentía tan inusual en ella alterarse tanto, pero entre el mareo, el hambre y el temor en conjunto de estar ante alguien que no le importaba respetar la vida misma, le hacía querer expresarse sin importarle lo que se pudiera pensar sobre ella. A diferencia de cuando hablaba con otros y se percataba tarde de haber comentado algo fuera de lugar, con Don Gaster le generaba la sensación de querer gritarle. No obstante, tenía el suficiente autocontrol para no caer tan bajo ante él, no le daría esa satisfacción.

Pero a diferencia de ella, el esqueleto se le veía calmado al grado de estarle contemplando con paciencia, cosa que no parecía normal en él a lo poco que había tratado con él. ¿Qué estaba pasando? Algunas de sus manos flotantes tenían una libreta y haciendo apuntes conforme se expresaba o hiciera un mínimo movimiento.

-¿Consideras a esa arma como "amigo" porque son lo mismo?

-¿Qué? –La pregunta tan extraña le hizo calmarse un poco. –¿No entiendo su pregunta?

No obtuvo respuesta pese a su desconcierto con el cambio de conversación. Contemplar tan tranquilo al esqueleto no le generaba ninguna confianza. Y el hecho de que una de las manos se acercara hacia ella y dejara al descubierto su hombro lo hizo todavía más extraño. ¿Cuándo fue que su vestido se rompió de ahí? ¿La señora Bonnie se enojaría por el estado de la prenda? ¿Tendría que pagarlo?

-Humana ¿sabes lo que son las cicatrices? ¿Las costras?

-Si. –Respondió confundida con el nuevo tema. –¿Qué tiene que ver con...?

-¿Alguna vez en tu vida has tenido una?

-No. Supongo que he tenido suerte con eso.

-Error, eres sumamente torpe con lo poco que he podido apreciar de ti. Y sin embargo, por más que te corte o te haya disparado, tus tejidos vuelven a la normalidad a una velocidad superior a las capacidades de un tejido promedio. –Su voz tan fría pero calmada, le generaban inconformidad tras lo dicho. –Eso no es normal en un humano. Tú no eres un humano normal. ¿Realmente qué es lo que tienes?

Frisk no tenía ni idea de lo que le estaba diciendo. ¿Qué se suponía que debía responderle?


***

Debo reconocer que estoy muy emocionada de llegar a esta altura de la historia. Muchas gracias por acompañarme hasta aquí, en verdad que no habría llegado hasta este punto de la trama sin su apoyo y cariño. ¡Las cosas se vienen más impactantes de ahora en adelante! Tanto que mi corazón está acelerado de la emoción de que contemplen todo lo que está por venir, jajajajaja.

La siguiente actualización puede que tarde un poco más de los quince días. Ando con algunos proyectos personales que debo darles atención inmediata dado que con ello me mantengo, (o lo hará en un futuro cercano), jajaja. Así que deséenme suerte con eso. Muy pronto les mostraré parte de ello a través de mis redes sociales.

De paso, les invito nuevamente a mi discord y al amino que amablemente Lady Delamort hizo para mis contenidos. Los links los verán en los comentarios de este párrafo.

A mantenernos determinados en estos tiempos de pandemia. 

**inserte teorías locas aquí**

Michi fuera!

:)

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