Cap 69. Defectuosa
-Tío Grill, despierta.
Tras más de una hora en la que había terminado preparando el desayuno para los dos, terminó sacudiéndolo con suma insistencia al ver que su tío simplemente no se levantaba por más que lo llamara o hiciera ruido. Simplemente recibió un gruñido a modo de respuesta, sin contar a un inminente olor a alcohol impregnado en la ropa que hacía peligrosa la situación. Era cierto que como seres fatuos tenían la habilidad de controlar todo el fuego que conformaba sus cuerpos, pero en un estado de ebriedad las cosas podrían cambiar para mal. Esa era de las primeras cosas que aprendió siendo sobrina de un bartender.
Pese a ser habitualmente cauteloso, no era la primera vez que Fuku veía a su tío borracho, pero le molestaba la razón particular en la que terminaba así bajo la peor influencia de todas. Una que podía escuchar roncar en el primer piso pese a estar con las puertas cerradas. Ese maldito vagabundo bueno para nada.
Al no tener más alternativas, dejó de insistir para comer ella sola y disponerse a salir directo a la escuela. No le agradaba tampoco ese hecho, pero no podía ausentarse todo el tiempo, sobre todo cuando ya la habían amenazado de suspensión y que eso no le agradaría del todo a su tío. Alguien tenía que ser responsable en la casa después de todo. Así que cuando bajó las escaleras para salir por la puerta del bar, no dudó en molestar a Sans para obligarlo a retirarse de una buena vez con tal de brindarle mejor descanso a su tío, pero tuvo que limitarse a arrastrar la silla en la que estaba dormido para sacarlo por la fuerza. No permitiría que su presencia fuera un problema para su única familia.
Pero al abrir la puerta para intentar arrojarlo sobre la nieve del pavimento, se topó con total horror de que había alguien parado ahí, estando con la mano levantada que daba indicio de haber estado por tocar la puerta hasta que ella misma la abrió. Mirándola por debajo ante la diferencia de estaturas y siendo sumamente tenebrosa su mirada con grietas contrarias.
Fuku no supo qué hacer en el instante. Estaba Don Gaster parado ante ella, viendo cómo estuvo por arrojar a su hijo fuera del bar mientras estuviera inconsciente por tanto alcohol encima. Si había un momento para estar paralizada de miedo, estaba segura de que no debería de ser ese. Pero su cuerpo simplemente no estuvo de acuerdo con ella y no pudo culparse por eso. La presencia del esqueleto era sumamente aterradora, como si la muerte misma viniera por ella y no pudiera hacer algo para evitarlo.
Don Gaster bajó la mano al no necesitar más tenerla alzada, pero unas manos flotantes de un tono morado tenue hicieron acto de presencia y se encargaron de levantar al esqueleto que aún estaba en la silla sin reaccionar todavía. ¿Cuánto alcohol había tomado esta vez? Era consciente de que tenía una tolerancia impresionante que ni todos los clientes frecuentes de su tío podían superar. Por lo que debió tomarse media mercancía para caer profundamente dormido y apestar de tal manera que había sido peligroso haber estado cerca de él.
No sabía si debía decir algo con lo qué justificarse por algo que no alcanzó a hacer, pero el esqueleto no dijo nada como si no le diera importancia a su presencia ahí. Ni siquiera estaba cargando él mismo a su hijo, sino que se limitaba a que su magia hiciera el resto ante un posible peso que no le agradaba tener que soportar. Y al ver que finalmente le daba la espalda, pudo suspirar de alivio mientras pensaba que se había librado de algo sumamente aterrador. No obstante, la voz seria del esqueleto le hizo detenerse de cualquier pensamiento fugaz que le llegara.
-Vete a la escuela, niña. Que tu tío te está otorgando algo que yo no pude darle a mis hijos. –La voz del esqueleto sonaba sumamente fría y varonil, pero el ronquido que dio Sans rompió con aquel miedo que pudo haber impactado antes. –Evidentemente.
Fuku ni siquiera tuvo el ánimo de responderle algo, tenía miedo de provocarlo con lo que fuera a decirle, fuera bueno o no. Con Sans no era el caso, al ser constantemente bromista molesto aun cuando supiera que se trataba de un delincuente peligroso. Con él se sentía en libertad de molestarlo por el simple hecho de molestarle su mera presencia en la vida de su tío, pero no podía hacer lo mismo con el mafioso que lideraba justamente a Sans. Así que supuso que no correría peligro en retirarse de ahí ante su indicación, pero nuevamente su cuerpo no le respondió ante el miedo que le generaba el esqueleto de gran altura. Y cuando un auto lujoso paró de golpe ante ellos, le extrañó ver que del lado del volante estaba una humana que identificó de inmediato y con suma sorpresa.
-¡FRISK, DEJA DE FRENARTE ASÍ!
Exclamó el esqueleto en el asiento de copiloto, tocándose la cabeza que aparentemente se había golpeado por el freno, pero la mencionada no le dio importancia a la indicación y abrió la puerta para estar frente a Don Gaster. Y a pesar de que el esqueleto de gran altura imponía miedo con tan sólo estar ahí, la humana se limitó en ver al vago de Sans que seguía roncando fuertemente.
-¿Sans está bien?
-No es asunto tuyo, humana.
-Apesta a alcohol. Tal vez le vendría bien tomarse un baño.
-¿Qué parte de no es asunto tuyo no entendiste?
-La parte en la que no respondió mi pregunta.
Fuku sabía que era riesgoso estar presente ante tantos mafiosos en un solo punto (aun cuando estuvieran frente a su casa los malditos), pero ahora estaba paralizada no por el miedo que le generaba Don Gaster, sino por la facilidad con la que la humana hablaba con ellos sin importarle la fría voz del jefe que le daba claras advertencias. Incluso le parecía que le había respondido con la misma frialdad que no creía posible. ¿Qué estaba pasando? ¿Cómo era que se daba la libertad de hablar así con el mafioso más temido del lugar?
El otro esqueleto alto había bajado del auto para estar junto a la humana, mirando a Sans aun levantado por varias manos flotantes y negando con la cabeza como si ya lo estuviera regañando mentalmente.
-Papyrus, llévatelo a la casa. –Don Gaster extendió a Sans para que lo cargara, aun cuando él mismo no lo hacía. –Hablaré seriamente con él cuando esté en mejores condiciones.
-Yo puedo hacerlo. –Intervino la humana nuevamente, con un tono más suave que hace unos segundos. –Papyrus me está enseñando a...
-El día que quiera a una mujer conduciendo, será cuando quiera muertos de por medio. –Gruñó el Don sin ocultar todo su disgusto del tema. –No, tú vienes conmigo, humana.
-PERO... –Ahora si se vio preocupado el otro esqueleto, cargando a su hermano con un solo brazo a su costado como si se tratase de un costal de papas. –FRISK NO TIENE PORQUÉ CONDUCIR, LO HAGO YO... ADEMÁS ELLA NO LO ESTÁ HACIENDO TAN MAL, SOY UN BUEN MAESTRO DESPUÉS DE TODO. SÓLO LE HACE FALTA SABER FRENAR.
-Andando, humana.
Con eso pareció que era suficiente para indicar que no permitiría otra sugerencia fuera de su propia palabra, por lo que comenzó a caminar a dirección contraria y jaló por un breve momento a la humana con una mano flotante para indicarle nuevamente que debía caminar con él, lo cual finalmente accedió cuando el otro esqueleto alto asintió con la cabeza. Fuku no entendía que estaba pasando frente a ella, pero si algo tenía seguro, era que había presenciado que en efecto, la familia Gaster tenía una verdadera cercanía con esa humana. Era una muy particular protegida.
Cuando todos se fueron de ahí y sin darles importancia su presencia, finalmente se atrevió a dar carrera ahora que realmente estaba llegando tarde a la escuela. Y muy para su enojo, las puertas ya estaban cerradas al momento de llegar y no tenían intenciones de escuchar sus gritos pidiendo que le abrieran. Maldiciendo por lo bajo a Sans, se retiró ahora lentamente del lugar mientras pensaba en qué le diría a su tío o cómo le reprocharía por haber tenido a ese flojo ahí sin mandarlo a su propia casa. Estaba harta de eso, ¿cómo no se daba cuenta del peligro que era estar involucrados con esos? La familia Gaster, al igual que muchos delincuentes en la ciudad, entorpecían el movimiento del que formaba parte. Mientras hubiera realmente monstruos delincuentes, jamás podrían argumentar adecuadamente sobre los derechos y libertades que merecían a la par con los humanos.
Mirando solamente sus propios pasos, notó de inmediato la hoja que había pisado que seguramente el viento le había traído en el momento preciso. Fuku no dudó ni por un instante en levantarla en cuanto identificó la foto. Verla en el impreso le hizo sentirse enfriarse de inmediato ante un miedo mayor que el que había presenciado minutos antes.
-No...
Sin pensárselo, corrió directamente al punto en el que siempre se veían antes de las reuniones, pero ella simplemente no estaba ahí. Tampoco en algunas locaciones que frecuentaban o con otros monstruos con los que se reunía, pero a ellos tampoco los encontró. Al final corrió hasta su casa con tal de descartar toda posibilidad, ya que ella no podía asistir a la escuela como para volver a buscar por ahí.
-¡Señora! –Gritó Fuku en cuanto llegó a la reja oxidada que separaba hacia la casa. Era una casa bastante pobre que hacía lo que podía para mantenerse estable. –¿Su hija está en casa? ¿Puedo hablar con ella?
La señora de piel púrpura y ojos negros apenas y se giró para verla, notando de inmediato que tratar de limpiar su patio había sido una excusa para que no se le viera llorar más de la cuenta. Ni siquiera estaba sosteniendo la escoba adecuadamente y no podía culparla ante la respuesta que le había dado con sólo verla ahí. Pudo sentir cómo el fuego que conformaba todo su cuerpo se opacaba ante el miedo que estaba experimentando en aumento.
Fuku soltó la hoja que había estado llevando consigo a todas partes durante su búsqueda, dejando a la vista el rostro de Skate junto a las palabras en grande de "desaparecida" e indicaciones sobre notificar sobre si se sabía algo de ella tras más de dos días sin volver a su casa. Sabiendo en el instante que las probabilidades de no volver a verla eran más que una realidad tras varios desaparecidos constantes en la ciudad. La cifra de monstruos menores de edad estaba en constante aumento y nadie hacía nada al no importarle a las autoridades.
Y ahora su mejor amiga formaba parte de ese número.
...
Frisk se hacía una leve idea de la razón por la cual Don Gaster le había pedido "compañía", pero aun así era una breve sorpresa que ahora estuvieran en la cafetería más cercana al parque, recibiendo un capuchino que Don Gaster había pagado y encaminándose después al parque junto con el periódico del día en un costado de su brazo. Si bien esa se había convertido en una extraña dinámica entre ellos, no podía evitar estar alerta de cualquier movimiento por parte del esqueleto. Su aparente elegancia y cortesía mientras caminaban no era nada más que una simple escolta para asegurarse de que estuviera nuevamente lo más lejos posible de sus hijos ¿cierto?
Realmente hubiera preferido seguir conduciendo, aunque ahora que lo pensaba, no tenía idea de cómo llegar a la casa de los Gaster. Sólo recordaba que había un edificio abandonado... y luego toda una casa elegante carente de ventanas. No tenía ningún sentido sus recuerdos del lugar. Y estaba muy segura de que Don Gaster así lo prefería si se estaba aparentemente ocultando en una simple fachada.
-¿En dónde estuvieron metidos? –Tras un molesto silencio entre ellos, finalmente Don Gaster le dirigió la palabra, aunque sólo se estaba enfocando el ver hacia el frente durante todo el recorrido. Viéndose imponente y temible en cada paso que daba... o al menos parecía que los seres que se cruzaban en el camino lo tomaban de ese modo. –Mi gente no dio con Sans por todo Snowdin y Muffet notificó sobre tu desaparición por un breve momento.
-Su comportamiento comienza a explicarme porqué Sans es un acosador. –Se limitó a responder mientras sujetaba su vaso con ambas manos. Sentir el calor de ese modo era un tanto agradable. –¿Usted solía acosar a su esposa?
-No. Y ahora responde mi pregunta.
-A decir verdad, no sé con exactitud en dónde estuvimos. –Comentó mientras miraba hacia el frente, notando que habían entrado en la dinámica de preguntas sin aviso previo. –No hacía tanto frío ahí.
-¡Agghh! Sólo pedí una sola cosa para que no hubiera más altercados entre nosotros. Sólo una maldita cosa. –Gruñó el esqueleto con evidente enfado, pero aun así parecía estar dispuesto en mostrarse serio y frío en cada paso. Frisk supuso que cuidaba mucho de su imagen estando ante un público que hacía todo lo posible por no cruzarse con él. –Si a ti no te importa tu vida, humana, al menos considera que a mi si me importa la de mi hijo. Deja de ser un problema para él.
-En primera, es él quien me buscó. En segunda, yo no busco problemas, sólo quiero una vida tranquila. –Ya era un poco molesto tener que aclarar nuevamente esos puntos, pero parecía que nadie le entendía con precisión o simplemente la ignoraban. –Y en tercera, a mí también me importa la vida de Sans.
Nuevamente escuchó un gruñido por parte del esqueleto alto, pero no dijo nada durante la extraña caminata que estuvieron teniendo hasta que se adentraron al parque para sentarse en una de las sillas. A Frisk le era extraño estar de un modo más tranquilo con el jefe de familia, simplemente le daba la impresión de que era algo de lo que jamás hubiera pensado ni querido en su vida, y aun así percibía que podía hablar con él con una libertad que era superior a Flowey. No había una preocupación mutua sobre lastimarse entre comentarios al no importarles en lo más mínimo el otro, pero si había una emoción de por medio que le hacía sentir viva de algún modo... o por lo menos la indiferencia tenía otra esencia. Era extraño para ella tener que explicarse a sí misma ese hecho.
Don Gaster tenía unas percepciones muy desagradables y era un sujeto cruel al que no le importaba el daño que provocaba. Pero cuando hablaba sobre su familia, le daba por ese instante un tono distinto al que no parecía compartir con nadie. Era como si lo agarrara con la guardia baja y no se diera cuenta de que lo hubiera descubierto en esos instantes. Y por muy suicida que fuera eso de su parte, a Frisk de algún modo le aliviaba eso. Tal vez era algo muy distinto a lo que ella conocía como un papá, pero eso no significaba que sólo hubiera una forma de serlo, ¿cierto?
-Sigo sin entender por qué la necedad de mis hijos contigo, pero esa impertinencia es algo que veré en otro momento. –Finalmente volvió a hablarle tras estar cerca de terminar su bebida. Definitivamente la cafeína no duraba mucho en sus manos, ¿cómo era que podía soportar tales dolores de cabeza evidentes? ¿Siquiera dormía algo con tanto café ingerido cada día? –Si no sabes en dónde estuvieron, describe el lugar.
-Creí que eso era algo que hablaría directamente a Sans. –Respondió de inmediato, recordando sus palabras de minutos antes.
-Te lo estoy preguntando a ti.
Frisk se le quedó viendo sin saber si era apropiado responderle, sobre todo sabiendo lo que podría hacer ante algo que no le parecía, además de que Sans parecía preocupado por ese hecho en particular. Pero ahora que lo estaba observando fijamente, pudo notar qué tan cansado estaba. ¿Cómo era que los esqueletos podían tener ojeras? ¿Acaso había estado buscando a Sans toda la noche? ¿Por eso Muffet terminó en su búsqueda? ¿Papyrus había estado en lo mismo y por ello esa mañana le buscó precisamente a la puerta de La Madriguera? ¿Le había usado como excusa para buscarlo juntos y por ello la encaminó precisamente a ese punto? ¿Por qué no le dijo nada antes? La señora Bonnie también se había preocupado por su ausencia, cosa que le había extrañado al haber sido corto el momento de su desaparición. ¿Acaso realmente era peligroso no estar a la vista de todos? Eso era incómodo y molesto, como si medio Snowdin tuviera que prestarles atención cuando claramente no quería nada de eso.
Pero... había algo que de algún modo le alegraba de todo eso. No el hecho de que Don Gaster no fuera tan agresivo con ella como otras veces (aunque ese cambio se agradecía), sino el hecho de que notaba que Sans sí tenía seres queridos consigo. Aun con lo destrozada, extraña y perversa que estuviera... tenía una familia que tenía un modo extraño de preocuparse los unos a los otros.
Algo que por lo visto, ella nunca tuvo.
-Era un cementerio. –Respondió finalmente, sujetando su vaso de papel aun sin tomar al preferir sentir su calor en sus manos. Aun cuando eso pudiera enfriar la bebida. –Sans me llevó a conocer las tumbas de mis verdaderos padres.
Por un instante le pareció que realmente la iba a golpear al tener la mano levantada, pero si realmente cambió de opinión o sólo fue una malinterpretación suya, tan sólo lo contempló tomarse el resto de su café de un solo golpe mientras tenía sus cuencas agrietadas en total oscuridad. Era evidente que estaba molesto y que se estaba conteniendo. ¿Acaso sería por querer mantener una imagen ante posibles ojos observadores? ¿O realmente ya no tenía intenciones de maltratarla? Ahora lo escuchaba hablar en italiano con una velocidad tan sorprendente que fue imposible que entendiera al menos fonéticamente algo. Y observarlo de ese modo, no pudo evitar recordar a Sans. Dándose cuenta que si tenían un parecido.
-Si le soy sincera, no sé qué sentir al respecto. –Continuó Frisk al no haber nada más de su parte. –Le dije que solo yo soy responsable de lo que siento, pero no sé describirme con exactitud qué es lo que siento como tal con esta revelación.
Don Gaster se mantuvo en silencio, mirando hacia el frente de algún modo ya que tenía las cuencas oscuras. ¿Realmente veía cuando estaba de ese modo? El cuerpo de los esqueletos era muy confuso.
-Sasn estaba preocupado de si usted se enteraba, y asumo que considera esto un problema, pero estoy agradecida tanto con usted como con sus hijos por ser sinceros conmigo. –Bajó el vaso al ser evidente que no le tomaría, aun cuando se trataba de una descortesía que le habían invitado y aceptado en silencio. Simplemente no tenía el ánimo para tal consumo. –Tras tantos años en ignorancia, esto es muy grato para mí. Aun con el malestar que implica la verdad.
Los minutos pasaron en silencio, haciendo del momento mucho más incómodo. Pero en cuanto Don Gaster le arrebató el café de sus manos para tomarle sin aviso previo, supuso que ni él encontraba las palabras adecuadas para el momento. Era innegable lo molesto que estaba, pero esas ojeras también comunicaban preocupación. Y en cuanto no volviera a las agresiones físicas, le era más que suficiente por ahora.
-Una razón. –El esqueleto mantuvo su mirada hacia el frente, como si fuera más importante para él ver los juegos repletos de nieve. –Dame una razón para no tener que matarte ahora mismo.
-¿Qué...?
-Esta será la única oportunidad que te daré ahora, humana. –Se paró y se colocó frente a ella, siendo de algún modo intimidante el hecho de que ahora le estuviera observando con sus ojos lila luminosos. –Conforme existes, presentas un problema para todo aquello que he querido proteger. No me importa lo que piensen mis hijos, sólo justifícame una verdadera razón por la cual no deba acabarte para evitar más catástrofes con tu simple presencia.
Frisk arqueó una ceja confundida. ¿Por qué le estaba pidiendo algo así? El esqueleto que tiempo atrás le había golpeado, pisado y disparado, ¿le estaba pidiendo que diera una justificación para vivir? Sonaba tan absurdo que diera tal sugerencia cuando el simple hecho de querer matar por algo que no le parecía era por mucho una garrafal visión. Ya había previsto que actuara agresivo al saber que no habían estado donde quisiera (aunque nada de eso había sido culpa suya realmente), pero a comparación de otras veces, le daba la impresión de que estaba tan cansado y abatido... que ya ni siquiera le importaba tanto lo que le estaba pidiendo. Más bien que estaba realmente queriendo una justificación para sí mismo. ¿Eso era lo que le estaba inquietando de momento o sólo lo estaba malinterpretando?
Pero al estarlo viendo, pudo comprender finalmente algo. Don Gaster no era nada diferente a sus hijos.
-Porque ambos hemos necesitado de alguien que nos escuche de esta manera, sin que nos subestimen o sobreprotejan –Finalmente respondió con la misma seriedad. Poniéndose de pie pese a haber una gran diferencia de estaturas, pero siendo iguales en ese instante y observándolo directamente a sus ojos brillosos. – Sin importarnos si ofendemos o herimos al otro... solo siendo libre de ser uno mismo. Mientras se comparte una bebida caliente, aunque yo prefiero tomar té, si soy sincera.
El lugar estaba completamente vacío y fácilmente la habría podido matar ahí sin testigos, pero el esqueleto tan sólo se mantuvo ahí, en silencio y con un vaso de café que se terminó tras un par de minutos en completa cautela de cualquier movimiento que pudiera generar en el instante. No sabía siquiera si había sido una respuesta lo que le había dado, pero le seguía pareciendo absurdo que le pidiera dar una justificación cuando por primera instancia no debería de hacer tales cosas. Además, si quisiera realmente matarla ya, lo habría hecho sin aviso previo, justo como la vez que le había disparado. Justo como todas esas veces que le había golpeado sin una pizca de piedad.
En verdad había esperado muchas cosas en ese momento, pero no el que se volviera a sentar sin más miramientos, amenazas o sus ojos luminosos que avecinaban lo peor regularmente. ¿Eso era su modo de responder que si había dado una buena respuesta? El que no hablara más y comenzara a leer su periódico del día a lado suyo le era más desconcertante que sus constantes insultos sobre su persona.
-¿No... impedirá de nuevo que vea a sus hijos? –Frisk intentó interpretar su comportamiento. –La verdad es que ahora me agrada poder hablar con ellos y...
-Retírate.
Frisk seguía sin entender al señor de cuencas agrietadas, pero al menos comprobaba una cosa, el mal carácter de Sans y Papyrus lo habían heredado de su padre. Los tres tenían en común no querer admitir cuando algo les irritaba y no tuvieran intenciones de hacer algo al respecto.
-A Flowey también le gusta leer el periódico. ¿Podría...?
El esqueleto sólo cambió de página, siéndole suficiente para tomarlo como una respuesta neutral y una señal de que realmente debería retirarse.
...
Un árbol de pocas hojas era un pésimo punto de escondite para leer con calma a esas horas del día, pero Toriel tenía meses que había dejado de ocultarse realmente cuando sabía de antemano cuál era su destino. Uno que su corazón cansado anhelaba que llegara lo más pronto posible tras no quedarle nada que requiriera de ella.
Sin poder concentrarse en su lectura tras varios minutos de insistencia, contempló el paisaje que tenía frente a ella pese a ser sumamente lamentable, lo que coincidía de cierta manera con sus sentimientos. Lo que debía de ser un jardín sublime lleno de colores y vida, ahora estaba marchito ante la ausencia de su guardiana de cada brote. Siempre le había gustado la sonrisa que se dibujaba en el rostro de su niña cada vez que cuidaba sus preciadas flores, aun cuando también era una espina en el corazón ante el recuerdo de su marido cuya pasión era la misma. Simplemente debía de haberse conformado con lo que tenía al alcance, pero por más que lo hubiera intentado, no podía olvidar el rostro de su amado y de sus preciados hijos que no vería nunca más. Se dice que como madre una debería de estar preparada para verlos partir del nido, pero ¿qué te preparaba para decirles adiós de esa manera?
Por lo mismo era que, aun con cierta culpa, la muerte era tan tentadora a esas alturas de su vida. Un punto en el que se pudiera reunir nuevamente con sus hijos y esperar al día en el que finalmente todos pudieran estar juntos en un solo lugar. Su amado esposo... su preciosa Frisk... en verdad esperaba que estuvieran bien, aunque eso implicara que su desaparición de la faz de la tierra fuera necesaria para sus respectivos bienestares, estaba dispuesta a ello desde mucho antes de que sus hijos estuvieran en sus manos por primera vez. Estaba dispuesta a ello desde que pudo llamarse la señora Dreemurr. Y estuvo dispuesta desde que trabajó en la yakuza. La muerte siempre estaba llamándole en cada esquina, pero no tenía el honor suficiente de ir tras ella por su propia mano.
No cuando tuviera un pacto en vigencia.
El viento de invierno sopló fuertemente, cambiando de páginas su libro y perdiendo realmente en dónde había quedado su lectura pese a que realmente no le importaba ese hecho. La verdad era que se había limitado en salir de la casa tras no poder siquiera consigo misma. Nunca había sido una buena bebedora, pero no podía evitar consumirlo. Aquella sensación era muy similar a lo que sentía por Asgore pese a varios años distanciados. Pero aquel pensamiento no fue lo que le sacó una sonrisa que dolía de alguna manera tras no recordar realmente cómo hacerlo tras tantos años.
-Finalmente te presentas. –Comentó sin necesidad de voltear. De alguna manera, el viento fresco y el paisaje fueron más amenos con saber que estaba ahí a lado suyo. Siendo la mayor reconformación que había sentido desde hace meses. –Te he estado esperando, Kris-kun.
-No tiene ningún derecho de llamarme así. –Respondió la voz masculina detrás del árbol en el que estaba recargada, sin una pizca de emoción que reflejara qué tan cierto o no era el que le molestara tal término. –Le recuerdo que ahora soy el oyabun... y usted una simple desertora.
-Je... ¿te sigue doliendo que tu nana se casara con un enemigo?
Tras no obtener respuesta, se dignó en voltear a ver a su acompañante que estaba recargando una sola mano sobre el árbol y viéndole desde su altura. Aunque se viera ya como todo un hombre tras tantos años, no podía evitar verlo como aquel pequeño niño que le seguía a todas partes. Portaba una vestimenta elegante bajo esa gabardina pesada verdosa que, si su intención era pasar desapercibido, no cabía duda de que no sabía lo tan llamativo que era a cualquier vista. Aunque no cumpliera con ciertos estándares citadinos, estaba segura de que era atractivo para muchas miradas femeninas curiosas que se preguntarían porqué un hombre llevaría el cabello tan largo de esa forma.
-Creciste mucho en estos años. –Comentó Toriel tras seguir obteniendo silencio de su parte. Su largo cabello que ondeaba con el viento apenas y dejaba visible sus ojos, en los cuales pudo visualizar lo suficiente que comunicaba con su mirada hacia ella. –Pero sigues teniendo el corazón de un niño... para tratarse de un jefe.
-Y usted parece olvidar que sigue respirando porque yo lo permito.
-Oh, Kris... –Emitió una risa como pudo, aunque el sonido que había salido de ella no sonaba como tal, estaba muy segura de eso. –No viniste a matarme ¿cierto?
Ni siquiera necesitaba una respuesta de su parte al serle más que suficiente poder haberlo visto a los ojos momentáneamente. Algo dentro de ella estaba luchando por diferencias emocionales por eso. Por un lado, dolía el hecho de confirmarle que no estaba ahí para cumplir con su propia palabra que le había hecho pactar, pero por otro... le hizo esbozar nuevamente una tenue sonrisa ante la ironía de la situación.
-Mantienes tu pureza en muchos aspectos, eso me habría alegrado realmente en otro tipo de circunstancias. –Comentó tras un suspiro que ni ella misma supo describirse. –Pero si eres el líder que dices ser, no creo conveniente que sigas aparentando llenar unos zapatos que simplemente no te quedan.
-No siga pretendiendo que me conoce, Toriel-san.
-No eres un asesino. –Insistió Toriel en mantener la vista fija en él, aun cuando fuese complicado con tanto cabello que tenía encima de su rostro. –Nunca has matado en tu vida, ¿cierto? Has permitido que otros lo hagan por ti.
Nuevamente obtuvo silencio de su parte, pero al menos la comisura de los labios del joven comunicaron más que suficiente al no cerrarse de inmediato. Toriel finalmente desvió la mirada para enfocarse nuevamente en el jardín muerto que tenía, envidiándolo ahora que sabía que su petición no sería fácilmente cumplida. No, tal parecía que iba a sufrir más antes de que le llegara el momento.
Sin necesidad de alguna invitación, Kris se sentó a lado suyo para estar observando lo mismo durante un breve momento. Toriel estaba segura de que estaba tratando de encontrar las palabras adecuadas para justificarse o simplemente ir por una tangente tardía. Fuera lo que fuera, le daba cierto gusto su compañía pese a todo. Era bueno ver una cara conocida tras muchos años de aislamiento de su vida pasada. Realmente no importaba los años que habían pasado, Kris seguía siendo ese niño curioso y gran admirador de aquel que la ciudad apodó El jugador. ¿O tal vez era que sus ojos no podían evitar aferrarse a los buenos tiempos? Je... curioso que aun hubiera algo dentro de ella con esa armonía. Preferiría estar ebria de nuevo a esa ilusión absurda.
-Sus decisiones siempre me parecieron extrañas, Toriel-san, pero al menos consideraba que sabía sobre honor. –Nuevamente habló el joven sin girarse hacia ella. Parecía que en verdad le estaba prestando atención al jardin frente a ellos, tal vez le comunicaba algo diferente a su propia perspectiva, o simplemente ya estaba delirando por haberse atrevido a estar sobria por más tiempo por culpa del desabasto del pueblo a causa de las festividades de año nuevo. –El matar y el morir forman parte de la naturaleza, pero en ambas se debe respetar el ciclo del que forman parte y el propósito que tienen. Hacerlo por nomás es denigrante tanto para la víctima como para el atacante. Aun no llega el día que deba mancharme las manos personalmente, porque no cometeré tales cosas sin cumplir con su debido propósito.
-¿Querer vengar a tu maestro es un propósito honorable?
-Aun cuando deteste a su esposo, lo haré con el honor que merece la situación. –Notó la amargura de su voz con su comentario. –Es lo que Saito-sensei habría querido.
-Difiero de tu opinión, Kris. A Saito-sama le gustaba manejar las cosas directamente, no dando largas innecesarias. –Trató de soltar una mueca de burla, pero ni ella misma se convenció de haberlo hecho bien. Como si su gesticulación se hubiera quedado congelada tras tanto tiempo en tristeza y seriedad. –Así que dime porqué estás aquí realmente, si no es para matarme.
Aunque pudiera intentar provocarlo de esa manera, la forma en la que se había girado para verla directamente le hizo sentir por primera vez que estaba junto a un hombre serio, no el niño al que de algún modo sentía que debía proteger como a sus hijos. Aquella mirada... era más que seriedad, era decepción absoluta.
-Jamás me notificó que Frisk fue un objeto más de sus atrocidades.
Antes de que pudiera alegar algo, el joven apartó parte de su cabello que tenía sobre la cara para ver aún mejor a la monstruo ante él. Parecía como si inconscientemente se expusiera demasiado ante ella para dejar en claro la seriedad de la situación. Toriel sólo suspiró con cierta resignación. No tenía intenciones de hablar al respecto si estaba dispuesta a generar la menor cantidad posible de problemas a la familia que le quedaba, pero era cierto que el joven ante ella ya tenía cierto adelanto por culpa de descuidos ajenos.
-No es mi culpa que no prestaras atención. Si lo piensas bien, es muy sencillo ver que no se trata de una humana común. –Se encogió de hombros con simpleza.–Tú como humano al menos debiste darte cuenta desde antes... a menos... que ni siquiera estés intentando acercarte a ella y solo sea un capricho tuyo tener que proteger algo que lleve la sangre de tu maestro.
Su seriedad y silencio fue suficiente respuesta para ella.
-¿Así que todo este tiempo le dejaste hacer su vida con libertad? Eso es muy amable de tu parte, supongo. –Toriel dejó de tener sus manos sobre el suelo para ponerlas sobre sus piernas y a la vista, sucias por la tierra y con garras descuidadas. Ahora le tocó a ella mostrarse seria ante él. –Así que si no viniste a matarme pero si a obtener respuestas, te dejo en claro que no tengo intenciones de...
Antes de que dijera algo más, el joven ya estaba sacando de su gabardina una botella que reconoció de inmediato y que tuvo que hacer un esfuerzo por no lanzarse a tomarla de inmediato. Creyó que después del ataque de su esposo hacia el clan Saito, jamás podría probar el exquisito sabor del sake al perderse ahí todas las botellas que seguramente quedaban en todo el continente, pero ahora que veía que Kris sacaba justamente la marca que su señor anteriormente manejaba en la ciudad, al igual que un par de pequeños vasos que seguramente había estado portando consigo con sumo cuidado, no pudo evitar salivar del recuerdo.
¡Dioses! Cuanto había extrañado ese sabor divino...
-Je... ahora si actúas como adulto. –Esperó con la mayor paciencia posible a que el joven oyabun le sirviera con educación. –Y para mi mala suerte, me conoces muy bien.
-Solía ver cómo se robaba algunas botellas de la bodega cuando estaba estresada. –Comentó Kris mientras le entregaba su vaso y acto seguido tomaba la suya. Tal parecía que iba a beber con ella. –Usted siempre fue una alcohólica.
-Y ya que eres un adulto ahora, ¿no tienes algún vicio?
-Eso es para mentes débiles.
-Pobre de ti entonces, la juventud es para equivocarse, divertirse y disfrutarla. –Sin poder esperar más, tomó finalmente el elixir que tanto había extrañado al emplear un tenue fuego en las palmas de sus manos. Justamente tomarlo caliente era lo mejor del mundo. –Estás tan enfocado en seguir los pasos de alguien más, que no te estás permitiendo ser tú y conocerte a ti mismo. Así sólo llegarás a ser un simple amargado sin saber siquiera porqué.
Kris tomó de su propio vaso, aparentemente no queriendo contestar eso y mostrándose nuevamente como el niño que solía recordar. ¿O acaso era su propia nostalgia jugándole una mala broma? Aunque se mostrara serio, firme y dispuesto a verse como el jefe de un grupo de delincuentes rescatados, podía ver la vulnerabilidad que sólo un alma ingenua podía poseer.
-¿Así que tu plan es emborracharme para hacerme hablar? Je... muy amable de tu parte. –Se jactó con cierta burla, esperando de algún modo provocarlo. –Tengo pensado llevarme todo a la tumba, así que mejor acaba conmigo y comienza a buscar respuestas en otro lado más cooperativo. Y suerte con eso, porque no te será sencillo tampoco.
-No tengo intenciones de involucrar en nada a la hija de mi maestro, pero parece que alguien está haciendo sus movimientos para hacer lo contrario. No soy el único que le está poniendo las cosas en bandeja de plata. –Soltó sin dar rodeos y dejando que ella tomara el resto de la botella sin intención de detenerla en algún momento. No obstante, Toriel no dio ni un trago directo al escuchar eso. –Si realmente le interesa Frisk, me dirá lo que necesito saber para evitar aquello que parece que la va encaminando a un posible peligro.
-Ya te dije que no pienso decir nada, Kris.
-La casa y el local en el que estuvo viviendo por un tiempo, fue el antiguo lugar en donde vivió su esposo antes de ser quien es. Alguien orquestó que estuviera en ese punto tan conveniente. Alguien... que sabía que ahí obtendría todo lo necesario para tener una floristería, una pasión que para mala suerte, ambos comparten. –Su insistencia sonaba genuina, pero aun así Toriel optó por mantenerse mentalmente apartada. Ya era demasiado dolor para ella todo esto y podía estar agradecida de tener una botella del mejor alcohol del mundo para sobrellevarlo. –Y asumo que ese alguien debe saber también que Frisk no es una humana común por culpa de ustedes.
Toriel se mantuvo en silencio ahora. Enfocándose únicamente en cuánto tardaría en acabarse la botella que tenía en sus manos, pero no queriendo hacerlo del todo al tener pocas oportunidades como esa de obtener sake. ¿O Kris finalmente la mataría al no brindarle nada? Cualquiera que fuese el caso, sonaba como un buen final para ella, teniendo una buena última comida consigo para despedirse del tormento que era lo que quedaba de ella como existencia. Asriel, Chara... en verdad anhelaba reunirse con ellos una vez más. Esperando que la perdonaran por la madre descuidada que resultó ser para ellos, pero que en ningún momento dudó de lo tanto que los amó sin importar las circunstancias.
-...una patética mujer que sólo se enfocó en ser miserable toda su vida. –Escuchó que Kris le había estado hablando desde antes, pero ahora le costaba algo de trabajo prestar atención a todo. –Saito-sensei le dio una gran oportunidad que no se la brindó a ningún otro.
-Las cosas como son, Kris. Yo solo era una esclava personal. –Se giró nuevamente para verlo, pero ahora le costaba enfocar un poco la vista en un mejor punto. Y el que de nuevo no pudiera ver sus ojos con facilidad lo empeoraba. –Una que Saito-sama se ganó en una apuesta de la que no le costó ser el vencedor, como muchas en las que participó por mero entretenimiento. Pese a todo, le tengo el respeto suficiente por mi educación y por las oportunidades que me brindó más allá de lo que podía obtener alguien como yo. Pero no voy a seguir aparentando lealtad a alguien, siendo una monstruo libre ahora. Una que fue liberada por Asgore, te agrade eso o no.
Finalmente pareció que lo hizo enojarse, viendo que rápidamente sacó una katana que había estado ocultando en su gabardina y apuntó hacia su cuello. ¿Era por eso que portaba tal prenda no acorde a su talla? Parecía un ronin queriendo ser leal a un maestro que ya había muerto... y eso era justamente de lo que se trataba todo para él ¿no? La situación le hizo sonreír en el instante. ¿Y le llamaba a ella la patética?
-Acepto mi destino que es la muerte en manos del discípulo de aquel que se llamó mi dueño, pero me voy de este mundo sin cadenas gracias a aquel que tanto odias. –Se enfocó lo mejor posible para verlo aun de frente, notando que el viento nuevamente le permitía ver sus ojos negros repletos de desprecio. –Esta disputa es absurda como quieras verla, por eso no me interesa nada de esto. ¿Qué no lo entiendes? Aun cuando me mates, Asgore ganó.
-¿Qué fue lo que le hicieron a la menor de los Saito?
-Sólo la liberamos de un mundo que no existirá más.
-¿Qué fue lo que le hicieron realmente?
Cada vez le apuntaba más con su katana, pero Toriel en ningún momento retrocedió. Ella quería que cumpliera con su palabra de matarla por no haber tenido a Frisk lejos de todo, le daba igual que se molestara con ella. Tomó la botella y comenzó a tomarla de la boquilla sin reparo alguno, agradeciéndole al joven ante ella por tanta consideración en un mismo instante. Incluso expuso aún más su cuello de esa manera para dejarle en claro que nada de eso le importaba.
-Supe de las experimentaciones por un informante, supe que Chara había sido la única en resistir todas sus atrocidades... y supe cuando la consideraron un fracaso después. –Kris pegó por completo la hoja afilada de la katana, sintiendo la facilidad en la que podía cortar su pelaje mientras seguía tomando. Toriel se sorprendió de que supiera con especificación eso. ¿Cómo pudo tener tal información tan precisa? Aquellos que supieron de ello en primera fila estaban muertos ahora. –Pero jamás se me notificó de que experimentaron también con Frisk.
-El fracaso fue que nosotros nos encariñamos con ellas. –Contestó Toriel tras acabarse toda la botella. El alcohol ya estaba haciendo de las suyas y sentía las lágrimas venir, sintiendo tan lejano el hecho de haber sonreído hace tan sólo unos minutos. –Saito-sama las habría descuidado de cualquier manera. Él sólo quería un heredero y en su lugar tuvo dos niñas que no le servían para nada... En cambio, fuimos nosotros quienes les dimos todo.
-Les arrebataron todo, incluso su naturaleza.
-Todo lo contrario, Kris. –Terminó lanzándose hacia atrás ante el mareo tan rápido que tuvo, acostándose en el poco césped que quedaba estable junto a una botella ahora vacía. –La libertad que tuvieron... fue tener una verdadera naturaleza.
Toriel podía verlo, por más que intentara hacerlo enojar o recordarle su palabra con ella, no tenía intenciones de matarla. Tal vez desde un principio se había tratado por ser aun un niño queriendo liderar a muchos adultos, pero lo que tenía junto a ella era un adulto... que aún no se daba cuenta del alma infantil que tenía de cierta manera. Todavía podría tener cierta salvación si no fuera por su insistencia de vengar a su maestro y figura paterna, pero no debería de ser asunto suyo pensar eso. Ya nada debería de ser asunto suyo y tal parecía que la vida la tenía atada a algo ¿pero a qué? Sin Frisk, oficialmente ya no le quedaba nada por lo que valiera vivir. Su esposo no la quería cerca por muchas razones y ella misma apoyaba sus proyectos.
Algo estaba pasando en la ciudad, ¿cierto? Primero el hijo de Gaster y ahora Kris, ambos preguntando sobre Frisk cosas que hicieron bien en ocultarle al mundo, pero que no habían sido suficiente los esfuerzos para opacar algunas preguntas. La flor sabía lo suficiente para tenerla a salvo de esos detalles, pero si ese esqueleto mencionó sobre brindarle carne y ahora Kris preguntaba precisamente por... No. Algo no estaba bien en todo eso. Y si su intuición no le estaba fallando, ya era tarde para reparar lo inevitable.
Aquello en lo que tanto se había esmerado en erradicar, otros se encargaron de mandar todo al carajo.
-Kris, por favor, mátame ya. –Insistió sin poder verlo ahora que estaba acostada. Mirando el cielo repleto de nubes que brindaban una sombra friolenta. –No quiero saber más sobre lo que está pasando. Ya tuve suficiente.
-La última vez que nos vimos, me dejó en claro lo importante que era Frisk para usted y sobre querer cuidarla fuera de todo lo que pudiera desatarse. Sólo por eso permití el trato que me ofreció. –Pese al momento, Kris sonaba muy serio. Acercándose para verla lo mejor posible desde su posición y guardando finalmente su katana al no requerirla más bajo su criterio. – El que ahora quiera dar la espalda a lo que usted mismo rogó con su vida en juego, no sólo la hace patética para todo lo que creí de usted en su momento, sino que no merece la paz que demanda a través de mi katana. Arruinó una vida sin retorno... y ahora le haré compensarlo.
Toriel abrió aún más sus ojos ante sus palabras, comprendiendo finalmente su presencia y extraña serenidad retomada. Kris no era un asesino aun porque su ambición no era realmente la venganza y él ni siquiera se daba cuenta de eso. Reunir la yakuza, querer proteger a Frisk, mantenerla a ella con vida pese a todo... Kris sólo era un niño queriendo retomar el pasado. Regresar todo aquello que le había dado sentido de pertenencia. Pero sólo estaba recogiendo pedazos de algo que ya no podía reconstruirse del mismo modo.
-Cumpliré con mi palabra de matarla, pero eso lo haré cuando yo considere el momento para hacerlo.
-Je... Asgore siempre me dijo que le divertía esa parte de los humanos. –Intentó esbozar nuevamente una sonrisa, pero terminó soltando lágrimas que fueron absorbidas por el pelaje de su rostro. –Todos son ambiciosos a su manera y ese era el punto débil de todos por igual. El que quieras mantenerme con vida de este modo, es sólo tu ambición de querer controlar todo y que no te llevará a nada al final. Te lo advierto.
-Solo contésteme lo que le pido. –Aunque no sacara su katana de nuevo, parecía tener intención de ser afilado con las palabras, pero no era algo que le saliera. No, Kris jamás podría ser como su maestro. –¿Qué fue lo que le hicieron a Frisk?
-Aun puedes apartarte, aun puedes tener una vida normal.
-¿Qué fue lo que le hicieron?
-Ya te dije suficiente, Kris. Es su naturaleza. –Nuevamente se soltó a llorar, queriendo mirar al cielo para dejar de sentirse así ante alguien que le recordaba todo su pasado. –Sé que los humanos son omnívoros y requieren un plan alimenticio equilibrado para su desarrollo, pero eso es justamente lo que tuve que frenar por su propio bien: su desarrollo. El trabajo a medias que se hizo en ella la hace defectuosa.
-¿Cómo... defectuosa?
Toriel no pudo más, entró en llanto. Podrían llamarla patética todo lo que quisieran, porque ella sabía que se trataba de una a lo grande conforme seguía respirando. ¿Cómo era que ella misma se atrevía a llamar a su niña así? Esa palabra había sido mencionada por el mismo señor Sallow y ella misma le había golpeado por haberle llamado así. Pero era la verdad por más que quisiera darle la espalda al pasado.
Y maldita sea, el alcohol parecía tener mayor efecto en ella ahora.
-Tú mismo lo dijiste, Kris... Todo fue un fracaso. –Soltó entre hipos a causa del llanto, aunque bien pudiera ser por culpa del sake. –Mi Gorey... considera que la única ventaja que poseen los humanos sobre nosotros viene siendo su resistencia, así que se alió con un par de sujetos que pudieran dar con ello... Un proyecto que trataba de dar con el origen de tal resistencia y que pudiera pasarse a un monstruo sin efectos secundarios autodestructivos. Pero en su lugar, se dio con la naturaleza primitiva del ser humano... Pero... también con una posibilidad de pérdida de conciencia a causa de incentivar e incrementar sus instintos biológicos, por lo que al final descontinuaron la investigación... y dejaron a mi Frisk con el proceso incompleto.
La señora lloró aún más y trató de seguir hablando de ese modo, pero todo lo que salía de su boca no tenía sentido conforme estuviera en tal estado, derrumbada en su propia miseria. Asqueado con la situación, Kris le dio la espalda sin palabra alguna y se encaminó de vuelta a la ciudad tras no querer seguir viendo a la monstruo jefe en su lamento fuera de lugar. Ya no tenía nada más que hacer ahí por ahora.
Si bien Kris había estado al tanto desde antes por su informante y después por la misma Chara que le narraba todo en primera persona, saber que no habían pasado por lo mismo le hervía la sangre conforme daba pasos largos para alejarse lo más posible del patético pueblo. Chara tenía varios instintos ventajosos que le hacía ver que podría usarlos como ventaja, pero también le hacían fastidiosa habitualmente, pero nada sobre perder la conciencia que supiera. Eso sería un detalle complicado de averiguar ahora que lo pensaba detenidamente, pero el mayor peligro parecía que estaba en que la hija menor era un proyecto descontinuado que la hacía inestable. ¿Los Gaster estarían al tanto de sus anomalías? Había mucho de ellos que no comprendía, pero si ayudaban a que Frisk tuviera un entorno protegido, podía considerar hablar seriamente con ellos.
Aunque le causara un mal sabor de boca siquiera pensarlo, requería hablar con el amante primero.
***
Este capítulo lo debí haber subido ayer, pero al llegar a mi casa terminé agotada. Tanto que hoy también tardé en poder levantarme de la cama. Supongo que tanta cosa ocurrida y cansancio acumulado hicieron de las suyas conmigo, jeje.
En compensación de lo tardado que ha estado todo, pude organizarme de tal manera para que el siguiente capítulo salga el viernes 27 de agosto por la tarde/noche. Llegar a tal altura de la historia me tiene sumamente emocionada, así que en verdad que no tengo palabras suficientes para agradecerles tanto por el apoyo que me han brindado a estas alturas. En estos días recibí varios fanarts sobre esta historia y fueron un gran apoyo para seguir adelante. ¡Los amo!
*Inserte teorías locas aquí*
Michi fuera!
:)
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