Cap 7. Visita incómoda


Un día sumamente nublado amaneció sobre el barrio friolento, cosa que despertó a la castaña de ojos alargados para ir en busca de un té en cuanto antes para entrar en calor. Se suponía que estaban en verano ¿Cómo era que tal lugar acumulara tanto frío? Dejó que esos pensamientos se evaporaran con la calidez que le estaba brindando su té con hierbas recién cortadas y se sentó en el sillón que había situado cerca del ventanal para poder contemplar la poca vista que le brindaba la ciudad desde sus aposentos.

Los edificios en la lejanía eran demasiado grandes, por lo que le era imposible ahí poder contemplar un amanecer como los que estaba acostumbrada ver en su pueblo, pero aquella nostalgia no se comparaba con el amor que le brindaba su madre y que tanto estaba extrañando en ese momento.

Lo admitía, realmente quería poder comunicarse con ella, pero ante la promesa y condición que le había dado para poder dirigirse a Ebbot le era imposible poder saber algo de ella por lo pronto. Sus únicas esperanzas de poder hacerlo era el lograr su cometido de encontrar a su padre para que las cosas estuvieran mucho mejor.

Al darse cuenta de que ella misma estaba contemplando la banqueta de en frente, se paró alejándose de ahí antes de que hiciera algo que pudiera lamentar de nuevo. Gran parte de la noche tuvo a Flowey amenazándole de que la amarraría si volvía a tratar de hacer algo así de nuevo. Le daba ternura que se preocupara de algún modo de ella (o que al menos tuviera la consideración de preverla de todo), pero sabía lo mortífero que pudiera ser su amigo si se presentaba la oportunidad, por lo que terminó accediendo a lo que le decía repetitivamente.

Además, era muy temprano para que pudiera estar ahí después de todo.

Dejando la taza en la mesita, se estiró para ponerse manos a la obra de limpiar su hogar antes de tener que abrir la florería. Pero aquel plan fue interrumpido ante lo que le llamó la atención en su perchero. En lo que se acercaba a él, pudo oír los saltos que daba Flowey con su maceta detrás de ella, indicándole que había despertado ya.

-Dejó su saco aquí...

-Típico macho queriendo marcar su territorio –Gruñó la flor estirándose para estar casi a su altura –Deberías de quemar eso en cuanto antes.

Ignorando las palabras de la planta, tocó levemente la manga para sentir la textura de la prenda. No era una experta en la materia, pero era más que evidente que se trataba de algo de muy buena marca. Sin poder contener su curiosidad al respecto (y sin pensar en lo que estaba haciendo en realidad) comenzó a revisar los bolsillos sin esperar poder encontrarse algo en particular.

En uno de ellos sacó una tarjeta de presentación de lo que parecía un bar que para nada le interesó, una pluma fina por lo que le indicaba la punta de oro, y un par de monedas. Pero en la otra, además de una caja de puros y un encendedor, se topó con la sorpresa de que estaba su carta ya arrugada que le habían enviado y que le había emprendido el comenzar su aventura. Ni siquiera se había acordado de ella ni mucho menos notado su ausencia. No sabía si estar más preocupada de saber que ella había sido descuidada con eso o con el hecho de que el esqueleto en verdad estaba queriendo saber más de ella bajo otros medios a tal grado robarle cosas. ¿Acaso le había robado más cosas en su casa y no se había dado cuenta? Se apuntó mentalmente de revisar todo para asegurarse.

-Espero que con eso aprendas la lección de no cometer tales idioteces –Flowey miraba el pedazo de papel un tanto analítico que de costumbre –Este descuido podría costarte la vida un día de estos, Frisk. La basura sonriente puede ser más peligroso de lo que crees, así que ni te hagas la idea de relacionarte más a fondo con él.

-No estaba pensando para nada en eso –Se rio levemente ante la ocurrencia de su amigo –Además, dudo que exista alguien que tú consideres bueno.

-No, todos son unos idiotas.

-Te quiero mucho, Flowey. –Acarició sus pétalos enternecida con su sobreprotección.

-Agghh...

La flor apartó la vista de la joven marcando indiferencia de su parte, pero en lo que estaban siendo sus pétalos acariciados, no dejó de pensar en el hecho de que el esqueleto conocía el contenido de la carta escrita a máquina.

Sólo esperaba que no fuera lo suficientemente tarde para que no supiera el trasfondo de eso.


...

En la casa escondida donde yacía cierta familia temida, un esqueleto bajo salía de su habitación un tanto soñoliento, pero manteniendo una sonrisa floja en lo que implicaba su rostro. En el camino se puso su sombrero dispuesto a retirarse hasta que su hermano se colocó en su camino sumamente sorprendido.

-WOWIE, SANS, ULTIMAMENTE ESTÁS DESPERTANDO TEMPRANO –Lo elevó levemente para ponerlo casi a su altura y observarlo detalladamente. Sans simplemente le sonrió con indiferencia, estaba acostumbrado después de todo a ese tipo de actos por parte de él –NO, NO ESTÁS ENFERMO NI HAMBRIENTO.

-Buen día, Paps –En cuanto lo bajó se reacomodó su sombrero y puso sus manos en los bolsillos de su pantalón –He tenido mucho trabajo qué hacer en estos días, nada de importancia.

-Pues aprovecho tal milagro sobre tu ser, antes de que desaparezca esa repentina energía de hacer bien tu trabajo –Sin saber en qué momento había aparecido en el lugar, se encontraba el más alto y temido de los esqueletos. Su vestimenta tan bien cuidada relucía de los tres –La vigilancia de las zonas locatarias puede estar sin ti hoy, se encargarán mis seguidores esta vez. Los necesito a Papyrus y a ti en otro lado.

-Esos sujetos raros son más que secuaces –su expresión cambió un poco ante el disgusto que le daba que en verdad estaban por ponerlo a trabajar fuera de su rutina –Son un culto enfermizo lo que te tienen.

-Lo que opines de ellos no me interesa –Gaster apartó la vista de ambos esqueletos para revisar sus hojas con suma indiferencia de su parte –En cuanto todos hagan lo que les pida me da igual cómo se vean entre ustedes.

-¿CUÁL ES EL TRABAJO DE HOY ENTONCES?

-Necesito que estén a mi lado por mera seguridad y protocolo. Hoy tengo que hacer negocios con ciertos hospitales. Elevaré el precio por pieza.

-Bueno, al menos nos desharemos de la basura del sótano –Dijo por lo bajo Sans sin importarle en realidad que le escucharan –Ya no podíamos guardar tanto tiempo esos hígados humanos, ya son demasiados. Y esos cerebros...

-Los cerebros se quedan, el resto es lo que se va.

-Viejo, sin ofender, tu colección personal es asquerosa... Ni siquiera sirven de nada.

-Lo que haga con ellos no debe importarte. –Comentó completamente serio –Papyrus, ve preparando el auto. Y Sans, ve por tu saco, sabes que detesto verte tan informal.

-Eehhh... Lo llevé a la tintorería –Dijo en el acto encogiendo los hombros. Se había olvidado de ese detalle para pasar desapercibido.

-YA ERA HORA –Papyrus sacó las llaves de su bolsillo contemplando un tanto extrañado a su hermano mayor –ESA PRENDA ESTABA CERCA DE APESTAR YA.

-Ponte otro de los que te compré entonces, no hay excusa para eso, Sans.

-Ya, ya...

Esperó a estar nuevamente en su habitación para renegar un tanto malhumorado de que le estropearan su plan matutino. Se puso uno de sus muchos sacos negros que le regalaba Gaster en cada navidad con la esperanza de que siempre vistiera tan formal de acuerdo a la etiqueta de la elegancia y caballería. Por muy siniestro que fuera el líder de su familia, era un apasionado a los códigos de etiqueta y quería que lo fueran también ellos. Sin embargo ello sólo había funcionado con Papyrus que de cierto modo le mostraba admiración a diferencia de él, que le daba igual realmente qué prenda portaba.

Ni se dignó en verse en el espejo para notar si estaba bien vestido o no, le daba igual su apariencia en ese día si no tenía que estar en su rutina. Sin más, desapareció del lugar para acabar con todo de una buena vez.


...

-Señorita ¿cuánto por un ramo?

-Señorita ¿tiene más de estas flores?

-Señorita. ¿Puede atenderme?

-Señorita...

-¡Señorita!

La humana estaba un tanto paralizada ante tanta gente en el local siendo protegida únicamente por el recibidor. En cuanto había bajado para abrir, se había topado con la sorpresa de que bastantes monstruos femeninos (y algunas humanas) estaban esperando casi pegadas al cristal a que abriera. Un tanto desconcertada, había abierto la puerta y acto seguido se había tenido que colocar detrás de su recibidor por mera protección de tanta gente. No entendía para nada porque había tantos, y sobre todo, tan ansiosas de querer llevarse orquídeas rojas.

-Este... -Su voz había sonado demasiado bajo como para que la escucharan.

-¡Señorita, necesito urgentemente unas orquídeas! –Una de los clientes gritó con acto desesperado –¡Él está cerca!

-¿Quién? –Aquello le extrañó por completo.

–Tengo que ser la primera en dárselas. –Gritó una chica queriéndose pasar frente a todas sin lograrlo realmente

-¡No, yo! –Gritó otra empujándola.

La multitud estaba comenzando a empujarse y casi jalonearse entre ellas. Frisk no tenía ni idea de qué hacer en esos casos, y muy para su lamento, Flowey no había querido bajar con ella tras la excusa de que tenía que deshacerse del saco del esqueleto por su cuenta antes de que "fuera muy tarde". Realmente no entendía a qué se refería con ello, pero le dejó sin cuestionarle al saber que de igual modo no le daría una respuesta concreta.

-Señoritas... no hay necesidad de... -Trató de alzar la voz sin querer verse grosera, pero no la escuchaban en absoluto –Si hicieran una fila, podría atenderlas a todas por turno...

-¡Primero yo!

-¡No, yo!

Algo que le llamaba la atención (además de la locura que emanaban) era las ropas tan llamativas que portaban. Supuso que era esa la moda que radicaba en la ciudad dado que no solía salir más allá de lo que fuera la tienda de víveres de una familia de conejos en la esquina; realmente no se había dado el lujo de conocer mucho más allá ante la espera que estaba haciendo de poder toparse un día con su padre en su negocio. Ya luego tendría tiempo de conocer más allá de su calle.

-Puedo venderles una orquídea a cada una, no se peleen por eso –Luchó de algún modo de poder darse a escuchar –No tengo tantas rojas, pero tengo de otros colores también...

-¡Pero a él le gustan las rojas! –Gritó una más cercana a ella.

-¿Quién...?

Como si la vida quisiera responderle, en el acto se callaron todas al percatarse de que en la calle se escuchaba una multitud mucho más grande de lo que tenía con ella. Los gritos se hicieron mucho más fuertes en cuanto se pudo ver con claridad en su exhibidor de cristal que una limusina se había estacionado frente a la florería. No sabía cómo reaccionar al respecto con todo, estaba pensando seriamente en cerrar por el día de ahora ante tanta locura desatada.

No podía ver con claridad ante tanta multitud impidiéndole ver más allá, pero le pareció ver que una figura alta había salido de aquel lujoso auto y que había generado aquellos gritos de emoción desenfrenada su mera presencia. Aprovechando que varias se habían salido para verlo aún más de cerca, Frisk se dirigió hacia la puerta para poder cerrarla y protegerse de tanto desenfreno femenino, sin embargo se topó con que aquella figura alta estaba entrando con algo de dificultad pese a la ayuda de lo que parecían ser sus guardaespaldas justo cuando ella se había acercado, cosa que le hizo retroceder por mero reflejo.

Cerró la puerta en el acto para evitar que más entraran, siendo apoyado por sus guardaespaldas poniéndose frente a la puerta para mayor resistencia. Las chicas estaban pegadas al vidrio como moscas hacia la luz y aquello le preocupó a la dueña de que pudieran ser capaces de romperlo con tal de acercarse a lo que parecía ser un ídolo para ellas.

A primera vista, el sujeto le parecía de lo más... curioso. Le quedaba claro que no se trataba de un humano, pero que estuviera hecho completamente de metal imitando casi a uno le dejaba la duda de si se trataba de un monstruo en realidad. Pese a ello, le parecía que su cabello negro y alargado, junto con sus ropas elegantes y facciones finas le daba un aire de lo más atractivo después de todo.

-Perdona por eso –Su voz era muy varonil y entonada para su sorpresa –Siempre que salgo tengo a mis admiradoras persiguiéndome.

-¿Quién es usted? –preguntó sin rodeos y sin meditar sus palabras ante su desconcierto de todo lo que pasaba.

-¿Mm? ¿En verdad no sabes quién soy? –Se mostró sumamente sorprendido, al igual que sus guardaespaldas recargados en la puerta –Mi nombre es Mettaton, la estrella más brillante de Ebott.

Tomó su mano sin su permiso y la besó sin dar tiempo de que reaccionara de lo que estaba haciendo. En el acto escuchó más gritos detrás de la vitrina que podrían romper todos los cristales del lugar, pero no estaba muy segura si se trataba de gritos de emoción o si de furia. De cualquier modo no le gustaba para nada. Aunque estuviera portando sus guantes cortos en ese momento, al sentir que tenía demasiado tiempo su mano en sus labios, la quitó estando un tanto sonrojada por el acto y por tener tantos ojos sobre ella.

-¿A qué... a qué ha venido aquí?

-Verás, esta mañana desperté como siempre teniendo una excelente cabellera y una magnifica voz con la que digo buenos días a mi reflejo –Comenzó a decir en lo que recorría lentamente el lugar –Pero en cuanto me levanté de mi cama tuve un gran anhelo que no pude quitarme de la mente.

Frisk no sabía que le estaba tratando de explicar. Sólo escucha disparates del robot y el gritonerío de la multitud, pero optó por quedarse quieta esperando que le mencionara realmente qué quería.

-A primera hora tuve una entrevista en la radio sobre el evento en el que estaré participando esta noche junto con otras muchas celebridades –Continuó hablando en lo que levantaba una que otra flor de los estandartes para contemplarlas de una forma tan extraña que le pareció que estaba empleando distintas poses dignas para una fotografía al hacer eso –Fue ahí donde me atreví a compartir el anhelo que me llegó por tener una doncella a mi lado acompañándome esta noche portando un ramo de orquídeas rojas.

Ahora le quedaba claro a la joven la locura desatada. Sin embargo no comprendía porqué se encontraba él ahí en vez de esperar a que todas sus fanáticas corrieran hacia él para que pudiera elegir entre todas.

-Sé que comenté de que si viera que aquella doncella se acercaba a mí con ese ramo, sin duda alguna sabría que tendría que ser ella la mujer que apareció en mi visión –Contestó a una pregunta nunca formulada –Pero saliendo de la radio pensé... Que eso no sería nada caballeroso de mi parte. Tendría que ser yo el que fuera por aquel ramo especial y dárselo a esa chica afortunada. Así que heme aquí al descubrir que existía una florería completamente natural.

Los gritos se hicieron más notorios al igual que los golpes en el cristal. Frisk se cuestionó sobre por qué no aparecía alguien de seguridad a acabar con tal escándalo. Pero ahora que se lo pensaba, nunca había visto a la policía rondar ni una vez por la zona, sino que lo único que tenía regularmente era al esqueleto recargado en la pared frente a su local. Recordando las palabras de la coneja sobre que él les brindaba seguridad a todos sus negocios, entendió por qué la desesperación de pagar a cualquier precio a un delincuente si la policía brillaba en su ausencia.

-¿Por qué orquídeas? –Trató de relajarse con algo que en verdad le importaba en vez de aquella absurda explicación de su mañana que no le interesaba -¿Y por qué rojas?

-¿No crees que es una flor fascinante? –sonrió un tanto complaciente.

El ídolo se acercó a donde tenía las orquídeas, las cuales estaban muy cerca del mostrador en un par de floreros de cristal en el suelo. Sin necesidad de levantarla al igual que las otras que había contemplado, se agachó y acarició levemente uno de sus pétalos.

-Una flor que irradia tanta pasión con sus tonalidades tan diversas como la vida misma... y tanta sensualidad marcada en su figura curvilínea y suave de sus pétalos... Me recuerda mucho a la belleza que sólo puede transmitir una mujer –Frisk se acercó a él completamente sorprendida de sus palabras tan específicas de lo que pensaba de esas flores. Además de su padre, no había conocido a alguien que pensara más allá de lo que significaba cada cosa en sus preciadas flores –En toda su gama de colores lucen hermosas, pero las rojas... esas tan inusuales flores en su propia especie, sí que flechan corazones ¿no crees? Después de todo, el rojo es el color del amor.

-¡Wow! –Frisk se agachó al igual que él para estar a la altura. Sonrió completamente sorprendida de toda su explicación –No había conocido a alguien que comprendiera eso. En verdad debe de gustarle las flores.

Había olvidado por completo que hacía unos momentos estaba incómoda ante su presencia y que varias fanáticas estaban pegadas al vidrio esperando poder escuchar algo. Mettaton le sonrió al notar que estaba cerca de él y le tendió su mano para indicarle que le ayudaría a levantarse de nuevo, cosa que se sorprendió a si misma haciendo caso a aquel gesto sin sentirse extrañada de socializar correctamente.

Una vez que estuvieron ambos levantados, Frisk cogió todas las orquídeas rojas que tenía en sus floreros y se las llevó al recibidor para comenzar a hacer un bello ramo con ellas. Utilizó distintos tipos de listones y una que otra rama decorativa para crear una obra de arte ante sus alargados ojos. No entendió cómo fue que se esmeró en hacer algo así tan repentino, pero lo atribuyó al hecho de poder conocer a alguien que compartía su gusto por las flores.

Una vez terminado, se apartó del recibidor y se las entregó con una sonrisa cálida.

-Tenga, van por mi cuenta –El robot se mostró sorprendido (un tanto exagerado para su gusto) –Me da mucho gusto poder conocer a alguien que comprende el significado de las flores. Y espero de todo corazón de que encuentre a esa doncella tan anhelada suya.

-Es verdad que no sabes nada de mi ¿eh? –Aquello fue más un susurro que una exclamación de sorpresa ante el gesto desinteresado por parte de la joven. – Pero... ¿No te regañará tu jefe de que regales el producto?

-Yo soy la jefa de este lugar –Aclaró tranquilamente en lo que el robot tomaba el ramo –Es mi florería.

-Vaya... pero que interesante... -Su semblante se notó triunfante en cuanto tuvo el ramo en sus manos. Las contempló tras unos segundos antes de volver a dirigirse con ella. -¿Cuál es tu nombre, bella locataria?

-Frisk –Respondió como un mero reflejo.

-Frisk... ¿Qué?

-Sólo Frisk –Tenía demasiado grabada la amenaza de Flowey sobre no decir su apellido a cualquiera como para olvidarlo.

-Bueno, no me cabe ninguna duda ahora, Frisk. –Acto seguido le devolvió el ramo a ella posando dramáticamente -Esa hermosa doncella, eres tú.

-¿Qué?

La sonrisa de la joven se esfumó por completo ante esas palabras. No tuvo ni tiempo para reaccionar adecuadamente ante la inclinación un tanto exagerada que le hacía frente a ella.

-El ramo es hermoso, pero nada me complacería más que tu dulce compañía en esta noche, mi dulce orquídea.

-... ¿Qué?

-¿No lo ves acaso? –Se irguió rápidamente y sacudió su negra melena, cosa que generó bastantes suspiros ruidosos al otro lado del ventanal –Esa visión, ese anhelo, esa pasión que generas, esa sensualidad que marcas con tu mera presencia. Tanta belleza en tan sólo un ser. Sin lugar a dudas era el destino el que marcó que nos encontraríamos este día.

-¿Qué...?

Frisk procuraba mostrarse inexpresiva, pero lo cierto es que estaba sumamente desconcertada ante el giro inesperado que habían dado las cosas. De nuevo le pareció que el robot estaba diciendo puros disparates ¿Sensualidad? ¿Belleza? ¿Pasión? ¿Ella? Nada de eso la describía. A su modo de verlo, las gritonas alocadas podrían quedar más al perfil que él estaba describiendo. Ella ni siquiera estaba vestida como las citadinas con aquellos vestidos más cortos de lo común, peinados bien formados y tacones más altos. Nada tenía sentido para ella en ese momento.

-Bien, está decidido, me acompañarás esta noche.

-Pero...

-Vendré por ti a las 7. Tenemos que ir a un lugar antes del evento principal –Chasqueó los dedos para llamar a uno de sus guardaespaldas y se dirigió a él –Asegúrate de que todos los preparativos estén listos. No quiero que nada atrase esta velada.

-Pero... -Por fin captó la atención de robot y se aclaró la garganta antes de continuar hablando –Como dije, soy la dueña del lugar. No puedo abandonarlo como si nada, y... tengo muchos clientes por atender ahora... y...

-Mmmm... dices que no podrías salir conmigo si estás ocupada ¿cierto? –La humana suspiró agradecida de poder transmitir ese mensaje sin saber siquiera qué quería decir ella realmente con tal de dar una negativa de su parte –Bien, eso puede solucionarse.

Levantó su otra mano para chasquear sus dedos y llamar a su otro guardaespaldas, el cual se acercó y sacó de la nada un gran saco para entregárselo. Mettaton simplemente lo arrojó al estandarte junto a la caja registradora y le sonrió satisfactoriamente.

-Me las llevo todas.

Sin saber si estaba haciendo bien realmente, Frisk se acercó hacia lo que le había arrojado y contempló sorprendida de que el saco estaba repleto de billetes.

-¿Todas las orquídeas? –Le parecía que era demasiado dinero para un ramo de flores y no era justo de su parte aceptar algo así.

-Todas las flores –Le guiñó coquetamente ante el desconcierto de la joven –Si ya no te queda producto qué vender, significa que ya no tendrás que trabajar y estarás libre el resto del día ¿no?

Frisk quiso desaparecer en ese momento. En verdad que no encontraba una manera de poder librarse de tal extraña pero efectiva lógica.

-Yo... no qui...

-Está resuelto entonces –Le interrumpió sin darle la oportunidad de negarle algo más –Estaré ansioso de que llegue la hora de volver a vernos.

Sin darle tiempo de poder dar una negativa más elaborada o menos torpe de su parte, el ídolo se retiró triunfante mientras tenía a sus guardaespaldas cargando todas las flores lo más rápido posible. Una vez que estuvieron todos fuera, notó que las flores las estaba entregando a todas sus fans como "agradecimiento" de que estuvieran ahí. El gritonerío no cesó hasta que la limusina desapareció por completo del lugar.


...

-¡¿Qué saldrás con quién?!

Frisk tardó en tomar conciencia de lo que pasó realmente, por lo que en cuanto entró en pánico ante lo que estaba involucrada sin quererlo, subió inmediatamente a contarle todo a Flowey, pero se llevó una sorpresa más para acumular en su alocado día al contemplar que la flor estaba quemando el saco en una olla como si fuera lo más natural del mundo.

-Mettaton, dijo que ese era su nombre –Repitió un tanto desconcertada y sin saber realmente si debía de preguntar por lo que estaba haciendo –A lo que me dijo creo que es un actor o algo...

-Es el empresario más codicioso de Ebott –Flowey movía el saco cada vez más chamuscado con una cuchara como si estuviera cocinando – Es dueño de hoteles, restaurantes y casinos de la ciudad. Eso de llamarse "estrella" es una forma de pavonearse en sus prestigios sobre la ciudad.

-¿Cómo es que sab...?

-No vale la pena que se abra la florería si de plano ya no tenemos producto –Interrumpió como si nada en lo que se aseguraba que cada pedazo de la prenda se quemara por completo –Significa que tenemos el día libre.

-Significa que estoy obligada a acompañar a un desconocido a un evento desconocido –Suspiró resignada –Nunca he asistido a cualquier clase de evento.

Flowey no le contestó al estar más atento en lo que estaba quemando minuciosamente mientras pensaba analíticamente sus opciones ante lo que pudiera presentarse.


...

Un carro muy elegante y negro rondaba por las solitarias calles siendo conducido por un esqueleto alto a mediados del atardecer. Les había llevado mucho tiempo visitar varios lugares indicados por el jefe de su familia, pero ante su presencia siempre se tenía éxito en todo lo negociable ante lo intimidante que podía ser.

-Ya hace hambre... -Un medio adormilado Sans se encontraba de copiloto estando muy cómodo en su asiento.

-EN CUANTO LLEGUEMOS A LA CASA PREPARARÉ LA COMIDA, NO SE PREOCUPEN –Contestó Papyrus animado mientras conducía.

-Debido a la hora ya vendría siendo la cena –Comentó Gaster desde su asiento, viendo su reloj de bolsillo de oro –Yo tengo unos asuntos personales, así que no les acompañaré esta noche.

-ESTA BIEN, MÁS PARA SANS Y PARA MI.

-Eeehhh...Yo tengo que ir por mi saco a la tintorería ¿recuerdas? –Dijo en el acto para zafarse de esa lo más rápido posible –Cenaré algo por allá, no te preocupes Paps.

Lo cierto es que dejar su saco en la casa de la humana había sido una excusa planeada para poder hablar con ella de nuevo en vez de quedarse únicamente vigilando sus movimientos, pero desconocía a qué hora se iba a dormir dado que tenía la prudencia de no vigilarla de noche como para tratar de ir con ella al momento. Humana o no, seguía siendo una dama y debía de respetar ello. Además del hecho de querer ir al bar como todas las noches.

En cuanto llegaron a su casa oculta y estacionaron el auto, uno de los seguidores monocromáticos se acercó inmediatamente al jefe para entregarle variadas hojas que llevaba en su boca dado la ausencia de brazos.

-Gracias Goner –Revisó poco a poco cada uno de los archivos en lo que caminaban todos hacia la sala principal -¿Novedades en Snowdin?

-Tranquilidad en la zona este y un intento de extorsión a extremos de Waterfall. Todo controlado –Informó en el acto mientras avanzaba con prisa al querer caminar al ritmo de su gran señor con sus patas cortas –Sólo en la lateral estuvo una limo...

-¡WOWIE, UNA INVITACIÓN! –Papyrus se asomó al hombro de Gaster un tanto curioso para contemplar todos los pendientes y ver en qué podría ayudar. La invitación iba únicamente para el jefe, pero eso implicaba tener que llevarlos como guardaespaldas en caso de asistir a una formalidad así y eso le emocionaba –ES UNA FIESTA DE METTATON. ME AGRADA ESE SUJETO.

-No es una fiesta, es un evento de recaudación de fondos para la caridad –Dijo un tanto disgustado de que interrumpieran el informe y checara sus cosas sin permiso, cosa que el esqueleto notó dada su expresión y se apartó un poco abatido –Es más que una formalidad para deducir impuestos.

-DICE LA INVITACIÓN QUE ES ESTA NOCHE ¿IREMOS? –en el acto atrapó a su hermano mayor y abrazó antes de que siguiera escapando lentamente.

-Es una mala idea, Paps –Comenzó a decirle Sans estando tranquilo en los brazos de su hermano que casi lo estaba cargando. –Verás...

-Sería un suicidio asistir a un evento así –Continuó Gaster mientras revisaba sus documentos cada vez más serio –Al tipo lo quieren muerto otras familias, y si me presento sería como decir que la nuestra lo apoya y por ende nos ganaríamos más enemigos innecesarios. Deberías de prestar más atención en esos detalles Papyrus, esa incredulidad podría llevarnos a la muerte. Aprende a ser más analítico como tu hermano.

-O...OK JEFE... -Bajó a Sans completamente decaído –NO VOLVERÁ A OCURRIR...

Sans miró al jefe molesto de que hiciera sentir mal a su hermano menor, pero no comentó nada al respecto. Detestaba que fuera tan frío y exigente con ellos, pero en el fondo reconocía que lo hacía por el bien de todos.

-Continúa Goner, tengo prisa –Volvió a prestarle atención a la figura gris con ellos.

-Le contaba que una limusina se situó en la lateral de la zona principal que generó mucho furor en su presencia –comentó completamente inexpresivo –Era el magnate Mettaton...

-Hablando del intento de monstruo... -dijo en el acto Sans de un modo burlón.

-... comprando flores del nuevo local, Don Gaster –terminó contando el monocromático.

-Parece ser que ese negocio está tornándose más conocido por lo que veo –Comentó Gaster sin darle demasiada importancia al dato –Sans, asegúrate de subirle la cuota.

-Ok... -Sus cuencas estaban completamente oscuras ante lo que acababa de escuchar, pero estaba atento a todo para pasar indiferente.

Lo cierto es que no le había dicho nada a nadie y estaba poniendo de su bolsa para no levantar sospechas sobre esa florería. No quería que el Don sospechara de sus acciones ni que la humana le pusiera más barreras. Ya le era suficiente con que supiera que pertenecía a la mafia.

-Bien, me retiro a mi oficina. Solo llámenme si se presenta algo urgente, no quiero distracciones –Se retiró el jefe sin contemplar a su equipo.

Los esqueletos se quedaron parados contemplando cómo se retiraba el jefe de su familia pequeña, pero mientras Papyrus pensaba en varias maneras de sorprenderlo, Sans se apuntaba mentalmente que necesitaba visitar cierto lugar inmediatamente para asegurarse de que todo estaba bien.


***

¿Creyeron que me tardaría milenios en actualizar esto? Ja! cayeron!!! :V

En esta historia, Mettaton tiene un papel mucho más importante que ser una simple estrella de medios como regularmente se presenta. Aquí es un ser multimillonario inversionista playboy al que le gusta ser el centro de atención, cuya fama de mujeriego no parece preocuparle en absoluto. Pero en este juego de poder y control siempre hay más que una simple apariencia y más le vale a Frisk dejar de tomarse tan a la ligera las advertencias.

Y esta actualización viene con un aviso: estaré de vacaciones al fin!!!!! **saca confeti de sus bolsillos** Por lo que me dedicaré a relajarme de todo por esta semana para volver con más energía y sorpresas para ustedes :D

Muchas gracias por el apoyo de todos!!! Me motivan a seguir adelante con este fic n_n

Michi fuera!

:D

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