Cap 9. Traidores


Frisk tiró el papel a la basura y se dirigió hacia la puerta ante una urgencia de escapar de ahí en cuanto antes que se apoderó de ella por un instante. Sin embargo, una vez que estuvo sujetando la manilla por varios segundos se percató de que aquello no podía ser tan fácil si la tenía amenazada el robot magnate de quitarle su florería.

Trató de pensar en algo que pudiera librarle de una forma eficiente, pero al sentirse sola con todo ese problema no pudo visualizar un escape satisfactorio. Respiró profundo para relajarse y analizar con mayor detenimiento sus posibilidades de una vía de escape, pero ni el baño tenía ventanas como para poder irse de ahí mismo, y le era más que obvio que una vez que saliera del baño, Mettaton no le quitaría el ojo de encima al quererla a lado suyo todo el tiempo.

Por primera vez se maldijo a si misma por haberse permitido entrar en un rollo sin saber realmente cuál era la amenaza. Si las conejas le habían dejado ese mensaje a escondidas del mismo robot, implicaba que el peligro era él, pero si era ese el caso ¿entonces porque se habían visto tan "cariñosas" con él? Lo primero que le llegaba a la mente con eso era que por un interés burdo cotidiano de la ciudad, pero aquello, además de absurdo, no le encontraba el verdadero sentido. Tenía la leve intuición que había algo más de por medio que se le estaba escapando ante su ignorancia de las cosas.

Al considerar que se había tardado demasiado en el baño, salió sin más manteniendo su inexpresivo rostro ante los millonarios que estaban recorriendo el hotel con indiferencia teniendo tanto lujo consigo.

-Aquí estás, lindura –Sintió la mano fría de metal sobre la suya mientras la ponía sobre su brazo a modo de acompañamiento –Te estaba buscando.

Frisk ni siquiera quería verlo directamente, ya le era sumamente incómoda su presencia y le disgustaba el ambiente en el que estaban rodeados. Mettaton la contempló un tanto extrañado de su comportamiento, pero lo pasó por alto y la encaminó a la mesa principal para sentarse juntos. En la mesa había demasiadas sillas para estar solamente dos seres.

-Los demás no han de tardar –Dijo en cuanto entendió su silencio al ver las sillas vacías –Mientras tanto, podemos conversar y conocernos más ¿no crees?

Continuó con su mutismo mirando el plato que tenía frente a ella con demasiados cubiertos puestos a su alrededor. No tenía ningún interés en conocer a su acompañante y ni mucho menos que la conociera. Si ya la estaba amenazando con saber que tenía una florería siendo mujer, no le daría más poder sobre ella al tratar de conocer más sobre su persona. Estaba más que dispuesta a no cometer errores si se quería escapar de ahí en cuanto tuviera una oportunidad, pero al desconocer muchas cosas que tenía en su entorno, lo más prudente que encontró para eso fue mantenerse en silencio y no hacer nada, al menos por ahora.

-Estás muy silenciosa esta noche, lindura. No hace falta que lo sigas estando ahora que estamos solos –Le sonrió abiertamente para tratar de hacerle voltear, pero fue en vano –Comencemos hablando de algo sencillo ¿Cuál es tu nombre completo?

Frisk fingió estar interesada en la variación de cuchillos innecesarios que tenía consigo.

-Bueno... ya que no me dices, comenzaré diciendo el mío. Soy Mettaton Blook ¿Y el tuyo?

-Sólo Frisk –Terminó diciendo secamente al sentir que no le estaba gustando para nada que lo ignorara.

-¿Sin apellido realmente? ¿Qué no tienes una familia?

-No quisiera ser descortés, pero eso no es asunto suyo –Respondió manteniéndose al margen de no mostrar ninguna emoción –Si usted sólo me considera un objeto que portar en su propia fiesta, como accesorio no debo ni siquiera hablar ¿no es así?

Frisk no tenía ni idea de porqué había dicho esas palabras. Pudiera ser el disgusto que le daba el ambiente, o el hecho de que no le estaba agradando para nada el ser que la tenía obligada a pasar el tiempo con él, pero fuera lo que fuera, estaba casi segura de que no había sido nada prudente de su parte comentar algo así si no quería provocarlo.

Sin embargo no le importaba ya, detestaba que quisieran estar sobre ella y no pensaba permitirlo.

Pero para su sorpresa, el robot simplemente rió como si ello no le afectara en absoluto.

-Vaya, vaya, no te gustó para nada que te dijera así ¿cierto? –Se recargó en la mesa tranquilamente –Tranquila, no fue mi intensión ofenderte. Pero regularmente a las mujeres les gusta que sean lo que presumimos nosotros.

-Yo no –Finalmente lo vio a los ojos para prestarle mayor atención –No soy un objeto, soy una persona. Además, creí que en una fiesta uno podría divertirse.

-¿No te estás divirtiendo? –Su expresión cambió un poco, pero su sonrisa de revista aún permanecía, como si ello fuera algo muy común en él ante tanta cámara en su entorno para no salir mal nunca –Eso me hace quedar mal como anfitrión y como compañía ¿sabes?

La humana no sabía si se lo estaba diciendo como observación o como amenaza. A como estaban las cosas para ella, no podía tomarse a la ligera nada. Cuando el mesero llegó a tomarles la orden sobre sus bebidas, el robot le prestó atención al monstruo pidiendo lo que le parecía a la humana una bebida exótica por su nombre tan raro. Aprovechando que nadie la observaba, tomó uno de los cuchillos y lo guardó cuidadosamente debajo de su prenda por cualquier cosa que pudiera presentarse. Esperaba de todo corazón no tener que recurrir a algo así, no tenía ni idea de cómo usar eso a modo defensivo.

-¿Y tú, lindura? –Mettaton se giró a observar a su acompañante animadamente -¿Qué te apetece tomar?

-Sólo agua, por favor.

-Pfff ¿enserio? –Se burló en gran medida –No eres una niña y estás en una gran fiesta. Toma algo más fuerte.

-Yo no tomo alcohol –Dijo sin más. Recordaba que una vez su madre le había dado a probar un vino, pero el trago se lo había dado tan grande al no saber cómo tomarlo que la experiencia le había dado un muy mal sabor de boca –Además no sé qué hay.

-Bueno ¿Qué tal una margarita? –Le sugirió sonriente –Tiene nombre de una flor, sé que te gustará-

-Yo...

-Tráele una margarita –Le indicó al mesero sin más. En cuanto se retiró para ir por sus órdenes, Mettaton nuevamente le prestó atención a la humana –Ya que tienes las agallas para expresar tu disgusto sobre todo, dime ¿qué podría hacer para que te diviertas?

Por un momento pensó en decirle que la llevara de vuelta a su hogar, pero era claro que aunque se lo pidiera de buen modo no le cumpliría ello. Así que optó con seguir siendo sincera pese a todo.

-Podría comenzar dejando de considerarme un accesorio –Se aventuró a decir. –Dijo hace un momento que trataba así a las mujeres porque a ellas les "gustaba" eso... Pero estoy más que segura que no es el caso. No porque sean ricos tienen que ver las cosas así.

-El mundo real es así, lindura, lo aceptes o no. Los que tienen más mandan, los que tienen menos son mandados.

-¿Y qué es lo que usted tiene?

-Pfff, ¿Además de... todo esto? –Abrió los brazos dramáticamente mientras se burlaba en gran medida de la joven y sus incoherentes preguntas –Soy dueño de casinos, hoteles, restaurantes, marcas industrializadas...

Frisk lo escuchaba mencionar todas las marcas, productos y terrenos que poseía. Pese a que era sorprendente saber todo lo que tenía en grandes cantidades, la humana no pasó por alto que su ambición estaba limitada en obtener cosas que pudiera controlar. El robot seguía hablando exaltadamente mientras que Frisk pensaba en si debía interrumpirlo en algún momento o si ello tendría un final. Aquello le fue respondido en cuanto llegó el mesero con sus bebidas y le prestó más atención ahora en su contenido que en la joven que tenía a lado escuchando meramente concentrada.

Observó su copa un tanto dudosa de si debía tomárselo o no. Admitía que se veía apetecible con su llamativa presentación, pero nada le aseguraba si aquello contenía algo que pudiera ponerle en peligro. Tanta alerta sobre su entorno la estaba haciendo sentir paranoica, pero al estar completamente sola en un ambiente desconocido para ella no quería correr más riesgos. Flowey no estaba ahí para salvarle una vez más.

-Y ahora qué sabes obviamente que tengo más que tú –Se burló mientras agitaba su bebida sin tomarle -¿Qué puedes tener tú a comparación de todo eso?

-Dignidad –Su respuesta había salido tan fluida y directa que hasta el robot quedó estático –No tengo que aparentar algo que no soy.

-¡¿Insinúas que no soy auténtico?!

-Pretende ser un humano y permite que otros monstruos sean insultados por el simple hecho de ser quienes son. Fingió que sabía de flores para que le tomara confianza en el momento. Se da de aires de saber todo de las mujeres, pero no tiene ni idea de cómo tratar a una en realidad. Presume todo lo que tiene en cada oportunidad, pero no da a conocer quién es usted realmente, solo es una farsa andante en un juego de ricos que no logro comprender.

Había hablado con toda sinceridad lo que pensaba, nunca había sido lo suyo tratar de mentir después de todo. Si antes tenía alguna posibilidad de poder librarse de la posible amenaza que era su acompañante de la velada, con sus palabras había firmado su sentencia fuera cual fuera. Frisk esperó a alguna reacción por parte de él mientras se sujetaba la espalda en donde había guardado cuidadosamente el cuchillo, sin embargo el robot simplemente la estuvo contemplando con una seriedad antes no vista. Era evidente que no le agradaba en absoluto lo que le había dicho, pero tampoco iba a hacer una escena ante tantos espectadores.

-Para ser una florista de quinta, eres bastante observadora. Eso en una mujer es un acto suicida.

-Ya he oído eso antes. –Recordó las palabras de Sans durante la comida.

-Y además no soy el único aplicando eso a lo que tu llamas juego. El que tú no me digas siquiera tu apellido habla de alguien que no se siente orgullosa de su familia.

-Todo lo contrario, amo a mi familia –Acercó su bebida a ella, lo cierto es que hablar tanto le estaba provocando sed al no tomar nada durante mucho tiempo –Pero no pienso abrirme con alguien que no es sincero consigo mismo.

Le dio un trago a su bebida y... realmente le supo horrible, pero no iba a hacer un mal gesto delante del robot que le sugirió esa bebida por su mero nombre. Las margaritas flores no eran comestibles, pero estaba muy segura que no sabrían como aquello que supuestamente estaba tomando en el instante. Su contenido estaba haciendo que le quemara la garganta de un modo preocupante para ella. Por un momento iba a preguntar qué contenía en realidad, pero supuso que aquello sería muy grosero de su parte ahora que ya la tenía consigo y trató de darle otro trago con más cuidado, pero su sabor era el mismo sin importar cuánto le tomaba.

-¿Y tu familia realmente te amará? –Aquel tono tan seco que estaba empleando el magnate era la suficiente advertencia para Frisk de que las cosas se podían tornar peligrosas en cualquier momento –Dejaron que una mujer dejara su casita de muñecas para intentar manejar a su cuenta un negocio, aun sabiendo que la sociedad jamás te aceptará.

-No me interesa lo que piensen de mí los demás. Yo sé quién soy y de lo que soy capaz.

-Las mujeres no pueden ser independientes.

-¿Y quién es usted para saber qué debe ser una mujer? Usted no es una.

Aquello último lo había dicho con un tono distinto para su control y gusto. Atribuyéndole eso a la bebida, la puso alejada de ella al percatarse de que estaba ingiriendo una auténtica bebida alcohólica y era algo a lo que podría sumarle a todas sus estupideces del día. Apartó la vista un tanto abochornada de su gesto y se enfocó en ver las mesas de enfrente, las cuales habían estado comiendo desde hace tiempo por lo que podía contemplar, a diferencia de ellos que los tenían únicamente con bebidas alcohólicas y sin volverse acercado ningún mesero después.

Contempló igualmente las sillas solitarias de la mesa en la que se encontraban, las cuales no estaban decoradas con todos los cubiertos con los que habían colocado a ellos.

-Ya que eres tan sabionda, entonces dime ¿cómo se supone que debo tratarte? Oh, doncella florista –Su tono era demasiado sarcástico para tomarse como burla –Ya que nada de esto te atrae y tienes el valor de decirme en mi cara que nada te parece.

-Quisiera comer algo...

-Aun no, debemos esperar a mis principales donadores –Suspiró molesto Mettaton. Su sonrisa se estaba desvaneciendo pese a querer mantenerla aun.

-No vendrá nadie. –Comentó Frisk seriamente.

-Oh ¿y ahora crees saber también eso? –Se giró disgustado –Manejas un minúsculo lugar y ya te crees conocedora del ámbito empresarial ¿eh?

Frisk le ignoró por completo, no tenía ánimos para soportar su drama cada vez más molesto. Contempló con más cautela su entorno al causarle ruido que aún no les llevaran de comer pese a que era notorio que hacía bastante tiempo que habían comenzado a servir. Los humanos estaban conversando animadamente mientras comían manjares que en su vida nunca creyó ver alguna vez en su vida, mientras que los monstruos que eran los que servían a todos estaban retirándose poco a poco y siendo cada vez menos los que estaban al tanto de los visitantes.

Pudiera ser su estado paranoico que se había activado en ella desde que había leído esa nota por parte de las conejas, pero aquello no le estaba dando buena espina. Mientras escuchaba muy distante los quejidos del robot sobre su persona, ella trató de concentrar su mente en poder calmarse ante el leve efecto del alcohol que tenía consigo.

Cerró por un momento sus alargados ojos para lograr tranquilizarse, pero sólo la desconcertaba el dulce aroma de...

Abrió los ojos como platos asustada. Se giró bruscamente hacia el magnate y al percatarse de que estaba por tomarse su bebida colorida, se la tumbó fuertemente hacia un lado haciendo un gran estruendo al caer con todo y su contenido. Aquello llamó demasiado la atención a todos los presentes, cosa que molestó aún más al dueño del hotel.

-¿Cómo te atreves a...? –Su cara era de alguien que podría matarla en el instante ante su atrevimiento tan insultante para él, pero la joven seguía manteniendo esa expresión intacta que tanto le estaba incomodando ya.

-Veratrum.

-¿Qué?

-La bebida contenía Veratrum –Dijo con seriedad Frisk –Es una flor muy hermosa y difícil de cultivar, pero muy venenosa en su consumo. Es muy complicado detectar un aroma en ella... pero el alcohol lo facilita ante tanto movimiento que le hizo.

La expresión disgustada de Mettaton cambió por una horrorizada en cuestión de segundos. Aquello no sólo indicaba que le creía, sino que estaba ante un problema más potencial de lo que se había imaginado la humana.

El peligro no estaba sobre ella... al menos no directamente.

-Alguien lo quiere muerto.

Concluyó sin siquiera pensarlo, pero no tenía que hacerlo con detenimiento al ser evidente la situación en la que se encontraban. Ante el estruendo que había ocasionado por su acto desesperado por quitarle la bebida, tenían la atención de todos los presentes sobre ellos; lo cual le decía de cierto modo a la humana de que el posible culpable de intento de asesinato estaba al tanto como todos de que no se había cometido su crimen.

Los monstruos sirvientes alejados y los humanos en el centro. Era evidente quienes estaban en bandeja de plata.

Frisk se paró dispuesta a correr de inmediato con tal de apartarse, pero como si viera las cosas en cámara lenta, pudo ver cómo uno de los meseros sacaba un arma de sus ropas y apuntaba directamente hacia ellos sumamente frustrado. No comprendió de dónde había sacado ese reflejo repentino, pero se lanzó sobre el robot con tal de empujarlo y estar ambos en el suelo.

Los disparos se hicieron notar de inmediato al mismo tiempo que los gritos de pánico. Frisk estaba encima de Mettaton preocupada de cómo pudieran salir ambos de aquel blanco y ponerse a salvo, pero por más que miraba hacia los lados no veía un modo de no exponerse. La mesa no podría cubrirlos de las armas, tenían que moverse ya antes de que se acercara el atacante.

Contempló al robot con tal de ver si él tenía una solución a comparación suya, pero lo único que le notaba era su confusión y aturdimiento de lo que estaba pasando.

-Me... salvaste –Apenas y podía considerarse un susurro.

-Tenemos que movernos ya –Comentó con urgencia – ¿Cómo...?

No pudo formular su pregunta al notar que varios guardaespaldas del magnate salían con arma en mano desde el pasillo principal y disparaban hacia el frente mientras ellos se encontraban acostados. Por lo que notaba por ellos, el peligro estaba hacia el otro lado que no podían ver a causa de la mesa que les protegía de una posible terrible escena frente a ellos. Poco a poco se estaban acercando los trajeados hacia ellos y Frisk consideró prudente apartarse del millonario. Al estar junto a ellos los guardaespaldas, dos de ellos se agacharon para poder levantar a Mettaton y varios más lo estuvieron cubriendo para protegerlo de cualquier flanco. Frisk, estando aun hincada, notó como se alejaban en grupo con tal de mantener a salvo a su jefe mientras que ella se quedaba junto a la mesa ya tumbada y regada por cómo se presentaban las cosas.

Dándose cuenta de que estaba sola con ese peligro, se asomó sobre la mesa para ver si tenía alguna posibilidad de salir huyendo, pero la imagen frente a ella era peor de lo que pudiera imaginarse. Algunos cuerpos humanos estaban tumbados ensangrentados sobre algunas mesas y otros directamente en el suelo; mientras que otros estaban corriendo despavoridamente buscando una salida de emergencia de aquel inmenso lugar. Los monstruos que se encontraban disparando despavoridamente sobre ellos eran perros con el atuendo de meseros, pero había otros monstruos que estaban en esquinas asustados cubriéndose como podían, cosa que le indicó a la humana que no todos los monstruos estaban con aquella complicidad.

-Maldita humana –Frisk se giró hacia dónde provenía la voz tan cercana, y notó con sorpresa que el perro estaba ya a lado suyo –Por tu culpa el traidor está libre. No cabe duda de que convence más de que aparenta ser un humano ¿eh? Protegen a los suyos y a los nuestros los esclavizan.

La joven no dijo nada al no saber qué decir ante un momento como ese. El antropomorfo estaba gruñendo hacia ella mientras le apuntaba con su arma bastante cerca.

-En este miserable mundo es matar o morir –Gruñó mientras se aseguraba de que le viera apuntarle en su cara –Y ya que dejaste que uno viviera... te tocará a ti morir por él esta noche.

No tuvo ni tiempo de reaccionar, ni mucho menos de pensar lo que fuera para tratar de salvarse de esa. Simplemente se quedó mirándolo a los ojos mientras notaba cómo su expresión enojada cambiaba por una sorprendida y asustada ante el hueso afilado que le atravesaba la garganta desde su espalda junto con otros más que traspasaban su estómago en diferentes posiciones. No tardó en volverse polvo ante los ojos asustados de la humana, quien pudo visualizar al esqueleto frente a ella con una mirada oscura que no le tranquilizaba para nada.

-Maldición...

Exclamó Sans disgustado por algo que no pudo comprender la joven aun hincada en el suelo. A ese punto ya estaba paralizada de no poder entender lo que estaba pasando, ni mucho menos podía pensar con detenimiento en cómo era que el esqueleto se encontraba ahí.

-¡Un traidor!

Algunos de los monstruos que vieron el acto corrían hacia ellos disparándoles mientras Frisk se echaba al suelo por inercia, pero el esqueleto fue mucho más rápido y había esquivado todos los ataques con una velocidad sumamente sorprendente; no habían logrado siquiera tocarlo.

Iluminando su ojo azul sin cambiar su expresión, alumbró la mesa en la que Frisk había estado protegiéndose y la lanzó hacia los perros para en el acto desaparecer aprovechando la distracción. En cuestión de un parpadeo ya estaba detrás de ellos y les había encajado varios huesos de punta afilada sin siquiera respirar. En otro pestañeo había desaparecido sin esperar a que se volvieran polvo para aparecerse junto con otro grupo que apenas estaba acercándose y atacarlos sin piedad alguna encajándoles más huesos en la garganta antes de que pudieran gritar. Atravesándoles más de sus invocaciones los remató para volverse polvo en sus manos.

Frisk veía todo estando en el suelo sin poder ver una vía libre para salir huyendo. Contemplaba cómo el mafioso se movía a una velocidad impresionante sin siquiera darles una oportunidad. El proceso que aplicaba de primero impedir la posibilidad de exclamar y llamar refuerzos para así matarlos en el acto, fue algo muy astuto de su parte, pero muy sádico para los ojos de la humana.

Comprendió así porqué Flowey le advertía que era peligroso. No necesitaba gente para poder acabar con decenas altamente armados, sólo le bastaba él. Su velocidad era proporcional a la astucia que aplicaba en sus ataques, así como su rango que no requería ser definido al poder estar en varios lados en cuestión de segundos. Sans ni siquiera estaba portando armas, le bastaba el poder que tenía consigo para ejecutar sus ataques con destreza.

Al ver que había disminuido el peligro, tomó la valentía de levantarse y salir corriendo hacia el pasillo que conectaba la sala en la que estaba. En lo único que pensaba ahora era en salir del hotel y dirigirse hacia su florería, pero un llanto desconcertó sus planes deteniéndose en pleno escape. Dos monstruos que portaban el uniforme del hotel, estaban arrinconados presos del pánico. Sin siquiera cuestionarse si lo que estaba por hacer era lo correcto, se dirigió hacia ellos con cautela para no asustarlos en cuanto notaran su presencia.

-Síganme, busquemos una salida juntos –Indicó sonriéndoles levemente con tal de calmarlos, pero en vez de eso la contemplaron asustados –Ustedes trabajan aquí, deben conocer una salida de emergencia.

Ambos monstruos se cuestionaban mentalmente sus posibilidades antes de terminar hablándole.

-E-están b-bloqueadas... -Tartamudeó el anfibio –No están d-dejando salir a nadie.

No tuvo que preguntarles para entender que los caninos eran quienes estaban impidiendo que escaparan los humanos, pero le sorprendía el hecho de que no dejaran salir tampoco a los monstruos cuando entendía con lo ocurrido que su odio iba dirigido hacia su especie. Siendo el caso, ella corría mucho más peligro que ellos, pero no iba a quedarse con los brazos cruzados sabiendo que estaban aterrados sin saber qué hacer como anteriormente ella estuvo.

-Tenemos que intentarlo –Les tomó de las manos, pero ambos monstruos apartaron las suyas ante el pánico en sus ojos. Suspiró un tanto resignada por su poca cooperación –Al menos déjenme buscarles un lugar seguro.

Ante la calidez y sinceridad de la joven, terminaron accediendo a su tacto y se pararon para emprender la búsqueda de un punto seguro. Siendo Frisk quien dirigía el rumbo, ambos monstruos estaban a sus lados tomándole las manos aun temerosos de tener que recorrer tal lugar riesgoso.

El leve mareo por el alcohol, los tacones y vestido corto que traía consigo eran la peor combinación que pudiera tener para la situación en la que se encontraba, pero ante el inminente peligro presente y la necesidad de proteger a otros la mantuvieron determinada en seguir adelante ignorando todo malestar consigo.

-¡Esa humana se está llevando monstruos!

-¡De seguro para hacerlos esclavos!

-¿Qué...? –Frisk giró para ver a quienes exclamaban tales absurdidades y pudo notar a un pequeño grupo de trabajadores protegiéndose como podían con los carritos para transportar comida –No es así, quiero ayudarlos.

Sin darle oportunidad de comentar algo más, un canino se acercaba hacia ellos con gran velocidad en cuatro patas. Los dos monstruos que traía consigo la soltaron para salir huyendo completamente asustados y dejándola sola ante el peligro, mientras que los monstruos que estaban en la trinchera improvisada con los carritos se agacharon aún más al no poder salir huyendo de ahí con tiempo. Notando que ella tampoco podría salir ya con el tiempo necesario, por mero instinto de protección sacó el cuchillo de su espalda, pero el perro fue mucho más rápido que ella y la tumbó al suelo estando encima de ella gruñendo con gran ferocidad.

Ante el impacto soltó con torpeza el cuchillo cayendo unos centímetros lejos de su mano, pero el peso del can le hacía muy difícil poder alcanzarlo pese a estirarse sin ver su utensilio torpe defensivo. Contemplaba cómo le gruñía intimidantemente para abrir su hocico y pudo comprender en el acto que estaba por morderle la cara. Estirándose sin importarle que se hiciera daño de esa forma, alcanzó el cuchillo con tiempo y lo puso en su hocico en forma horizontal para impedir que pudiera cerrarlo. Aquello fue suficiente para desconcertarlo en fracción de segundos y perder el peso que aplicaba sobre ella, por lo que giró para librarse de su prisión y utilizó el listón del adorno emplumado de su cabello para amarrarle las patas inferiores y salir huyendo sin tener que pensarlo.

Sintiéndose culpable de dejar al grupo de trabajadores con ello, corrió sin un rumbo definido en busca de algún escondite viable en el que no corriera peligro, pero nuevamente dio con el piso con el hecho de que uno de sus tacones se había roto ante su paso prisa con aquellos zapatos nada adecuados. Se levantó adolorida ya de tanto ajetreo y se recargó en la pared como pudo, cosa que no tuvo que estar mucho tiempo dado que en un pestañeo había desaparecido del lugar y reaparecido en lo que a primera vista parecía un cuarto descuidado, pero aquello no era lo que le llamaba la atención, sino el esqueleto que estaba sujetándole los hombros sorpresivamente para ella.

-Quédate aquí. –La sentó en una caja con algo de cuidado –No salgas.

-Pero...

Sin darle tiempo de emplear más palabras, le puso su saco negro casi lanzado con prisa encima de su cabeza tapándole la vista.

-Confía en mí, así que enserio no salgas.

Se quitó el saco un tanto incómoda de cómo se lo había puesto, pero el esqueleto ya no estaba en el lugar siquiera. Estaba sola en aquel cuarto que parecía ser un almacén mal organizado y polvoriento con poca luz que lograba filtrarse en algunas esquinas.

Las últimas palabras de Sans no sabía si tomárselas como cautela o como amenaza, pero al notar que estaba a salvo en aquel escondite de ubicación desconocida para ella, terminó haciéndole caso a su orden y se acomodó en la caja en a que se encontraba sentada para quitarse los tacones ya inútiles. Al agacharse para quitárselos notó cómo la parte superior de su vestido se ladeaba con la gravedad dejando al descubierto una parte de su ropa íntima, por lo que supuso que se le había roto el tirante de su prenda en uno de los forcejeos que había hecho para librarse del can encima de ella.

No tuvo que pensarle demasiado para comprender que la razón por la cual Sans le había arrojado su saco era para que se cubriera con él. Completamente avergonzada con ello, se puso el saco y trató de relajarse en el lugar analizando sus posibilidades del momento, pero por más que pensaba en todo lo que había visto y actuado, no encontraba las palabras adecuadas para formular sus ideas respecto a todo lo que había pasado.

Mettaton, los perros antropomorfos, Sans... todos parecían tener motivos para ser así, pero la violencia a su modo que efectuaban sobre otros no tenía sentido para ella. Recordaba las palabras de su madre en su despedida y a su vez las advertencias frecuentes de Flowey sobre la vida en la ciudad. Todos coincidían en el caos que estaba hecha la ciudad... y tan solo lo había comprobado en un solo día.

Y sobre Sans, no le había extrañado del todo que el esqueleto supiera en dónde se encontraba; ya era consciente de que le vigilaba de algún modo enfermizo de su parte. Lo que si se preguntaba era porqué la estaba salvando.

Nunca en su corta vida había visto a alguien morir, y en tan solo unos minutos le había tocado ver a varios perecer. Monstruos queriendo matar humanos, monstruos queriendo matar un monstruo que aparentaba ser humano... monstruos matando monstruos. Sujetó su cabeza ante el dolor que le estaba llegando por pensar en todo eso. No convivía con muchos humanos dado la escasez que había de ellos en el pueblo como para opinar sobre si aquello era normal, pero lo que si le sorprendía era la rabia que estaban mostrando los monstruos al tener una visión de ellos muy distinta.

Concluyó en el instante que estaban actuando así por miedo... quería creer que era por eso. Los monstruos que había intentado salvar en búsqueda de una salida le habían abandonado sin preocuparse de la misma forma por su bienestar. No les culpaba por ello pese a todo, comprendía el miedo que estaban teniendo algunos.

Frisk no supo si habían pasado minutos u horas, pero se le había hecho larga la espera en aquel cuarto cuya ubicación desconocía. Tratándose de aquel extraño poder del esqueleto, podría estar en cualquier lado, pero aun así tenía el presentimiento de que todavía no abandonaba el hotel por las cosas que se encontraban con ella acompañándole en sus divagaciones nocturnas.

Sin tener tiempo para reaccionar ante eso, Sans había vuelto apareciendo de la nada frente a ella y dejándose caer en una caja completamente cansado. A primera vista notaba que portaba un chaleco distinto al que le había tocado verle el día que le invitó a su casa a comer, éste parecía ser más grueso que de costumbre y estaba cubierto de polvo cuyo origen no quería ni pensar la humana. Estaba sudoroso y respiraba fuertemente ante un cansancio más que evidente, pero aun así le sonreía.

-He... te ves terrible. –Le guiñó una cuenca divertido.

-No eres precisamente el ser adecuado para decirme eso. –Respondió alzando una ceja interrogativamente ¿Cómo era que pudiera bromear cuando hacía unos minutos había matado a tantos? -¿Qué...?

-Dame unos minutos –Le detuvo su pregunta alzando una mano con dificultad –Estoy agotado hasta los huesos.

Le hizo caso al ser más que notorio su agotamiento. Le sorprendía que pudiera sudar a primera vista, pero aún más que pudiera mantener su humor teniendo las manos manchadas de tantas muertes en tan sólo una noche ¿Era algo común en su vida? Era tan sádico de su parte que pudiera ser así tan indiferente con la vida de otros, aunque en el fondo comprendía que le había salvado de quienes la querían matar por la simple razón de acompañar al famoso millonario y arruinar un intento de asesinato. Una muerte se había pagado con otra muerte.

"En esta ciudad, es matar o morir", había dicho Flowey y también el perro antes de apuntarle con su arma. No le cabía duda de que Sans pensaba lo mismo ante lo que había hecho.

-Por tu expresión... si es que puedo llamarle así, jeje... –Bromeó de algún modo de su rostro aparentemente inexpresivo –Tienes bastantes preguntas. Pero yo también las tengo ¿sabes?

-¿Qué hacías aquí? –Preguntó de inmediato impidiendo doblegarse.

-Obviamente buscándote –Se encogió de hombros despreocupadamente –De todos los lugares que pensé que te interesarían, nunca creí que serías de fiestas de esta magnitud.

-No lo soy... y nunca lo seré –Comentó disgustada ante los recuerdos y sensaciones vividas en la misma noche –No soy muy de socializar, pero esto fue peor de lo que me imaginé.

-¿Entonces por qué viniste?

-Mettaton me invitó... o más bien me obligó –Recordó con temor su amenaza. Ahora con todo lo que había pasado ¿Le haría algún daño con eso? Trató de calmarse para que su voz no la delatara de que estaba asustada –Nomás no logré entender porque quiso que fuera yo en vez de una de sus admiradoras. Pero no me dio la opción de rechazarlo.

-Lo dices como si nunca hubieras rechazado a un tipo –Rió divertido –Sé de primera mano que sabes darle una negativa a alguien, así que me que estás dejando muy en claro que, o te amenazó con algo para que fueras, o yo de plano no te agrado para nada.

-Él es quien no me agrada para nada –Contestó con repulsión –Me separó de Flowey, me hizo vestirme así, me trató como un accesorio en toda la noche y me amenazó con quitarme el único lugar que...

Trataba de calmarse, realmente estaba haciendo un esfuerzo grande de no doblegarse o verse débil frente al esqueleto, pero en lo que tomaba toda fuerza para no llorar ni mostrar expresión alguna, sus manos temblorinas ante la impotencia que sintió en toda la noche fue más que suficiente indicio para Sans de que no estaba bien.

-¿Te amenazó con quitarte la florería si no le acompañabas? –Intuyó Sans con la poca información que le estaba dando.

-Si...

La sonrisa del esqueleto permanecía intacta, pero sus ojos se opacaban ante algo que estaba circulando en su mente que no pudo comprender la humana. Al ver que se estaba levantando, Frisk hizo lo mismo al captar que era momento de irse, pero en vez de usar su teletransportación como frecuentemente lo hacía, abrió la puerta y le dio el paso para que saliera primero.

Fue así como notó que habían estado en un almacén situado en el techo del hotel.

Miró asombrada la vista del lugar. Realmente se encontraban en una posición muy alta donde podía contemplar de algún modo qué tan grande y luminosa era la ciudad. Si no fuera por todo el malestar que traía consigo por los acontecimientos, habría disfrutado de tan hermosa vista nocturna.

El viento sopló fuertemente y Frisk se cubrió aún más con el saco del monstruo abrazándose a sí misma. Tener ropa tan corta y descalza era nada favorecedor para la altura en la que estaban. Sans se puso a lado suyo mirando lo mismo que ella, como si tratara de consolarla estando únicamente ahí sin decir nada. En silencio, la joven le agradeció por su intento.

-¿Realmente por qué me buscaste? –Prefirió ir directamente al asunto en vez de dejarlo por la borda. –Digo... No tenías la obligación de...

-Me preocupaste –La interrumpió nuevamente sin querer dar más rodeos –Y créeme que no es fácil para mí decir eso. Me hace ver tonto.

-No, la tonta fui yo –Admitió apenada –Yo... permití que todo esto pasara. Debí haber rechazado firmemente su invitación, eso me habría ahorrado tanto malestar.

-Coincido con eso –Giró para verla –Pero lo importante es que ya pasó.

-Te llamaron traidor –Se giró igualmente –¿Es porque salvaste a una humana?

-Si.

-¿Estarás en problemas por eso?

-Tuve que matar a todos para que no fuera así.

Lo había dicho tan directo que había sonado muy crudo de su parte. Por un instante tuvo el impulso de querer separarse de él, pero eso habría sido muy grosero de su parte si había tenido que enfrentar tantos problemas con tal de salvarla. No iba a ser una malagradecida.

Como si pudiera leer sus pensamientos, el esqueleto suspiró antes de continuar hablando.

-Si, Frisk, soy un asesino; no sólo me dedico a "estafar" locatarios como tú lo llamas –Su tono natural empleando tales palabras no era nada tranquilizador –Maté hoy a todos los testigos y he matado a muchos antes. Esto es parte de lo que consiste mi trabajo.

-¿Porqué? –Le miró directamente a los ojos buscando algún indicio de culpa, pero aquello nunca se presentó.

-No puedo poner en riesgo a mi familia. Si se sabe que estuve aquí y lo que hice, ganaríamos enemigos innecesarios.

-¿Tu familia es quien te obliga a hacer... eso? –No pensaba siquiera decir la palabra "matar". Ya sonaba bastante mal para sus adentros.

Sans rio con su pregunta sarcásticamente.

-Mi familia y yo nos dedicamos a esto. Tal vez sea pequeña y problemática, pero sigue siendo mi familia y hacemos esto para sobrevivir. Es por eso que no tengo opción.

Frisk tenía demasiadas preguntas aun, pero no sabía si sería prudente seguir tratando así con un asesino en potencia bajo sus palabras descriptivas. Sans puso sus manos en los bolsillos de su pantalón mientras contemplaba serenamente a la florista.

-¿Me tienes miedo?

-No. –Contestó inmediatamente sin siquiera cuestionárselo. No sabía si algo estaba muy mal en ella, pero realmente no temía de él pese a confirmar lo letal que era –Ya me habrías matado si te diera un motivo para hacerlo. Supongo que es así como funciona eso de la mafia.

-He... astuta.

-Mettaton... ¿Por qué quisieron matarlo?

-Como tú te habrás dado cuenta, su avaricia le ha hecho dar pasos peligrosos. –Comenzó a relatar –Pertenecía a una familia mafiosa pequeña y les traicionó yéndose a otra mucho más grande y poderosa... la cual también traicionó por su misma avaricia y aquello fue la mayor estupidez que pudo cometer.

-A lo que me dijeron sobre la disputa que tienen en la ciudad... creí que de algún modo los monstruos se perdonarían entre ellos.

-¿Te parece que queda algo de monstruo en él? Es evidente que rechaza su propia naturaleza y busca encajar más en el ambiente humano.

-Eso es triste... no poder aceptarse a sí mismo.

Lo dijo con toda sinceridad. Aunque no le agradara nada de él, no pudo evitar sentirse mal al comprender de algún modo que su razón de querer obtener tanto en grandes cantidades era porque había un vacío en él que no lograba llenar.

-¿Le tienes lástima? ¿Aún por lo que te hizo pasar hoy?

-Creo que todos tenemos la oportunidad de redimirnos. –Comentó con sinceridad. Una vez más decía en voz alta lo que pensaba.

Si Sans tenía alguna opinión al respecto, no la compartió con ella; simplemente le extendió la mano indicándole en silencio que era momento de retirarse. Ya cansada y con gran deseo de llegar a su hogar, le tomó su mano y acto seguido desaparecieron sin dejar rastro.


...

A través de una ventana de un edificio inferior lateral del hotel, el robot observó en las alturas cómo ambos sujetos desaparecían ante la magia teletransportadora conocida del esqueleto. Se quedó estático en el lugar sin querer reparar que aún se encontraba en pésimo aspecto ante el atentado en su territorio. Una vez que sus guardaespaldas lo mantuvieron a salvo y que había alguien más "limpiando" el desastre que se había vuelto por los intrusos, pidió con calma que lo llevaran al edificio continuo que también era propiedad suya. No quería estar lejos de cualquier cosa que pudiera presentarse.

Y su intuición de no querer separarse le había regalado un maravilloso tesoro.

-Había oído que la única debilidad del sonriente era su hermano. –Susurró para sí mismo. Por primera vez en toda la noche sonrió con sinceridad ante lo que había contemplado –Creo que acabo de encontrarle otra.


***

Y fue así como esto comenzó a ponerse intenso.

Un dato curioso (o no) sobre éste capítulo, es que cuando comencé a escribirlo, ese mismo día tuve una balacera en frente de mi trabajo... justo en el lugar que antes era mi trabajo también. Y como me dedico a los medios de comunicación, mi deber fue grabar todo eso desde la ventana donde me dejaron encerrada los del ejército (no nos dejaban salir del establecimiento por mera seguridad... y la neta para nada iba a salir con tal catástrofe presente). Así que, aunque ya tenía la idea de lo que se desarrollaría en este capítulo, tuve inspiración suficiente para describir cómo Frisk se movería ante un atentado así. 

¿Qué creen que esté tramando Mettaton?

¿Qué pasará con Sans?

¿Que habrá sido de Flowey?

PD: Mañana a las 8:30 pm en horario de México haré una transmisión en vivo en mi facebook "Señorita Sonrisas" y/o en mi canal de youtube con el mismo nombre. Estaré dibujando algo de undertale respecto a uno de estos fics y podrán hacerme preguntas si gustan :) 

Michi fuera!

:)

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