Utahime odia los dulces. No es un secreto para nadie que las cosas demasiado acarameladas y empalagosas estropean su estómago y la ponen de mal humor. No puede sentir nada más que una erupción de excesiva azúcar que la marea.

Pero no tiene un corazón de piedra, o un fruto de cítrico agrio en su lugar, como tanto le gusta bromear a cierto kohai revoltoso.

A veces también se deleita con ciertos caprichos muy específicos de la escala de dulcería. Aquellos cuya base es el café, la menta o el té son bien recibidos cuando quiere pasar un trago amargo o simplemente tener algo con que concentrarse y no morderse las uñas o mordisquear el lápiz como solía hacerlo en secundaria. También si tiene coco o con extracto ácido de fresa, limón o naranja. Siempre con un picocito para equilibrar y contrastar el dulce sabor. Y los pasteles de limón o con licor en el interior. Ella también puede disfrutar de aquellos deleites de la repostería.

Entonces un día, Gojo compra toda una caja con variedad de dulces por probar y se encuentra con uno de coco rayado encima, relleno de café y licor, y el tipo casi lo escupe en el acto. Utahime, que estaba observando sus payasas con una taza de té, se ofende cuando él critica el dulce porque es uno de sus favoritos.

"¡Sino vas a valorarlos, no los mereces!", y dicho, estiro la mano y le quito el resto de los dulces que Gojo tanto criticada, degustándolos mientras lo fulminaba con el ceño fruncido, protegiendo las golosinas con recelo.

Gojo parpadeó, sorprendido por su arrebato y porque hizo cuentas, y en todo el tiempo que la conocía, no sabía que Utahime también se daba de vez en cuando un gusto dulsoso.

Utahime piensa que Gojo es un poco tonto cuando reiteradamente vuelve a comprar la misma caja y se queja que estén los mismos dulces que tanto le disgustan, ¿qué esperaba? ¿Qué mágicamente desaparecieran solo porque él los odia? Pero bueno, ¿quién es ella para juzgar? De todas maneras ella tiene la oportunidad de seguir ratoneando aquellos dulces que a él no le gustan, perdiéndose de las sonrisas traviesas de Gojo cuando le acerca la caja.