Capítulo 3 Azul

Pasaron dos semanas antes de que Utahime y Gojo volvieran a verse.

Sayuri no le comentó a Satoru ni una palabra así que los silencios entre ellos aumentaron.

Él sabía que ella estaba embarazada así que planificaron como siempre no tocarse para cuidar del bebé a pesar de que esa táctica nunca les había funcionado. El peso de cargar un vientre sin esperanza los había dañado para siempre. Cuando intentó hablar del tema , Sayuri con un gesto le indicó que no quería escuchar y Gojo se sentía confundido entre la sensación de no aventarse a semejante locura, el silencio de su esposa y la presión de su padre. 

Una mañana en el desayuno oyó una voz:

-Hazlo Satoru, no te preocupes por mí - era Sayuri

A pesar de que no se amaban habían aprendido a apreciarse y respetarse.Compartían cinco años juntos y de estos solo habían sido felices en los primeros meses, cuando nadie preguntaba cuando iban a tener un hijo. La esposa estaba tranquila: si había logrado aguantar la humillación por cinco años podría tolerarla por nueve meses.

A Utahime la encerraron en esa casa de la que no podía salir. En su habitación cubierta de suelo tibio de tatami dos mujeres estarían acompañándola todo el tiempo excepto en la noche cuando fuese visitada por Satoru. Una de ellas era extremadamente bella y de cabello castaño, su nombre era Shoko y su familia cuidaba de los Gojo hacia generaciones. La otra sirvienta era menos sociable, una señora mayor llamada Fumiko que cuidaba de Utahime con mucha delicadeza , la ayudaba a ponerse su kimono ,pues no podía usar su traje de sacerdotisa y le peinaba su cabello oscuro.

Esa noche azul sería la primera vez que Utahime vería a Satoru: al entrar a su habitación las tres mujeres se inclinaron en una reverencia . La sacerdotisa estaba vestida con un yukata más ligero para facilitar todo lo que esa noche debería de ocurrir. Utahime levantó la mirada y sus ojos se encontraron , vio un azul profundo en el rostro del joven :

-Al fin logro conocerte Utahime.

Utahime se sorprendió de que la tratarse con tanta cercanía, la primera vez que se vieron lo sintió muy distante , acomodó su cabello que estaba suelto y no supo que responder.

-Estás nerviosa ¿verdad? - él se acercó a ella de manera juguetona - ¿Sabes el motivo por el que has sido traída aquí?

Utahime asintió con la cabeza, estaba en extremo nerviosa. Satoru con un gesto pidió a las sirvientas salir , le indicó a Utahime que se sentara y luego se acomodó junto a ella . La chica estaba confundida :nunca se acercó a tocarla en toda la noche.

Le preguntó asuntos triviales y sobre su pasado como sacerdotisa. Utahime respondió con un poco de timidez, pero luego se sintió más cómoda. El joven empezaba a verse más atractivo para ella , se sonrojó de tener ese pensamiento y giró su rostro para ocultar sus mejillas .Gojo, que estaba contando una anécdota de como de niño casi cae de un árbol y usó su infinito por instinto , pensó que su fábula era demasiado ridícula y preguntó si se sentía incómoda .Utahime le dijo que no, que no era el caso y esbozó una sonrisa pequeña que iluminó su rostro.

Satoru salió de la habitación a las 12 de la noche, se despidió cordialmente y al entrar las sirvientas encontraron el futón intacto : no habían intimado. Utahime estaba feliz y tranquila , algo en su corazón le decía que podría confiar en ese hombre. Todavía no engranaba la idea de que el joven de ojos azules sería su amante, ser la segunda nunca fue su plan, pero junto a él podría ser tolerable.

En esos días Gojo había pensado en algún momento que planeaba no ser cercano con su sacerdotisa , pero era difícil, ella no estaba acostumbrada a esa cercanía y él quería darle confianza .Pero si él se acercaba, ella inevitablemente se acercaría a su corazón.

Durante toda esa semana los encuentros siguieron de esa forma : un cordial saludo y una noche cálida de conversaciones amenas, un futón intacto y dos tazas de té. Al señor Yamato no le pareció nada agradable enterarse que su hijo no había puesto un dedo encima del cuerpo que tanto dinero le había costado conseguir. Lo confrontó esa mañana en los pasillos al verlo regresar:

- ¿Qué pretendes Gojo? ¿Otro año más sin heredero?

-Discúlpeme padre, pero no tengo planeado violar a la madre de mi hijo. Le estoy dando tiempo para que se acostumbre a mí. Toda esta situación ya será lo suficientemente violenta para ella.

El señor Yamato se quedó sin palabras y dejó proseguir a su hijo por los pasillos.

En las siguientes noches Gojo y se acostaba a su lado, ya eran más cercanos, una cercanía a la que la Iori no estaba acostumbrada con un hombre. Utahime estaba confundida, sabía que dormir junto a un hombre era la manera de satisfacer a su esposo y de quedar encinta, pero no creía que fuese tan sencillo. Una noche entre las que durmieron uno junto al otro en el futón sin tocarse , ella le preguntó algo al respecto, estaba tan roja que parecía un melocotón. Se sintió avergonzada pero él era la persona en quién más confiaba, así que fue atrevida. Los ojos de Satoru se abrieron como platos al oír sus palabras:

-Mi señor...¿se supone que es así como debo satisfacerlo?-Utahime estaba tan colorada que Gojo contuvo las ganas de sonreír.

-Señorita Iori, es usted una mujer adulta ¿no sabe cómo sucede?

La cara de desconcierto mezclada con el color de sus mejillas le devolvió la respuesta .

Una comadrona apareció en su casa al día siguiente, le explicó el procedimiento a la sacerdotisa de la manera más educada y decente posible , sin rodeos, como le había pedido Satoru. A Utahime todo le parecía en extremo vulgar : ¿Cómo podía su familia entregarla para que hiciera todo eso?

Lo único que pudo rescatar fue la explicación de los cambios que empezará a sufrir cuando le llegara la primavera, al ser un niño tan esperado el deber de la comadrona era explicarle como estar segura antes de dar la noticia de que un pequeño estaba en camino.

Las sirvientas dudaban que Utahime conocía la verdadera situación en la que estaba. Fueron contratadas solo por un año y luego serían reubicadas por lo que sospechaban de que esta fantasía era algo temporal a pesar de que escuchaban a doncella del templo hablar de planes futuros.

Esa noche las mejillas de Utahime se enrojecieron cuando Satoru entró a la habitación, las sirvientas desaparecieron tras la puerta corriendo al punto que Fumiko casi cae.

Ambos se quedaron mirándose fijamente. Satoru estaba cansado de sus ejercicios de autocontrol y la abrazó, ella pudo sentir el calor de su cuerpo cubriéndola. Logró trasladarse a cuando era pequeña y su madre la rodeaba, hacía años que no sentía el calor humano de otra persona. Pero el amor que le iba a brindar Satoru no era al que ella estaba acostumbrada.

Al despegarse del abrazo, Satoru dejó ver su verdadero ser, la miraba con deseo , ya no lo hacía con ternura. Esa mirada no la asustaba, ella también lo deseaba. Las manos de él la desvistieron y como la sirvienta la había preparado, su cuerpo estaba completamente desnudo bajo el yukata.

Utahime contuvo el reflejo involuntario de cubrirse, y Satoru comenzó a besarla . Eran besos dulces y tibios , que la recorrieron desde la boca hasta las caderas, luego la tomó en brazos y la llevó al futón. Utahime también quería verlo desnudo y tocó el cuello del kimono de Satoru, apartándolo hacia un lado, deseaba que empezara lo que sea que fuese a pasar entre ellos.

Satoru entendió su deseo y se quitó su kimono quedando ambos sin ropa.Ella estaba al explotar de ese sentimiento que la llenaba, era algo bueno, un sol que se desprendía desde el cuerpo de ese hombre. Satoru con delicadeza la preparó para que entregara su virginidad, le era demasiado complicado entender como una mujer tan bella y de esa edad podía ser virgen pero evidentemente los dioses no eran deidades que debiesen ser atendidas por cualquiera.

Ella se agitó cuando Gojo abrió sus piernas :

-Confía en mí - le dijo.

Una sensación de placidez se difundía a todo su cuerpo, la lengua y los dedos de eso hombre le provocaban sensaciones que jamás lograría imaginar. Satoru se emocióno al ver las expresiones del rostro de su amada y se puso entre sus piernas para desflorarla. La sostuvo por las caderas y la besó para callar el chillido que intentó salir de los labios de Utahime cuando la penetró, por más suavemente que fuese no podía evitarle el dolor y las uñas de la joven se clavaron en su espalda. Utahime gimió y Gojo trató de contener el poco autocontrol que le quedaba reprendiendo las ganas de moverse fuertemente después de entrar en ese lugar cálido, húmedo y suave.

-Sé que te duele un poco  pero confía en mí.

Utahime asintió con la cabeza, tenía los ojos húmedos pero no quería en ningún momento detenerse . Gojo la volvió a besar apasionadamente para consolarla. Y cuando ella se lo permitió empezó a embestirla suavemente.

Ya Utahime no lloraba , una sensación más fuerte que la que le había provocado con los dedos se apoderaba de ella. Gojo sintió con el leve movimiento de las caderas de su amada que esta le daba permiso para que se desatara con toda su intensidad y así  lo hizo.

Para Utahime las primeras experiencias siempre resultaban algo dolorosas, pero saber que estaría de una forma más intima con su señor la motivaba. Luego dejó de doler y el caos entre ellos comenzó a desatarse.

Ella era una novata en el arte de entregarse, pero las sensaciones de su cuerpo la guiaban y Gojo adoraba seguir esas ordenes. Quería explorar y ser explorada , encontraba placer en cada movimiento . Incluso el dormir juntos luego de que Satoru dejara su semilla en su interior le parecía mágico. A pesar de que el calor de esa temporada el cuerpo de Satoru era tibio y agradable.

-¿Cómo te hiciste esa cicatriz?- una noche Gojo no pudo contenerse de preguntar

-Ah , esto-se tocó el rostro suavemente- es que , una vez cuando era novata, retire una maldición del cuerpo de un feligrés, pero yo era un poco débil y la maldición me atacó.

Gojo se arrepintió en el momento de hacer la pregunta.Utahime se dio cuenta por su rostro:

-No me molesta que pregunte Gojo-Sama.

-A mí si me molesta que me llames de esa forma.

Utahime se sonrojo.

-Soy tu pareja, quiero que me ames, no que me andes tratando como tu dueño.

-Satoru-San

-Mejor, aunque soy solo Satoru para ti. -volvió a besarla y a cubrirla con su cuerpo.

Trataba de no pensar en la sacerdotisa, trataba de concentrarse mientras los altos mandos asignaban las misiones o debatían sobre el aumento de las maldiciones, sobre como la energía maldita era capaz de destruir las cosechas y avivar eventos meteorológicos negativos, temas que requerían de su atención y seriedad: pero no podía. La imagen de su mujer entregándose a él no lo dejaba concentrarse.

Hallaba la paz alcanzando esa habitación, cuando entraba y la veía, sentía que el alma le volvía al cuerpo. A veces lograba controlarse, otras veces eran tan efusivo, que llegaba antes de tiempo, cuando Utahime estaba siendo bañada y vestida por las sirvientas, la tomaba en brazos, aún mojada y les decía a todos que se desaparecieran. Se sumergía en el agua y hacían el amor allí mismo.

Desesperado y loco. "Vergüenza te debería de dar, Satoru" pensaba para sí mismo, "sobre todo teniendo esposa". Había noches en las que la culpa lo consumía, pero él fluctuaba entre ambas emociones: la culpa y la pasión desmedida.

Utahime en cambio se cuestionaba que separaba su accionar del de una meretriz, ella era aún peor, porque lo disfrutaba, su deber no era ese, la posición digna de una mujer de su clase es tolerar, pero ella estaba disfrutando de todo eso. Imaginaba a Gojo sin ropa cuando aún estaba vestido, cuando por respeto a sus sirvientes debían guardar las maneras y usar ropa como seres civilizados . Solo con pensar en él su entrepierna comenzaba a humedecerse. A veces rezaba por si los dioses estaban en contra de todo lo que hacía pero cuando unos cabellos blancos aparecían en su habitación todo arrepentimiento ,culpa ,honor se esfumaban.

Pasó de estar en contra de ser enviada a esa casa a sentir que si Satoru le pedía que muriese ella no sabría desobedecer: era toda suya . 

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