Capítulo 4 Amarillo : Afortunada


Fumiko tenía el ceño fruncido y Utahime seguía sonrojada:

-Perdón Fumiko-San es que...

-No es usted la que se supone que deba pedir perdón. Nunca he visto semejante situación.

Esa mañana, como tantas otras, su doncella tenía que seguir untando pomadas sobre su piel. Los moretones que dejaba Satoru sobre su cuerpo empezaban a aparecer en lugares más curiosos: primero en su cuello, luego en sus pechos ,su trasero y por último en el interior de sus muslos. A Utahime le causaban demasiada vergüenza, pero Fumiko se dio cuenta mientras la ayudaba con su baño y desde entonces cada mañana usaba ungüentos para hacerlos desaparecer. Una tarea sin sentido porque a la mañana siguiente florecían de nuevo.

-! Debería pedirle al señor que no la maltrate de esa manera¡

No sabía como explicarlo, pero no era maltratos, ella también dejaba marcas en  su amado y se avergonzaba de eso, pero no podía evitarlo. En su caso si lo veía más indecente porque se supone que estaba una esposa principal a la que seguro no lo hacía nada de gracia ver los aruñazos y moretones de una concubina de menor clase.

-No es maltrato Fumiko-san ... es exceso de amor...

Fumiko y Shoko se rieron y Utahime se contagió de su sonrisa. Había llegado julio y pronto serían dos meses viviendo en esa casa. Adoraba a sus sirvientas que la cuidaban con demasiada consagración aunque extrañaba a su familia y sobre todo a su padre.

Satoru despertaba otra vez y por un momento extendió su brazo pensando en acariciar el cabello de Utahime , se dio cuenta que estaba en la mansión de los Gojo en soledad. Al despertar y ser atendido por sus criados se percató de las visitas: la madre de su esposa , la matriarca de la familia Kamo estaba allí. Sabía que llegaba a saludar de vez en cuando pero casi siempre era para verlos a ambos, no solo a su hija. Sayuri se la arreglaba de tal manera que no fuese posible que Gojo y ella se cruzaran .Era algo bien sencillo de hacer en una casa tan grande, pero en la opinión de Satoru , completamente innecesario. A pesar de que sus sentimientos hacia Utahime no eran correctos , jamás dejaría a su esposa desamparada sabiendo el repudio general que se había ganado entre su clan sin merecerlo. Un repudio del que solo la salvaba el pertenecer a un clan casi equiparable.

A lo lejos vio como su suegra era invitada por Sayuri a pasar y parecía que sería larga la conversación. Sabiendo de la importancia de la madre para su esposa, decidió no interrumpirlas y asistir a otra reunión con los altos mandos.

En la habitación de Sayuri , su madre se acomodaba y criticaba nuevamente el gusto de la chica por usar kimonos demasiado floridos para una mujer casada. Luego pasaron a temas más interesantes:

-Así que deja marcas en su cuello y su espalda. Debe ser una mujer de la más baja calaña. -comentaba Yoko Kamo abanicándose levemente.

-Me lo dijo uno de sus sirvientes personales-decía Sayuri con la cabeza gacha- pero no es su culpa. Satoru es demasiado apasionado en la cama y una termina contagiándose de esa impulsividad. Es casi como una batalla- recordaba con una ligera sonrisa

-No le veo la gracia a que una entrometida se acueste con tu esposo. La única razón por la que......

-La única razón por la que aceptaron el plan de Yamato fue porque soy una inútil que no puede tener hijos. Hasta esa "entrometida" puede y yo no puedo -dijo Sayuri interrumpiendo.

-! Eso no es lo que iba a decir¡

-Pero fue lo que pensaste...

-Hija, mi pequeña...este embarazo

-Ayer lo perdí.... otra vez. -Sayuri cerraba los ojos tratando de olvidar como amaneció entre un montón de su propia sangre .

-De todos modos, debes tener paciencia, esa cualquiera ya a estas alturas debe estar encinta, y pronto tendremos un niño corriendo por los pasillos y a todos se le olvidará estos cinco años.

-Eso espero...

-Lo que me preocupa son las marcas, los hombres solo se dejan marcar por quien desean ser marcados. Más nos vale remediar y apagar esa pasión que solo sirve para engendrar hijos. Porque como empiecen a cultivar algo más ...estaremos perdidos.

-¿A qué te refieres?

La madre de Sayuri no planeaba contarle a su hija sus planes, porque la nobleza de la chica impediría todo. Cada noche tenia recuerdos antes de dormir donde Yamato se atrevía a pedirle que soportaran semejante proyecto para tener un heredero. Ellos que casaron a su hija llena de esperanzas no sabían cómo reaccionar.

[RECUERDOS DE YUKO]

-¿Qué pasará si la chica se niega a entregarnos a su bebé?¿Tienen algún plan para eso?

Yamato sonrió :

-Eso es imposible. No vale la pena tener planes para algo imposible.

-Pero aun así ¿qué hará si pasa? -cuestionó Yuko

-¿ Que debería hacer consuegra, para que usted este tranquila?

-Si esa mujer se atreve a intentar robar ese niño y quedárselo, mi sugerencia, es acabar con ella. Que nadie se entere de ello y seguir con nuestras vidas para que mi pequeña hija pueda tener un poco de paz.

-Entonces está bien-comentó Yamato asintiendo - la matam*s si es necesario. ¿Algo más?

-Que esto sea un secreto que nos llevemos a la tumba y que para todo Japón sea cierto que mi hija parió a ese niño cuando llegue el día.-dijo Yuko.

-Por mi parte queda claro-

[FIN DEL RECUERDO]

Shoko peinaba el cabello de Utahime como hacia cada vez que esta se lo pedía. A Shoko le era entretenido y así podría conversar con alguien que no tuviera 50 años, ya que todos lo sirvientes tenían esa edad prácticamente:
-¿Son difíciles los bailes de las miko?

-Creo que con el tiempo es más sencillo ejecutarlos. Sabes Shoko-san. ¿ Existe alguna manera de que pueda salir aunque sea solo un rato?

-Señora, será difícil porque nos esta prohibido dejarla y Fumiko no le quita a usted un ojo de encima. Es muy buena y noble pero demasiado obediente. Tenían planeado utilizar a hechiceros para custodiarla e incluso poner un velo , pero la falta de chamanes no permite usarlos para los intereses personales del señor.

-Entiendo.

-PERO....tan vez pueda ayudarla. Podría entretener un poco a Fumiko , pero usted tiene que prometer no intentar escapar.

-No podría intentar hacer eso. Si lo hago podría quedar sancionada de ver otra vez a Sat...a mi señor. Jamás me alejaría de él.

Shoko sabia esto, sabía que Utahime estaba enamorada, y por esa razón iba a ayudarla con su capricho sabiendo que no se escaparía. Pero en todo caso en su interior deseaba que fuese de otro modo, en verdad deseara escapar, porque sería mejor para ella. Aunque Shoko era la persona menos adecuada para decirle semejante verdad.

-Señora...

- ¿jum?

-Se ha enamorado ¿verdad? - Shoko dejo de peinarla por ese instante y la miró a los ojos.

-Parece ser.Ha sido demasiado rápido. Me siento avergonzada, se que solo he estado aquí dos meses, pero hay algo que conecta más allá de lo que imaginé.

-¿Serán vidas pasadas?

-Es posible ¿Quién sabe?

Esa tarde la comadrona llegó por pedido de Utahime, reviso su cuerpo desnudo: comprobó como había crecido sus senos y sus caderas. La posibilidad de que estaba encinta daba vueltas en la cabeza de la exsacerdotisa, pero como era algo nuevo para ella quería asegurarse. Una felicidad sin limites la invadió, se sentía demasiado afortunada a pesar de lo crudo y fuerte que fue convertirse en concubina de un momento a otro cuando tenía planes de vida para sí misma. A pesar de todo eso, estaba en un lugar cómodo, cuidada por personas que la apreciaban y su señor era alguien de quien estaba enamorada profundamente y a quién le daría un hijo.



Era afortunada....


                                              o al menos eso pensaba. 

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