Capítulo 5 Morado : Pequeño universo
-Quiero ver a mi padre para decirle que estoy embarazada.
Satoru no se había recuperado de la primera noticia y estaba tratando de asimilar la segunda. La alegría que exhalaba el rostro de Utahime lo embelesaba.
Estaba preocupado por el futuro de su hijo que sería ilegítimo. Por ahora lo que sabía era que su padre solo quería un nieto, y él tendría un a concubina para ello . Recordaba como antes temía que fuese una mujer que le desagradara ya que los uniría un hijo.
En estos momentos recibía la noticia y empezaba a preocuparse de como sería. Sabía del destino de los hijos no ilegítimos, pero en el mundo de la hechicería para ellos existía un lugar si lograban demostrar que tenían un ritual fuerte y eran capaces de ser chamanes útiles. En ese caso podrían pasar a ser legítimos, sin embargo esa legitimidad nunca llegaba a la madre que los trajo al mundo. Eso , todo eso pasaba por su mente mientras una chica sonriente sostenía sus manos , con el cabello suelto y casi sin vestir , pues habían hecho el amor y ella se había cubierto un poco para anunciar la noticia con algo de protocolo.
Gojo la empezó a abrazar y besar, pero luego a llorar. Las lágrimas eran muy raras para Utahime que no creyó que reaccionara de esa manera, pero lo beso en el rostro, conteniendo sus lágrimas:
-Quiero darte más hijos Satoru, quiero ser feliz contigo...
Otra confesión más que no sabía si podría aguantar su corazón:
-¿Quieres darme más hijos?- el hombre sostenía el rostro de su amada, que estaba colorado y le quitó el yukata que apenas la cubría.
Ella asintió con la cabeza y se dejó besar apasionadamente.
Al día siguiente en los pasillos de la casa principal se sintió el grito de Yamato:
-¿Cómo que vas a traer a Tatsuo de Kioto para verla?¿Ahora?¿ ahora que por fin logramos nuestro objetivo?
-¿"Nuestro objetivo"? Padre, su hija quiere verlo .De todos modos no sé como te habrás enterado y odio que la espíes y me expíes también.
-No necesito que me digas nada. Yo me entero solo. Pero en serio no es necesario que formen tanto escándalo, es solo un niño.
-No es "solo un niño". Tengo entendido que compraste a Utahime por 40 mil yenes además de chantajear a su familia. Así que no es "solo un niño"
-No te empieces a apegar mucho a ella, al final no es de nuestra clase, es solo tu concubina. Es una mujer que no le dio para ser esposa principal y puede hasta traicionarnos...
La frase incomodó a Satoru , que de la repulsión dejó de mirar al libro que leía y alzo la vista para coincidir con los ojos de su padre:
-¿Qué tramas?¿Realmente está tan mal que un padre vea a su hijo ? -cerró el libro y siguió hablando – ahora que seré padre supongo que lo llegaré a entender.
El señor Tatsuo se sorprendió al recibir una carta de su hija, no se la esperaba puesto que sabía que controlarían toda comunicación, y aunque el sobre había sido abierto la letra era de ella. Le hablaba de felicidad y de amor, cosas que nunca esperó y menos en esa situación. Le preocupaba que se estuviera apegando a esas personas, pues su paso por la vida de los Gojo sería efímero. Aún así aprovechó la oportunidad para verla.
La reunión se arregló y a inicios de agosto Tatsuo tuvo tiempo de ir a Tokio y conocer la verdad. La pareja parecía de recién casados , se sentaron frente a él para anunciarle la noticia. Satoru comprobó que el rostro del padre de Utahime se desdibujó y creyó saber el porqué:
-Me encargaré de que nuestros hijos puedan ser declarados como legítimos- explicó Satoru
Un silencio en la sala de estar se adueñó de todo. Definitivamente Satoru no parecía hijo de su padre y Tatsuo entendió que al igual que su hija se le habían contado las verdades incompletas. Los planes de Utahime y Satoru eran ingenuos, solamente pensar en que Utahime pudiese darle hijos y que estos llegaran a tener el estatus de los descendientes de la esposa, era algo que los Kamo nunca iban a permitir. De todos modos el padre de la sacerdotisa no iba a ser capaz de explicarles todo, porque un voto vinculante desde los seis años le impediría para siempre enfrentarse a algún plan de su benefactor Yamato. No le era posible hacerlo y menos verbalmente. Solo pudo abrazar a su hija y pedirle que fuera muy cuidadosa.
Luego de ese día Shoko y Utahime ejecutaron su plan, para ese entonces aunque ellas lo desconocían los hechiceros de custodia que habría ordenado Yamato estaban allí, pero se dieron cuenta de que el pequeño paseo de Utahime era inofensivo, así que decidieron seguirla sin que ella se diese cuenta. Las calles de Tokio eran bastante calurosas, el cuerpo de la exmiko se lo sentía y en especial ahora que la pequeña barriga empezaba a sobresalir. Contando aun con el dinero con el que vino de Kioto quiso comprar algunos dulces .
Entre la multitud reconoció a dos personas, eran dos de los ayudantes que Yamato había dejado en aquella casa cuidando de ella. Sabía que no estaba bien que la vieran fuera así que decidió escabullirse. Antes de poder hacerlo pudo escuchar parte de su conversación:
-......además no haz visto los sonidos que salen de ese cuarto en as madrugadas! Hace unos días salí al jardín y pude oír la voz agitada del señor y su concubina...Duró mucho tiempo.
-Sabes que no debes estar escuchando al patrón y menos hablar de ello. Esas personas son muy extrañas. Podrían darse cuenta y echarnos. Creo que tienen poderes sobrenaturales o algo así.
-Aún así me pareció muy gracioso, se supone que esa mujer antes fue sacerdotisa y resultó ser una verdadera zorra
Utahime se congeló al escucharlo y los dulces que había comprado se resbalaron de sus manos.
-Yo igual creo -continuo el otro hombre- que es posible que no sea sacerdotisa y se trate de una oiran que el señor está tratando de encubrir. Semejante desenfreno no es posible de una mujer decente.
-Si -continuó su compañero- es posible debido a su edad, es demasiado mayor par ser una concubina de nueva adquisición. Y dios sabe si también tiene de esos poderes raros.
Ya la paciencia de Utahime no pudo con más y se escabulló entre la gente, pero su huida fue un poco ruidosa por sus emociones y ambos señores voltearon justo cuando ella estaba huyendo.
-Esa...esa no es...la concubina del señor
-Ella no puede ser idiota.! Imposible¡
En cambio en la casa, Shoko se estaba cansando de fingir que los consejos de Fumiko le interesaban , y luego de ver escabullirse la silueta de Utahime decidió que era momento de terminar la operación.
Utahime se encerró en el cuarto y no quiso ver a los sirvientes hasta la noche, cuanto su señor llegó a la casa deseando encontrar consuelo luego de un día largo de destruir maldiciones que aumentaban en verano. Satoru estaba cansado y visiblemente afectado por el calor, así que en lo que le preparaban un baño, quiso ver a su concubina y su vientre recién crecido.
-Estoy aquí Utahime- la sonrisa juguetona de Satoru ilumino la habitación
-Satoru-san- dijo Utahime con una voz carrasposa.
-¿Eh?¿Haz estado llorando?- Satoru se afligió un poco.
Pero Utahime levantó los brazos y Satoru ya sabia que eran señal de que querían un abrazo:
-¿Por qué anduvo llorando la princesa Utahime?¿Acaso me extrañó demasiado?
Utahime asintió con la cabeza y Satoru la besó en el cabello. Era otro día apacible para él lleno de hormonas de embarazada y con calor de verano insoportable.
Pero en la noche fue que Satoru entendió que algo pasaba, Utahime se paralizaba y actuaba como si no tuviese lívido, cuando una semana antes él tuvo que ser convencido por su mujer de que no le hacia daño el tener relaciones y que ella estaba bien con eso. Satoru no pudo explicarle de donde venía su miedo, pero con el cariño de la sacerdotisa pudo dejarlo de lado .Entonces , esta semana era ella quien no quería tocarlo.
Decidió investigar porque la mujer estaba tan cabizbaja y deprimida .Hizo que los sirvientes se presentaran ante él. Eran las únicas personas que podrían saber. Y aunque todos se mostraron confusos en dos de ellos vio una especial cara de preocupación:
-Ustedes dos vengan conmigo.-dijo apuntando a dos de sus sirvientes
Con sus seis ojos pudo ver como sus corazones se agitaban y casi estuvo a punto de pensar lo peor. El sexo no era solamente una rutina entre una pareja que se desea profundamente, para él y para Utahime era una forma de comunicarse, si algo estaba mal se reflejaba allí en su cama. En el fondo no creía que dos señores contratados por la familia Gojo hubiesen hecho algo imperdonable , pero decidió comprobar. Uno de ellos hablo rápidamente:
-No quisimos señor. No sabíamos que la señorita podría salir de la casa
-Yo se lo permití- mintió Satoru
-Entonces hablamos de más. Era solo broma, en realidad no creemos eso de ella.
Satoru se mantuvo en silencio esperando más información y con cara de saber que le iban a decir.
-En verdad nosotros no creemos que sea una oiran y estamos conscientes que fue una sacerdotisa
Satoru no se podía creer lo que escuchaba, trataba de mantener la calma pero no pudo evitar hacer un gesto cubriendo sus ojos de hartazgo y molestia.
-¿Por qué pensarían eso de ella? No se atrevan a mentirme porque estoy comprobando más que preguntarles- el joven de cabello blanco estaba harto de tanta tortería.
-Es que los sonidos que salen de su cuarto en la noche....
-¿Cómo?-los interrumpió
No se atrevieron a continuar. Satoru no los despidió porque estuvo seguro de que luego de ver comprimirse una mesa de madera con el movimiento de una de sus manos , ambos señores estarían convencidos de nunca cuchichear y parlotear de más .A sabiendas de que Utahime había dado un paseo sin permiso y que escuchó de más se dispuso a quitarle las ideas tontas de la cabeza.
Para Satoru era casi magnético ver el nuevo cuerpo de su mujer y realmente lo extrañaba, nunca los bebés en el cuerpo de Sayuri habían madurado lo suficiente como para verlos hacer cambios en su madre .
Lo primero que hizo al volver a la habitación fue decirle que estaba al tanto de todo, cosa que la sonrojó y la avergonzó demasiado:
-Esos hombres solo tienen razón en una cosa y es en que soy completamente tuyo. -dijo sonriendo el peliblanco que se había enterado de que se decía que Utahime era una bruja que lo hechizó.
-Satoru...
-Me tienes
-Pero Satoru- intentó explicarse Utahime
-Soy todo tuyo...- él se sonrojó igual que ella – podría vivir por siempre en esta habitación Utahime. Creo que solamente contigo podría vivir sin necesidad de nada más.
La chica levanto los brazos de nuevo y lo invitó a abrazarla.
-Pocas cosas pueden sacarme de aquí-dijo acariciando su mejilla y abrazando el vientre aún pequeño- y básicamente lo hago para poder sostener este bello universo al que siempre deseo regresar.
Reflexiónfinal:
El yen en la época de 1923 tenía más valor que hoy en día , al rededor de 12 dólares. El pago que hizo Yamato a los Iori fue de alrededor de 480 000 dólares actuales. O sea mucho dinero, sobre todo considerando esa época.
Gojo y Sayuri conocen los planes de Yamato solo hasta la parte de tener un hijo. No saben que planean deshacerse de Utahime después.
Sayuri perdió su bebé pero esta vez no le dijo ni si quiera a sus criadas por petición de su madre que le pidió que lo mantuviese en secreto.
Aunque Gojo es hombre también se ha sentido afectado por la situación de la maternidad de Sayuri, por eso sus reacciones , pero no considera adecuado contarle de eso a Utahime, por lo Utahime a estas altura ni si quiera sabe el nombre de la esposa de Gojo.
Gojo no despidió a los empleados , en especial porque no puede darse el lujo de que se filtre información de Utahime y menos de su embarazo.
La partera es una hechicera también que posee habilidades parecidas a la madre de Gojo.
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