Capítulo 9 Negro: Desastre


Observaciones:
Este capítulo es muy largo pero contiene mucha de la explicación de esta parte. Espero que explicarme bien y que a pesar de ser momentos bien angustiantes en la trama ,  estén disfrutando de la lectura. 

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-Nunca lograré entender como pretendes que el antiguo novio de tu esposa sea quien la cuide. Sayuri tiene todo el autocontrol del mundo, el suficiente para resistir toda la calumnia que viene de su familia política, pero aun así es muy arriesgado.-comentó Geto aprovechando que la misión les había dado tiempo para conversar.

-Yo soy el que no entiendo que es lo interesante de pasarte la mayoría del año rodeado de extranjeros encerrado en un barco. Dios , no sé cómo aguantas.-Gojo nunca había salido de Japón pero no se imaginaba interactuando muy de cerca con no japoneses.

- Estoy siguiendo al emperador Satoru, es mi deber. Lo que más me molesta de ellos no es que sean extranjeros, es su falta de espiritualidad y su superficialidad.

-Ya empezaste con tus cosas Suguru- comentó Gojo

-En los países que he viajado he conocido a otros hechiceros que utilizan técnicas diferentes, eso sí en Estados Unidos nunca he visto ninguno. Es una lástima porque es con quieres suelo interactuar .Pero si fuese a decir algo , sería la distancia con Shoko.

Satoru de tanto fingir que no la conocía casi se lo había creído:

-Cierto, que ella es quien cuida de Utahime. Lamento que todo esto esté pasando. Mi padre tiene formas raras y la deuda que su familia adquirió con la mía , iba a ser un tema que siempre daría problemas, sobre todo sabiendo que ella es hechicera. Mi padre jamás dudaría de utilizar sus poderes, a pesar de la opinión que tiene sobre las mujeres.

-Supongo que debo ser paciente-agregó Geto- ella esperó por mí durante todo este tiempo, así que yo solo extendí mi servicio para ganar más dinero .

Suguro era un hechicero de categoría especial, su misión de infiltrado en las fuerzas de la marina era vigilar que las relaciones de Japón con otros países se mantuvieran a salvo de traiciones durante todas las actividades militares en conjunto. Tenerlo era más efectivo que un ejército de humanos de trecientas personas con su Manipulación de Maldiciones. Además exorcizar en un barco aislado en el mar era casi una tarea indispensable para todos.

Aun así la relación de Suguro y Shoko era bastante extraña, se conocieron cuando ambos disimulaban no ver una maldición en público y darse cuenta que ambos eran hechiceros. Shoko era una joven de clase baja sin recursos y Suguro un recién graduado de la academia tratando de adaptarse a su nuevo deber con el emperador mientras ella trataba de lidiar con el hecho de haberse vuelto huérfana muy temprano y como descubrió su poder después de la muerte de sus padres, situación que la maldición inversa le hubiera permitido evitar. Aun así tenía que trabajar hasta poder saldar las deudas de su familia pues era su única sobreviviente. Luego de eso, por alguna razón su deudor descubrió que tenía subyugada a una hechicera y le dijo que cumpliera su deuda trabajando como infiltrada para él. Pasaron los años y Yamato se inventaba nuevas escusas para alargar el tiempo que Shoko le debía servir, hasta fue demasiado evidente y lo extendió solo por este último año donde debía fingir ser una criada y proteger al descendiente de los Gojo.

El tren llegó por fin a Yokohama, era una ciudad muy diferente de Tokio , debieron esperar hasta la noche y fueron escoltados por unos chamanes locales hasta la zona donde se creía residía la maldición: en el puerto.

El plan del escuadrón de hechiceros de Tokio conformado por Megumi, Hakari, Geto y Satoru ya estaba planificado: debido a que la maldición solía hacer un despliegue de pequeñas maldiciones que atacaban: Geto y Megumi se encargarían de hacerle frente a este despliegue y Hakari y Gojo se encomendarían de atacar directamente a la Namazu hasta intentar destruirla .La situación era difícil porque la tratarse de un demonio y no una maldición común esta sería más resistente. Iban a necesitar verdadero apoyo de los Dioses.

-Suguru – comentó Gojo cuando caminaban hacia la guarida- Te pediré que si algo me sucede cuides de las personas importantes para mí.

-Deja de decir tonterías Gojo, no me faltaba más. Se suponía que yo era el de los dramas-esas palabras perseguirían a Geto por bastante tiempo luego de decirlas.

La batalla fue campal. Al despertar a la maldición con un ataque del Infinito de Satoru y esta descubriste de entre la tierra , vieron como su tamaño lograba esconder la Luna. La dispersión de energía maldita fue tal que lobos y perros de todo Japón empezaron a maullar al unísono. El pez gigante era un desafío para todo lo que jamás hubieran imaginado.

En Tokio se extendía la larga conversación entre Shoko y Utahime. Shoko le conto toda la verdad, sobre sus poderes, sobre sus padres, sobre su prometido y sobre como había sido contratada para asegurar que el bebe que Utahime traía en su vientre sobreviviera. Su oyente no se sorprendió porque luego de saber que la persona que más amaba planeaba deshacerse de ella luego de que diese a luz , nada parecía ser de verdadero susto.

En la mansión de los Gojo la tensión aumentaba, Sayuri hacia lo posible para que no fuese evidente para los sirvientes que entre ella y Nanami había una atracción más allá de lo normal, pero era difícil : miraba sus manos y su boca con anhelo y se deslumbraba ante la mirada serena del hombre, la que siempre había tenido. Aún así debía resistir y no traicionar a su esposo.

La batalla de Yokohama fue realmente cruenta, y ocasionó tantos daños que las autoridades se vieron obligadas a difundir con informantes que estaba ocurriendo un pequeño sismo en el territorio. A pesar de todo los habitantes estaban hundidos en el miedo debido al mal augurio de todos los perros y lobos aullando como si trataran de avisarles de un preludio maligno.

Gojo y Hakari mal heridos seguían empujando ataques hacia la maldición ,mientras que todas las réplicas eran aniquiladas por Fuchiguro y Geto. Parecía que habían logrado su objetivo y el demonio desagradable se veía debilitado. De pronto sintieron las energías malditas aumentar y la maldición descendió tan rápido que a Gojo fue el único que le dio tiempo reaccionar, por un impulso entre supervivencia y maestría fundió ambas técnicas : azul y rojo en una y desplegó un purpura en el cuerpo del enemigo que salvó a todo Japón de vivir algo peor de lo que viviría posterior mente, pero era demasiado tarde . Su púrpura solo logró contener los daños más no evitarlos. La maldición al verse acorralada decidió inmolarse y descendió al suelo irradiando un despliegue tal de replicas que ocasionarían la peor desgracia que había vivido el pueblo del sol naciente en los últimos años : El Gran Terremoto de Kanto.

Horas antes, en Tokio , Sayuri había dejado atrás su miedo entre la vigilia que ambos mantenían , al ser los únicos hechiceros custodiando la gran mansión , debido que Yamato se encontraba protegiendo el Palacio Imperial y el resto de los chamanes estaban desplegados. Una sorpresiva voz le pregunto a Nanami algo que nunca imagino oír de nuevo:

- ¿Todavía crees que soy hermosa?

Nanami respondió sin dudar en una sola de sus células:

-Si , Sayuri -san.

-Supongo que tendré la belleza de una planta sin flores. Siempre soñé que el futuro tenía grandes cosas guardadas para mí. Pasé de eso a no tener nada. Sin embargo siempre me pregunté porque en estos cinco años aún no te habías casado. Me preparaba mentalmente para detener mis ganas de ser grosera con la mujer que descogieras como esposa.

Nanami la miraba fijamente:

-No había razones para casarse-agregó él- si no era con usted.

Las pupilas de Sayuri se contrajeron, sabía de que las cenizas de esos sentimientos existían, pero le sorprendió ver que no eran solo cenizas realmente. Empezó a acercarse lentamente hacia él que la aproximó hacia sí tomándola de las manos.

"Es la esposa de otro"

"Ya no me pertenece"

"No existe posibilidad"

La mujer acalló todos esos pensamientos con un beso y cerró la puerta tras de sí.



Notas del autor:

Una noche de 1923, en una amplia zona de Japón, miles de perros aullaron durante horas sin ningún motivo aparente. Al día siguiente, 1 de septiembre, morían 142.807 japoneses .

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