SEGUNDA PARTE Capítulo 20: Legado y ritual

Noviembre, 1923. Japón

Las circunstancias ya no podían evitarse,el ambiente que recorría los pasillos del Palacio Imperial desembocaría en futuros cambios. El joven emperador con su temple serio y silencioso era capaz de reflejar toda clase de emociones complejas sin mostralas directamente en su rostro.Algo solo esperado de un verdadero descendiente de los dioses.

El combate de los hechiceros contra el fuego de Kanto había sido elogiado por un público que estaba lejos de comprender lo que realmente pasaba.Decenas de hechiceros habían contenido el desastre provocado por Namazu , con lo que para los demás eran movimientos y posturas que indicaban una lucha contra fuerzas invisibles.Pero lamentablemente a pesar de todo lo resguardado los daños no eran despreciables, al igual que los muertos.

Un país casi en ruinas se imponía entre los planes de expansión calculados sigilosamente.Esta embestida de la naturaleza, producto de los desbalamces de energia maldita y el demonio de los terremotos no podria llegar en peor momento.

Al emperador ya le preocupaba el creciente poder de los hechiceros y estaba pensando en retenerlo de alguna manera. Los chamanes eran necesarios para combatir toda clase de criaturas endémicas de la magia de su país pero le eran irrelevantes en un conflicto armado a escala internacional.Por más que considerara complejo, le era más factible un conjunto de armas de último modelo, como bombas que desaparecían una ciudad, que una sola persona de grado especial, cuya existencia era imposible predecir y que tenía su propia voluntad y deseos. Controlar a un hechicero se volvía más difícil mientras más poderoso era. Les eran necesarios pero a su vez contener a semejante gremio conllevaba esfuerzos importantes y demasiada cautela.

Entre las preocupaciones del emperador estaba Yamato Gojo, no solo por su influencia en el mundo de la hechicería sino por su ascenso y ambición. El emperador no era solo un enviado de los dioses sino la única persona del país y del mundo capaz de anular la magia de los demás chamanes: su capacidad de anular técnicas y conjuros le daba el poder absoluto pero a su vez lo volvía alguien que requería protección.De igual manera con la existencia de Geto y Gojo , ya sumaban tres los grado especial actuales.Y considerando el estado actual ya era suficientemente difícil asimilar que dado una situación convulsa fuese él el único que pudiera mantenerlos controlados.
Geto demostraba una lealtad casi inquebrantable, pues había nacido en una familia de soldados al servicio del sol naciente pero Satoru había llegado a este mundo siendo hijo de la familia que menos le convenía al emperador que tuviese tanto poder.

El terremoto de Kanto había sido doblemente catastrófico, le había demostrado que Japón dependía más de los hechiceros de lo que sus planes habían calculado y que posiblemente, desmovilización de los chamanes era un sueño utópico todavía. Los necesitaba aunque amenazaran su poder.

Satoru estaba inconsciente y prácticamente vivo solo porque un conjunto de mikos mantenían un ritual inverso permanente activo para que no pereciera.La única hechicera con ritual inverso capaz de curar a otros estaba desaparecida y el resto no poseían ni ritual inverso capaz de curar a otros, ni fuerza comparable a la del heredero de los Seis Ojos.El ritual inverso del emperador solo podía aplicarse a sí mismo, como un item extra otorgado por los dioses ya que, aunque anular técnicas era un don muy útil, no era precisamente un aval combativo.

Yamato permanecía seguro de que su poder e influencia habían crecido más y más después de la demostración de fuerza al proteger el palacio de las maldiciones del desastre.Su sueño de ver a su descendiente sentado ocupando el lugar de quien no consideraba merecedor del puesto de emperador se veía más palpable.Sayuri había fallado en darle ese nieto con el poder máximo que necesitaba, pero podía estar más cerca que antes, ahora en el vientre de aquella concubina.Absorto en sus planes no logró dinensioanr la gravedad de la noticia de que su hijo permaneciera inconsciente luego de la batalla de contención contra el dios monstruo.

Yamato seguía en negación.Su ambición le impedía entender que la naturaleza no iba a permitir que de ciñera una criatura con tanto poder al cuerpo de una hechicera , que los esfuerzos por hacer que la primera esposa concibiera eran en vano y que había una razón sanguínea en el hecho de que los tres clanes se mantuviesen separados.Era el balance natural de las cosas.Los planes se le escapaban de las manos cuando supo que Utahime había escapado con lo más valioso que poseía su clan y que tanta estrategia le habia costado, después de acierto y error.La mayor arma de los Gojo estaba en estado casi moribundo y no podía ser usado.Como si los problemas no pudiesen acumularse más,los Kamo seguían exigiendo que cumpliera sus promesas y ante toda la presión tuvo que permitir que Sayuri trabajara de hechicera por ordenes del Emperador, algo inaudito para él.

"La ambición siempre es una puerta que lleva a la destrucción."

Esas fueron las últimas palabras que escuchó cuando su golpe de estado para derrocar al emperador fue descubierto y todos los hechiceros involucrados fueron asesinados.Yamato fue consumido por lo que lo había mantenido en pie durante años y había destruido a su hijo y a todos a su alrededor.

El emperador deslizó su mano por el objeto maldito en forma de cubo y lo selló en él por toda la eternidad.La lealtad era el bien más preciado para el descendiente de los dioses y no iba a perder tiempo con quienes faltaran a ella.

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