"Lemonade" [Lemon]

Cuidad Porcelana era hermosa, pese a ser el mayor centro urbano, por no decir que el único en toda la región de Teselia, poseía un brillo particular. Entre los edificios altos se lograba colar algo de luz solar que al chocar con los cristales daba una atmósfera un tanto rara pero encantadora. En cada esquina podías encontrar siempre algún que otro trabajador de las empresas que allí radicaban o tal vez los famosos arlequines de la galería y el gimnasio de Camus, el amante de los insectos.

Y justamente por eso nuestra pequeña protagonista de nombre Touko se encontraba allí, una más de sus medallas, la tercera, era la que necesitaba está vez para avanzar hasta la próxima ciudad donde estaría la modelo a la que tanto admiraba su amiga Bel. De cierto modo Touko estaba ansiosa por llegar a la próxima ciudad, aunque esta tuviese su atractivo. Quería ver por su cuenta el parque de diversiones del cual era tan famoso Mayólica, y la noria gigante y llena de luces era algo que le encantaría ver. Pero como sea, aún no podía ni tenía el valor de enfrentar a Camus en combate.

Lo cierto era que sus pequeños acompañantes estaban algo cansados y no creía que tuviesen la fuerza suficiente para derrotar a Camus sin salir lastimados, y pese a no saber porque le costara admitirlo, estaba de cierto modo de acuerdo con ese chico extraño de nombre N; no querer que su equipo termine dañado, eran sus amigos después de todo.

Decidida fue hasta el Centro Pokemon que vio a primera vista, siendo el único edificio que resaltaba de rojo entre los grises habituales de los rascacielos. Corriendo por toda la avenida bajó hasta que las puertas de cristal le dieron paso al interior, habían varias personas pasando el rato mientras que otros estaban comprando pociones y balls, y tal vez uno que otro llamando a sus amigos en el piso superior.

El mostrador estaba vacío y quien la recibió de frente nada más poner un pie dentro del local fue la simpática enfermera de cabello rosado acompañada por un pequeño audino de tonos violaceos y ojos verdes oscuro. Un audino extraño y distinto a los demás, uno especial sin dudas: un shiny, esa variedad tan deseada y buscada por muchos entrenadores, como si fuese algo de lo que presumir.

Una vez más Touko se encontró coincidiendo en pensamiento con al aquel extraño joven de cabello verde. Molesta por la jugada que le hizo su propia mente sacudió su cabeza levemente causando cierta gracia en quien la contemplaba expectante de algún pedido.

La enfermera de nombre Joy sonrió cuando se percató del sonrojo que cubrió las mejillas ajenas en tono de vergüenza y pena por su raro actuar, luego dio paso a palabras tranquilizadoras para recibir a la joven entrenadora que ahora se encontraba frente al mostrador del centro.

-Mi nombre es Joy, creo que tal vez ya lo sepas, todos acostumbran  saberlo- Un ligero gemido risueño cubrió Joy con una de sus manos mientras contaba a la contraria la obvia historia de sus hermanas y primas de otras regiones. Todas Joy quien lo diría.

-¡Yo soy Touko! ¡Estoy aquí completando la pokedex, acabo de cruzar el puente y me gustaría que mis amigos se recuperaran!- El tono animado de la chica de coleta hizo sonreír y contagiarse de esa energía a quien la atendía mientras recibía las pokeballs de la niña.

-¡Que coincidente y más hermosa manera de llamar a los pokemon!- Comentó la enfermera mientras ya con sus cinco pokeballs en la mano caminaba hacia la máquina que restauraba mediante rayos láser la salud de los pokemon; si alguno tuviese heridas o algo más que cansancio sin duda tendría que pasar una temporada en el hospital, aunque no parecía el caso.

-¿Coincidente?- preguntó Touko extrañada de la forma de actuar de la contraria mientras veía como hacia su trabajo cuidando el más mínimo detalle

-¡Sip~!- Dio su respuesta sin mirar a la persona que escuchaba mientras su vista seguía fija en el panel que le indicaba cuando estuviese terminado el proceso -Hace unos minutos, antes de que vinieras aquí, un chico apuesto entró por la puerta- Esta vez si giró su rostro a la niña que escuchaba atenta a la historia aún sin mostrar una emoción más allá de la de escuchar algo interesante.

-Era joven de tal vez unos veinte años, entró apenado mientras miraba a sus pokeballs; parecía su primera vez en un centro pokemon pero aún así tenía unos pokemon muy fuertes. Mencionó algo de que era la primera vez que le derrotaban y lastimaban a sus amigos y que por eso había venido- Touko dio un pequeño salto cuando oyó el sonido que hizo la máquina dando la señal de que había terminado mientras que Joy con cuidado agarró las 5 balls y se las fue entregando a su dueña.

-¿Cómo era ese chico?- La curiosidad pudo con Touko aunque sabía que no era de su incumbencia pero una pequeña parte de ella tenía un presentimiento que no podría catalogar como malo o bueno, sólo estaba ahí.

-¿Algún conocido tuyo?- Ladeó la cabeza sonriente la chica de rosa mientras hacia un gesto de agradecimiento por la visita a la chica de coleta -Recuerdo que llevaba el cabello de un color muy raro por esta zona, diría que es de otra región incluso, aunque no estoy segura. Verde, si, su cabello era un verde claro-

La cara de Touko mostraba la más pura emoción de sorpresa y a la vez algo más difícil de demostrar. ¿Enojo tal vez?

-¿Le conoces?- Interrogó la chica de Rosa mientras veía como otro entrenador entraba por la puerta y se paraba justo detrás de Touko presentando una muy mala cara debido a que ambas charlaban; Touko no tuvo más opción que quitarse del lugar donde estaba pidiendo disculpas y rápidamente dándole las gracias a la señorita enfermera que había atendido a su equipo y salir disparada corriendo en dirección a la puerta.

N estaba ahí. Tenía que ser el, no podían existir tantas personas con el cabello de ese color y refiriéndose a los pokemon como amigos, tenía que ser el. Y sin saber porque la emoción de querer buscarlo y combatir de nuevo para ver su sonrisa y también sonreír se apoderó de Touko. Se maldijo internamente por un segundo y chasqueó su lengua en su boca mientras se paraba de seco justo en la esquina de la avenida. ¿Por qué quería ver su sonrisa? ¡Acababa de conocerlo hace sólo un par de semanas atrás! Avergonzada y enojada consigo misma se dispuso a seguir el camino está vez más calmada pero de repente un grito detrás suyo la detuvo.

La voz de la enfermera del centro pokemon del cual había salido hace minutos la llamaba. Cuando se giró encontró frente suyo a una sudorosa y cansada enfermera que parecía haberle ido haciendo carrera desde que salió del lugar. En sus manos llevaba una pokeball.

-¡Touko!- Dijo entre jadeos la de cabello rosa mientras ganaba la compostura, parandose frente a la contraria - Me gustaría pedirte un favor

De parte de Touko sólo hubo un movimiento de cabeza que le hacia entender que prosiguiera con su pedido. Y así lo hizo. Joy extendió la pokeball frente a la menor y se la entregó en sus manos.

- Me gustaría que mi Audino estuviese contigo, que explore nuevos lugares más allá de estar encerrada en el centro pokemon todo el día teniendo que ayudarme. Me gustaría que tu lo tuvieras para que viera el mundo- Touko no pudo evitar tener una sincera expresión de sorpresa, asombro y casi admiración.

-¿Me estas pidiendo que cuide de ella?- Joy asintió sonriendo

-A partir de hoy ella es una más de tus amigas, espero que cuides bien de Fluuf si es que aceptas- Joy parecía nerviosa y a la vez feliz, estaba entregando a su preciada amiga a alguien, pero por el bien de su amiga. No era justo estar confinada a cuatro paredes cuando habías nacido libre para correr

-¡Me encantaría! ¡Cuidaré muy bien de Fluuf!- La sonrisa que se pintó en el rostro de Touko fue una sincera y de agradecimiento por la confianza, la que estaba frente suyo también sonrió desmedidamente

-¡Muchas gracias, estoy segura de que estará feliz a tu lado! Sólo ven a visitarme de vez en cuando o creo que la extrañaré demasiado, pero estoy feliz por ella. Bueno ahora debo irme, espero que nos veamos pronto nueva amiga- Y con esas palabras de despedida la de cabello rosado desapareció en la calle entrando al centro pokemon

Touko por otro lado, saco a Fluuf a que la acompañara en el camino mientras su curiosidad de explorar era saciada. Fluuf dio un gritillo de felicidad al ver a su nueva compañía mientras se paraba junto a su entrenadora para acompañarla en el camino

-¡Mucho gusto Fluuf! Exploremos juntas está maravillosa ciudad ¿quieres?

Y como si de una respuesta afirmativa se tratase la pequeña audino dio un par de saltos y se dispuso a acompañar a la chica castaña

Touko decidida a explorar la ciudad comenzó a caminar. Habían muchas avenidas y calles, algunas muy concurridas y otras desoladas, se paseó por cada tienda que encontró e incluso vio una heladería pero la señorita que atendía a los clientes dijo que estaban cerrados que esperaba a un clima frío para vender su helado; cosa que le causó un tanto de gracia a la entrenadora de gorra rosa. ¿Esperar a invierno para un refrescante helado siendo verano? Rara manera de vender.

Otro local que llamó su atención fue uno que parecía una pequeña tienda, pero cuando trató de entrar lo encontró cerrado, así que prefirió seguir por ese mismo callejón hasta el parque. Tenía ganas de sentarse y relajarse un poco cerca de la fuente que podía oír a lo lejos.

Justo cuando llegó al parque y se dispuso a llegar a uno de los bancos un chico moreno que estaba bailando cruzó mirada con ella. El muchacho pidió su ayuda y la retó a un combate, aunque un tanto difícil pudo ganar sin tener a ningún amigo debilitado. El que vestía verde y tenía el pelo encrespado le pidió que buscara a amigos para formar un grupo de baile.

El joven explicó lo mucho que le gustaba bailar y compartir esa pasión con alguien, mientras Touko escuchaba su petición con una sonrisa pudo ver como cada palabra que el decía era verdadera. Decidió ayudarle a buscar luego de que terminaran de hablar.

Y así lo hizo la pequeña castaña, encontró al primer miembro y le guió al parque luego de un combate, estaba bastante lejos de ahí. El segundo miembro lo encontró en el callejon donde había visto la pequeña tienda cerrada, una vez hablo con el y batalló ganando este se fue corriendo feliz al enterarse de que estarían en un grupo de baile, era algo que había amado hacer desde hace mucho tiempo.

Con una sonrisa de despedida el chico vestido de verde desapareció al final del callejón. Una vez con su tarea cumplida Touko analizó más el lugar donde estaba, dio una pequeña mirada a Fluuf quien había permanecido a su lado todo el tiempo e incluso combatido feliz. Luego miró su entorno de nuevo y vio como ya los rayos naranjas se apreciaban en lo alto de los edificios indicando el ocaso.

Pudo ver como el señor que le había entregado una máquina técnica antes debido al pequeño susto que le había dado ya no estaba, supuso que regresó a su casa tal vez para estar con su familia aunque no era algo en lo que debiera entrometerse. Se dispuso a caminar hacia el parque por una última vez para luego tal vez pedir una habitación en el centro pokemon y tomar un merecido descanso junto a sus amigos.

Justo cuando estaba a punto de salir del callejón los dos hombres que conversaban entre risas en la esquina la miraron fijamente.

Touko dio un pequeño salto de momento, pero luego les sonrió a modo de saludo. Ambos hombres se miraron y luego le sonrieron de vuelta mientras se le acercaban a conversar.

-¡Hola señorita! Ha pasado mucho por aquí hoy, es extraño que transiten mucho por aquí los visitantes- mencionó el primero y más alto de los dos mientras sonreía amablemente esperando que su compañero también hablara.

-¡Ya sé! Señorita, hace un rato querías entrar a nuestro local ¿no?- preguntó el bajo de traje negro mientras Touko miraba a la pequeña tienda y sonreía esperanzada con estrellas en los ojos

-¿Ese es su local? ¡Quería verlo, se ve muy bonito!- mencionó inocentemente la joven de ojos azules mientras llevaba sus manos a su pecho feliz

Los hombres volvieron a mirarse mientras a paso lento le indicaban a la chica que los acompañara para verlo, tal vez tomar un café o alguna bebida y pasar el rato para que luego se fuera tranquila y feliz a casa. O al menos eso habían dicho ellos.

***

-¡Aquí tiene joven dama acalorada! Una limonada cortesía de la casa~

Touko se encontraba dentro del acogedor local, tenía varias mesas y un pequeño bar, no había nadie excepto por esos dos hombres vestidos ahora con un delantal sobre sus ropas mientras la atendían amablemente y conversaban. Todo parecía perfecto, pero como sea, nunca te fíes de aguas tranquilas, pueden resultar en torbellinos de repente.

Touko probó el primer sorbo de su bebida y sintió un sabor raro, parecía amargo pero dulce a la vez; decidió no darle importancia y no rechazar la hospitalidad ajena. Era algo a lo que estaba acostumbrada desde que nació debido a la amabilidad de todos en su pequeño pueblo natal. Cuando ya terminó por completo el vaso sintió de repente un extraño calor provenir de su cuerpo, un calor que le hacia marearse de repente, algo que no había sentido antes.

La audino que se encontraba junto a ella la miró extrañada cuando vio a su entrenadora levantarse preguntando por el baño mientras parecía no poder tenerse en pie. Un extraño sentimiento de peligro detectó Fluuf a la vez que el largo de sus orejas vibraba; tenían que salir de ahí ahora.

La pequeña pokemon tiró de una de sus manos a su entrenadora usando sus patitas, tratando de enseñarle así la salida pero uno de los hombres fue mas rápido y se metió en medio tomando a la chica por los hombros mientras delicadamente la iba empujando hacia atrás para terminar recostandola en la mesa quedando sobre ella.

-Shhh, señorita no se preocupes nosotros la trataremos bien- El tono amable del joven fue reemplazado por uno de cinismo y lujuria mientras se subía en la mesa quedando sobre ella, cosa que alarmó los sentidos de Touko a pesar del estado de al parecer embriagues en el que estaba, trató de huir al darse cuenta de lo que sucedía o lo que pensaba que pasaría.

Hizo un intento de levantarse pero dos fuertes brazos tiraron de sus hombros obligándole a caer en la mesa de nuevo mientras su cabeza colgaba esta vez fuera quedando justo frente al pantalón del otro tipo. Asqueada ante la situación pese a su estado comenzó a forcejear mientras negaba con la cabeza pero ambos tenían más fuerza. Por otro lado Fluuf intento sacarlos de encima de ella usando placaje pero le resultó tarea imposible aunque si pudo llamar la atención de uno de ellos quien se dispuso a atraparla.

El hombre que estaba sujetando a Touko sobre la mesa veía como el otro perseguía a la criatura por toda la habitación hasta que esta saltó por una pequeña ventana superior accediendo a la calle.

-¡MALDICIÓN! ¡Va a buscar ayuda!- Exclamó el que perseguia a Audino y mientras el nerviosismo se apoderaba también del otro hasta que reaccionó al sentir que la chica bajo el había usado su momento de distracción para proveerle un rodillazo justo en la entrepierna haciéndole caer a un lado sujetando el lugar que le dolía.

Por otro lado Touko como un lince se levantó del lugar y trató de llegar hasta la salida pero un tirón de su cabello se lo impidió haciendola retroceder con un gemido de dolor. El que antes había perseguido a la Audino se encontraba ahora sujetandola del cabello hasta levantarla un poco del suelo.

El hombre al cual le habían propiciado el golpe se había incorporado para, sin ninguna piedad, a puño cerrado y con toda su fuerza golpear a la joven entrenadora directo bajo su pecho.

Un grito ahogado y unas gotas de saliva salieron de su boca a la vez que era soltada por el otro y caía al suelo con la mente en blanco.

***

Un pequeño audino shiny corría por las calles camino al centro pokemon en busca de su antigua entrenadora con la esperanza de que pudiese ser de alguna ayuda.

Las personas que le vieron salir del callejón se sorprendieron pero supusieron que se trataba del pokemon de algún entrenador así que no le prestaron luego mucha importancia.

Jadeos se notaban salir del pequeño animalito a unos pasos del centro pokemon pero justo cuando fue a llegar chocó con alguien mientras sin aguantar pequeñas lágrimas se formaban en sus ojos.

Frente al audino estaba un joven, alto y delgado pero aun así fuerte, con un aire maduro pero a la vez inocente. Una cabellera verde revoltososa era cubierta por una gorra negra y blanca mientras de sus caderas colgaba un cubo de rubik dorado y de tonos verdes. El joven sorprendido por la voz angustiosa que oyó venir del audino no dudó en agacharse y ver que le pasaba.

N agachado a la altura de la pequeña criatura posó una de sus manos sobre su cabeza mientras sonreía amablemente esperando que su compañero hablase. Luego de eso prefirió no haber oído lo que dijo.

"¡Ayuda a mi entrenadora por favor!"

N prefería no meterse en asuntos con personas o que no tuviesen que ver directamente con uno de sus amigos; pero el tono de súplica y el llanto del pequeño pokemon no cesaba

-¿Qué le pasó a tu entrenadora? ¿Dónde está?- cuestionó el de orbes cielo nublado viendo la sorpresa en la expresión del pequeño pokemon, pero la sacudió de si mismo cuando dijo lo que sucedía.

"¡En el callejón! ¡Unos hombres sospechosos están abusando de ella! Escapé como pude para pedir ayuda"

El pánico se notaba en el tono del pequeño animalito mientras temblaba por el bien de su acompañante y entrenadora. Sin saber porqué todo pensamiento del peli verde giró en torno a la chica de orbes azules y mirada desafiante a la cual sus pokemon amaban. Pero era imposible, aunque también fuese una entrenadora debía ser otra persona, Touko no tenía un audino, ni eran fáciles de encontrar y menos shiny o en esta zona.

El joven sacudió su cabeza de un lado a otro y se puso de pie mirando al pokemon.

-Muestrame el camino. Te ayudaré- su voz amable hizo sonreír de alegría al audino quien sin pensarlo un segundo empezó a correr en dirección al callejón de antes, feliz de haber conseguido lo que veía como una salvación.

N siguió al pokemon hasta el lugar mientras veía lo oscuro que se tornaba todo debido a la noche, una vez llegaron el pequeño señaló una puerta roja con un letrero de café al lado. Sin pensarlo mucho N se aproximó al lugar rápido y justo cuando fue a tratar de abrir la puerta pudo oír una voz femenina demasiado familiar aunque sólo la había escuchado un par de veces y seguido de esta un gemido de dolor de dicha persona como si le hubiesen golpeado en algún lugar.

Sin pensarlo mucho con su propio cuerpo derribó la puerta para encontrar una escena que prefería no haber visto, mucho menos con esa persona.

Algunas de las pocas mesas estaban caídas y botellas rotas por el suelo mientras dos hombres abusaban físicamente de una persona muy familiar.

Touko se encontraba sujetada por el más alto mientras el menor de los dos parecía haberla acabado de golpear con el puño en el estómago, se notaba en el rostro femenino. Ambos hombres tenían los pantalones desabrochados y el que estaba frente a Touko parecía haberla despojado de sus shorts, y haber desgarrado la blusa blanca y sostén de la chica quedando ahora en el suelo mientras aún conservaba algunos pedazos colgando de sus brazos y pecho. Todo esto mientras parecía sujetar la ropa interior femenina.

La ira y el desconcierto lleno al joven en la puerta y sin pensarlo dos veces sacó una de sus pokeballs y su fiel Zoroark salió disparado un tanto sorprendido de la situación pero aún así lanzando un rugido amenazador.

Ambos hombres al ver al pokemon soltaron con brusquedad a la chica mientras escapaban por una puerta trasera casi innotable que estaba en el bar. N prefirió dejarles escapar que perseguirlos ya que había algo que llamaba más su atención.

Cuando vio a la chica de pelo castaño tirada en el suelo notó como el audino usaba pulso cura en ella, trataba de ayudar a la persona que le importaba. No pudo evitar tener sentimientos encontrados sobre su objetivo pero se acercó también a comprobar el estado de la joven.

Con delicadeza una vez agachado a su altura la cubrió con la camisa blanca que llevaba sobre su suéter negro, y la giró quedando bocarriba para abotonarla y a pesar de la vergüenza leve que sentía por encontrarse así a lo que llamaría su rival. Una vez cubrió el pecho expuesto de la de orbes azules mar notó como la expresión en su rostro permanecía en blanco como un muerto... se había desmayado del golpe que le había propinado ese sujeto aún manteniendo los ojos abiertos.

N se maldijo por no llegar antes.

Analizando bien a la chica en sus brazos pudo ver tenía las manos marcadas del agarre que le dieron así como algunos moretones y leves arañazos en sus mejillas pero el que más le llamo la atención era el moreton que tenía en la parte superior del abdomen y baja del pecho; lo había notado mientras la vestía. Le preocupó mucho sin saber el motivo.

"¡Gracias por salvar a mi entrenadora! El pequeño audino sonreía aliviado ahora que sabía que ella ya no estaría en peligro, parecía exhausto.

-¿Quieres que te lleve al centro pokemon para que descanses? También la llevaré y dejaré en una habitación...- Dijo N con voz serena al pokemon, este asintió y por su cuenta se metió en su pokeball que estaba junto al bolso de la chica en el suelo.

N por su parte regresó a su amigo zorro a su pokeball y lo guardó no sin antes agradecerle por su buena ayuda y disculparse por usarlo, tomó con una de sus manos el bolso de Touko mientras cargaba entre sus brazos a la chica y se dirigió al centro pokemon para hacer lo que ya había mencionado.

Una vez llegó al lugar le recibió la misma enfermera que hace unas horas había visto para restaurar la salud de su equipo. La joven mujer de cabello rosa parecía tener una extraña sonrisa al verlos juntos.

-¿Señorita le quedan habitaciones disponibles?- la voz del peli verde era extremadamente amable y de un tono pacífico pero Joy pudo escuchar preocupación en ella mientras la mirada contraria bajaba una y otra vez a la persona en sus brazos que vestía su ropa.

-Nos queda una habitación simple libre, si es para usted y Touko creo que no tendrían problemas en usarla; pero debo advertirle joven entrenador que es muy mal visto el que una dama y un hombre pasen la noche en un mismo cuarto- La voz de la enfermera sonaba amenazadora pero a la misma vez juguetona por algún motivo, como si sólo lo hubiera dicho en broma; cosa que N no pasó por alto a pesar de no entender mucho a lo que se refería la mujer con esas palabras.

Luego le pasó algo por la mente, algo que desde que era pequeño había escuchado de parte de sus hermanas en el palacio. La sociedad tenía unas cuantas normas para la convivencia de un hombre y una mujer y sobre todo muchas cosas más que parecían bastante serias. N no conocía mucho las relaciones entre personas y las únicas con las que había estado alguna vez en la misma habitación por un tiempo eran las jóvenes musas pero como sea eran su familia.

El peli verde miró una vez más a la joven en sus brazos mientras pensaba que hacer. No quería ser tan informal de dejarla sola aunque fuese en el centro pokemon pero tampoco pretendía pasar la noche a su lado rompiendo una de las reglas que sus hermanas le habían puesto por puro respeto ante otras personas. Según había entendido era de mala educación dormir con alguien que no fuese familia o tuviesen otro tipo de relación la cual se confirmaba con el casamiento y permitía a un hombre y una mujer estar juntos; aunque la verdad no entendía en que sentido.

N miró a la enfermera.

-No se preocupe, no pienso pasar la noche con ella, es su espacio personal. Además no creo que se sienta muy feliz de verme...- el joven de ojos cielo bajo la cabeza recordando el hecho de que el era su principal enemigo aunque ella no lo supiese. Por un momento y sin notarlo un horrible dolor se apoderó de su ser pero una voz femenina le sacó del trance.

-No hay necesidad de ser tan formal joven entrenador, venga sigueme por aquí, los guiaré a la habitación

Y así hizo, N siguió a la enfermera Joy durante todo el recorrido viendo como caminaban bastante, pudo contar al menos quince habitaciones distintas las cuales tenían carteles de ocupado en el exterior o algunos colgando de la puerta que decían no molestar.

La enfermera de cabello rosa se detuvo frente a la última puerta del pasillo, está tenía un número 18 en el exterior junto a la placa que decía "desocupada"

Abriendo la puerta hizo señas a N para que entrase mientras ella se quedó en el marco de esta. Cambio el letrero esta vez a ocupado e hizo una pequeña reverencia.

-No se preocupe por la paga de la habitación, lo puede hacer al salir. El desayuno estará a las 8:00 am y si aún no han cenado pueden bajar al piso inferior donde está la cafetería comedor y pedir algo rápido de comer- luego de estas palabras con un tono extremadamente cálido la enfermera hizo otra reverencia más y se fue cerrando la puerta no sin antes decir un cordial "buenas noches" dejando solos a ambos.

N analizó la habitación un poco y en cuanto miró la cama no dudó en colocar lentamente en ella a la chica, con sumo cuidado. Justo cuando la colocó sobre el suave colchón vio como esta se giraba de lado acomodandose, eso tranquilizó al joven, comprobando que dormía.

El de ojos cielo nublado colocó el bolso ajeno sobre la pequeña mesa del cuarto mientras en su cabeza se cuestionaba aún el si irse o no.

***
Ya era pasada la media noche y un joven de cabello verde claro aún se encontraba en el centro pokemon, había decidido permanecer ahí pero manteniendo la distancia y sólo entrando al cuarto a ver como se encontraba su ahora compañera.

Había bajado a la cafetería a tomar un té para calmarse un poco y despojarse de la extraña preocupación que empezaba a mostar por la joven que dormía plácidamente. Ahora se encontraba a unos pasos de la puerta ajena dispuesto a abrirla, una vez lo hizo lo primero que captaron sus oídos fueron unos pequeños sonidos extraños que no sabía porque generaban algo raro en él pero decidió no darle importancia.

Una vez ya cerca de la chica pudo ver como esos ruiditos provenían de sus labios mientras sus mejillas estaban teñidas de rojo y su pecho subía y bajaba rápidamente como si tuviese una pesadilla.

N asustado se sentó en la cama a su lado y trató de despertarla pero eso fue lo peor que pudo haber hecho en ese momento. Ya no habría vuelta atrás a lo que estaba apunto de desatarse.

Delicadamente colocó sobre su frente una de sus manos comprobando si tal vez tuviese fiebre o algo mientras luego la tomaba con ambas manos por las mejillas para pegar su frente a la suya y sentir la temperatura, pero unos ojos mar sorprendieron al chico de cabello verde al abrirse. 

-¡T-touko!

***

N no sabía que pasaba, tampoco recordaba quien era o su objetivo de liberación de los pokemon, sólo podía estar inmerso en el profundo y abrumador sentimiento que le propinaba el estar unido a la pequeña chica debajo suyo que le atrapaba con sus piernas. Era algo que en su joven vida de 20 años no había sentido antes y no le dejaba ser capaz de construir una simple frase coherente más allá de una súplica por más que no quería dejar salir de sus labios. Nunca había pensado que el contacto físico con otro ser humano se sentía tan bien, pero un pequeño sentimiento de culpa cayó en su mente cuando recordó las palabras de sus hermanas.

-Q-quiero decir, esto es lo que hacen las parejas casadas... Nosotros no deberi- pero la oración que trató de formular sin ser interrumpida por ninguno de sus jadeos o gemidos termino siendo cortada por un sonoro jadeo de su parte en cuando Touko movió sus caderas hacia el atrapandole más con sus piernas y su dulce voz distorsionada por el placer.

- Si lo pones de esa manera... entonces Te amo N, siempre lo he hecho...♡- La suave y llena de gemidos voz de Touko empujó a su contrario al límite haciéndole moverse una vez más rudamente sin poder tener nada de autocontrol aunque así lo deseara. Touko no pudo evitar sonreír en una expresión llena de amor, placer y lujuria.

-T-touko yo- Otra vez trató de detenerse a sí mismo tratando de olvidarse del abrumador placer que parecía controlarle pero otra vez Touko trató de guiarlo al límite  de su cordura.

-Natural~♡- Touko pronunció palabra entre gemidos captando toda la atención del contrario al oir por primera vez su nombre provenir de los labios femeninos -Viéndote justo ahora, tratando de no sucumbir al placer, tratando de no ser rudo conmigo, tratando de controlarte a ti mismo; no puedo evitar mas que amarte por eso

Las palabras de la joven de cabello castaño activaron un pequeño interruptor en el contrario haciendo que la mayor parte de su vergüenza cediera y se unieran ambos en un jadeante y apasionado beso mientras la mente del peliverde trataba de responder a las palabras anteriores aunque ella no pudiese oírle.

"No puedo evitar amarte también, Touko"

Los fugaces pensamientos de N junto al calor de su cuerpo solo le hacían avanzar más y sucumbir a la locura mientras sus sentimientos puros llenaban su cabeza.

"Cada parte que has tocado está ardiendo ahora mismo, estoy ahogandome en ti. A pesar de que no lo entiendo del todo"

Y justo como el pensaba lo sentía, cada lugar de su cuerpo por el cual había pasado el tacto femenino parecía arder en unas llamas infernales que sólo avivaban el deseo lujurioso en su interior y las ganas de dejarse devorar por él. Sentía que se ahogaba pero aún así quería seguir sintiéndolo, era algo obsesivo que aumentaba con cada estocada, se preguntaba en lo profundo de su mente si realmente llegaría a entender ese sentimiento o si podría comprender los de Touko, pero sólo sabía algo de lo que estaba seguro. No quería dejar ir el calor que le propiciaba el cuerpo delicado de la chica que lo abrazaba.

(SORRY ESTÁ INCOMPLETO)

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