Extra 4


El hijo de Satoru no había nacido aún.No sabían nada de él o ella excepto que llegaría al mundo resultante de su batalla de navidad.

Utahime se sentía abrumada.Se preguntaba si antes de saber que estaba embarazada el futuro padre tenía esas capacidades ocultas de ver en su interior.¿Estaba siempre desnuda delante de él sin saberlo? :

- Utahime ... ¿estás sobrepensando otra vez?

Gojo sabía perfectamente cuando estaba pensando de más: ella fruncía el seño y las comisuras de su boca se tensaban ligeramente.Esa era la señal de que aunque estuviesen comiendo o tomando un baño juntos, el centro de control bajo ese cabello violeta oscuro estaba trabajando en exceso.

Utahime se puso de espaldas obedeciendo a la segunda vez que él se lo habia dicho y que ignoró por una sesión de sobre pensamientos.Gojo deslizó más jabón por el cuello de ella que se estiró ligeramente como si recibiera un masaje.No pudo contener las ganas de abrazarla y acariciar sus mejillas sonrojadas.Él ya se había enguagado por lo que abrazar la piel jabonosa de su futura esposa implicaría tirar los últimos minutos del baño.Pero para Utahime era mucho peor , lo que antes le hubiera provocado apartarlo exageradamente solo le generaban ganas de pedir mucho más.Esta guerra entre su orgullo y sus hormonas tenía que detenerse.

El vapor en el baño nublaba el cristal del espejo y la temperatura del invierno no llega hasta allí. Satoru había logrado estar a tiempo esa noche , antes de que ella quedara dormida en la mesa junto a la cocina ignorando toda recomendación de acostarse temprano.Ya Hime se había bañado pero no quería desaprovechar un segundo lejos de él, nadie se ha muerto por bañarse dos veces en una tarde.

Utahime había subido 6 kiligramos: nunca había pesado tanto en su vida.Los abrazos eran un objeto de contrabando muy demandado esas últimas semanas.Quería sentirse segura y bajando su orgullo a niveles nunca antes vistos, buscaba el calor de la piel de Satoru. Se juntaba a él como un gato que busca bajo de un kotatsu protegerse del frío.Diez de cada diez veces lograba su objetivo.

Satoru tuvo que aprender a cerrar su boca enorme y resistir la tentación de recordarle que el pecho sobre el que le gustaba dormir,después de haber prometido quedarse despierta durante toda la película, era el del adolescente insolente al que nunca le respondía las llamadas y siempre dirigía al buzón de voz.

Utahime ya tenía suficiente castigo con las burlas de Shoko al respecto. Gojo aprovechaba ese momento para acercarla más, la sensación de querer estar más unidos nunca parecía sacearse.

La vida cambiaba muy rápido y cada segundo de esos años de espera había valido la pena.Una parte de él siempre lamentaría haber esperado tanto, pero no estaba seguro que de haber sido el confesando sería correspondido.Gojo nunca olvidó como en la academia , cuando ella se peinaba con dos coletas bajas, la vio mirar la pantalla de su teléfono con desagrado mientras leía uno de sus mensajes.Hoy podría presumir de como, si se retiraba de un beso mucho antes de que ella quedara satisfecha, disfrutaba de unos ojos ámbar suplicantes mirándolo.La Utahime de 19 años se mordería la lengua hasta sangrar de la vergüenza.

¿Estaba apretándola demasiado?¿Cómo si tuviera miedo?¿o lo tenía? Físicamente era imposible estar más juntos, piel con piel.Al cuerpo sensible de Utahime le gustan las rutinas, demasiado tradicional incluso cuando no era necesario. Él acariciaba suavemente los glúteos a través de los shorts cortos que había comprado para ella.

Una de esas noches de camino a casa vio una tienda. Acostumbrado a la ropa lujosa , no le provocaba nada entrar.No conocía ese lugar,pero por alguna razón entró. Se había enterado hacía poco de que sería padre por primera vez. Sin haber esperado nunca llegar lo suficientemente lejos en longevidad para que ser padre fuera algo esperable. Pero estaba allí con 29 años, lo suficientemente mayor para ser felicitado por ello en vez de regañado y con una mujer de la que se sentía intensamente orgulloso.

Por los pasillos iluminados de un amarillo tenue se repetía a sí mismo las palabras que tanto le cambiaron por dentro. Lo irreal que se veía Utahime enseñándole la pruebas con sus ojos humedecidos pero conteniéndose, como si llorar estuviera mal. Normalmente Satoru siempre podría dar una predicción acertada de cuando lloraría.Nunca solía fallar. Pero en ese momento no sabía que decir. Luego de unos segundos era él quien estaba haciendo el esfuerzo (inefectivo) por no derramar lágrimas.Los dos terminaron abrazados y Gojo conservó la prueba hasta que las líneas se desdibujaron. Las rayas se habia vuelto rosas y luego habían desaparecido, pero no se podía decir lo mismo del nuevo inquilino en el cuerpo de su mujer.

¿Había un bebe más deseado que el suyo? Él estaría dispuesto a discutir con cualquiera que lo dudara.Y a la vez se preguntó como pudo creerle a Utahime que no quedarían embarazados. Él solo había sido persuadido por la cara seria y hasta melancólica con la que se lo había dicho. Con esa cara le hubiera creído con gusto cualquier cosa.

La tienda no era de poca monta, aunque carecía de la vendedora con uniforme que lo convencía de gastar más de lo que debía.

Vio a una pareja feliz escogiendo ropa.La mujer exhibía un vientre como el que Utahime empezaría a tener a finales del próximo mes y Gojo no pudo evitar quedarse viéndolos con emoción.Escogían prendas cómodas para ella y no podían desapegarse uno del otro.

Gojo quería lo mismo, disfrutar de recibir los insultos de Utahime por abusar de la confianza y su paciencia delante de todos. Hacerla enojar por tocarla en exceso en público estando embarazada.Hacerla tener pensamientos impuros lejos de toda el aura mística y curiosamente virginal que emanaban las mujeres en esa condición.Si ella llegaba a verse así , como la mujer frente a él, todos sabrían que habían dormido juntos.

Pero Utahime no estaba allí y la batalla no sería tan lejos en el futuro como para estar absolutamente convencido que vería esa curva tan hermosa en el abdomen de ella. El embarazo hacía que el anonimato de su relación tuviera fecha de caducidad. Cuando su vientre empezara a crecer no habia nada que esconder.

Él tenía que proteger a todos, incluido el hijo de la pareja frente a él. Y para eso era posible que su propio niño, que luego de mucho tiempo había concebido con la mujer que amaba, no tuviese padre.

Para Satoru, excepto en épocas de su infancia, nada de sus deberes le parecía inadecuado. Nunca huyó de su destino .Pero pensar en Utahime yendo a esta misma tienda mientras el resto venían acompañadas lo llenó de angustia.No había hecho ese niño sola como para no necesitarlo.

Luego de pensar en eso e inspirado por los enamorados frente a él decidió imitarlos y hacer unas compras.Se fiaría de lo bien que conocía el cuerpo de Utahime y calculó un poco más.

Llegó a casa y Utahime estaba usando una de sus camisas: ¿la razón? El dueño de la prenda y que el olor la calmaba.Gojo siempre olía muy bien:

-La compraste ...¿para mí?

-Si- sonrió travieso.

Utahime luego del baño con él se la probó.Gojo estaba disimulando mientras tenía el cabello blanco mojado y la toalla cubriendole las caderas.A Utahime no le gustaba que la miraran fijamente, al menos mientras no estaba excitada. Ella tomó un short ancho y una sudadera azul. Eran muy bonitos y tenían espacio suficiente para que sus 6 kilos que ahora eran un poco más no se sintieran demasiado.Gojo era pésimo actor, así que no pudo disimular por más tiempo:

- Que linda te ves.

Utahime sonrojada volteó a verlo.

-¿De verdad?

-Si.Ven.-suplicó él

-Me acabo de vestir....

Gojo no sabía que Utahime conocía sus intensiones primero que él.Pero como pésimo actor volvió a disimular.

-Son como los deportivos.No es necesario que uses ropa interior - mintió

-Y tú que sabes ?

-Le pregunté a Google.

- ¿Y qué más le haz preguntado?

- Si puedo embarazar a una mujer que ya está embarazada.

-Idiota, claro que no puedes.

-Si, es una lástima....- hizo un puchero falso.

Había un pequeño obstáculo que se imponía entre la felicidad de descubrir que bajo la tela no había nada más que la cubriera y que la película dejaría de ser la trama importate en esa habitación.Utahime levantó su rostro para mirarlo a los ojos y ver que él, deseoso de ternura, la miró como un cachorro abandonado.Táctica que demostró para Utahime que no siempre guerra avisada no mataba al soldado. Este soldado siempre caía en batalla , en posiciones diferentes , pero una derrota es una derrota y Gojo se mantuvo sosteniendo fuerteme mientras los créditos de la película terminaban y el interior de ella se llenaba. Le daba un beso en la mejilla de disculpa con una sonrisa pícara y se aseguraba que ninguna de sus ropas estuvieran al alcance de sus manos para que no intentara subirse. Dejaba en la calefacción el deber de cuidarlos: no necesitar más cobija que su cuerpo.

Los huesos de las caderas de Utahime ya no sobresalían dulcemente y la línea que llevaba desde el ombligo hacia su lugar favorito ya no era tan plana como antes.

Era su pequeño cachorro, su regalo del tamaño de un limón que dormía dentro de su mamá y sacaba de ella lo más tierno y visceral. Y no solo de ella, Shoko había preguntado si alguien iba a compensarla porque tenía que dejar las adicciones por al menos 2 años. Mei Mei recomendó que se puede pedir una compensación ación económica. Pero Shojo se enojo y decidió no pregunta más mientras se bebía su cerveza,un vicio que le impedía ser juzgada de contaminar el oxígeno de su sobrino.

Pero todavía el ruido dentro de la cabeza de Utahime seguía, el presentimiento totalmente lógico de que los planes de respaldo no eran aseguramientos maníacos. Que el plan D o C (¿quién sabe? ) que Satoru le había explicado con el último dedo de Sukuna, no era algo casi improbable de necesitar.
Utahime habia llorado mientras intentaba mantener la cara seria y escuchar, pero era demasiado para sus oídos.

Él usaba palabras suaves: "Si pierdo", "si no logro detener a Sukuna". Eran eufemismos para evitar decir "si muero".
Solo la confianza inquebrantable que tenía en ella y la falta de personal evitaban que no le diese esta tarea a otra persona.Pero en el fondo necesitaba una excusa para mantener a Utahime fuera del campo de batalla si todo salía mal.Necesitaba una excusa para que se alejara de allí en cuanto su técnica de potenciación terminara. No quería que su mujer y su hijo lo vieran morir de ser el caso.

Los sujetadores de Utahime habían dejado de serle útiles y todo se sumaba a sus 6 kilos.Gojo sugirió una tienda cercana, Utahime no sabía de cual hablaba.Dormía con la cabeza casi en el vientre de ella, un recurso que Utahime conocia muy bien. Desde esa posición podia sentir claramente la energía maldita de su pequeño limón pero también podia introduzir los dedos en ella a mitad de la noche y excitarla lo suficiente para que sucediera lo que él quisiera.

A veces sentía que podia llorar de placer y gemir su nombre mientras el cuerpo de Satoru entraba bruscamente dentro de ella.

Luego en la mañana lloraba porque las hormonas no la dejaban en paz , diciendo cualquier queja que no era necesario recordar nítidamente , pero sería abrazada y mimada, llena de ternura cálida y protectora como el gato en el kotatsu.

Aclaraciones:

Este es un kotatsu.Es una mesita con una manta y calefacción.

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