[08] EL PRECIO DE LA DIVERSIÓN
Beber era algo que June intentaba evitar, o al menos, beber en exceso.
Odiaba como las resacas la golpeaban como un tren de carga, como si su cuerpo le recordara con cada punzada de dolor lo que había hecho la noche anterior. A diferencia de su hermano, que parecía completamente inmune a las resacas, ella sufría el precio de la diversión: fuertes dolores de cabeza, sensibilidad a la luz y al ruido y malhumor ante los más mínimos inconvenientes.
Y esa mañana era el ejemplo perfecto de por qué odiaba el alcohol. Estaba durmiendo en la cama de John B, una cortesía de su amigo ya que la habitación de huéspedes estaba ocupada por su hermano y una chica que había conocido la noche anterior.
Con Kiara ocupando el sofá dentro y Pope durmiendo en el del porche, John B le había ofrecido generosamente su cama mientras él dormía en el suelo. June había aceptado agradecida, pero ahora estaba empezando a arrepentirse de su decisión.
John B había decidido despertarse demasiado temprano, June lo escuchó moverse en el suelo, abrir cajones, rebuscar en el armario y murmurar para sí mismo. Lo intentó ignorar (de verdad lo intentó), pero pronto se le hizo imposible. Finalmente, se incorporó y lo miró aturdida mientras él escogía algo de ropa.
—Oh, lo siento —dijo John B cuando la vio—. No quise despertarte.
June suspiró, frotándose los ojos—. ¿Qué hora es? —miró su teléfono, que marcaba las 11:43—. Dios mío, John B, regresamos a eso de las 4 AM anoche. ¿Qué estás haciendo despierto?
—Tengo que reunirme con servicios sociales en una hora. Me olvidé por completo, pero acabo de recibir un mensaje de ellos —explicó, comenzando a quitarse la remera.
—¡Ew! —gritó June, tirándole una almohada—. Sigo aquí. ¡Ve al baño o algo!
John B hizo una mueca, todavía sin despertar por completo—. Lo siento, tengo prisa.
Salió de la habitación y se dirigió al baño. June suspiró y se dejó caer de espaldas en la cama, tapándose la cabeza con una almohada. Podía intentar dormir unas horas más, pero sabía que no tenía sentido. Una vez que estaba despierta, volver a dormir era casi imposible, un hábito frustrante del que no parecía poder librarse.
Aunque estaba irritada y sufría un fuerte dolor de cabeza, no podía culpar a John B. Después de la desaparición de su padre, servicios sociales le había ordenado a su tío T que se mudara con él y fuera su tutor. Su tío se había quedado unos meses, pero cuando surgió un trabajo de construcción de casas en Mississippi, lo había aceptado, dejando a John B solo otra vez.
Desafortunadamente para John B, servicios sociales había comenzado a sospechar que algo no iba bien. Que no asistan a los chequeos mensuales no había pasado desapercibido, y ahora su asistente social exigía reunirse con él en persona. No tenía muchas opciones más que enfrentarlos y encontrar una excusa convincente para mantenerlos a raya.
June suspiró de nuevo. Como volver a dormir no era una opción, decidió levantarse y hacer algo útil para el día. Por suerte, siempre guardaba un conjunto extra de pijamas y ropa en lo de John B ya que quedarse allí se había convertido en algo habitual.
Rebuscó en el cajón compartido donde ella y JJ guardaban la ropa de repuesto y finalmente se decidió por un par de pantalones cortos negros, una camiseta amarilla sin mangas y sus viejas Vans.
Una vez vestida, se dirigió al baño. Después de cepillarse los dientes y lavarse la cara, se sintió un poco más humana y lista para enfrentarse a sus amigos.
Salió al pasillo, miró brevemente la puerta cerrada de la habitación de invitados donde su hermano todavía dormía, y se dirigió a la sala de estar.
Kiara estaba sentada en el sofá, con una pequeña sonrisa en su rostro—. Buenos días.
—Buenos días, Kie —sonrió June, sentándose a su lado—. ¿A ti también te duele la cabeza?
—Oh, sí, me está matando. Creo que todavía estoy borracha.
—A mí también —gruñó June, frotándose las sienes—. Nunca volveremos a hacer eso, ¿verdad?
Kiara soltó una media risa, media mueca—. Lo creeré cuando lo vea.
John B y Pope entraron, el último claramente todavía medio dormido, con el cabello hecho un desastre y los ojos entrecerrados, como si estuviera luchando por despejarse.
—No se preocupen, chicas —dijo John B—. Estoy preparado para esto.
Entró en la cocina, abrió un cajón y sacó una pequeña caja. Después de rebuscar un momento, extrajo un blíster de pastillas, probablemente ibuprofeno. Tomó un vaso de agua, caminó hacia el sofá y, con movimientos casuales pero sorprendemente meticulosos, les entregó una pastilla a June y luego otra a Kiara.
—Aquí tienen —dijo, entregándoles el vaso de agua.
Kiara lo tomó primero, bebiendo un poco—. Eres el mejor, John B.
—Sí, te debemos una —murmuró June, copiando las acciones de Kiara.
John B sonrió—. Me alegra escuchar eso —regresó a la cocina, tomó algunas cosas del refrigerador y comenzó a preparar un sándwich—. Por mucho que me encantaría quedarme aquí y hablar de dolores de cabeza, tengo que irme o no llegaré a tiempo.
—Creo que yo también debería irme —dijo Pope, agarrando sus llaves y revisando su teléfono—. Mi papá ha estado haciendo explotar mi teléfono porque necesita la camioneta.
Kiara se levantó, mirándolo—. ¿Podrías llevarme? —preguntó—. Se lo pediría a John B, pero parece tener prisa.
—Sí, no, por supuesto —respondió Pope. Se volvió hacia John B—. ¿Pasas a buscarme después de que termine la reunión?
John B asintió sin levantar la vista de su sándwich—. Claro —una vez que lo terminó, buscó sus llaves y comenzó a dirigirse hacia la puerta—. Nos vemos más tarde.
—¡Buena suerte! —gritó June al verlo salir.
Kiara recogió sus cosas y la miró—. ¿Te quedas aquí?
—Sí. Esperaré a que JJ termine con... lo que sea que esté haciendo —respondió June—. Se suponía que hoy íbamos a surfear con John B, así que lo esperaremos aquí.
—¿Van a surfear? —preguntó Pope, y June asintió—. Tal vez me una a ustedes.
—Entonces te esperaremos a ti también.
—¿A quién esperarémos? —dijo la voz de su hermano desde la entrada.
June se dio vuelta y vio cómo su hermano emergía desde la habitación, caminando hacia ellos con una sonrisa un poco demasiado confiada. Se detuvo junto a ella y le pasó un brazo por los hombros. June puso los ojos en blanco, pero una pequeña sonrisa escapó de sus labios. Kiara se rió de ellos.
—A Pope. Vendrá a surfear con nosotros —explicó June.
JJ asintió—. Genial.
—Bueno, ya que eso está arreglado —dijo Kiara, de pie junto a Pope—, deberíamos irnos.
—Sí, sí —murmuró Pope—. Nos vemos más tarde.
Kiara saludó a los hermanos Maybank antes de abrir la puerta, con Pope siguiéndola detrás. Cuando la puerta se cerró con un clic, June se volvió hacia su hermano, que estaba sin remera, bostezando y luciendo como si acabara de revolcarse en la cama.
Un momento después, la puerta de la habitación de invitados de John B se abrió, atrayendo la atención de June. Se giró justo a tiempo para ver a la "víctima" de JJ de la noche anterior salir.
La chica era innegablemente bonita, con el cabello castaño rojizo rozando sus hombros y unos llamativos ojos verdes que le daban un encanto excéntrico. Llevaba la remera de JJ de la noche anterior junto a una falda negra y sandalias a juego.
June no sabía quién era, lo cual solo significaba una cosa: era una turista. No tenía el aire refinado de una Kook, y June estaba segura de que nunca la había visto por Kildare antes.
La chica caminó hacia JJ, ignorando a June por completo y sonriéndole coquetamente—. Anoche me divertí mucho.
—Sí, yo también —respondió JJ.
—Ahora tengo una razón para volver aquí de vacaciones —comentó ella, inclinándose hacia él y besándolo.
Fingiendo disgusto, June hizo como si se atragantara, claramente burlándose de lo dramática que era la chica. La escena la divertía, especialmente porque sabía que JJ no recordaría el nombre de la chica en una hora, mucho menos su "razón para regresar". Era como si todo fuera parte de un guion predecible.
Cuando el beso se prolongó un poco más de lo que June consideraba necesario, aclaró la garganta ruidosamente. La chica se apartó de JJ, girándose para mirarla con una expresión de sorpresa.
—¿Necesitas algo? —preguntó con la voz llena de irritación.
—Sí, de hecho necesito algo —respondió June, con tono cortante—. Necesito que te vayas.
La chica pareció momentáneamente aturdida—¿Disculpa? ¿Quién eres? —preguntó, con una mezcla de desdén y confusión—. Creo que eres tú quien debería irse.
—Es mi hermana. No le hables así —la voz de JJ se volvió seria, pero también algo irritada. No era la primera vez que June veía a JJ ponerse protector cuando alguien se pasaba de la raya—. Y creo que tiene razón, deberías irte.
—¿Qué? —la chica estaba claramente molesta, pero JJ simplemente empezó a caminar hacia la cocina, ignorándola por completo—. ¿Hablas en serio?
—Muy en serio.
La chica resopló, agarrando su chaqueta del perchero y dirigiéndose hacia la puerta, sin mediar otra palabra—. Tú te lo pierdes.
La puerta se cerró con un golpe que resonó por toda la casa. June se quedó mirándola, su dolor de cabeza intensificándose, y aunque había logrado sacar a la chica de la casa, no podía evitar sentirse molesta por toda la situación.
—No puedo creer lo malo que eres para elegir chicas decentes, JJ —comentó June, su tono goteando sarcasmo, mientras se dejaba caer en el sofá.
—Oye —protestó JJ, levantando una mano en señal de defensa—, no puedes culparme. Es sexy.
—Sí, y loca —murmuró June en voz baja.
JJ sonrió, encogiéndose de hombros—. Bueno, eso no lo voy a negar. Anoche ella...
—¡JJ! —gritó June, interrumpiéndolo antes de que pudiera seguir con sus detalles desagradables—. Eso es tan repugnante. No quiero saber qué pasó con ella, ni con ninguna otra chica, nunca.
—Tranquila, solo estaba bromeando contigo —dijo JJ, abriendo el refrigerador y sacando leche, mantequilla y huevos—. Vamos a desayunar.
—¿Con la imagen mental que me acabas de dar? —preguntó June, arrugando la nariz—. Creo que si como algo ahora, podría vomitar.
JJ negó con la cabeza, todavía sonriendo—. Vamos, haré esos panqueques que tanto te gustan.
—Bueno, no puedo decirle que no a los panqueques.
qué les parece la nueva portada?? la agregué a la zona gráfica para que la puedan ver mejor :)
Bạn đang đọc truyện trên: TruyenTop.Vip