[97] CLAVE DE TRADUCCIÓN

A la mañana siguiente, después de descansar unas pocas horas, Cleo, June y Pope estaban en la parte trasera del negocio de Heyward intentando descifrar los símbolos que habían encontrado la noche anterior.

Pope estaba sentado en un banco, releyendo la carta a la hija de Denmark por décima vez en el día, mientras June se sentaba cerca de él y revisaba su teléfono cada cinco minutos. Le había mandado un mensaje a su hermano antes de irse a dormir, avisándole que se iba a quedar en lo de Pope esa noche, pero aún no había recibido respuesta, lo que probablemente significaba que se estaba metiendo en problemas.

Cleo, por su parte, estaba recostada sobre la baranda del muelle mientras miraba los símbolos—. Digo, sabemos que es una clave de traducción, ¿no? No entiendo. Miren —se acercó a ellos para mostrarles el dibujo—. Este es el sol y ese es el glifo del sol y esto es oro y ese es el glifo del oro, pero no es como un diccionario.

—Parece que, en el orden correcto, significa algo —murmuró June.

—Espera un segundo —dijo Pope, levantándose y tomando el papel en sus manos—. He visto esto antes.

—¿Saben qué parte no puedo entender? —preguntó Cleo—. Este hombre tuvo una oportunidad de enviarle una carta a su hija, ¿y envía este sinsentido? Piénsenlo. ¿Una traducción de kalinago? Debe haber una razón.

—Es una herencia —dijo June de repente, captando la atención de ambos—. Chicos, eso es. Quería que encontrara El Dorado.

Pope la abrazó—. Eres una genia —cuando se separaron, levantó el papel y dijo—: Debemos revisarlo. Creo que sé adónde deberíamos ir.

Así fue como terminaron acercándose a The Wreck, el restaurante de los padres de Kiara. Pope les había recordado cómo su amiga había logrado conseguir una foto relacionada con El Dorado cuando estuvo cautiva en Barbados, la cual podría contener algunas pistas para la búsqueda de los extraños símbolos.

Llegaron hasta la puerta trasera del restaurante y June vio a Kiara con sus padres sentados en una mesa, inmersos en una acalorada conversación. Golpeó la puerta y todos se dieron vuelta con expresiones sorpresivas en sus rostros.

—Hola, Sr y Sra. Carrera —saludó June.

—Yo atiendo —dijo Kiara, levantándose.

Su madre la miró—. Kiara, regresa.

Kiara asintió antes de seguir al trío hacia afuera, colocándose a unos metros de la puerta—. Chicos, ¿qué onda? Ahora no es un buen momento. Mis padres están en pie de guerra por mi futuro.

—Es un segundo —le aseguró Pope—. ¿Tienes la foto de la pintura que tomaste en la casa de Singh?

—Sí, obviamente —respondió Kiara, sacando su celular del bolsillo trasero.

Pope se lo quitó antes de que pudiera desbloquearlo—. Gracias.

Kiara arqueó una ceja al verlo alejarse de la entrada—. Eso fue grosero.

—Perdónalo —dijo June mientras empezaban a seguirlo—. Se emocionó demasiado.

—¿Qué están buscando? —preguntó Kiara.

—Algo que encontramos —respondió Pope.

Se sentaron en una de las mesas que se encontraban en el patio mientras Pope revisaba el celular. Kiara seguía confundida, por lo que June sacó la carta que habían encontrado de su bolsillo trasero y se la entregó.

—Aquí tienes —dijo al dársela—. Una carta de Tanny a su hija.

—La encontramos anoche —añadió Cleo—. Reliquias familiares y eso.

—Creemos que se relaciona con el ídolo —explicó June mientras Kiara la tomaba en manos.

—Miren esto —dijo Pope de repente, sosteniendo los símbolos junto a la foto que tomó Kiara—. ¿Ven el glifo del rey del sol? Coincide con el de la pintura en casa de Singh.

—¿Eso significa que es bastante común? —preguntó Kiara

—No. Son kalinago, nunca los descifraron.

Kiara no parecía convencida—. ¿Nunca?

—Jamás. Algunos creen que el capitán del San José halló a alguien que sabía cómo traducirlo porque encontró El Dorado.

—Dios mío —susurró Kiara—. El sacerdote que habló con Tanny en el Merchant.

—¡Exacto! —exclamó June.

—Cada glifo de esta carta está en el artefacto —dijo Pope—. Esto no es solo una piedra de Rosetta kalinago. ¡Es una clave de traducción para el ídolo!

—Y podemos usarla para salvar a Big John —añadió Cleo.

—Debemos llevarle esto a John B ahora mismo —dijo Kiara, levantándose y guardando el papel con los símbolos.

El resto la siguió con la intención de irse, pero la voz de su padre los detuvo—. Oye, ¿adónde vas?

—A ver las olas —respondió Kiara con la intención de sonar convincente—. Veremos cómo surfean. ¿Podemos seguir más tarde?

Su padre asintió—. Sí. Diviértete.

—Gracias, papá.

***

Al llegar, lo primero que vieron fue a Sarah y JJ sentados en el porche. Sus expresiones eran sombrías, John B no estaba por ningún lado y el aire que los rodeaba estaba tan cargado de tensión que era evidente que algo no estaba bien.

Al acercarse, June dijo—: Hola, chicos. ¿Todo bien?

—Hola, June —susurró Sarah—. Bueno...

—Nada está bien —la interrumpió JJ.

—¿Qué pasó? —preguntó Kiara—. ¿Dónde está John B?

—¿Quieres explicarlo, princesa? —replicó JJ, mirando a Sarah con desprecio.

Los ojos de Sarah se llenaron de lágrimas—. Basta, JJ. Ya dije que lo siento, ¿de acuerdo?

—Bueno, eso no va a ayudar a John B, ¿no? —dijo JJ con amargura—. La princesita Kook aquí besó a Topper y no tuvo mejor idea que decírselo a John B en la fiesta de aniversario del Sr. y la Sra. Carrera.

—¿Qué? —exclamó June—. ¿Por qué?

—¿Por qué no dijiste nada? —le preguntó Pope a Kiara.

Ella se encogió de hombros—. Honestamente, como que lo dejé de lado cuando mis padres me amenazaron con mandarme a un campamento en medio del bosque.

—Cielos, eso suena terrible —murmuró Cleo.

Kiara asintió—. Ni me lo digas.

—Todavía no entiendo dónde está John B —preguntó Pope.

—Se peleó con Topper en la fiesta —explicó Sarah—. Y él decidió presentar cargos contra John B. Estoy tratando de comunicarme con él, pero alguien —miró con furia a JJ—, no me quiere decir dónde está.

—Bien merecido, princesa —murmuró JJ.

—JJ, ¿dónde diablos está? —preguntó June—. Y ni se te ocurra mentirme.

Tras una breve pausa, él respondió—: Shoupe se lo llevó.

—¿¡QUÉ!?

—JJ, ¿qué diablos? —gritó Sarah, levantándose—. He estado sentada aquí durante dos horas, ¿por qué no mencionaste eso?

Él se encogió de hombros—. No hay nada que podamos hacer.

—Dios mío, JJ, ¿en serio? —exclamó Pope con exasperación.

—¿Qué diablos vamos a hacer? —dijo June.

—Podríamos intentar convencer a Topper —sugirió Kiara, girándose hacia su amiga—. Sarah, tienes que hacerlo. Tienes que hacer que cambie de opinión sobre esto de presentar cargos.

Sarah suspiró—. No estoy segura de que funcione, pero definitivamente lo intentaré.

—Ah, y secuestraron a Big John y se lo llevaron a Sudamérica —añadió JJ.

—Dios mío —dijo June—. Estamos totalmente jodidos.

Bạn đang đọc truyện trên: TruyenTop.Vip